Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
La mujer aceptó la ayuda de Amit, este asintió contento y extendió la mano para saludarla cuando se presentó.
-Soy Amit´tek, es un placer conocerla – Las miradas curiosas de Siria no pasaron desapercibidas para el roedor, pero estaba bastante acostumbrado a que lo miraran así. Siempre y cuando la mujer no fuera ofensiva, el Mausu no le daría mayor importancia al asunto - ¿Viaja usted mucho? - El ratón miro las manos de la mujer, sus ropas, y agregó – Claramente no es usted una guerrera –
Mientras caminaba ya había visto varios puestos que le interesaba visitar, y como su martillo tardaría en estar listo, seguro no importaba si se tomaba su tiempo para guiar a la joven por el vasto mundo de las armas.
-No creo que una espada sea lo más adecuado para alguien que no está acostumbrado a manejar armas. Mucho menos un arco, ambos necesitan muchos años de práctica y entrenamiento riguroso para poder usarlas como corresponde ¡Tchik! Es mejor buscar algo que sea más sencillo e intuitivo –
Amit se acercó hasta uno de los puestos que había visto desde lejos, sus dueñas eran ya conocidas para el ratón, por lo mismo, mientras se iba aproximando su rostro se iluminó con una sonrisa.
-El mejor tipo de arma para usted lo conseguirá en este sitio ¡Tchik! – Señalo muy contento Amit el puesto de Reivy y Lavey – Un Bastón Bö es lo que necesita – Se acercó al puesto y saludó a las dos dragonas – Hacía mucho que no nos veíamos –
Las había conocido por casualidad en el bosque, mientras la pequeña Lavey intentaba poner en práctica sus habilidades de caza instalando trampas. De inmediato el Mausu se había llevado bien con la niña y habían pasado una tarde muy divertida poniendo cepos en el bosque y cazando algunos animales.
-Es un buen puesto el que pusieron aquí ¡Tchik! Y tiene cosas muy bellas – El ratón no llegaba bien a la mesa por lo que tuvo que agarrar una caja vacía, darla vuelta y subirse arriba para poder ver en detalle todo lo que Reivy ofrecía – Me gustaría llevar colgantes para mis hijos, pero tendría que comprar demasiados, no podría gastar tanto –
La última vez que Amit había estado en su hogar, tenía doce hijos, pero su esposa estaba esperando una nueva camada, si le compraba un colgante a uno lo justo era que le comprara a todos…
Negó efusivamente con la cabeza, eso era imposible, no podía gastar el dinero que era de la tribu en cosas personales, una cosa era el martillo que en última instancia le permitiría trabajar mejor cuando estuviera en una ruina. Pero un collar no tenía mayor utilidad que el de ser un adorno.
-¡Ah! Encontré a la Señorita Siria dudando sobre qué tipo de arma debería comprar ¡Tchik! Me pareció que un bastón bö sería lo más adecuado ¿Qué opinas tú, Reivy? – Al fin y al cabo la mujer era la experta en madera, seguro ella sabría guiar mucho mejor a la joven.
Mientras ellas hablaban Amit se quedó con Lavey.
-Me gustaría comprar una de las trampas que haces aquí, quiero ver cuánto has mejorado –
--------------------------------------------------------
-Amit habla con Siria, Reivy y Lavey. Se queda comprando en el puesto de Reivy.
-Soy Amit´tek, es un placer conocerla – Las miradas curiosas de Siria no pasaron desapercibidas para el roedor, pero estaba bastante acostumbrado a que lo miraran así. Siempre y cuando la mujer no fuera ofensiva, el Mausu no le daría mayor importancia al asunto - ¿Viaja usted mucho? - El ratón miro las manos de la mujer, sus ropas, y agregó – Claramente no es usted una guerrera –
Mientras caminaba ya había visto varios puestos que le interesaba visitar, y como su martillo tardaría en estar listo, seguro no importaba si se tomaba su tiempo para guiar a la joven por el vasto mundo de las armas.
-No creo que una espada sea lo más adecuado para alguien que no está acostumbrado a manejar armas. Mucho menos un arco, ambos necesitan muchos años de práctica y entrenamiento riguroso para poder usarlas como corresponde ¡Tchik! Es mejor buscar algo que sea más sencillo e intuitivo –
Amit se acercó hasta uno de los puestos que había visto desde lejos, sus dueñas eran ya conocidas para el ratón, por lo mismo, mientras se iba aproximando su rostro se iluminó con una sonrisa.
-El mejor tipo de arma para usted lo conseguirá en este sitio ¡Tchik! – Señalo muy contento Amit el puesto de Reivy y Lavey – Un Bastón Bö es lo que necesita – Se acercó al puesto y saludó a las dos dragonas – Hacía mucho que no nos veíamos –
Las había conocido por casualidad en el bosque, mientras la pequeña Lavey intentaba poner en práctica sus habilidades de caza instalando trampas. De inmediato el Mausu se había llevado bien con la niña y habían pasado una tarde muy divertida poniendo cepos en el bosque y cazando algunos animales.
-Es un buen puesto el que pusieron aquí ¡Tchik! Y tiene cosas muy bellas – El ratón no llegaba bien a la mesa por lo que tuvo que agarrar una caja vacía, darla vuelta y subirse arriba para poder ver en detalle todo lo que Reivy ofrecía – Me gustaría llevar colgantes para mis hijos, pero tendría que comprar demasiados, no podría gastar tanto –
La última vez que Amit había estado en su hogar, tenía doce hijos, pero su esposa estaba esperando una nueva camada, si le compraba un colgante a uno lo justo era que le comprara a todos…
Negó efusivamente con la cabeza, eso era imposible, no podía gastar el dinero que era de la tribu en cosas personales, una cosa era el martillo que en última instancia le permitiría trabajar mejor cuando estuviera en una ruina. Pero un collar no tenía mayor utilidad que el de ser un adorno.
-¡Ah! Encontré a la Señorita Siria dudando sobre qué tipo de arma debería comprar ¡Tchik! Me pareció que un bastón bö sería lo más adecuado ¿Qué opinas tú, Reivy? – Al fin y al cabo la mujer era la experta en madera, seguro ella sabría guiar mucho mejor a la joven.
Mientras ellas hablaban Amit se quedó con Lavey.
-Me gustaría comprar una de las trampas que haces aquí, quiero ver cuánto has mejorado –
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-Amit habla con Siria, Reivy y Lavey. Se queda comprando en el puesto de Reivy.
Amit'tek
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Roger Baraun y Thess (sin apellido) cargaban dos pequeños de monedas, uno cada uno. El Capitán Werner, en primera fila, marcaba el ritmo del paseo de la tripulación de “El promesa” entre la marabunta del mercado. Sasha Daroma, en último lugar, aseguraba que los cofres estuvieran seguros. Werner les había alertado del fenómeno que denominaba “las manos del mercado”. No se veían venir. Aparecían de la nada, cogían la pieza valiosa que ansiaban y desaparecían con la misma velocidad. Thess lo comprendió, él dominaba “las manos del puerto”. A Baraun y a Daroma les costó unos minutos más entender la explicación. Werner hablaba de ladrones, de la peor calaña que se podía conocer: los piratas del mercado. La charla dio resultado pues Sasha Daroma no apartaba los ojos de los dos cofres. Más de una vez se chocó distraída contra un puesto que no había visto. Roger Baraun se abrazaba al cofre que sujetaba como si fuera un niño pequeño a su juguete. ¡Qué no se lo quiten! Thess, quizás el más prevenido, dejaba al descubierto la empuñadura de uno de sus cuchillos. “La mano del mercado” que se atreve a acercase a su cofre vería el filo del cuchillo.
La primera parada del mercado era en un taller de ebanistería. El Capitán Werner aparentaba diez años más de los que tenía realmente, factor que utilizaba con frecuencia para tomar ventaja de la situación. Para ensalzar esta característica, pensó en comprar un bastón en el mercado. De esta forma, podría aparentar no diez años más, sino veinte. Además, podría resultar una buena arma improvisada si se utilizaba con presteza.
El puesto de carpintería lo regentaba una chica demasiado joven para dirigir un taller tan grande. ¿Quién era Werner para juzgar una persona por la edad? Nadie.
Se hizo sitio entre la multitud, apartando con la pinza a quienes estorbasen su camino. Con un bastón, sería más sencillo. Pensó para sus adentros adjuntando una sonrisa. Roger Baraun y Thess pasaban tras el Capitán. Sasha Daroma se entretenía disculpándose con las personas.
— Señorita. — tres hombres hablaban por encima del Capitán — ¡Señorita!
— ¿No echas de menos la tranquilidad del mar? — río Baraun. El Capitán Werner prefirió ignorar la broma. — Sin tener que cargar con cofres, preocuparse por “las manos del mercado” ni tener que destrozar tu garganta para hacerte oír.
— ¡Señorita, atiéndame! ¿Cuánto por un bastón? — entre las mesas del puesto no veía ninguno. Podía ser por dos motivos: o la chica no sabía confeccionarlos o los que tenía se habían agotado.
Offrol
Compro a Reivy un bastón (arma contundente de una mano de calidad pobre).
No sé cuánto cuesta, ya me lo dices. La forma la dejo a la elección de Reivy que veo que tiene imágenes muy chulas.
Tengo que hacer otros dos post con el Capi. Ya os lo adelanto: comprando a Eltrant Tale y a Demian.
La primera parada del mercado era en un taller de ebanistería. El Capitán Werner aparentaba diez años más de los que tenía realmente, factor que utilizaba con frecuencia para tomar ventaja de la situación. Para ensalzar esta característica, pensó en comprar un bastón en el mercado. De esta forma, podría aparentar no diez años más, sino veinte. Además, podría resultar una buena arma improvisada si se utilizaba con presteza.
El puesto de carpintería lo regentaba una chica demasiado joven para dirigir un taller tan grande. ¿Quién era Werner para juzgar una persona por la edad? Nadie.
Se hizo sitio entre la multitud, apartando con la pinza a quienes estorbasen su camino. Con un bastón, sería más sencillo. Pensó para sus adentros adjuntando una sonrisa. Roger Baraun y Thess pasaban tras el Capitán. Sasha Daroma se entretenía disculpándose con las personas.
— Señorita. — tres hombres hablaban por encima del Capitán — ¡Señorita!
— ¿No echas de menos la tranquilidad del mar? — río Baraun. El Capitán Werner prefirió ignorar la broma. — Sin tener que cargar con cofres, preocuparse por “las manos del mercado” ni tener que destrozar tu garganta para hacerte oír.
— ¡Señorita, atiéndame! ¿Cuánto por un bastón? — entre las mesas del puesto no veía ninguno. Podía ser por dos motivos: o la chica no sabía confeccionarlos o los que tenía se habían agotado.
Offrol
Compro a Reivy un bastón (arma contundente de una mano de calidad pobre).
No sé cuánto cuesta, ya me lo dices. La forma la dejo a la elección de Reivy que veo que tiene imágenes muy chulas.
Tengo que hacer otros dos post con el Capi. Ya os lo adelanto: comprando a Eltrant Tale y a Demian.
El Capitán Werner
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Así que su nombre era Amittek. Amitek. ¿A-mitek? ¿Cómo iba? ¿Sería que su nombre era de cierta forma, pero lo pronunciaba de otra forma debido a la dificultad de la lengua común? Por ejemplo, ese tic que tenía con la lengua y sus dientes me hacía pensar en si acaso se le trababa la boca en medio de su nombre. Pensé que podría tomarse a mal si lo “imitaba”, así que decidí ocupar el recurso más viejo desde que se inventaron las relaciones humanas:
- ¿Tiene algún problema con que lo llame Amit? - no sabía si era buena idea, aunque con preguntar no se perdía nada – Algunas veces acortamos los nombres de las personas en buena voluntad. Por ejemplo, algunas personas cercanas me llaman Siri, mientras que a mis amigas también les corto el nombre – a Leverunia le terminabamos quitando las tres últimas letras porque su nombre se sentía muy aseñorado. Quizás le venga mejor en 90 años más. Aunque… a Samantha nunca le acortamos el nombre. Desconozco por qué. ¿Será que no daba aire de ser Sammy?
Antes de perderme de nuevo en mi cabeza, noté las armas que algunos mercaderes vendían. Luego miraba la espalda de Amit, pensando en que quizás también una espada normal sería demasiado para él. Siempre pensé que las espadas tenían un nivel de entrada muy básico, pero la verdad es que nunca había tomado una, y considerando cómo Wood blandía sus armas con facilidad, pensé que quizás terminaría lastimándome a mi misma si intentaba empuñar una.
- Bastón Bö… - murmuré mientras veía algunas armas que tenían en el mostrador, aunque era un murmuro bastante alto, ya que tanto Reivy como su acompañante podían escucharme. Amit conversaba con las personas como si las conociera de antes, lo que hacía que subirse a la caja fuera más hogareñamente tierno de lo que debía ser - … bastón Bö… Me pregunto, ¿lo tendrán en una calidad mejor que el arco que tenía? Osea, tenía una calidad pobre, y no se siente muy cómodo o fuerte que usar
Conocía los bastones de los ancianos, y también lo de los magos, aunque con esos hacían cosas mágicas. ¿Este tipo de bastón tendría algo en particular? Dejando ese detalle de lado, pensaba que quizás sería buena idea algo como un bastón. Ya me costaba mucho apuntar con el arco a una persona, mucho peor sería un arma de cuerpo a cuerpo que tuviera filo (sobre todo para mi).
Me quedé al lado de Amit cuando hablaba sobre el bastón con la persona que llamaba Reivy, aunque a decir verdad seguía distraída con lo de las armas. Aquello no me duró mucho, ya que atrás de nosotros se escuchaban voces de personas quejándose y molestándose, y de otras personas disculpándose. Apenas pude darme vuelta para darme cuenta que la ley de este filósofo se hacía realidad. Con razón se había hecho ley.
Era un… ¿calamar con cuerpo de hombre? ¿Hombre con cabeza de calamar? No sabría decir, pero definitivamente superó a Amit en el departamento de “situaciones raras que me pasaron durante el día”. Instintivamente me hice a un lado, y casi como instinto de protección que parece que adquirí por estar cerca de Gwynn, tomé a Amit y lo alejé conmigo un par de pasos para… si, es raro que me de cuenta a estas alturas de la vida, pero fue para protegerlo.
- … Disculpe – al principio había sido por algo de susto por la primera impresión, pero luego debo decir que me sentí bastante pasada a llevar con su actitud, por lo que cambié a estar molesta – Tanto yo como Amit nos encontrabamos comprando primero. No corresponde tamaña mala educación hacia nosotros, hacia el resto o hacia Reivy.
Algo que detestaba era la forma en que muchas personas, por el poder que tenían, creían que podían pasar por encima del resto. Claro, estaba con otras personas detrás, ¿pero acaso creía que eso le daba el derecho de ser tan prepotente? O podía venir solo, con la fuerza de esas personas, no importaba. Era el hecho, y el que pareciera que todo tiene que ir como quiere.
---
OFF:
Una interacción breve con Reivy (preguntando si tiene calidad normal el bastón, aunque no importa si es calidad pobre), Amit y Werner
- ¿Tiene algún problema con que lo llame Amit? - no sabía si era buena idea, aunque con preguntar no se perdía nada – Algunas veces acortamos los nombres de las personas en buena voluntad. Por ejemplo, algunas personas cercanas me llaman Siri, mientras que a mis amigas también les corto el nombre – a Leverunia le terminabamos quitando las tres últimas letras porque su nombre se sentía muy aseñorado. Quizás le venga mejor en 90 años más. Aunque… a Samantha nunca le acortamos el nombre. Desconozco por qué. ¿Será que no daba aire de ser Sammy?
Antes de perderme de nuevo en mi cabeza, noté las armas que algunos mercaderes vendían. Luego miraba la espalda de Amit, pensando en que quizás también una espada normal sería demasiado para él. Siempre pensé que las espadas tenían un nivel de entrada muy básico, pero la verdad es que nunca había tomado una, y considerando cómo Wood blandía sus armas con facilidad, pensé que quizás terminaría lastimándome a mi misma si intentaba empuñar una.
- Bastón Bö… - murmuré mientras veía algunas armas que tenían en el mostrador, aunque era un murmuro bastante alto, ya que tanto Reivy como su acompañante podían escucharme. Amit conversaba con las personas como si las conociera de antes, lo que hacía que subirse a la caja fuera más hogareñamente tierno de lo que debía ser - … bastón Bö… Me pregunto, ¿lo tendrán en una calidad mejor que el arco que tenía? Osea, tenía una calidad pobre, y no se siente muy cómodo o fuerte que usar
Conocía los bastones de los ancianos, y también lo de los magos, aunque con esos hacían cosas mágicas. ¿Este tipo de bastón tendría algo en particular? Dejando ese detalle de lado, pensaba que quizás sería buena idea algo como un bastón. Ya me costaba mucho apuntar con el arco a una persona, mucho peor sería un arma de cuerpo a cuerpo que tuviera filo (sobre todo para mi).
Me quedé al lado de Amit cuando hablaba sobre el bastón con la persona que llamaba Reivy, aunque a decir verdad seguía distraída con lo de las armas. Aquello no me duró mucho, ya que atrás de nosotros se escuchaban voces de personas quejándose y molestándose, y de otras personas disculpándose. Apenas pude darme vuelta para darme cuenta que la ley de este filósofo se hacía realidad. Con razón se había hecho ley.
Era un… ¿calamar con cuerpo de hombre? ¿Hombre con cabeza de calamar? No sabría decir, pero definitivamente superó a Amit en el departamento de “situaciones raras que me pasaron durante el día”. Instintivamente me hice a un lado, y casi como instinto de protección que parece que adquirí por estar cerca de Gwynn, tomé a Amit y lo alejé conmigo un par de pasos para… si, es raro que me de cuenta a estas alturas de la vida, pero fue para protegerlo.
- … Disculpe – al principio había sido por algo de susto por la primera impresión, pero luego debo decir que me sentí bastante pasada a llevar con su actitud, por lo que cambié a estar molesta – Tanto yo como Amit nos encontrabamos comprando primero. No corresponde tamaña mala educación hacia nosotros, hacia el resto o hacia Reivy.
Algo que detestaba era la forma en que muchas personas, por el poder que tenían, creían que podían pasar por encima del resto. Claro, estaba con otras personas detrás, ¿pero acaso creía que eso le daba el derecho de ser tan prepotente? O podía venir solo, con la fuerza de esas personas, no importaba. Era el hecho, y el que pareciera que todo tiene que ir como quiere.
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OFF:
Una interacción breve con Reivy (preguntando si tiene calidad normal el bastón, aunque no importa si es calidad pobre), Amit y Werner
Siria
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Lavey estaba contenta, tenia flechas super especiales y una medicina para su madre, el chico que la atendió fue muy amable al prepararla según sus necesidades. La pequeña lagartija llegó por la parte trasera del carromato, Lavey consiguió colarse por entre dos tiendas y cogió la vía rápida. Por detrás de las paradas apenas pasaba gente lo que hizo el regreso fuera seguro, tanto para ella como para sus mercancías.
-¡Av! -Gire el rostro cuando oi el saludo y la anime con la mano para que se acercara mas. -¿Como te trata la vida? veo que has conseguido llegar hasta Lunargenta.
-Avaaaaaa.
Al escuchar el eufórico grito di un respingón en el sitio. Lavey por el contrario salio corriendo hacia la mujer-bestia, con los brazos abierto dispuesta a embestir a la mujer con un abrazo, pero cuando estaba a pocos centímetros paro en seco al recordar la reacción que tuvo la mujer cuando toco sus alas.
-Puedo... ¿Puedo abrazarte? -Pregunto contenta y con los brazos todavía abiertos.
-Y a mi que me parta un rayo. Hola mama ¿Que tal a ido todo? -Decía yo melodramática mirándolas a las dos. -Bien hija ¿Y tus compras? -Lavey se tomo el monologo como lo que era, una broma sarcástica. -No te puede partir un rayo y lo sabes. Me a ido bien compre unas cositas, luego te las enseño.
Y como si aquello ya no fuera con ella volvió a mirar a Ava y levanto los brazos. Espero la respuesta de la chica y actuó en consecuencia.
-Ava hice una cosa para ti. -La rubia rebusco en la bolsa y saco un colgante con forma de dragón. -Cuando yo miro el tuyo me acuerdo de ti, porque es como tu. -Decía con su característica lógica aplastante. -Así que hice uno como yo para que cuando lo veas te acuerdes de mi. -Y por supuesto en su lógica aplastante entraba el apartado de suponer que todos sabían que ella y su madre eran dragones. -¿Quieres que te lo ponga?
Con Lavey de vuelta podría haber seguido con la escultura de demostración, pero la gente había comenzado a aglutinarse junto a la tienda y entre esa gente se encontraba un conocido roedor y su acompañante femenina.
-Amit, dichosos los ojos que te encuentran. -Con una sonrisa alegre le tendí la mano para saludarlo. Lavey que estaba al otro lado de la mesa lo había visto, pero tenia a unos clientes muy pesados que no podía sacarse de encima. -Muchas gracias Amit´tek, me hace especial ilusión que quieras que tus hijos tengan algo de mi tienda.
Sopese la idea del mausu al tiempo que recolocaba la bandana sobre mi frente, mire a Siria y la examine mientras se dirigía hacia mi persona con pulcros modales.
-Lamento decir que ahora mismo carezco de la habilidad para mejorar la calidad de mis productos, pero en el futuro puede pasarse por mi tienda en Ulmer y encantada le mejorare el bastón. -Era cierto que las armas que fabricaba era frágiles, pero hasta ahora todas habían resistido. -Sin embargo puedo decirle, que pese a la calidad mis armas son resistentes. El arco de mi hija lo fabrique yo y puedo decir que cumple su cometido, tanto en batalla como en caza.
El sonido de una pinza y una voz masculina se abrió paso hasta llegar junto a mi. Siria, educada pero valiente hizo frente al hombre-bestia, dejo en claro sus intenciones con su despliegue de modales ¿Seria esta mujer de la burguesía?
-¡He! Usted. -Grito Lavey recogiendo el pago de un cliente y avanzando entre ellos hasta llegar al barbudo cefalópodo. -Señor... ¡Señor de mar! -La rubia encaro al hombre poniéndose delante de el y sacando pecho, pero no lo de duro mucho porque sus ultimas palabras le hicieron recordar algo y le brillaron los ojos. -¡¡PAPO DE LOS MARES!!
No podía ser otro tenia que ser él, ahora que la niña lo pensaba con detenimiento, aquellos tentáculos eran iguales que los de su amiga. Enseguida la niña se puso en jarra y frunció el ceño.
-Tienes que portarte bien. -Decía la joven intentando una de las riñas que su madre le hacia a ella. -Sino te portas bien se lo diré a Ury. Así que se un buen señor del mar y espera tu turno.
La pequeña lagartija se dio por satisfecha y resoplo con superioridad. -El bastón son 50 aeros, ahora por favor, sea paciente. Pronto sera atendido. -Respondí la pregunta del calamar con seriedad, pero con una sonrisa tranquila. -Siria ¿Verdad? venga por aquí, deje que le muestre lo que tengo.
Guié a la mujer hacia la parte delantera del carro y tras subirme aparte una lona, debajo de esta habían diferentes armas y artilugios, aparte alguna y comencé a bajar las que parecían mas acordes a la mujer.
-Veamos...estos de aquí son consistentes y pesados, con ellos podrás derribar con mas facilidad al oponente.
-Estos por el contrario son mas flexibles y rápidos.
-Y este ultimo es un bastón intermedio, ni es flexible ni es pesado. Esta equilibrado para que el usuario pueda desarrollar su propia técnica. De esta forma podrás experimentar entre los diversos tipos de bastones y mas adelante elegir el que mejor se amolde a tus características.
-Te dejo tranquila para que decidas. Las varas están a 70 la pieza.
Como ya era costumbre en mis horas de trabajo, sonreí a la mujer con serenidad y me acerque hasta Amit que estaba con Lavey.
-Mira, esta es la mejor que hice hasta ahora, y también la mas peligrosa. -La niña se agacho y descolgó de debajo de la mesa una trampa explosiva resguardada dentro de un saco de arpillera. -En el centro tiene un hueco donde pones esto que hay aquí. -La niña abrió la bolsa y enseño una bolsa mas pequeña donde había un polvo negro. -Se monta como si fuera un trampa para osos. ¿Ves estas dos piedritas de aquí? -Ahora Lavey sacaba la trampa y mostraba los dos pedernales que había uno a cada lado del asiento donde se alojaba la pólvora. -Cuando alguien pase por encima y la pise, las piedras chocaran y... Boom. -A la rubia se le iluminaron los ojos, siempre que habían explosiones o fuego de por medio una chispa peligrosa se encendía en su mirada.
-Para ti la trampa esta a 20 aeros. -Dije desde detrás y acachandome a la altura de Amit con un objeto entre las manos. -He pensado en lo que dijiste. No puedo darte collares para todas tus crías, pero puedo darte esto. -Abrí la mano dejando ver una pieza simple de madera un cincel pequeño. -En el podrás grabas los nombres de tus hijos e hijas y llevarlos siempre contigo. Es un regalo, por enseñar a mi niña a manejar las trampas.
-Me gustaría quedarme a charla con vosotros pero tengo trabajo que hacer. Si queréis podéis quedaros.
De esta manera me despedí de Amit´tek y Siria y volví al interior del carro mientras Lavey atendía la clientela. Baje unos caballetes altos, una gruesa y larga correa de cuero junto con una estructura con varias poleas y unos pedales, para terminar saque una estructura cuadrada con varias guías y puntos de apoyo. El montaje no fue complejo, y no porque el artilugio fuera sencillo sino porque ya había hecho esta tarea muchas veces.
Junto a Lavey estaba el hombre-calamar, viendo la diferencia de altura entre los dos escogí una madera semi preparada y la centre sobres los puntos centrales de apoyo, al final baje las guías y ya estaba todo listo.
-Vey, ven aquí.
La niña asintió con la cabeza e hizo un gesto al hombre con la pinza.
-Señor del mar. -Anuncio. -La artista va a comenzar con su trabajo, si quiere verlo venga conmigo.
La joven acudió a la llamada y se coloco detrás de la maquina, justo encima de los pedales, apoyo sus manos en un soporte y se quedo mirando. -Al trote lagartija. -Cogí un cincel grande y adelante un pie. -Si señora. -Contesto enérgica la niña.
De inmediato la joven dragona comenzó a mover los pies a un ritmo constante y de carrera ligera. Las poleas empezaron a moverse, a su vez la energía era recogida por la correa de cuero y esta al mismo tiempo continuaba el ciclo a otras poleas hasta el interior de la maquina. Los apoyos empezaron a girar y la madera que estaba preparada sobre ellos comenzó a moverse, el tronco empezó a coger el ritmo de Lavey y en menos de un minuto giraba tan deprisa que tomo la forma de un cilindro.
Inserte el cincel en el extremo derecho de la madera y el objeto comenzó a perder material, ahora no me podía permitir ningún fallo, necesitaba una mano firme y un movimiento constantes en mis brazos. El cincel empezó a recorrer el objeto, el serrín salia volando por detrás de el y por delante se formaban espirales de madera con los desechos del material. Al llegar al final del recorrido levante el cincel y retrocedí a la posición inicial. Las pasadas se repitieron una detrás de otra hasta que la madera tuvo forma de cono. -Vey a la inversa.
Saque el cincel del alcance del movimiento y la pieza comenzó a perder velocidad, la madera cuadrada ahora era un perfecto cono. La rubia paro unos segundos para beber agua y comenzó la carrera en el sentido contrario, ahora el objeto se movía hacia atrás. Cambie de utensilio y puse entre mis manos un cincel redondo, cuando la velocidad volvió a ser optima metí el instrumento y empece hacer pasadas en oblicuo, con el paso del tiempo la parte ancha del cono se convirtió en el mango de un bastón. El trabajo ya estaba casi terminado, ahora ya tenia la forma deseada. -Hija vuelve a la marcha inicial y al galope.
El artilugio fue parando y el objeto paso de ser un cono a verse como un verdadero bastón cuando se paro por completo. Estire la mano y saque del carro una gruesa lija de papel. Lavey se puso a correr sobre los pedales, se sujetaba con fuerza a la barandilla, tanto que los nudillos estaban blancos.
Usando las dos manos apoye el papel sobre el bastón y le di rápidas pasadas hasta notar que la superficie era lisa.
-Cielo ya esta. Para y tomate un descanso. -Lavey fue bajando la velocidad hasta que termino de moverse, se bajo de los pedales y se sentó junto a las ruedas del carro, visiblemente cansada. -Aquí tiene su bastón, espero que lo disfrute.
_________
Off:
Ava: Lavey le regala un colgante. Menos 20 aeros para mi. 2 Materiales
Amitek: Compra una trampa explosiva menor y le regalo un colgante. le cobro solo los materiales de la trampa, 40 aeros. 4 Materiales + 2 Materiales del colgante, 6 materiales y menos 20 aeros para mi.
Siria: Compra arma contundente a dos manos calidad pobre. cobro 70 aeros, 60 en materiales y 10 en ganancias. 6 Materiales.
Capitan: Compra arma contundente a una mano. Cobro 50 aeros, 40 en materiales y 10 en ganancia. 4 Materiales.
TOTAL: 5 Objetos. Perdidas 20 aeros. Materiales 18 lo que se transforma en 6 puntos de profesión. Paso de 19 a 25 puntos de profesión y 2 Materiales en reserva.
Siento si las imágenes de las armas son simples, pero dada la calidad del producto no quería ponerles demasiada filigrana. Si en el futuro queréis mejorarlas en mi tienda, tengo varias ideas en mente^^
-¡Av! -Gire el rostro cuando oi el saludo y la anime con la mano para que se acercara mas. -¿Como te trata la vida? veo que has conseguido llegar hasta Lunargenta.
-Avaaaaaa.
Al escuchar el eufórico grito di un respingón en el sitio. Lavey por el contrario salio corriendo hacia la mujer-bestia, con los brazos abierto dispuesta a embestir a la mujer con un abrazo, pero cuando estaba a pocos centímetros paro en seco al recordar la reacción que tuvo la mujer cuando toco sus alas.
-Puedo... ¿Puedo abrazarte? -Pregunto contenta y con los brazos todavía abiertos.
-Y a mi que me parta un rayo. Hola mama ¿Que tal a ido todo? -Decía yo melodramática mirándolas a las dos. -Bien hija ¿Y tus compras? -Lavey se tomo el monologo como lo que era, una broma sarcástica. -No te puede partir un rayo y lo sabes. Me a ido bien compre unas cositas, luego te las enseño.
Y como si aquello ya no fuera con ella volvió a mirar a Ava y levanto los brazos. Espero la respuesta de la chica y actuó en consecuencia.
-Ava hice una cosa para ti. -La rubia rebusco en la bolsa y saco un colgante con forma de dragón. -Cuando yo miro el tuyo me acuerdo de ti, porque es como tu. -Decía con su característica lógica aplastante. -Así que hice uno como yo para que cuando lo veas te acuerdes de mi. -Y por supuesto en su lógica aplastante entraba el apartado de suponer que todos sabían que ella y su madre eran dragones. -¿Quieres que te lo ponga?
- Colgante:
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El encuentro con el Mausu, la juglar y el capitan...
Con Lavey de vuelta podría haber seguido con la escultura de demostración, pero la gente había comenzado a aglutinarse junto a la tienda y entre esa gente se encontraba un conocido roedor y su acompañante femenina.
-Amit, dichosos los ojos que te encuentran. -Con una sonrisa alegre le tendí la mano para saludarlo. Lavey que estaba al otro lado de la mesa lo había visto, pero tenia a unos clientes muy pesados que no podía sacarse de encima. -Muchas gracias Amit´tek, me hace especial ilusión que quieras que tus hijos tengan algo de mi tienda.
Sopese la idea del mausu al tiempo que recolocaba la bandana sobre mi frente, mire a Siria y la examine mientras se dirigía hacia mi persona con pulcros modales.
-Lamento decir que ahora mismo carezco de la habilidad para mejorar la calidad de mis productos, pero en el futuro puede pasarse por mi tienda en Ulmer y encantada le mejorare el bastón. -Era cierto que las armas que fabricaba era frágiles, pero hasta ahora todas habían resistido. -Sin embargo puedo decirle, que pese a la calidad mis armas son resistentes. El arco de mi hija lo fabrique yo y puedo decir que cumple su cometido, tanto en batalla como en caza.
El sonido de una pinza y una voz masculina se abrió paso hasta llegar junto a mi. Siria, educada pero valiente hizo frente al hombre-bestia, dejo en claro sus intenciones con su despliegue de modales ¿Seria esta mujer de la burguesía?
-¡He! Usted. -Grito Lavey recogiendo el pago de un cliente y avanzando entre ellos hasta llegar al barbudo cefalópodo. -Señor... ¡Señor de mar! -La rubia encaro al hombre poniéndose delante de el y sacando pecho, pero no lo de duro mucho porque sus ultimas palabras le hicieron recordar algo y le brillaron los ojos. -¡¡PAPO DE LOS MARES!!
No podía ser otro tenia que ser él, ahora que la niña lo pensaba con detenimiento, aquellos tentáculos eran iguales que los de su amiga. Enseguida la niña se puso en jarra y frunció el ceño.
-Tienes que portarte bien. -Decía la joven intentando una de las riñas que su madre le hacia a ella. -Sino te portas bien se lo diré a Ury. Así que se un buen señor del mar y espera tu turno.
La pequeña lagartija se dio por satisfecha y resoplo con superioridad. -El bastón son 50 aeros, ahora por favor, sea paciente. Pronto sera atendido. -Respondí la pregunta del calamar con seriedad, pero con una sonrisa tranquila. -Siria ¿Verdad? venga por aquí, deje que le muestre lo que tengo.
Guié a la mujer hacia la parte delantera del carro y tras subirme aparte una lona, debajo de esta habían diferentes armas y artilugios, aparte alguna y comencé a bajar las que parecían mas acordes a la mujer.
-Veamos...estos de aquí son consistentes y pesados, con ellos podrás derribar con mas facilidad al oponente.
- Bastones de derribo:
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-Estos por el contrario son mas flexibles y rápidos.
- Bastones de Bambu:
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-Y este ultimo es un bastón intermedio, ni es flexible ni es pesado. Esta equilibrado para que el usuario pueda desarrollar su propia técnica. De esta forma podrás experimentar entre los diversos tipos de bastones y mas adelante elegir el que mejor se amolde a tus características.
- Bastón equilibrado:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Te dejo tranquila para que decidas. Las varas están a 70 la pieza.
Como ya era costumbre en mis horas de trabajo, sonreí a la mujer con serenidad y me acerque hasta Amit que estaba con Lavey.
-Mira, esta es la mejor que hice hasta ahora, y también la mas peligrosa. -La niña se agacho y descolgó de debajo de la mesa una trampa explosiva resguardada dentro de un saco de arpillera. -En el centro tiene un hueco donde pones esto que hay aquí. -La niña abrió la bolsa y enseño una bolsa mas pequeña donde había un polvo negro. -Se monta como si fuera un trampa para osos. ¿Ves estas dos piedritas de aquí? -Ahora Lavey sacaba la trampa y mostraba los dos pedernales que había uno a cada lado del asiento donde se alojaba la pólvora. -Cuando alguien pase por encima y la pise, las piedras chocaran y... Boom. -A la rubia se le iluminaron los ojos, siempre que habían explosiones o fuego de por medio una chispa peligrosa se encendía en su mirada.
-Para ti la trampa esta a 20 aeros. -Dije desde detrás y acachandome a la altura de Amit con un objeto entre las manos. -He pensado en lo que dijiste. No puedo darte collares para todas tus crías, pero puedo darte esto. -Abrí la mano dejando ver una pieza simple de madera un cincel pequeño. -En el podrás grabas los nombres de tus hijos e hijas y llevarlos siempre contigo. Es un regalo, por enseñar a mi niña a manejar las trampas.
- No me olvides:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Me gustaría quedarme a charla con vosotros pero tengo trabajo que hacer. Si queréis podéis quedaros.
De esta manera me despedí de Amit´tek y Siria y volví al interior del carro mientras Lavey atendía la clientela. Baje unos caballetes altos, una gruesa y larga correa de cuero junto con una estructura con varias poleas y unos pedales, para terminar saque una estructura cuadrada con varias guías y puntos de apoyo. El montaje no fue complejo, y no porque el artilugio fuera sencillo sino porque ya había hecho esta tarea muchas veces.
Junto a Lavey estaba el hombre-calamar, viendo la diferencia de altura entre los dos escogí una madera semi preparada y la centre sobres los puntos centrales de apoyo, al final baje las guías y ya estaba todo listo.
-Vey, ven aquí.
La niña asintió con la cabeza e hizo un gesto al hombre con la pinza.
-Señor del mar. -Anuncio. -La artista va a comenzar con su trabajo, si quiere verlo venga conmigo.
La joven acudió a la llamada y se coloco detrás de la maquina, justo encima de los pedales, apoyo sus manos en un soporte y se quedo mirando. -Al trote lagartija. -Cogí un cincel grande y adelante un pie. -Si señora. -Contesto enérgica la niña.
De inmediato la joven dragona comenzó a mover los pies a un ritmo constante y de carrera ligera. Las poleas empezaron a moverse, a su vez la energía era recogida por la correa de cuero y esta al mismo tiempo continuaba el ciclo a otras poleas hasta el interior de la maquina. Los apoyos empezaron a girar y la madera que estaba preparada sobre ellos comenzó a moverse, el tronco empezó a coger el ritmo de Lavey y en menos de un minuto giraba tan deprisa que tomo la forma de un cilindro.
Inserte el cincel en el extremo derecho de la madera y el objeto comenzó a perder material, ahora no me podía permitir ningún fallo, necesitaba una mano firme y un movimiento constantes en mis brazos. El cincel empezó a recorrer el objeto, el serrín salia volando por detrás de el y por delante se formaban espirales de madera con los desechos del material. Al llegar al final del recorrido levante el cincel y retrocedí a la posición inicial. Las pasadas se repitieron una detrás de otra hasta que la madera tuvo forma de cono. -Vey a la inversa.
Saque el cincel del alcance del movimiento y la pieza comenzó a perder velocidad, la madera cuadrada ahora era un perfecto cono. La rubia paro unos segundos para beber agua y comenzó la carrera en el sentido contrario, ahora el objeto se movía hacia atrás. Cambie de utensilio y puse entre mis manos un cincel redondo, cuando la velocidad volvió a ser optima metí el instrumento y empece hacer pasadas en oblicuo, con el paso del tiempo la parte ancha del cono se convirtió en el mango de un bastón. El trabajo ya estaba casi terminado, ahora ya tenia la forma deseada. -Hija vuelve a la marcha inicial y al galope.
El artilugio fue parando y el objeto paso de ser un cono a verse como un verdadero bastón cuando se paro por completo. Estire la mano y saque del carro una gruesa lija de papel. Lavey se puso a correr sobre los pedales, se sujetaba con fuerza a la barandilla, tanto que los nudillos estaban blancos.
Usando las dos manos apoye el papel sobre el bastón y le di rápidas pasadas hasta notar que la superficie era lisa.
-Cielo ya esta. Para y tomate un descanso. -Lavey fue bajando la velocidad hasta que termino de moverse, se bajo de los pedales y se sentó junto a las ruedas del carro, visiblemente cansada. -Aquí tiene su bastón, espero que lo disfrute.
- A elegir entre:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
_________
Off:
Ava: Lavey le regala un colgante. Menos 20 aeros para mi. 2 Materiales
Amitek: Compra una trampa explosiva menor y le regalo un colgante. le cobro solo los materiales de la trampa, 40 aeros. 4 Materiales + 2 Materiales del colgante, 6 materiales y menos 20 aeros para mi.
Siria: Compra arma contundente a dos manos calidad pobre. cobro 70 aeros, 60 en materiales y 10 en ganancias. 6 Materiales.
Capitan: Compra arma contundente a una mano. Cobro 50 aeros, 40 en materiales y 10 en ganancia. 4 Materiales.
TOTAL: 5 Objetos. Perdidas 20 aeros. Materiales 18 lo que se transforma en 6 puntos de profesión. Paso de 19 a 25 puntos de profesión y 2 Materiales en reserva.
Siento si las imágenes de las armas son simples, pero dada la calidad del producto no quería ponerles demasiada filigrana. Si en el futuro queréis mejorarlas en mi tienda, tengo varias ideas en mente^^
Reivy Abadder
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Era agradable pasear rodeado de tantos desconocidos, cada uno con su historia pero todos con aquel momento de tranquila cotideanidad en común. Multitud de tenderetes diferentes habían surgido en la calle como setas en el bosque, y cada cual ofrecía versiones únicas y diferentes de productos que se repetían infinitamente. Las armas estaban al orden del día, por supuesto, pero también carpinterías y otros talleres captaban la atención del transeúnte. Skatha disfrutaba caminando y observando productos, indeciso sobre si sería buena idea comprar algo.
En general, Taliesin estaba relajado y feliz. Pero aquella situación le causaba una preocupación inesperada por contraste. Se había habituado a ir a esta clase de eventos con Zöe y, al volver a estar en una situación así sin ella, se le resaltaba su ausencia. Hacía tiempo que no sabía nada de la biocibernética, y no podía sino esperar que estuviera bien.
Mientras caminaba de esta manera, echando vistazos a una y otra tienda, finalmente dio con algo inesperado e interesante. Un lobo sanguinario vendiendo encantamientos, y con una tienda que, de hecho, estaba bastante llena. Taliesin tuvo que esperar que saliera el anterior cliente para poder entrar a la pequeña carpa.
- Qué gusto da entrar a esta tienda - comentó al sentir el calor que hacía dentro; en el exterior hacía frío del que dice "nieve" -. ¿Cómo estás, Asher?
La última vez que lo vió, el lobo se había retirado completamente destrozado después de una dura batalla nocturna. A la mañana siguiente Taliesin no había tenido ocasión de despedirse de él propiamente porque... Bueno, porque las mañanas de Taliesin eran como las de cualquier otro vampiro. Privadas y recluídas.
- No conocía este lado de tí. ¿Así que las runas que le diste a Roger Baraun eran de fabricación propia? ¿Tienes un taller abierto en Lunargenta o has venido sólo por Yule? - Miró a su alrededor, sopesando lo que tenía Asher a la venta - Creo que te haré un par de compras.
No quería robarle mucho tiempo a Asher si estaba tan ocupado como parecía, así que pasó sólo un par de minutos estudiando opciones antes de volver con el lobo.
- Me interesaría llevarme un pergamino ilusorio y uno explosivo. ¿Cuánto sería? - Sacó una pequeña bolsa para buscar el dinero a pagar - Yo vivo por aquí, así que si vas a estar en Lunargenta más tiempo, avísame y podríamos charlar un rato. Nunca hemos hablado tanto como me gustaría.
Off: Taliesin va a la tienda de Asher
En general, Taliesin estaba relajado y feliz. Pero aquella situación le causaba una preocupación inesperada por contraste. Se había habituado a ir a esta clase de eventos con Zöe y, al volver a estar en una situación así sin ella, se le resaltaba su ausencia. Hacía tiempo que no sabía nada de la biocibernética, y no podía sino esperar que estuviera bien.
Mientras caminaba de esta manera, echando vistazos a una y otra tienda, finalmente dio con algo inesperado e interesante. Un lobo sanguinario vendiendo encantamientos, y con una tienda que, de hecho, estaba bastante llena. Taliesin tuvo que esperar que saliera el anterior cliente para poder entrar a la pequeña carpa.
- Qué gusto da entrar a esta tienda - comentó al sentir el calor que hacía dentro; en el exterior hacía frío del que dice "nieve" -. ¿Cómo estás, Asher?
La última vez que lo vió, el lobo se había retirado completamente destrozado después de una dura batalla nocturna. A la mañana siguiente Taliesin no había tenido ocasión de despedirse de él propiamente porque... Bueno, porque las mañanas de Taliesin eran como las de cualquier otro vampiro. Privadas y recluídas.
- No conocía este lado de tí. ¿Así que las runas que le diste a Roger Baraun eran de fabricación propia? ¿Tienes un taller abierto en Lunargenta o has venido sólo por Yule? - Miró a su alrededor, sopesando lo que tenía Asher a la venta - Creo que te haré un par de compras.
No quería robarle mucho tiempo a Asher si estaba tan ocupado como parecía, así que pasó sólo un par de minutos estudiando opciones antes de volver con el lobo.
- Me interesaría llevarme un pergamino ilusorio y uno explosivo. ¿Cuánto sería? - Sacó una pequeña bolsa para buscar el dinero a pagar - Yo vivo por aquí, así que si vas a estar en Lunargenta más tiempo, avísame y podríamos charlar un rato. Nunca hemos hablado tanto como me gustaría.
Off: Taliesin va a la tienda de Asher
Taliesin Skatha
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
El maestro arcano parece complacido con la intención de documentar el proceso de creación de runas, por lo que Karen moja la pluma en el tintero volador que la sigue dando vueltas a su alrededor. Sigue de cerca todo el proceso, concentrada en observar hasta los detalles más pequeños. Se mantiene siempre a una distancia prudencial para no entorpecer las labores del hombre-bestia. Ha sido lo suficientemente amable como para permitirle aprender como para ser descortés haciendo más difícil su trabajo. El maestro arcano narra los pasos que va siguiendo, mientras ella toma notas al respecto.
"Acerca de creación de runas y encantamientos.
He tenido la oportunidad de ver de primera mano la inscripción de runas sobre armas para imbuir éstas con algún tipo de encantamiento. Sea para fortalecerla, hacerla más ligera o incluso aumentar el poder de su portador. El trabajo realizado por los maestros arcanos es altamente delicado, requiriendo gran concentración para la inscripción, influyendo en gran cantidad los ingredientes empleados en el proceso. Lógicamente la calidad y fuerza del encantamiento se ve limitada por la calidad del material que será encantado. Todavía me falta confirmar la información pero al parecer el encantamiento está compuesto por la runa base, un canalizador y un ingrediente que fortalece la inscripción, de este modo, el ingrediente debe estar directamente relacionado con el significado de la runa. Como ejemplo, para un encantamiento que reduzca el peso de un arma, se pueden emplear plumas de halcón. "
En cuanto el hombre-bestia termina la inscripción y se la muestra a Karen, ésta la hace volar hacia ella. Apartándose un poco hace un par de cortes amplios con cuidado de no dañar nada alrededor. -Vaya, esto es... -Mira asombrada al maestro arcano. -Es asombroso. -Hace flotar la espada hasta la vaina de su espalda. Hace una reverencia. -Le agradezco mucho su trabajo. -Deja los aeros por el trabajo sobre el mostrador. -También le agradezco el haberme permitido aprender sobre su profesión, me parece sencillamente fascinante.
Un fuerte olor irrumpe en la pequeña tienda, seguramente proveniente de uno de los recién llegados. La chica arruga la nariz y en un intento de no ser descortés, se disculpa con el hombre-bestia. -He de ir tras mi amiga, le agradezco de nuevo todo lo que me ha enseñado hoy. Me llamo Karen Engeld, si tengo tiempo volveré a verle antes de finalizar el mercado. -Hace una reverencia y sale detrás de Ava. Intentando no hacer ninguna mueca de asco al pasar al lado de los recién llegados.
Sale a la calle y ve a Ava al fondo en un puestecito, se acerca dando zancadas largas hasta donde se encuentra la mujer-bestia. -Ava. -Mira hacia la mujer. -¿Te importaría presentarnos? -La chica se gira hacia el puesto. -¡Oh qué cosas más bonitas! Lástima que me queden tan pocos aeros, ¿tiene algo por 40 aeros? -Con la emoción olvida un momento la reticencia al acercamiento físico. Se acerca, la toma de las manos y la mira a los ojos. -Oh, lo siento... yo... -La suelta inmediatamente, sonrojándose. Suspira y se vuelve hacia la carpintera.
Karen se queda mirando las figuritas que pueblan el puesto de la carpintera, pensativa. -¿Qué te gusta, Ava? -La mira de reojo, por si está molesta. -Me gustaría comprarle algo al maestro arcano, ha sido muy amable conmigo. -Vuelve a mirarla. -Y... Si te gusta algo... -Da toquecitos con la punta de la bota en el suelo.
---
Off: Interactúa con Asher y va tras Ava al puesto de Reivy.
Reivy, te mando mp con lo que me gustaría, por si puede ser :O
"Acerca de creación de runas y encantamientos.
He tenido la oportunidad de ver de primera mano la inscripción de runas sobre armas para imbuir éstas con algún tipo de encantamiento. Sea para fortalecerla, hacerla más ligera o incluso aumentar el poder de su portador. El trabajo realizado por los maestros arcanos es altamente delicado, requiriendo gran concentración para la inscripción, influyendo en gran cantidad los ingredientes empleados en el proceso. Lógicamente la calidad y fuerza del encantamiento se ve limitada por la calidad del material que será encantado. Todavía me falta confirmar la información pero al parecer el encantamiento está compuesto por la runa base, un canalizador y un ingrediente que fortalece la inscripción, de este modo, el ingrediente debe estar directamente relacionado con el significado de la runa. Como ejemplo, para un encantamiento que reduzca el peso de un arma, se pueden emplear plumas de halcón. "
En cuanto el hombre-bestia termina la inscripción y se la muestra a Karen, ésta la hace volar hacia ella. Apartándose un poco hace un par de cortes amplios con cuidado de no dañar nada alrededor. -Vaya, esto es... -Mira asombrada al maestro arcano. -Es asombroso. -Hace flotar la espada hasta la vaina de su espalda. Hace una reverencia. -Le agradezco mucho su trabajo. -Deja los aeros por el trabajo sobre el mostrador. -También le agradezco el haberme permitido aprender sobre su profesión, me parece sencillamente fascinante.
Un fuerte olor irrumpe en la pequeña tienda, seguramente proveniente de uno de los recién llegados. La chica arruga la nariz y en un intento de no ser descortés, se disculpa con el hombre-bestia. -He de ir tras mi amiga, le agradezco de nuevo todo lo que me ha enseñado hoy. Me llamo Karen Engeld, si tengo tiempo volveré a verle antes de finalizar el mercado. -Hace una reverencia y sale detrás de Ava. Intentando no hacer ninguna mueca de asco al pasar al lado de los recién llegados.
Sale a la calle y ve a Ava al fondo en un puestecito, se acerca dando zancadas largas hasta donde se encuentra la mujer-bestia. -Ava. -Mira hacia la mujer. -¿Te importaría presentarnos? -La chica se gira hacia el puesto. -¡Oh qué cosas más bonitas! Lástima que me queden tan pocos aeros, ¿tiene algo por 40 aeros? -Con la emoción olvida un momento la reticencia al acercamiento físico. Se acerca, la toma de las manos y la mira a los ojos. -Oh, lo siento... yo... -La suelta inmediatamente, sonrojándose. Suspira y se vuelve hacia la carpintera.
Karen se queda mirando las figuritas que pueblan el puesto de la carpintera, pensativa. -¿Qué te gusta, Ava? -La mira de reojo, por si está molesta. -Me gustaría comprarle algo al maestro arcano, ha sido muy amable conmigo. -Vuelve a mirarla. -Y... Si te gusta algo... -Da toquecitos con la punta de la bota en el suelo.
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Off: Interactúa con Asher y va tras Ava al puesto de Reivy.
Reivy, te mando mp con lo que me gustaría, por si puede ser :O
Karen Engeld
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Haciendo caso al gesto de la morena, Ava se acercó y le sonrió ampliamente, de verdad se alegraba de que volviesen a coincidir. - Llevo un par de semanas aquí, todavía me estoy acostumbrando al ambiente de la ciudad. - respondió, segundos antes de que un grito captase toda su atención, Lavey la había visto. La niña apareció corriendo como una exhalación por entre la gente, con los brazos abiertos y la firme intención de abrazarla, pero al igual que Karen, se detuvo cuando solo unos centímetros las separaban, recordando su pequeño problema con el contacto físico.
La mujer bestia suspiró, tarde o temprano tendría que vencer la incomodidad que le provocaba, sobre todo teniendo en cuenta que para las personas normales tocar a otros era una costumbre muy arraigada. Sin saber qué hacer a continuación, la rubia le pidió permiso, del mismo modo que durante el Samhain, cuando quiso acariciar sus negras plumas.
A pesar de lo atareada que debía estar a juzgar por la cantidad de gente que se congregaba frente a su puesto, Reivy se tomó unos instantes para quejarse de forma dramática acerca de falta de consideración de su hija, pero ninguna de las dos la tomó en serio, y mientras Lavey seguía pendiente de la respuesta de la cuerva, ésta esbozó una leve sonrisa.
Incapaz de decir que no a la dragona por la alegría con que la miraba, Ava abrió los brazos y elevó ligeramente las alas para que la pequeña pudiese rodearla por la cintura, palmeándole la espalda con cariño un par de veces en cuanto la tuvo junto a ella. - Yo también me alegro de verte. - susurró, obligándose a relajar la tensión que se apoderaba de su cuerpo.
Poco después la niña le reveló que había hecho algo para ella, y tras revolver dentro de su bolsa unos instantes, extrajo un hermoso colgante de madera que representaba su forma bestial. - ¿Para mí? Es precioso. - consiguió contestar, sorprendida por el detalle de la rubia, aunque teniendo en cuenta cómo se habían conocido quizá no debiese extrañarle que se comportase así. - Lo llevaré siempre conmigo. - añadió, agachándose junto a ella y apartándose la melena hacia un lado para que pudiese ponérselo.
Con su nuevo collar ya en el cuello, la morena se puso en pie y acarició la figura con los dedos, recorriendo los bordes de la misma y admirando lo bien tallada que estaba. - Veo que tu taller es todo un éxito. - comentó a Reivy, contenta de que el negocio le fuese bien y los clientes siguiesen llegando a comprar sus creaciones.
La voz de Karen a su espalda hizo que se girase, finalmente la hechicera no había aceptado la proposición del maestro arcano así que podrían continuar con su paseo. - Ellas son Reivy y Lavey. - dijo para hacer la presentación, señalando a cada una de ellas conforme las nombraba. - Chicas, os presento a Karen. - continuó, ésta vez haciendo un gesto hacia la bruja, que emocionada por la cantidad de objetos del puesto sujetó sus manos y la miró directamente a los ojos, dejándose llevar sin acordarse de cómo reaccionaba a aquel tipo de acercamientos.
De nuevo, Ava sintió como sus brazos y torso se tensaban involuntariamente, detalle que la maga también debió notar ya que la soltó inmediatamente, visiblemente sonrojada. Ahora estaba doblemente incómoda, no solo por su problema sino por lo que éste ocasionaba a los demás cuando no actuaba de la forma en que esperaban. Mientras un suspiro de resignación escapaba de sus labios, la mujer bestia trató de relajarse y no darle importancia al asunto, Karen simplemente había hecho lo que cualquiera, la rara era ella.
Plegando las alas de nuevo para no estorbar a los transeúntes, la cuerva posó sus ambarinos ojos sobre la muchacha, que la miraba de reojo y quería saber si le gustaba alguna de las figuras que estaban a la venta. - Al artesano le gustará cualquier cosa que le lleves, dudo mucho que suelan tener con él esos detalles. - la animó, alzando una mano y acercándola a ella con intención de colocarla sobre su hombro para tranquilizarla y que supiese que todo estaba bien.
Sin embargo, dudó y se detuvo a medio camino. - Todo esto es culpa suya, no dejes que lo ocurrido en el pasado te siga afectando. - se reprendió interiormente durante esos instantes de vacilación, trayendo a su mente el recuerdo de Celene, la causante de todo lo malo que había pasado en su vida.
- No gastes tus aeros en mí, ya tengo el que me ha hecho Lavey… - dijo con suavidad, apoyando levemente la palma de la diestra sobre el hombro de Karen. ¿Valoraría la bruja aquel gesto por su parte? Para otros sería algo normal y corriente, algo que harían sin pensarlo, pero no para la morena, se estaba esforzando para no ofender ni entristecer a las personas que se portaban bien con ella. - ¿Por qué no buscas algo para ti? Hay cosas muy bonitas. - musitó, dedicándole una leve sonrisa antes de retirar la mano con lentitud.
Sigo en el puesto de Reivy, interactúo con ella, Lavey y Karen.
¡Gracias por el regalo Reivy! Me encanta ^^
La mujer bestia suspiró, tarde o temprano tendría que vencer la incomodidad que le provocaba, sobre todo teniendo en cuenta que para las personas normales tocar a otros era una costumbre muy arraigada. Sin saber qué hacer a continuación, la rubia le pidió permiso, del mismo modo que durante el Samhain, cuando quiso acariciar sus negras plumas.
A pesar de lo atareada que debía estar a juzgar por la cantidad de gente que se congregaba frente a su puesto, Reivy se tomó unos instantes para quejarse de forma dramática acerca de falta de consideración de su hija, pero ninguna de las dos la tomó en serio, y mientras Lavey seguía pendiente de la respuesta de la cuerva, ésta esbozó una leve sonrisa.
Incapaz de decir que no a la dragona por la alegría con que la miraba, Ava abrió los brazos y elevó ligeramente las alas para que la pequeña pudiese rodearla por la cintura, palmeándole la espalda con cariño un par de veces en cuanto la tuvo junto a ella. - Yo también me alegro de verte. - susurró, obligándose a relajar la tensión que se apoderaba de su cuerpo.
Poco después la niña le reveló que había hecho algo para ella, y tras revolver dentro de su bolsa unos instantes, extrajo un hermoso colgante de madera que representaba su forma bestial. - ¿Para mí? Es precioso. - consiguió contestar, sorprendida por el detalle de la rubia, aunque teniendo en cuenta cómo se habían conocido quizá no debiese extrañarle que se comportase así. - Lo llevaré siempre conmigo. - añadió, agachándose junto a ella y apartándose la melena hacia un lado para que pudiese ponérselo.
Con su nuevo collar ya en el cuello, la morena se puso en pie y acarició la figura con los dedos, recorriendo los bordes de la misma y admirando lo bien tallada que estaba. - Veo que tu taller es todo un éxito. - comentó a Reivy, contenta de que el negocio le fuese bien y los clientes siguiesen llegando a comprar sus creaciones.
La voz de Karen a su espalda hizo que se girase, finalmente la hechicera no había aceptado la proposición del maestro arcano así que podrían continuar con su paseo. - Ellas son Reivy y Lavey. - dijo para hacer la presentación, señalando a cada una de ellas conforme las nombraba. - Chicas, os presento a Karen. - continuó, ésta vez haciendo un gesto hacia la bruja, que emocionada por la cantidad de objetos del puesto sujetó sus manos y la miró directamente a los ojos, dejándose llevar sin acordarse de cómo reaccionaba a aquel tipo de acercamientos.
De nuevo, Ava sintió como sus brazos y torso se tensaban involuntariamente, detalle que la maga también debió notar ya que la soltó inmediatamente, visiblemente sonrojada. Ahora estaba doblemente incómoda, no solo por su problema sino por lo que éste ocasionaba a los demás cuando no actuaba de la forma en que esperaban. Mientras un suspiro de resignación escapaba de sus labios, la mujer bestia trató de relajarse y no darle importancia al asunto, Karen simplemente había hecho lo que cualquiera, la rara era ella.
Plegando las alas de nuevo para no estorbar a los transeúntes, la cuerva posó sus ambarinos ojos sobre la muchacha, que la miraba de reojo y quería saber si le gustaba alguna de las figuras que estaban a la venta. - Al artesano le gustará cualquier cosa que le lleves, dudo mucho que suelan tener con él esos detalles. - la animó, alzando una mano y acercándola a ella con intención de colocarla sobre su hombro para tranquilizarla y que supiese que todo estaba bien.
Sin embargo, dudó y se detuvo a medio camino. - Todo esto es culpa suya, no dejes que lo ocurrido en el pasado te siga afectando. - se reprendió interiormente durante esos instantes de vacilación, trayendo a su mente el recuerdo de Celene, la causante de todo lo malo que había pasado en su vida.
- No gastes tus aeros en mí, ya tengo el que me ha hecho Lavey… - dijo con suavidad, apoyando levemente la palma de la diestra sobre el hombro de Karen. ¿Valoraría la bruja aquel gesto por su parte? Para otros sería algo normal y corriente, algo que harían sin pensarlo, pero no para la morena, se estaba esforzando para no ofender ni entristecer a las personas que se portaban bien con ella. - ¿Por qué no buscas algo para ti? Hay cosas muy bonitas. - musitó, dedicándole una leve sonrisa antes de retirar la mano con lentitud.
Sigo en el puesto de Reivy, interactúo con ella, Lavey y Karen.
¡Gracias por el regalo Reivy! Me encanta ^^
Ava Kenrith
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
El Mausu asintió ante el pedido de Siria de llamarlo solo “Amit”, aunque no solía contarle a los demás, en verdad el nombre del ratón era mucho más largo, solían agregarse más palabras a medida que uno crecía y realizaba hazañas que fueran merecedoras de que quedaran asentadas en algún lado. Pero como sabía que todo eso sería muy difícil para el resto de las razas, solía recortarlo.
-Sea del tipo que sea, para comenzar en el camino de la defensa personal con un bastón cualquier estará bien ¡Tchik! Verás que rápidamente te acostumbras a… - Su dialogo se vio interrumpido cuando un enorme hombre-calamar se abrió paso a los empujones. Dada la altura del Mausu probablemente el hombre apenas lo había notado, si no hubiese sido por Siria seguramente lo habría pisado - ¡Tchik! ¡Tchik! No está bien, no está bien ¡Tchik! – Murmuraba nervioso Amit, mientras asentía con efusividad ante las palabras de la mujer.
Mirando enojado y ofendido al Hombre-calamar el roedor decidió ignorarlo, con lo que las dos mujeres le habían dicho parecía ser suficiente reprimenda, y no quería arruinar su reencuentro con Lavey.
-Es en verdad muy buena, sí que lo es. Amit está muy orgulloso, has mejorado mucho Joven-dragona – Le dio unas palmaditas en el brazo ya que no llegaba a la cabeza de la chica – Serás una gran cazadora, en la mesa de tu familia jamás faltará de comer ¡Tchik! –Escuchó entonces la voz de Reivy y se dio la vuelta cuando la dragona le mostró lo que llevaba en la mano – Oh… Es… ¡Es muy amable de tu parte! No suele suceder que alguien me regale cosas – Con eso de que ver ratones caminando y hablando no era muy común, la gente tendía más a alejarse que a dar obsequios – En verdad te lo agradezco, anotare sus nombres en cuanto regrese… Y sepa cuantos son ahora ¡Tchik! –
El roedor se lo guardo en la mochila junto a todas las demás cosas y se acercó a Siria, tocando un par de veces con la punta del dedo para no sorprenderla con su presencia.
-Hay un sitio más que podría sernos de utilidad si la idea es poder defenderte ¡Tchik! Sígueme – Se despidió de Reivy desde lejos, ya que la mujer estaba nuevamente preparando pedidos para más clientes ¡No paraban de llegar! A la pequeña Lavey le dio la mano – Sigue practicando, espero que vengas a visitarnos con un enorme conejo recién atrapado ¡Yo mismo lo preparare! –
Luego de eso camino junto con Siria hasta el tercer y último puesto que quería visitar, ese había captado su atención porque era un INMENSO hombre-bestia el que lo regenteaba.
-Tener encantamientos siempre es algo bueno, aunque uno aprenda a usar muy bien un arma el que tenga un hechizo siempre le agrega un algo ¡Tchik! ¿Se entiende? – Comentaba con Siria el ratón mientras entraban al negocio – Buenas… - Se quedó parado frente al Hombre-Bestia y a Amit casi no le alcanzó el ángulo del cuello para poder mirarlo a la cara - …tardes ¡Tchik! Venimos en busca de encantamientos –
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-Amit le paga a Reivy lo convenido.
-Habla con Lavey también y con Siria.
-Va al puesto de Asher y habla con él
-Sea del tipo que sea, para comenzar en el camino de la defensa personal con un bastón cualquier estará bien ¡Tchik! Verás que rápidamente te acostumbras a… - Su dialogo se vio interrumpido cuando un enorme hombre-calamar se abrió paso a los empujones. Dada la altura del Mausu probablemente el hombre apenas lo había notado, si no hubiese sido por Siria seguramente lo habría pisado - ¡Tchik! ¡Tchik! No está bien, no está bien ¡Tchik! – Murmuraba nervioso Amit, mientras asentía con efusividad ante las palabras de la mujer.
Mirando enojado y ofendido al Hombre-calamar el roedor decidió ignorarlo, con lo que las dos mujeres le habían dicho parecía ser suficiente reprimenda, y no quería arruinar su reencuentro con Lavey.
-Es en verdad muy buena, sí que lo es. Amit está muy orgulloso, has mejorado mucho Joven-dragona – Le dio unas palmaditas en el brazo ya que no llegaba a la cabeza de la chica – Serás una gran cazadora, en la mesa de tu familia jamás faltará de comer ¡Tchik! –Escuchó entonces la voz de Reivy y se dio la vuelta cuando la dragona le mostró lo que llevaba en la mano – Oh… Es… ¡Es muy amable de tu parte! No suele suceder que alguien me regale cosas – Con eso de que ver ratones caminando y hablando no era muy común, la gente tendía más a alejarse que a dar obsequios – En verdad te lo agradezco, anotare sus nombres en cuanto regrese… Y sepa cuantos son ahora ¡Tchik! –
El roedor se lo guardo en la mochila junto a todas las demás cosas y se acercó a Siria, tocando un par de veces con la punta del dedo para no sorprenderla con su presencia.
-Hay un sitio más que podría sernos de utilidad si la idea es poder defenderte ¡Tchik! Sígueme – Se despidió de Reivy desde lejos, ya que la mujer estaba nuevamente preparando pedidos para más clientes ¡No paraban de llegar! A la pequeña Lavey le dio la mano – Sigue practicando, espero que vengas a visitarnos con un enorme conejo recién atrapado ¡Yo mismo lo preparare! –
Luego de eso camino junto con Siria hasta el tercer y último puesto que quería visitar, ese había captado su atención porque era un INMENSO hombre-bestia el que lo regenteaba.
-Tener encantamientos siempre es algo bueno, aunque uno aprenda a usar muy bien un arma el que tenga un hechizo siempre le agrega un algo ¡Tchik! ¿Se entiende? – Comentaba con Siria el ratón mientras entraban al negocio – Buenas… - Se quedó parado frente al Hombre-Bestia y a Amit casi no le alcanzó el ángulo del cuello para poder mirarlo a la cara - …tardes ¡Tchik! Venimos en busca de encantamientos –
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-Amit le paga a Reivy lo convenido.
-Habla con Lavey también y con Siria.
-Va al puesto de Asher y habla con él
Amit'tek
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Después de la intensidad con la que había iniciado la jornada, Eltrant pudo permitirse descasar un poco, se dedicó a mirar cómo los ciudadanos de Lunargenta vagaban de aquí a allá sin detenerse más de un par de minutos a ojear su inventario.
- ¡Me aburro, Mortal! ¡¿Jugamos a las cartas?! –
El castaño enarcó una ceja y, bostezando hasta el punto en el que cualquier persona corriente pensaría que se le acaba de desencajar la mandíbula, Eltrant colocó ambos pies sobre el mostrador y se acomodó como buenamente pudo.
- ¿Y cómo planeas hacer eso sin poder sujetar las cartas mi fantasmal amiga? – Preguntó el exmercenario echando mano del único juego de cartas que poseían y depositándolo sobre la mesa.
- ¿Fantasmal amiga? – La vampiresa entrecerró los ojos y, con sus sombras, sacudió la silla del castaño. - ¿¡Dónde has aprendido tú esa palabra!? – Afirmó señalándole - ¡¿Quién se ha atrevido a enseñarte a hablar como una persona normal sin preguntarme antes!? – Preguntó levantándose de su silla, fingiendo estar sorprendida.
Eltrant dejó escapar una carcajada que hizo que algunos de los transeúntes se parasen y, curiosamente, echasen un vistazo a algunos de los objetos que tenía expuestos.
- Me he leído el último capítulo de tu novela tantas veces que se me ha pegado algo, creo. – dijo, bajando los pies de la mesa cuando una persona se acercó lo suficiente como para hablar con ellos directamente. – Aunque ha sido difícil avanzar con todas esas descripciones tan detalladas que metes de gente sin cami… - Las palabras del recién llegado hicieron que Eltrant se detuviese antes de terminar la frase y se enfocase en la petición del hombre.
Se atusó la barba durante unos instantes, por alguna razón le sonaba de algo. ¿Qué pasaba hoy con las caras conocidas? Primero esa chica que había ido al taller de Asher, la cual no se había presentado siquiera y ahora aquel hombre.
- ¡Bienvenido a la herrería Luna Invernal! – dijo Lyn levantándose de su asiento, saludando al recién llegado.
Eltrant se giró hacia su amiga con ambas manos en la cintura y enarcó una ceja. ¿Cuándo se había aprendido ella el nombre? Normalmente la llamaba: “La chabola esa en la que te da por prenderle fuego a cosas”, cosa con la que, muy a su pesar, no se equivocaba del todo.
– ¡Él único lugar de todo el mercado dónde encontrarás metal de primera calidad y quemaduras fácilmente tratables! – Añadió a continuación, Eltrant suspiró profundamente y se pasó la mano por la cara.
¿Tanto era pedir que tratase al menos a una persona de forma normal?
- Ignórala. – dijo Eltrant sonriendo al extraño. – Soy Eltrant Tale. – dijo extendiéndole la mano. – El dueño del taller. – Se cruzó de brazos, cavilando la petición del recién llegado y, al final, asintió. – Tengo por aquí… - Tomó una espada que había fabricado hacía tiempo, la llevaba guardando desde antes de haber abandonado la guardia; en sí, la había restaurado en un par de ocasiones, la había usado para practicar.
Desenvainó la espada y, con cuidado, se la entregó al cliente para que la viese más de cerca.
- Mi trabajo suele ser así. – Le dijo cruzándose de brazos. – Puedes llevarte esa, si quieres. Está en venta. – Le dijo. – O si lo prefieres puedo echarle un vistazo a tu hacha. – Afirmó. – Justo acabó de reforzar una, la forja aún esta caliente. –
Volvió a reunir algunas de las herramientas que iba a necesitar si el hombre se decidía por algo en concreto. Mientras lo hacía, no pudo evitar percatarse de que Huracán estaba en el lugar, aunque apenas logró verla un solo segundo antes de que se perdiese entre la multitud.
También le pareció ver a Helyare, con el siempre amigable Aran.
- ¿Qué me dices? – Le preguntó al cliente. - ¿Te gusta? -
Gracias a mi compra en el mercado aquí: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Eltrant cuenta con una espada de calidad normal extra que se encarga de enseñarle a Sango.
Esto es, si Sango decide comprarla:
Arma a una mano de calidad común: 90 Aeros.
Interactuo con: Sango. Veo de lejos a: Huracán, Helyare.
- ¡Me aburro, Mortal! ¡¿Jugamos a las cartas?! –
El castaño enarcó una ceja y, bostezando hasta el punto en el que cualquier persona corriente pensaría que se le acaba de desencajar la mandíbula, Eltrant colocó ambos pies sobre el mostrador y se acomodó como buenamente pudo.
- ¿Y cómo planeas hacer eso sin poder sujetar las cartas mi fantasmal amiga? – Preguntó el exmercenario echando mano del único juego de cartas que poseían y depositándolo sobre la mesa.
- ¿Fantasmal amiga? – La vampiresa entrecerró los ojos y, con sus sombras, sacudió la silla del castaño. - ¿¡Dónde has aprendido tú esa palabra!? – Afirmó señalándole - ¡¿Quién se ha atrevido a enseñarte a hablar como una persona normal sin preguntarme antes!? – Preguntó levantándose de su silla, fingiendo estar sorprendida.
Eltrant dejó escapar una carcajada que hizo que algunos de los transeúntes se parasen y, curiosamente, echasen un vistazo a algunos de los objetos que tenía expuestos.
- Me he leído el último capítulo de tu novela tantas veces que se me ha pegado algo, creo. – dijo, bajando los pies de la mesa cuando una persona se acercó lo suficiente como para hablar con ellos directamente. – Aunque ha sido difícil avanzar con todas esas descripciones tan detalladas que metes de gente sin cami… - Las palabras del recién llegado hicieron que Eltrant se detuviese antes de terminar la frase y se enfocase en la petición del hombre.
Se atusó la barba durante unos instantes, por alguna razón le sonaba de algo. ¿Qué pasaba hoy con las caras conocidas? Primero esa chica que había ido al taller de Asher, la cual no se había presentado siquiera y ahora aquel hombre.
- ¡Bienvenido a la herrería Luna Invernal! – dijo Lyn levantándose de su asiento, saludando al recién llegado.
Eltrant se giró hacia su amiga con ambas manos en la cintura y enarcó una ceja. ¿Cuándo se había aprendido ella el nombre? Normalmente la llamaba: “La chabola esa en la que te da por prenderle fuego a cosas”, cosa con la que, muy a su pesar, no se equivocaba del todo.
– ¡Él único lugar de todo el mercado dónde encontrarás metal de primera calidad y quemaduras fácilmente tratables! – Añadió a continuación, Eltrant suspiró profundamente y se pasó la mano por la cara.
¿Tanto era pedir que tratase al menos a una persona de forma normal?
- Ignórala. – dijo Eltrant sonriendo al extraño. – Soy Eltrant Tale. – dijo extendiéndole la mano. – El dueño del taller. – Se cruzó de brazos, cavilando la petición del recién llegado y, al final, asintió. – Tengo por aquí… - Tomó una espada que había fabricado hacía tiempo, la llevaba guardando desde antes de haber abandonado la guardia; en sí, la había restaurado en un par de ocasiones, la había usado para practicar.
Desenvainó la espada y, con cuidado, se la entregó al cliente para que la viese más de cerca.
- Mi trabajo suele ser así. – Le dijo cruzándose de brazos. – Puedes llevarte esa, si quieres. Está en venta. – Le dijo. – O si lo prefieres puedo echarle un vistazo a tu hacha. – Afirmó. – Justo acabó de reforzar una, la forja aún esta caliente. –
Volvió a reunir algunas de las herramientas que iba a necesitar si el hombre se decidía por algo en concreto. Mientras lo hacía, no pudo evitar percatarse de que Huracán estaba en el lugar, aunque apenas logró verla un solo segundo antes de que se perdiese entre la multitud.
También le pareció ver a Helyare, con el siempre amigable Aran.
- ¿Qué me dices? – Le preguntó al cliente. - ¿Te gusta? -
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
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Interactúo con Níniel, Al´theas y Amit'tek
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Con las prisas que tenía el brujo por atrapar a su esquiva hija, y con su mente en todo momento centrada en ella, ni se había dado cuenta del lugar en el que había acabado tras la persecución. El cartel del negocio, y una mirada en derredor después de la contestación de Cath, así como la propia presencia de la gata, sirvieron al rubio para hacerse una idea más clara de su actual situación. Aunque lo cierto, es que ahora saber donde estaba, no le evitó sentir vergüenza por no haberse dado cuenta antes, más bien todo lo contrario.
- Oh, bueno, qué puedo decir. Perseguir niñas por las calles de Lunargenta no te deja espacio para pensar en nada más, ni siquiera en donde te encuentras-, respondió, divertido ante su propia torpeza.
- Menuda excusa más barata-, comentó su hija.
Ante tal aseveración, el brujo defendió su honor con un ligero toque de su codo en el hombro de la niña.
- Ejem, bueno. Ya que estoy por aquí puedo permitirme pasar y ver qué tal le va Níniel, Y de paso comprarle ese elixir-, hizo oídos sordos a lo dicho por Alysson. - La verdad es que en combate nunca vienen mal una recarga de energías. Puede cambiar la diferencia-, se mostró muy conforme con la utilidad de la pócima.
- Y por los dioses, eso de perseguir niñas ha sonado muy mal-, dijo Alysson, negando con la cabeza, muy divertida con las torpezas de su padre.
- ¿Cómo se te ocurre decir eso? - contestó apurado alarmado por las bromas y ocurrencias de su hija, y mirando hacia la pequeña, ya no tan pequeña, - En serio, pasas demasiado tiempo con la abuela. Solo ella diría cosas tan malas de mí-, bromeó, y centró su vista otra vez en la mujer gata.
- Curioso, ella justo dice lo contrario. Que soy igualita a mi padre-, dijo, dibujando una sonrisa nada más hacerlo.
Tal comentario arrastró la mirada de Vincent, que la miró durante unos instantes antes de regresar la mirada hacia Cath.
- Sí, hay mucho ladronzuelo suelto-, miró nuevamente hacia su hija. - Y niñas que tocan los objetos de los demás sin pedir permiso.
Allyson se rió, y luego se encogió de hombros. Obsevar esa corta escena sirvió para replantearse sus pensamientos y para asegurarse de que estaba equivocado. Una idea había cambiado en el interior de su mente. Y sí, era esa, su madre Yennefer tenía razón, la niña era igualita a su padre. Por supuesto, tal hecho jamás lo reconocería ante su madre.
En fin, se estaba desviando de la verdadera naturaleza por la que permanecía allí, la compra de la poción y saludar a Níniel, así pues, el brujo levantó su testa y volvió a clavar la mirada en el rostro de Cath.
- Colocar agua en vez de las sustancias reales es una buena idea. Con tanto bullicio te encontrarías sin mercancía en muy poquito tiempo-, retomó la conversación con la gata. - Nosotros también colocamos un puesto hoy, al final de la calle-, le explicó en resumidas palabras y un movimiento de su cabeza en la dirección del tenderete. La gata conocía de sobra a Sandal como para saber a quién se refería. - Los expositores están bajo llave, pero de todos modos la mayoría de los objetos expuestos son solo hierro negro pulido. Se quebraría al primer golpe contra algo, el que lo robase…-, no terminó la frase y se encogió de hombros. - Digamos que en un combate no viviría mucho.
Rayos. Encoger sus hombros como hubiera hecho Allyson instantes antes, no ayudaba a olvidar la idea de que la niña era así de descarada por la forma de ser de su padre.
Por fortuna, en ese momento llegó Níniel del interior del local.
- ¡Níniel! - gritó la niña. Corriendo hacia la elfa y abrazándola por la cintura. - Te he echado de menos. Me gustan las historias de tus antepasados. Me gustaría que me contaras una cuando puedas-, le dijo con ojos de gato hambriento.
- Pero bueno, ¿qué tienen de malo mis historias? -, se hizo el indignado. - En ellas diría que no mueren tantas personas, o eso creo-, bromeó, y la niña le sacó la lengua en respuesta. - Pues te lo agradecería mucho, Nín-, dejó las bromas atrás y se centró en los negocios y en su querida elfa. - Me vendría de perlas. No hay prisa, si tienes más clientes puedo volver más tarde o por la noche a buscarla. Total, hay confianza ¿no? - volvió a bromear.
En cualquier caso, parecía que era una mañana de reencuentros, pues no tardó en aparecer el bueno de Al´theas. Curiosamente, sus deseos coincidieron con los del brujo, y le hizo a Nín un pedido por la misma poción.
- Veo que es una pócima muy solicitada-, dijo animado, al ver una cara amiga de nuevo. - La verdad, es bastante normal que lo sea. Es muy útil-, comentó más serio, antes de retomar el tono alegre. - Me alegra verte de nuevo Al´theas, has llegado en buena semana. Se suelen encontrar buenas gangas en estas fiestas-, le aseguró. - Espero que encuentres a Lernaean, y si la ves, no dudes en decirle que venga a vernos. Lo cual me recuerda-, sus pensamientos se hilaron para transformase en palabras. - Que mi socio y yo también colocamos un puesto, justo al final de la calle. Si te interesa un arma, pergamino o encantamiento, no dudes en pasarte por mi tenderete. Estamos haciendo precios especiales y todo está en oferta-, se animó a decirle, señalándole la dirección con la testa, como hubiera hecho antes con Cath.
Y hablando de Cath, parecía que Nín y Al´theas habían decidido obviar el comentario de la gata, pero él… no haría tal cosa.
- Y bueno, gracias Níniel. Si puedes hacernos las pociones tan rápido, te esperaré por aquí-, le dijo a la sacerdotisa, acercándose a la gata y apoyándose en el mostrador, justo a su lado. - Menos mal que hay clientes, o Niniel te hubiera convertido en gata voladora con su bastón. Qué ahora que lo pienso, ¿en qué posición me deja eso? - enarcó una ceja, divertido, mirándola fijamente. - No le busques pretendientes a Nín mientras estoy delante, yo diría que es indecoroso, cuánto menos-, bromeó en un susurro, fácilmente audible por la felina.
En cuanto Vincent terminó de hablar con la mujer gata, se echó a reír. Cath era incorregible, y no era raro que sacara los colores de sus compañeros en mitad de una conversación. Pero desde que la ladrona había dejado su viejo oficio y estaban en el mismo bando, Vinc encontraba a Cath divertida y ocurrente. Eso sí, como los demás, no se libraba de sus artes con la palabra y más de una pulla había recibido, así como también había acabado avergonzado por sus ocurrencias en más de una ocasión.
En todo caso, acompañado por su hija, Al´theas, y Cath, la espera se le hizo corta. Y no tardó en ver como Níniel salía de la tienda con sendas pócimas.
- Genial, pues si vas a venir con nosotros, te pagaré allí mismo-, respondió a su dulce Níniel. - Un placer verte, Al´theas. Espero volver a verte pronto-, se despidió del caballero esmeralda. - Y lo mismo para ti Cath, pórtate bien en ausencia de Níniel-, bromeó, antes de marcharse junto a su hija y la sacerdotisa.
En el camino de vuelta, Vinc pudo mirar mejor el recorrido que había realizado mientras perseguía a su hija, y pudo darse cuenta lo cerca que estaba del local de Níniel. Hasta ahora no había pensado lo cerca que estaba. El trajín que tenía con su mercancía no le había dejado margen para penasr en nada más que no fuera preparar y colocar el puesto.
Un puesto, que por otro lado, estaba perfectamente montado cuando regresó a este.
«Vaya, habéis hecho un gran trabajo», fueron las palabras del brujo nada más llegar hasta allí. «Seguro que esperaste por la pócima de Níniel sólo para escapar del trabajo de montarlo», la contestación de Allyson»
Todos rieron tras la respuesta de la pequeña, por supuesto, pero no había tiempo que perder.
Vincent se centró en lo que tenía que hacer, y después de entregarle una bolsa a Nín, llena con las monedas que le debía por la poción, se puso manos a la obra. Se sentó en un ligera mesa que había llevado para la ocasión, ni mucho menos tan buena como el escritorio que tenía en el taller, pero serviría.
Poco a poco, sobre un pergamino en blanco, comenzó a trazar con tinta imbuida en éter las palabras que darían poder al que, por ahora, era un trozo de papel sin magia alguna. El pincel se deslizaba con rapidez y suavidad, pero al mismo tiempo con la seguridad y firmeza que daban la práctica y la experiencia, impregnado el pergamino con palabras en el lenguaje de los dragones. Nada más terminar lo que debía poner, remató el texto con un signo, y en cuanto acabó de trazarlo, tanto el glifo como las letras brillaron varias veces, antes de apagarse y desaparecer del papel, como si nunca hubiera habido nada escrito sobre este.
Finalmente enrolló el pergamino, ante la atenta mirada de su hija Allyson, y lo ató con su suave lazo de seda, preparado para ser utilizado en cuanto Níniel lo abriera por primera vez.
- ¿Te gusta? - le preguntó, con voz suave y afectiva. Ka niña respondió con un asentimiento de cabeza. - ¿Qué te gustaría más, ser arcanista como tu tío Vincent, o alquimista como tus tías Elen y Nín? - preguntó en el mismo tono suave, dejando el pergamino terminado a un lado de la mesa.
- Las dos cosas-, contestó ilusionada
Vinc le dedicó una dulce caricia en el cabello, y dejó que también observara como realizaba el segundo pergamino, de igual factura y utilidad que el primero, y que no llevó más que un par de minutos en acabar.
Hecho el trabajo, solo quedaba una cosa por hacer.
- Ten, Níniel. Espero que sean de tu agrado y te sirvan tan bien como a mí. Te puedo asegurar, que me han ayudado mucho a lo largo de mi vida-, comentó sonriente, entregándole los dos pergaminos enrollados y atados con su cierre de seda roja. - Y por el precio, no te preocupes. Solo me debes el costo del papel, trescientos veinte aeros en total. Para que está la familia si no-, comentó afectivo, dándole un beso en la mejilla. - Ahora ve y salva tu tienda, no creo que Cath pueda diferenciar las pócimas llenas de agua de bombas alquímicas-, rió. - Para ser sinceros, yo tampoco sabría diferenciarlos-, bromeó, y se despidió de la bella sacerdotisa.
El tiempo pasó, cierto es, pero para su sorpresa, no hubo esperar demasiado hasta tener su primer cliente fuera del ámbito más cercano y sentimental. Minutos más tarde de que partiera Níniel, un pequeño hombre ratón mostró interés por las armas del brujo y su socio Sandal, dándole la razón al más pequeño de los artesanos herreros. La colocación del puesto, había sido una muy buena idea.
- Que tal buen hombre, tenemos un poco de todo. Con la calidad de nuestras armas, su seguridad está garantizada-, comentó, como haría el mejor de los comerciantes y trileros de la palabra. Normalmente Sandal se encargaba de la tienda y de atender a los clientes, pero le estaba cogiendo el gusto a eso de mercadear. - Por supuesto, ese está solo de exposición, y entre usted y yo, luce bien, pero no aguantaría mucho en un combate real. Aquí detrás tengo todo lo necesario para hacer uno de un acero de la calidad que usted necesita. Vuelva en unas horas, y por ciento cuarenta aeros, tendrá un buen martillo de dos manos para frenar a todo bandido que tenga el infortunio de cruzarse en su camino-, le explicó al pequeñín, que a ojo sería un poquito más bajito que su hija Allyson. - Una auténtica oportunidad, créame. No encontrará tan buen martillo por menos dinero-, terminó por decirle, antes de despedirse de él, y ponerse a la creación del pedido.
En la fragua que había en el interior y parte trasera del puesto, se podía hacer cualquier arma que se pudiera imaginar, incluso pese a que no era de las dimensiones de la que tenía en su taller. Tal diferencia no era importante para la calidad del arma, y solo lo era para la posibilidad de trabajar a la vez con Sandal. Allí, en esa pequeña, tendrían que ir de uno en uno, más no creía que tuvieran un volumen de trabajo para que ello fuera relevante. Es más, tampoco solían tener tantos pedidos en el taller, como para que el tamaño de la fragua fuera importante, simplemente siendo de esa envergadura, podían trabajar los dos mientras conversaban y aprendían el uno del otro.
Pero ese día no había nada que practica ni aprender, solo trabajar. En cuestión de minutos varias barras de acero se pusieron al rojo, y poco a poco, golpe a golpe, cada barra se iba doblando, para luego añadirle otra encima y doblarla a su vez encima de la anterior. Así, una tras otra, para añadirle capas de acero al martillo que tendría una resistencia envidiable.
Sandal lo relevaba de vez en cuando en el proceso de doblaje y suma de capas, para no frenar el ritmo y hacerlo en tiempo record. Estando en la calle, debían darle una importancia mayor a la velocidad de creación, pues los clientes no esperarían de por vida por la entrega del arma, y si querían ser competitivos, debían ser muy profesionales y darlo todo.
En cualquier caso, al rato el martillo estuvo casi listo, y sólo quedaba darle el temple correcto. La parte más primordial en la creación de toda arma, pues si el temple no se hacía en el modo y tiempo justo, el arma podría quedar combada, quebradiza, o incluso todo lo contrario, con tan poca dureza que un cuchillo de mantequilla la mellaría. Así pues, Vinc y asociado, se tomaron la obra en consideración, y metieron la cabeza del martillo en un balde de aceite el tiempo que la experiencia les había dado como adecuado. El aceite burbujeó, y al aire se cargó de un intenso vapor blanquecino, que quedó suspendido en el interior de la habitación de telas, incluso una vez sacaran el martillo del aceite.
Una breve inspección fue suficiente para verificar que el martillo era perfecto. De un metal duro que no se mellaría ante nada, pero lo suficientemente flexible para que el acero no se quebrara en el impacto.
Finalizada la creación de la cabeza del martillo, solo quedaba meter la espiga de esta,en la ranura de la empuñadura de dos manos, y clavar con firmeza dicha espiga en la madera preparada para la ocasión.
Una vez hecho esto, Vinc probó el arma y la balanceó, y aunque estaba diseñada para el tamaño de un hombre ratón de un metro altura, notó que tenía buen equilibrio y que le resultaba fácil de manejar. Por tanto, pasada esta prueba, el arma estaba terminada y lista para su uso.
El brujo estaba feliz, pues el hombre ratón se había llevado un arma de buena factura. Podía estar seguro de ello.
Offrol
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Cómo hago por costumbre, a la gente con relación familiar o sentimental onrol con mi personaje, sólo le cobro el costo de los materiales. Y al bueno y majo de Amit'tek, le cobro materiales y un costo de 20 aeros por mano de obra. Normalmente cobro en mano de obra la mitad del costo de materiales... PERO QUÉ CARAJOS, ES YULE. OFERTAS ELECTRODANZANTES PARA TODOS LOS PERSONAJES QUE SE PASEN POR MI TIENDA.
Ofertas válidas hasta fin de año.
No se acepta reembolso, que por navidad que sea, sigue siendo el cruel medievo (?)
Pedido y factura de Níniel
Arcanos Nivel AvanzadoDos Pergaminos de Hechizos mayor / 32 materiales / 320 aeros
Pedido y factura de Amit'tek
Herrería Nivel AprendizUn Arma de dos manos de calidad normal / 12 materiales / 140 aeros (120 de materiales + 20 de beneficio para el brujo)
Espero que te guste el martillo que escogí para ti, Amit'tek. Evidentemente, el martillo tendría el tamaño ideal para ti, y si no te agrada ese, puedes elegir cualquier otro diseño/foto que te guste más ^^
- Martillo de Amit'tek:
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Por un momento, pensé que la situación se complicaría un poco. Me preocupaba que en cualquier momento Amit se le ocurriera morder al calamardoso calimadiroso sujeto, y las cosas escalaran, por eso lo mantuve sujeto por algunos momentos.
En realidad... se sentía bien abrazarlo, era como un peluche muy grande, pero no quería confesárselo para evitar que se pusiera tan gruñon como con el sujeto. Desgraciadamente, el que la dueña de la tienda pusiera paños fríos al asunto no me dejó con muchas excusas de mantenerlo en mis brazos, por lo que lo bajé y seguí a la vendedora cuando me citó a revisar la mercadería.
… por cierto, ¿que fue eso de “calamardoso calimadiroso”? ¿De donde salió ese pensamiento? Por alguna razón, inutía que Wood en algo tenía que ver.
- … quiero disculparme si ocasioné problemas – desvié la mirada hacia una dirección inexacta mientras me rascaba la mejilla con mi dedo índice – Mi abuelo me crió muy a la vieja usanza, y siempre me decía “no dejes que nadie te pase por encima”. Creo que me lo tomé más literal de lo que debería.
Por suerte estabamos en la parte de adelante, porque si hubiera sido problemático si hubiéramos estado más atrás.
Cuando me mostró los bastones, tomé uno a uno cómo se sentían. Tal y como decía la dueña (¿Reivi la llamó Amit?), la primera se sentía pesada, no al grado de costarme tanto el moverla, pero si podía sentirse que era un arma que, si alguien con buena musculatura y buena posición la usara, sería inamovible. La segunda, como explicó, se sentía mucho más ligera y agil de usar. Se sentía como aquellas varas que ocupaba cuando niña que giraba y giraba, y que podías lanzar al aire y seguían girando, listas para ser atrapadas cuando caían (cosa que no pasaba, pero bueh). La última, sin embargo, se sentía… bien. Me refiero, no se sentía lo suficientemente pesada como para necesitar ejercitarme, ni muy frágil.
- Esta me gusta más – comencé a girarla con mi mano derecha mientras conversaba con Reivi – No me da la sensación de que sea demasiado pesada para llevar conmigo, y la más liviana… creo que tendría ese problema de que no me serviría para defenderme bien contra otras armas, como espadas.
Fue entonces cuando lo había notado. Lo tenía en la cabeza, pero no me había atrevido a decirlo, pero el acento que tenía la delataba. Más bien, usualmente delataba a muchos dragones que hablaban en lenguaje común.
- ¿Es una dragona, verdad? Ya me parecía único tener una silla como la que tenía afuera – pagué la deuda que tenía por el arma, y le hice una reverencia, tomando mi nuevo compañero de luchas – Me gusta su labor con las armas, una amiga tiene una herrería, por lo que estoy acostumbrada a que me hablen de ellas. Ojalá podamos conversar en otra ocasión. Cuando un evento no tan caótico nos tenga ocupadas, jeje
Dicho y hecho, nos retiramos de ahí cuando Amit terminó su asunto de las armas, y para evitar más problemas como los de antes. Lo seguí hasta donde iba, y me fijé que volvía al lugar donde me había encontrado con Eltrant antes. Era un hombre bestia un poco más alto que yo, aunque casi duplicaba la altura de Amit. Quizás le faltaban unos centímetros para que fuera duplicar por completo.
... ahora que lo pensaba, eso me dio la excusa perfecta para tomar una caja cercana y subirlo para que pudiera conversar mejor con él. No es que lo buscara activamente, pero… Momo hace mucho que había crecido, ya no podía cargarlo, y ya saben… una madre tiene necesidades afectivas…
- … oh – exclamé cuando vi alguno de los encantamientos que tenía - ¿cuánto es el valor de estas lámparas? Creo que he viajado en muchos lugares donde necesitaba una, pero no tenía fuego con qué encenderla.
—
OFF:
- Pago por el bastón de Reivy
- Interacción con Reivy en idioma dragón. Es lo que se encuentra en cursiva
- Interactuo con Amit y Asher
- Y problablemente se lleve una lampara encantada, si es que le explican como funciona
En realidad... se sentía bien abrazarlo, era como un peluche muy grande, pero no quería confesárselo para evitar que se pusiera tan gruñon como con el sujeto. Desgraciadamente, el que la dueña de la tienda pusiera paños fríos al asunto no me dejó con muchas excusas de mantenerlo en mis brazos, por lo que lo bajé y seguí a la vendedora cuando me citó a revisar la mercadería.
… por cierto, ¿que fue eso de “calamardoso calimadiroso”? ¿De donde salió ese pensamiento? Por alguna razón, inutía que Wood en algo tenía que ver.
- … quiero disculparme si ocasioné problemas – desvié la mirada hacia una dirección inexacta mientras me rascaba la mejilla con mi dedo índice – Mi abuelo me crió muy a la vieja usanza, y siempre me decía “no dejes que nadie te pase por encima”. Creo que me lo tomé más literal de lo que debería.
Por suerte estabamos en la parte de adelante, porque si hubiera sido problemático si hubiéramos estado más atrás.
Cuando me mostró los bastones, tomé uno a uno cómo se sentían. Tal y como decía la dueña (¿Reivi la llamó Amit?), la primera se sentía pesada, no al grado de costarme tanto el moverla, pero si podía sentirse que era un arma que, si alguien con buena musculatura y buena posición la usara, sería inamovible. La segunda, como explicó, se sentía mucho más ligera y agil de usar. Se sentía como aquellas varas que ocupaba cuando niña que giraba y giraba, y que podías lanzar al aire y seguían girando, listas para ser atrapadas cuando caían (cosa que no pasaba, pero bueh). La última, sin embargo, se sentía… bien. Me refiero, no se sentía lo suficientemente pesada como para necesitar ejercitarme, ni muy frágil.
- Esta me gusta más – comencé a girarla con mi mano derecha mientras conversaba con Reivi – No me da la sensación de que sea demasiado pesada para llevar conmigo, y la más liviana… creo que tendría ese problema de que no me serviría para defenderme bien contra otras armas, como espadas.
Fue entonces cuando lo había notado. Lo tenía en la cabeza, pero no me había atrevido a decirlo, pero el acento que tenía la delataba. Más bien, usualmente delataba a muchos dragones que hablaban en lenguaje común.
- ¿Es una dragona, verdad? Ya me parecía único tener una silla como la que tenía afuera – pagué la deuda que tenía por el arma, y le hice una reverencia, tomando mi nuevo compañero de luchas – Me gusta su labor con las armas, una amiga tiene una herrería, por lo que estoy acostumbrada a que me hablen de ellas. Ojalá podamos conversar en otra ocasión. Cuando un evento no tan caótico nos tenga ocupadas, jeje
Dicho y hecho, nos retiramos de ahí cuando Amit terminó su asunto de las armas, y para evitar más problemas como los de antes. Lo seguí hasta donde iba, y me fijé que volvía al lugar donde me había encontrado con Eltrant antes. Era un hombre bestia un poco más alto que yo, aunque casi duplicaba la altura de Amit. Quizás le faltaban unos centímetros para que fuera duplicar por completo.
... ahora que lo pensaba, eso me dio la excusa perfecta para tomar una caja cercana y subirlo para que pudiera conversar mejor con él. No es que lo buscara activamente, pero… Momo hace mucho que había crecido, ya no podía cargarlo, y ya saben… una madre tiene necesidades afectivas…
- … oh – exclamé cuando vi alguno de los encantamientos que tenía - ¿cuánto es el valor de estas lámparas? Creo que he viajado en muchos lugares donde necesitaba una, pero no tenía fuego con qué encenderla.
—
OFF:
- Pago por el bastón de Reivy
- Interacción con Reivy en idioma dragón. Es lo que se encuentra en cursiva
- Interactuo con Amit y Asher
- Y problablemente se lleve una lampara encantada, si es que le explican como funciona
Siria
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Recuérdame cómo he dejado que me arrastres hasta aquí. - pidió Elen, sujetando firmemente la mano del cazador mientras avanzaban por entre la multitud. Apenas había espacio para moverse, y el ruido tampoco la animaba a quedarse en la calle mucho más tiempo, pero el norteño se había empeñado en que les vendría bien salir de la posada y contagiarse del espíritu festivo del Yule. - Cuando quiero puedo ser muy persuasivo y admítelo, no puedes resistirte a mis encantos. - contestó Alister, riendo levemente y abriéndose paso hasta la zona de los talleres.
Era sorprendente ver el cambio que había experimentado el dragón desde aquel día en las tierras del oeste, cuando de forma totalmente accidental, sus caminos se cruzaron. Casi parecía que habían cambiado las tornas en la pareja, y que el antes huraño y reservado hijo del norte ahora era incluso más sociable que la propia vampira, esa que lo había obligado a asistir a sus primeros eventos al poco de llegar a Lunargenta por primera vez. - ¿Cómo podría negarlo? - soltó la señora de sombras, que ocultaba a medias su rostro bajo la capucha de su armadura ligera.
Ciertamente, no podía, el alado había derretido su corazón y poco a poco se había convertido en alguien indispensable para ella, no solo porque lo amase sino porque después de todo lo ocurrido era casi lo único bueno que tenía. Su transformación le seguía pesando mucho, la unión con el medallón y toda esa influencia que ejercía sobre ella… no era algo que la hiciese sentirse bien, solo Alister conseguía darle algo de esperanza y hacerla soñar con un futuro más allá de los jinetes, del Oblivion y de su propia responsabilidad como Centinela del Sur.
- ¿Adónde vamos? - preguntó, provocando que el alado se detuviese momentáneamente para echar un vistazo a cuanto los rodeaba. - ¿Necesitamos algo en particular? - replicó él, buscando los ojos de la benjamina de los Calhoun. - Un ejército invencible pero no creo que eso se pueda comprar aquí. - bromeó la criatura de la noche, acariciando el dorso de la mano del cazador. - Bueno, podemos cambiarlo por mejor equipo, ¿no es ese el ayudante de Vincent? - señaló, indicando a su acompañante el puesto en que creía haber visto a Sandal.
- Sí, debe haber aprovechado la ocasión para trasladar su taller a la calle como el resto de artesanos. - concedió la de cabellos cenicientos, poniéndose en marcha casi al instante. La aglomeración de gente hizo que tardasen un par de minutos en llegar, pero finalmente alcanzaron el mostrador del herrero, en el cual había ya un par de clientes. - Buenos días Sandal, ¿está mi hermano en la forja? Me gustaría que mejorase los cuchillos que me hizo hace algún tiempo. - saludó, desenganchando la correa que rodeaba su muslo y depositándola sobre el expositor para que el rubio pudiese ocuparse de las armas.
Antes solía utilizarlas combinándolas con su telequinesis pero ahora eran más bien una última baza para casos de emergencia, cuando sus rivales se acercaban demasiado y no le quedaba más remedio que utilizar armas cortas, dejando de lado su sombrío elemento. Por eso mismo necesitaba que fuesen más resistentes y eficaces, no podía permitirse ningún fallo, no a aquellas alturas ni con lo que estaba por venir.
Mientras esperaban, el dragón la rodeó por la espalda con un brazo y deslizó su mirada por encima de los objetos que estaban en venta, aunque no pretendía adquirir ninguno. Siempre había preferido luchar con su forma bestial y eso no iba a cambiar, además la de ojos verdes ya lo había convencido para que llevase consigo una armadura mejor y también una espada, no necesitaba más.
Su intención para aquel día era simplemente mantenerla ocupada y conseguir que por unas horas, dejase de pensar en la batalla contra los Tarmúnil y todo lo relacionado con ello. - Ver a su familia la ayudará a distraerse. - se dijo a sí mismo, confiando en que el encuentro con Vincent y Allyson, si es que la niña andaba por allí, la animasen un poco.
Off: Paso por la tienda de Vincent a mejorar la calidad de los cuchillos arrojadizos de pobre a común.
Era sorprendente ver el cambio que había experimentado el dragón desde aquel día en las tierras del oeste, cuando de forma totalmente accidental, sus caminos se cruzaron. Casi parecía que habían cambiado las tornas en la pareja, y que el antes huraño y reservado hijo del norte ahora era incluso más sociable que la propia vampira, esa que lo había obligado a asistir a sus primeros eventos al poco de llegar a Lunargenta por primera vez. - ¿Cómo podría negarlo? - soltó la señora de sombras, que ocultaba a medias su rostro bajo la capucha de su armadura ligera.
Ciertamente, no podía, el alado había derretido su corazón y poco a poco se había convertido en alguien indispensable para ella, no solo porque lo amase sino porque después de todo lo ocurrido era casi lo único bueno que tenía. Su transformación le seguía pesando mucho, la unión con el medallón y toda esa influencia que ejercía sobre ella… no era algo que la hiciese sentirse bien, solo Alister conseguía darle algo de esperanza y hacerla soñar con un futuro más allá de los jinetes, del Oblivion y de su propia responsabilidad como Centinela del Sur.
- ¿Adónde vamos? - preguntó, provocando que el alado se detuviese momentáneamente para echar un vistazo a cuanto los rodeaba. - ¿Necesitamos algo en particular? - replicó él, buscando los ojos de la benjamina de los Calhoun. - Un ejército invencible pero no creo que eso se pueda comprar aquí. - bromeó la criatura de la noche, acariciando el dorso de la mano del cazador. - Bueno, podemos cambiarlo por mejor equipo, ¿no es ese el ayudante de Vincent? - señaló, indicando a su acompañante el puesto en que creía haber visto a Sandal.
- Sí, debe haber aprovechado la ocasión para trasladar su taller a la calle como el resto de artesanos. - concedió la de cabellos cenicientos, poniéndose en marcha casi al instante. La aglomeración de gente hizo que tardasen un par de minutos en llegar, pero finalmente alcanzaron el mostrador del herrero, en el cual había ya un par de clientes. - Buenos días Sandal, ¿está mi hermano en la forja? Me gustaría que mejorase los cuchillos que me hizo hace algún tiempo. - saludó, desenganchando la correa que rodeaba su muslo y depositándola sobre el expositor para que el rubio pudiese ocuparse de las armas.
Antes solía utilizarlas combinándolas con su telequinesis pero ahora eran más bien una última baza para casos de emergencia, cuando sus rivales se acercaban demasiado y no le quedaba más remedio que utilizar armas cortas, dejando de lado su sombrío elemento. Por eso mismo necesitaba que fuesen más resistentes y eficaces, no podía permitirse ningún fallo, no a aquellas alturas ni con lo que estaba por venir.
Mientras esperaban, el dragón la rodeó por la espalda con un brazo y deslizó su mirada por encima de los objetos que estaban en venta, aunque no pretendía adquirir ninguno. Siempre había preferido luchar con su forma bestial y eso no iba a cambiar, además la de ojos verdes ya lo había convencido para que llevase consigo una armadura mejor y también una espada, no necesitaba más.
Su intención para aquel día era simplemente mantenerla ocupada y conseguir que por unas horas, dejase de pensar en la batalla contra los Tarmúnil y todo lo relacionado con ello. - Ver a su familia la ayudará a distraerse. - se dijo a sí mismo, confiando en que el encuentro con Vincent y Allyson, si es que la niña andaba por allí, la animasen un poco.
Off: Paso por la tienda de Vincent a mejorar la calidad de los cuchillos arrojadizos de pobre a común.
Elen Calhoun
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
-No tienes porque disculparte. -Le decía a Siria tras el altercado con el señor de mar. -Tu abuelo te crió bien.
Siempre era gratificante ver como los clientes se tomaban la molestia de probar la mercancía, y esta vez no era distinto. Una tenia que asegurarse de comprar bien, a fin de cuentas las armas son objetos que te salvan la vida.
-Has hecho una buena elección Siria. -Estaba apunto de pronunciar algo mas, pero me quede con la boca medio abierta y sorprendida al oír la lengua natal. -Lo soy, igual que la nena que esta conmigo. -Le respondí a la compatriota en el mismo idioma. -Gracias, siempre es satisfactorio oír un elogio por el trabajo bien hecho. Seria estupendo volver a vernos en circunstancias mas tranquilas. -Le di la mano a la morena a modo de despedida. -Que los celestiales iluminen tu camino y que el oscuro no persiga tus sueños.
La gratitud de Amit´tek era mas que notoria, puede que sus rasgos faciales fueran difíciles de leer para alguien ajeno a su raza, pero el ratoncito se las apañaba muy bien para demostrar sus sentimientos con el uso de la voz.
-Pues deberían hacerlo mas a menudo, eres buena gente y... - No pude terminar la frase porque un cliente se acercaba con una figura en la mano y unas monedas en la otra. -Gracias por su compra, vuelva pronto. -Aun con las monedas calientes en la mano baje la mirada. -Perdona Amit, tengo mucha gente. Ojala volvamos a encontrarnos pronto.
-Claro que lo haré. -Contestaba Lavey al mismo tiempo que yo respondía al saludo lejano del mausu. -Y no llevare una, llevare dos liebres. -La jovencita se despidió orgullosa de su amigo y volvió a su tarea de dependienta.
En cuanto la rubia vio que la mujer abría los brazos y le daba permiso, se apresuro a cerrar los suyos sobre el cuerpo de la morena. "La espalda esta calentita ¿Sera por las alas?" Pensaba Lavey mientras sentía las palmaditas de la cuerva.
El día le estaba saliendo a pedir de boca. Se había encontrado un lobo grandote que le vendió algo que no pensaba que pudiera existir, se había reencontrado con Ava y ahora esta le permitía no solo abrazarla sino también colocarle el colgante. Los niveles de felicidad de Lavey estaban por la nubes.
La visión que la mujer provocaba al apartarse el pelo resultaba sencillamente hermosa, la joven le coloco el colgante en el cuello a la mujer-bestia y ahora que sus caras estaban mas cerca que nunca gravo en su mente todos los detalles que pudo.
-Es igual de precioso que la dueña. -Contesto inocente Lavey, aunque al darse cuenta de lo que acababa de decir se puso roja como un tomate.- Ah... cre-creo que me llaman por...
Pero la jugada no le salio bien porque una amiga de Ava se acerco pidiendo presentaciones. La pequeña lagartija no tuvo mas remedio que quedarse donde estaba, tiesa como palo y roja como un arándano.
-Eso parece. -Le respondí a la mujer de cuernos blancos antes de que comenzaran las presentaciones. -No pensé que me fuera a ir tan bien, la verdad. -Hice una pausa al escuchar a la otra mujer y espere las introducciones.- -Es todo un gusto Karen. -Mire a los ojos de la recién llegada y al notar que mi hija no contestaba le di un codazo. -Gusto es. -Respondió la rubia con dificultad.
-Mi puesto es humilde y los precios también, por esa cantidad te puedes llevar algo.
Al escuchar las palabras de Karen, Lavey salio de su agradable Shock y miro hacia la mesa buscando algo.
-Yo lo conozco, el señor arcanista me hizo unas flechas. -La pequeña se acerco a la mesa y cogió una pequeña escultura con un lobo y su cría. -Creo que esta os puede gustar a los dos y son 40 aeros.
-Si quieres. -Me acerque al colgador donde pendían los collares. -Podemos hacerte un 2x1 así también tienes algo para ti. Por el precio de la figura puedes llevarte un colgante de estos.
____
Off:
Me despido de Amit y Siria.
Interacción con Ava
Karen: Como acordamos, tu taya del lobo por 40 aeros, debido al tamaño gasto 3 materiales. Le doy una oferta donde puede elegir gratis uno de los colgantes que le enseño. Karen gasta 40 aeros, 30 en materiales 10 en ganancia.
Total: 2 Objetos. Perdidas 10 aeros. Materiales totales 5 + 2 en reserva, lo que hace un total de 7 que queda transformado en, 2 puntos de profesión y 1 material en reserva. Nivel de profesión, paso de 25 a 27.
Siempre era gratificante ver como los clientes se tomaban la molestia de probar la mercancía, y esta vez no era distinto. Una tenia que asegurarse de comprar bien, a fin de cuentas las armas son objetos que te salvan la vida.
-Has hecho una buena elección Siria. -Estaba apunto de pronunciar algo mas, pero me quede con la boca medio abierta y sorprendida al oír la lengua natal. -Lo soy, igual que la nena que esta conmigo. -Le respondí a la compatriota en el mismo idioma. -Gracias, siempre es satisfactorio oír un elogio por el trabajo bien hecho. Seria estupendo volver a vernos en circunstancias mas tranquilas. -Le di la mano a la morena a modo de despedida. -Que los celestiales iluminen tu camino y que el oscuro no persiga tus sueños.
La gratitud de Amit´tek era mas que notoria, puede que sus rasgos faciales fueran difíciles de leer para alguien ajeno a su raza, pero el ratoncito se las apañaba muy bien para demostrar sus sentimientos con el uso de la voz.
-Pues deberían hacerlo mas a menudo, eres buena gente y... - No pude terminar la frase porque un cliente se acercaba con una figura en la mano y unas monedas en la otra. -Gracias por su compra, vuelva pronto. -Aun con las monedas calientes en la mano baje la mirada. -Perdona Amit, tengo mucha gente. Ojala volvamos a encontrarnos pronto.
-Claro que lo haré. -Contestaba Lavey al mismo tiempo que yo respondía al saludo lejano del mausu. -Y no llevare una, llevare dos liebres. -La jovencita se despidió orgullosa de su amigo y volvió a su tarea de dependienta.
La bruja y la guerrera alada...
En cuanto la rubia vio que la mujer abría los brazos y le daba permiso, se apresuro a cerrar los suyos sobre el cuerpo de la morena. "La espalda esta calentita ¿Sera por las alas?" Pensaba Lavey mientras sentía las palmaditas de la cuerva.
El día le estaba saliendo a pedir de boca. Se había encontrado un lobo grandote que le vendió algo que no pensaba que pudiera existir, se había reencontrado con Ava y ahora esta le permitía no solo abrazarla sino también colocarle el colgante. Los niveles de felicidad de Lavey estaban por la nubes.
La visión que la mujer provocaba al apartarse el pelo resultaba sencillamente hermosa, la joven le coloco el colgante en el cuello a la mujer-bestia y ahora que sus caras estaban mas cerca que nunca gravo en su mente todos los detalles que pudo.
-Es igual de precioso que la dueña. -Contesto inocente Lavey, aunque al darse cuenta de lo que acababa de decir se puso roja como un tomate.- Ah... cre-creo que me llaman por...
Pero la jugada no le salio bien porque una amiga de Ava se acerco pidiendo presentaciones. La pequeña lagartija no tuvo mas remedio que quedarse donde estaba, tiesa como palo y roja como un arándano.
-Eso parece. -Le respondí a la mujer de cuernos blancos antes de que comenzaran las presentaciones. -No pensé que me fuera a ir tan bien, la verdad. -Hice una pausa al escuchar a la otra mujer y espere las introducciones.- -Es todo un gusto Karen. -Mire a los ojos de la recién llegada y al notar que mi hija no contestaba le di un codazo. -Gusto es. -Respondió la rubia con dificultad.
-Mi puesto es humilde y los precios también, por esa cantidad te puedes llevar algo.
Al escuchar las palabras de Karen, Lavey salio de su agradable Shock y miro hacia la mesa buscando algo.
-Yo lo conozco, el señor arcanista me hizo unas flechas. -La pequeña se acerco a la mesa y cogió una pequeña escultura con un lobo y su cría. -Creo que esta os puede gustar a los dos y son 40 aeros.
- Figura:
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-Si quieres. -Me acerque al colgador donde pendían los collares. -Podemos hacerte un 2x1 así también tienes algo para ti. Por el precio de la figura puedes llevarte un colgante de estos.
- A elegir entre:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
____
Off:
Me despido de Amit y Siria.
Interacción con Ava
Karen: Como acordamos, tu taya del lobo por 40 aeros, debido al tamaño gasto 3 materiales. Le doy una oferta donde puede elegir gratis uno de los colgantes que le enseño. Karen gasta 40 aeros, 30 en materiales 10 en ganancia.
Total: 2 Objetos. Perdidas 10 aeros. Materiales totales 5 + 2 en reserva, lo que hace un total de 7 que queda transformado en, 2 puntos de profesión y 1 material en reserva. Nivel de profesión, paso de 25 a 27.
Reivy Abadder
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
-¿Horas?- me froté los ojos, parpadeando varias veces, y me estiré. Ahora que lo mencionaba... había perdido el hilo del tiempo. Estaba algo cansado, pero aún podía continuar. Faltaba mucho día por delante.
La joven ofreció algo. Un bollo. Sonreí, gratamente sorprendido por el gesto, mientras escuchaba las palabras de Merrigan. Cogí el bollo con cuidado. Tenía un aspecto realmente delicioso, pero sabía que sería aún mejor luego. Sin mi olfato, no tendría tanto sabor. Lo guardé bajo el mostrador para luego.
-Muchas gracias.- dije, agradecido. Era algo pequeño, pero levantó mi ánimo aún más. Luego, presté atención al pedido. Aquello era más especial que un puñado de flechas.
La espada de Ivor... un objeto imbuido con el éter... o el espíritu, incluso, de una persona... Me quedé pensativo. ¿Aquello era posible? Almacenar tal cantidad de magia en un objeto era un hito increíble. Pero a decir verdad... ¿no lo había visto antes? Aquel colgante de Eltrant. Había pertenecido a una bruja de viento. Y era la fuente de magia de su espada. No, aquello era distinto. Aquello era una conciencia. Una persona, con su mente incluso, dentro del arma.
-Despertar a un ser legendario que lleva siglos durmiendo. Vale, parece fácil.- bromeé. Venían con un desafío.
Definitivamente era más interesante que la mayoría de mis encargos. -Bien... vale, vale.- musité, examinando la espada. El rostro era muy realista. Casi de mal gusto, incluso. -...Vale.- repetí, aún perplejo. -Esto me llevará un poco más.-
Mi mente empezó a buscar ideas. ¿Que podía hacer? Si usaba runas naturales... No, aquello podía acabar mal. Aprendería mucho, definitivamente, pero no podía simplemente experimentar con las pertenencias de otra gente. O... personas durmientes dentro de pertenencias de otra gente.
Por supuesto, esa cosa no se despertaría con estímulos físicos. Si realmente estaba viva... pero era sólo su éter... era razonable que un glifo pudiese cambiar su estado. Si interfería en su flujo mágico introduciendo otra runa con la suficiente potencia, era posible que la hija de Ivor lo notase y se despertarse. Sería el equivalente a tocarle a alguien el alma, dicho de forma más o menos literal.
Aquello merecía los mejores materiales que tenía.
Pocas veces tenía la oportunidad de usar Sangre de Ímbar. Era difícil de conseguir. Pero con los contactos adecuados y el dinero suficiente, se podía obtener cualquier cosa.
Llené uno de los cuencos que poseía con aquel líquido rojizo. Después, introduje con cuidado un cristal purgado, es decir, un cristal anteriormente elemental cuyo elemento ha sido neutralizado. Vacío, pero lleno de éter, y extremadamente ligero. En cuanto tocó la sabia, empezó a perder su forma, fundiéndose con el líquido.
Estabilizar la mezcla no era tarea sencilla. Inscribí glifos en el cuenco mientras el proceso concluía, moviendo el denso líquido sin llegar a salpicar nada. La temperatura debía permanecer estable a cualquier precio.
Cuando la sangre se volvió blanca, suspiré. Quedaba ver si aquello funcionaría. Mantuve mi pulso firme y me concentré tanto como pude, tapando cualquier distracción externa. Usé la pluma más fina que poseía y empecé a inscribir el anillo de runas. Los símbolos eran diminutos. Tenían que serlo.
Finalmente, enlacé el anillo. Tardaría unos minutos en asentarse. Intenté relajarme. Solo quedaba esperar. Distraje mi mente terminando la última flecha. Madera clara, punta blanca.
Tan ligera como la propia espada.
_____________________________________
-Taliesin.- saludé con un gesto de la cabeza. -Sí, fue algo así como un experimento. Tengo proyectiles similares.- expliqué. -Pero no suelo tener un taller propio. La verdad, tampoco esperaba tener tantos clientes...- sonreí, cansado. ¿Se había hecho ya de noche? ¿Cuanto tiempo había pasado?
Quizás fuese por aquella festividad, pero lo cierto era que había conseguido mucho trabajo. Definitivamente más que el resto del año.
Tal vez pudiese abrir alguna tienda de verdad, algún día. Si me retiraba de aquella vida y quería algo tranquilo... empezaba a parecer una posibilidad. Syl estaría contento. ¿Pero cuanto tiempo podía pasar realmente sin hacer nada más que encantamientos?
-Vaya, alguien que sabe lo que quiere.- dije, esbozando media sonrisa. Busqué entre los estantes que aún no estaban vacíos, casi satisfecho por lo poco que me quedaba. Aún quedaba alguno ilusorio. Lo puse sobre la mesa, aún sin sacar el anillo metálico que lo mantenía enrollado. -¿Sabes como funcionan, no? Escribes lo que quieras imaginando el objeto en tu mente. Es simple. El anillo tiene una pequeña pluma. Si "pinchas" el metal, tendrás tinta para inscribir.- expliqué. La argolla era de un metal blando, útil para cosas como aquella.
Saqué uno de los pergaminos en blanco que tenía y empecé a inscribir las runas, usando polvo de fuego y aceite.
-Espero que no necesites esto, la verdad.- dije. No parecía un criminal, o alguien que se viese en demasiados problemas. Quizás por eso no había ido a por un encantamiento para armas, después de todo. -Aunque suele venir bien para hacer estallar cerraduras... ten cuidado.- comenté, terminando el glifo. Antes de que comenzase a brillar, enrollé el pergamino y coloqué tres anillos a su alrededor, asegurándolo bien. Si se abría por accidente, sería problemático.
-El ilusorio son 120 aeros. El explosivo... te lo dejaré en 160.- Solía ser ligeramente más, pero el hombre me caía bien. Y ya se estaba gastando suficiente.
______________________________
Una mujer y un pequeño hombre ratón. Curiosa pareja. Me mantuve sentado, mirando con curiosidad a mi "congénere". Parecía buscar encantamientos, pero no había dicho nada en concreto.
Aquello era relativamente común. Aunque explicar las cosas que tenía disponibles una y otra vez no era algo que me gustase del todo, me había acostumbrado. Sin embargo, la mujer que le acompañaba parecía haber encontrado algo que le interesase. Las lámparas.
-Ah... funcionan más o menos como un pergamino. Solo tienes que girar la llave y decir la palabra que aparece aquí.- señalé, cogiendo una de las lámparas arcanas y señalando la inscripción de la parte de atrás. -No necesitan combustible y son ligeras. También pueden usarse sin temor a quemar nada. Sin embargo, solo duran unos cuarenta minutos antes de necesitar recargarse.- expliqué, ladeando ligeramente la cabeza. -Se cargan por su cuenta. Tarda algo menos de un día en ello.-
Aquella última parte era un inconveniente, pero dado lo práctico que era el objeto... era un mal necesario.
-Tengo otras, más especializadas.- añadí. Aquellas eran también las más pequeñas, lo suficiente para llevarlas en un cinturón. -Duran una hora y la luz es mucho más fuerte, pero son algo más caras. Las primeras cuestan 100 aeros y las especializadas, 150.-
Sólo tenía unas pocas de las segundas. Si se decidía por aquella, tendría que modificar alguna otra. Luego, me volví hacia el hombre ratón. Había mencionado algo sobre armas...
-Si necesitas algo para armas... tengo un poco de todo. Puedo hacerlas más ligeras, más resistentes... pero lo más popular es imbuirlas con algún elemento.- No estaba muy seguro de que clase de vida llevaba el roedor. Prefería no asumir nada. -Ya sabes, fuego, electricidad, hielo... tierra, incluso. También tengo cosas para hacerte más rápido o fuerte.- finalicé, encogiendome de hombros.
Intenté no mostrarme demasiado agresivo. La diferencia de tamaño podía intimidarle, por lo que me aseguré de mantener un tono cordial.
- Lamparas:
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_______________________________________________
OBJETO | MATERIALES |
Cascada de Plumas | 18 |
Pergamino Explosivo | 14 |
Proyectil elemental (Aire) | 3 |
TOTAL | 35 |
Sarez: Vendo tres flechas de agua que tenía en el inventario por 150 aeros. Fabrico una de aire (Beneficio de 20 aeros), y hago la Cascada de Plumas. (Beneficio de 40 aeros). Como dijo Sarez, coste total de 420 aeros para él, y beneficio total de 210 aeros para mi.
Taliesin: Vendo un pergamino ilusorio que tenía en el inventario por 120 aeros. Fabrico un pergamino explosivo. (Beneficio de 20 aeros.) Coste total de 280 aeros para él, beneficio total de 140 aeros para mi.
Siria: Las lámparas son, esencialmente, pergaminos de luz a efectos prácticos. Calidad pobre a 50 aeros, calidad común a 100 aeros. Superiores a 150. Esperaré a que especifiques cual quieres. (De calidad normal tengo uno en stock, por cierto.)
Hablo también con Amit, para mostrarle los encantamientos que tengo.
35 materiales + 3 en reserva = 38. Gano 4 puntos de profesión (de 67 a 71) y me quedo con 2 materiales en reserva. También gano un total de 350 aeros.
Asher Daregan
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Chimar se queda dormido en esta festividad y llega con algo de día avanzado pero mejor tarde que nunca, adora los mercadillos… en un sentido decente pues ya no necesita robar demasiado, ahora es un simple cliente.
Literalmente el distrito destinado al curioso evento está a reventar de gente, todos comprando o vendiendo muchos tipos de mercancía. Tanta actividad mercantil le recuerda al genio las razones de sus operaciones carteristas.
Hay mucha gente que pide a gritos ser desplumada pero el genio no lo hará, tiene tanto dinero en la bolsa que sería casi un pecado. No puede responder por sus hermanitos claramente aunque si nadie se entera no hay mal.
Mientras Chimar y Canel se mueven por las atestadas calles no pueden evitar ver personajes conocidos, todo el roster aventurero está participando en la festividad de fin de año tomando uno de los dos papeles involucrados.
Tanto comercio le trae imágenes pasadas al genio, cosas de cuando regentaba su taller. Dejo tales actividades para dedicarse plenamente a las aventuras y ahora solo hace encargos menores muy puntuales.
Menuda cantidad de gente comprando babosadas que no usaran…
En su experiencia personal, se usan pocas cosas de la mochila cuando sales a explorar. Casi siempre no hay tiempo para ponerse con tales nimiedades por lo que dependes enteramente de las habilidades o la suerte.
Suspira al ver que Canel apenas puede contener los ojos en sus orbitas, si los ojos tocaran ya tendrían problemas. Es un niño muy rarito para algunas cosas… pero curiosidad no le falta cuando visitan un mercado.
Maquiavelo por su parte identifica los rostros conocidos con discreción, son numerosos. Incluso detalla a la distancia al niño maquina Zero y su propio hermano Demian, este último con una tienda personal.
Para calmar al enano hechicero, Chim tiene la brillante idea de conseguirle una manzana acaramelada. Eso lo mantiene tranquilo… ahora entiende porque su padre le compraba comida cuando se ponía impertinente.
Ahora tendré que comprar algo…
“Canel le mira intrigado”.
No me mires así, es de mala suerte pasar cuando todo el mundo compra.
Aun sin comprender tal concepto, el pequeño brujito vuelve a centrar su atención en el dulce que lleva entre manos. Eventualmente dicho par termina frente a un adulto medianamente conocido por Maquiavelo.
Es tu día de suerte frijol, necesito dos kits para armas.
Literalmente el distrito destinado al curioso evento está a reventar de gente, todos comprando o vendiendo muchos tipos de mercancía. Tanta actividad mercantil le recuerda al genio las razones de sus operaciones carteristas.
Hay mucha gente que pide a gritos ser desplumada pero el genio no lo hará, tiene tanto dinero en la bolsa que sería casi un pecado. No puede responder por sus hermanitos claramente aunque si nadie se entera no hay mal.
Mientras Chimar y Canel se mueven por las atestadas calles no pueden evitar ver personajes conocidos, todo el roster aventurero está participando en la festividad de fin de año tomando uno de los dos papeles involucrados.
Tanto comercio le trae imágenes pasadas al genio, cosas de cuando regentaba su taller. Dejo tales actividades para dedicarse plenamente a las aventuras y ahora solo hace encargos menores muy puntuales.
Menuda cantidad de gente comprando babosadas que no usaran…
En su experiencia personal, se usan pocas cosas de la mochila cuando sales a explorar. Casi siempre no hay tiempo para ponerse con tales nimiedades por lo que dependes enteramente de las habilidades o la suerte.
Suspira al ver que Canel apenas puede contener los ojos en sus orbitas, si los ojos tocaran ya tendrían problemas. Es un niño muy rarito para algunas cosas… pero curiosidad no le falta cuando visitan un mercado.
Maquiavelo por su parte identifica los rostros conocidos con discreción, son numerosos. Incluso detalla a la distancia al niño maquina Zero y su propio hermano Demian, este último con una tienda personal.
Para calmar al enano hechicero, Chim tiene la brillante idea de conseguirle una manzana acaramelada. Eso lo mantiene tranquilo… ahora entiende porque su padre le compraba comida cuando se ponía impertinente.
Ahora tendré que comprar algo…
“Canel le mira intrigado”.
No me mires así, es de mala suerte pasar cuando todo el mundo compra.
Aun sin comprender tal concepto, el pequeño brujito vuelve a centrar su atención en el dulce que lleva entre manos. Eventualmente dicho par termina frente a un adulto medianamente conocido por Maquiavelo.
Es tu día de suerte frijol, necesito dos kits para armas.
- Off:
- Chimar le compra dos kits para armas a Vincent
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Reivy enseñó a Alward los amuletos de los que disponía. El primero se supone que sanaría todas sus heridas, no era mala idea debido al trabajo que desempeñaba, su piel siempre acababa siendo rajada por algún lado. El segundo le daría suerte en la caza. Definitivamente no era para él, quizás para su amigo Emmanuel sí, pero... Qué demonios, en su último cumpleaños se olvidó de felicitar a Alward, que se fastidie. El tercero y último fue el que más llamó la atención del mercenario; "El Martillo de Thor", dios de la humanidad. Según la dragona, este último le daría fuerza en la batalla.
Cada uno costaba treinta aeros, pero no los iba a comprar todos. Estaba en real duda entre el primero y el segundo. Lo de curar las heridas no le vendría mal, pero la fuerza en batalla también le vendría bien... Aunque realmente no estaba del todo seguro que todas esas supersticiones fuesen ciertas, ya que eran simples amuletos, probablemente sacados de un simple árbol caído y transformado en tal cosa por la propia Reivy, sin que ninguna intervención divina o sobrenatural hubiese hecho su aparición en el proceso de creación.
-Vale... Pues me decido por el Martillo de Thor. Es el que más me gusta, y después de todo, es mi dios. Tengo que agradarle, ¿No?-Soltó una breve sonrisa
Dicho esto, agarró su saco de monedas y tomó de él los precisos treinta aeros que costaba dicho amuleto. Quizás no fuese más que un simple collar decorativo, pero de vez en cuando un pequeño capricho no viene mal.
-Encantado de volver a verla, Reivy-Asintió a modo de pequeña reverencia mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Acto seguido, se marchó del lugar.
El mercenario siguió caminando por las frías calles de Lunargenta. Aquella eran épocas de nevadas, y se notaba. No iba vestido con su armadura, sino con unos simples ropajes normales y sencillos, con algo más de prendas para soportar el frío eso sí, pero aún así, sus dedos estaban al borde del engarrotamiento, y su nariz era completamente un témpano de hielo. En cambio, si que portaba sus dos espadas a la espalda, ya que quién sabe lo que se podría encontrar en el camino.
En una de las muchas tiendas, vio a dos caras conocidas. Y no solo eso, sino dos sujetos a los que difícilmente olvidaría. El hombre-bestia con el que ayudó a derrocar al viejo Sir Roiland, y el hombre-ratón que había conocido en las ruinas llenas de wendigos. Ambas experiencias casi le cuestan la misma vida.
-¿Cargándote de provisiones para una nueva exploración?-Le iba a tocar el hombro al ratón, pero en ese momento se acordó de lo que pasó la última vez que le pilló desprevenido. No quería que ocurriese una catástrofe en aquella tienda, por la que rehusó de hacerlo. El rodedor iba a acompañado de una mujer, a la cual no conocía e iba vestida con unos curiosos ropajes.-Muy buenas, señorita-Esbozó media sonrisa.
Una vez saludado el roedor, y al ver que este estaba de verdad interesado en comprarle algo a Asher, esperó su turno y a que este acabase para acercarse al hombre-bestia.
-Asher-Asintió a modo de saludo-No te tenía por un arcanista-Dijo con un tono amigable. Se cruzó de brazos echando un vistazo general a la tienda.-¿Así que encantamientos, eh...?-En ese momento, le vino bien el portar sus armas. Desenvainó su espada diestra, y se la mostró al hombre-bestia-Esta espada no es nada del otro mundo, pero me la dieron por ayudar en la Guerra, y eso para mí es bastante importante ¿Podrías encantarla? Siempre he oído que las armas encantadas son de lo mejorcito.-Se la ofreció para que pudiese verla de más cerca
_________________________________________________________________________________
Off:
Me despido de Reivy y le doy mi pago de 30 aeros.
Interactúo con Asher, Amit y Siria.
Cada uno costaba treinta aeros, pero no los iba a comprar todos. Estaba en real duda entre el primero y el segundo. Lo de curar las heridas no le vendría mal, pero la fuerza en batalla también le vendría bien... Aunque realmente no estaba del todo seguro que todas esas supersticiones fuesen ciertas, ya que eran simples amuletos, probablemente sacados de un simple árbol caído y transformado en tal cosa por la propia Reivy, sin que ninguna intervención divina o sobrenatural hubiese hecho su aparición en el proceso de creación.
-Vale... Pues me decido por el Martillo de Thor. Es el que más me gusta, y después de todo, es mi dios. Tengo que agradarle, ¿No?-Soltó una breve sonrisa
Dicho esto, agarró su saco de monedas y tomó de él los precisos treinta aeros que costaba dicho amuleto. Quizás no fuese más que un simple collar decorativo, pero de vez en cuando un pequeño capricho no viene mal.
-Encantado de volver a verla, Reivy-Asintió a modo de pequeña reverencia mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Acto seguido, se marchó del lugar.
El mercenario siguió caminando por las frías calles de Lunargenta. Aquella eran épocas de nevadas, y se notaba. No iba vestido con su armadura, sino con unos simples ropajes normales y sencillos, con algo más de prendas para soportar el frío eso sí, pero aún así, sus dedos estaban al borde del engarrotamiento, y su nariz era completamente un témpano de hielo. En cambio, si que portaba sus dos espadas a la espalda, ya que quién sabe lo que se podría encontrar en el camino.
En una de las muchas tiendas, vio a dos caras conocidas. Y no solo eso, sino dos sujetos a los que difícilmente olvidaría. El hombre-bestia con el que ayudó a derrocar al viejo Sir Roiland, y el hombre-ratón que había conocido en las ruinas llenas de wendigos. Ambas experiencias casi le cuestan la misma vida.
-¿Cargándote de provisiones para una nueva exploración?-Le iba a tocar el hombro al ratón, pero en ese momento se acordó de lo que pasó la última vez que le pilló desprevenido. No quería que ocurriese una catástrofe en aquella tienda, por la que rehusó de hacerlo. El rodedor iba a acompañado de una mujer, a la cual no conocía e iba vestida con unos curiosos ropajes.-Muy buenas, señorita-Esbozó media sonrisa.
Una vez saludado el roedor, y al ver que este estaba de verdad interesado en comprarle algo a Asher, esperó su turno y a que este acabase para acercarse al hombre-bestia.
-Asher-Asintió a modo de saludo-No te tenía por un arcanista-Dijo con un tono amigable. Se cruzó de brazos echando un vistazo general a la tienda.-¿Así que encantamientos, eh...?-En ese momento, le vino bien el portar sus armas. Desenvainó su espada diestra, y se la mostró al hombre-bestia-Esta espada no es nada del otro mundo, pero me la dieron por ayudar en la Guerra, y eso para mí es bastante importante ¿Podrías encantarla? Siempre he oído que las armas encantadas son de lo mejorcito.-Se la ofreció para que pudiese verla de más cerca
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Off:
Me despido de Reivy y le doy mi pago de 30 aeros.
Interactúo con Asher, Amit y Siria.
Alward Sevna
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Níniel no pudo sino asentir ante la lógica de las palabras de Sango, su cliente. Él mejor que nadie sabría cuál de las opciones propuestas sería la que mejor se adaptaría a sus necesidades, y dado que parecía pensar que contaría con poco o ningún tiempo para tomarse un respiro y realizar algunos preparativos para atender sus heridas, ciertamente el ungüento era la mejor opción. La concentración y rapidez de absorción adecuadas le darían el alivio rápido y cómodo que anhelaba.
-¿Un distintivo especial? Claro. En principio y dado que cada fabricante trabaja de una manera seguramente mis frascos y contenedores sean distintos a otros que lleves, pero por si acaso le pondré una marca distintiva.- Convino la peliblanca ante la última petición añadida por el humano. No era una petición tan inusual, dado que saber leer y escribir no era algo tan extendido entre los humanos. -Estará listo enseguida.- Añadió antes de adentrarse en su taller, dispuesta a satisfacer los encargos solicitados.
Con tórax de lucierna, concretamente con un poco de sustancia bio luminiscente debidamente diluida en agua destilada con lavanda, y huevos de pez asesino pasados por mortero de madera de roble se obtenía la base para aquel ungüento. Por supuesto el tórax de luciérnaga debía de ser fresco o difícilmente podría obtenerse la cantidad necesaria, por no hablar de los efectos. Una vez realizados aquellos procesos, debía mezclarse la sustancia bio luminiscente y la lavanda con el pez asesino en una proporción ajustada y con los tiempos y cantidades precisos: Una mezcla demasiado rápida causaría la pérdida de buena parte de los efectos beneficiosos, requiriendo mucha mayor cantidad del ungüento. Aquel era un fallo habitual en los aprendices de alquimia, y Níniel recordaba perfectamente las lecciones de su madre al respecto cuando era una novicia. Bajo su atenta mirada la peliblanca no cometió el mismo error dos veces durante su aprendizaje.
-Bien...la textura es perfecta para que un guerrero se la aplique sin problemas.- Asintió la sacerdotisa tras terminar de realizar la mezcla hasta obtener un resultado óptimo y envasarlo. Grabando el símbolo élfico del alivio sobre la tapa del pequeño bote, con el que esperaba que el cliente estuviera conforme. Completó también otros de los pedidos antes de salir nuevamente y tenderle el producto.
-Aquí tiene. La fórmula es concentrada por lo que poca cantidad bastará para que empiece a notar los efectos de inmediato. Pero recuerde, que no sienta dolor en la zona no significa que no deba preocuparse. Una contusión o incluso un dolor de espalda no son problema, pero un corte o tajo seguirán sangrando aunque no le duela, tenga cuidado.- Advirtió aceptando su pago y despidiéndose de él tra desearle suerte en sus viajes, igual que a la humana que parecía conocerle y que tantas cosas había adquirido.
-Sí, de hecho comencé a darle vueltas a este tipo de arcanos desde que lo usé en el norte contra aquella loca del pico.- Rememoró la elfa, recordándole al brujo aquella vez que tuvieron que enfrentarse con un grupo de sectarios y su peligrosa y demencial líder. Un trabajo para la Logia que resultó mucho más peligroso de lo que se esperaba en un principio. Aunque a la postre las recompensas obtenidas del mismo merecieron la pena. La mitad del bastón que en esos momentos llevaba a su espalda lo obtuvieron de aquella loca.
-Si puedo hacer los preparativos para que absorban una potente cura o una bendición...o incluso un ataque mágico si se tercia, puedo asegurarme de que Catherine pueda usarlos si no estamos juntas, o incluso combinando efectos a pesar de que no es maga. Cuando se lo comenté no tardó en imaginarse curando a gente como yo...Claro que enseguida pensó en hacer que los enemigos exploten como haces tú...- Esbozó una sonrisa de circunstancias. Sin duda Níniel era una buena influencia para la felina, pero aún así era evidente que siempre serían distintas en muchas cosas. La predisposición para "hacer saltar" a la gente por los aires a la mínima era una de ellas.
-Sí, será mejor que no la deje sola mucho tiempo. Por desgracia sí que sabe distinguir varios tipos de pociones...Y eso no es algo necesariamente bueno...- Expresó medio en broma la joven, entregándole el dinero al rubio por los materiales y dispuesta a volver a su propio puesto. Aunque a pesar de sus palabras, no pudo sino aprovechar el paseo de regreso para observar algunos de los puestos y empaparse del agradable ambiente que reinaba en la ciudad gracias al gran mercado de Yule.
Antes de darse cuenta estaba embobada observando un puesto de carpintería bastante concurrido, y en el que toda una serie de juguetes representando todo tipo de animales y personas llamaba poderosamente la atención. Aquello sí que era como volver a su infancia. Su padre siempre que tenía tiempo le había hecho figuras de criaturas del bosque como aquellas y con el paso de los años su colección había alcanzado un número destacable. Ver aquellas era como estar viendo su propia colección, perfectamente alineada cerca de la ventana de su cuarto en Sandorai.
No obstante, enseguida llamó su atención un tipo de trabajo artesanal distinto; los colgantes. Resultaban tan distintos y variados como los juguetes de madera, y la elfa no tardó en reconocer muchos de ellos como representaciones de las distintas divinidades a las que se rendía culto en Aerandir. Desde el combativo Thor dios del trueno para los orejas redondas, hasta los símbolos de Sigel, Ansur, o Ger, pasando por algunas hermosas tallas de los dioses principales y secundarios de los hijos del bosque.
-Oh, que hermosa representación de Anar e Isil juntos en el firmamento...-No pudo evitar proferir la joven, acariciando el colgante al que hacía referencia. -¿Habrá alguno de...? No, no creo. Nuestro clan vive en lo más profundo del bosque.- Se dijo para sí misma aunque voz lo suficientemente alta y con tono reflexivo. Difícilmente la tallista sabría que en el corazón de Sandorai habitaba un clan que, además de los dioses principales de los elfos, adoraban a los antiguos dragones, pues recordaban que fueron ellos quienes les enseñaron la magia y muchas otras cosas mucho tiempo atrás.
-Perdón. ¿Aceptan encargos?- Quiso saber entonces la peliblanca. Preguntando algo cohibida entre tanta gente con su siempre melodioso tono de voz. -Viendo estos hermosos colgantes no puedo evitar pensar en lo bonito que sería uno que representase a los dos grandes dragones gemelos. La representación de los grandes dragones elementales. Verá, puede resultar extraño viniendo de una elfa pero, son reverenciados por mi gente, hasta el punto de figurar en mucha de nuestra imaginería, e incuso en los estandartes.- Explicó de manera breve la joven, deseando que la respuesta fuese afirmativa.
Níniel no sabía que no era la primera vez que veía a aquella tallista. Y es que durante el asalto a las murallas, ella en su forma de dragón era quién les había ayudado de manera providencial.
Ya de vuelta a su puesto, y tras disculparse con su hermana por el retraso, Níniel se puso de nuevo manos a la obra para despachar los pedidos que la pelirroja había logrado durante su ausencia, que no eran pocos aunque por suerte de fácil preparado. Precisamente el mayor problema de la alquimia a la hora de vender pociones era que rara vez podían fabricarse pedidos en serie, ya que las opciones y necesidades de cada cliente bien podían ser casi infinitas. Solo en pedidos al por mayor para la guardia o para algún gremio podía Níniel fabricar en gran cantidad sin necesidad de cambiar de materiales, técnicas y fórmulas...Por suerte a la mayoría de los clientes de Yule les interesaban las mismas cosas, facilitándole la tarea. Era fácil preparar diez dosis de crema para la cara y otros diez de crecepelo.
-Huracán.- Saludó la hija del bosque al acercarse su buena amiga y compañera hasta su puesto. -Sí, ha pasado tiempo. Desde todo aquello de Vulwulfar.- Respondió con un tono mucho más alegre que el de la curtida cazadora de vampiros. Huracán parecía incluso más sería y con un carácter más agrio que en aquel entonces, mientras que Níniel, ya libre de la oscuridad que la rondaba en esos días, volvía a ser la de siempre. -Yo también me alegro de seguir viva...- Se rió la peliblanca. -Y de verte. ¿Cómo le va a Belladona? Espero que entrar en su cabeza la ayudara a...ya sabes.- No iba a decir delante de su hija que la bruja estaba como una cabra, además de que Anastasia lo sabía de sobra, no necesitaba que nadie se lo recordara.
-Dirigir a los cazadores debe de ser muy exigente. Mucho más viendo lo atrevidos que se han vuelto últimamente los chupasangre. Tomar Lunargenta...Y no solo la ciudad. Grupos de ellos rondaban por todo Verisar haciendo de las suyas. Matamos a un grupo en un pueblo al norte de aquí, a solo poco más de un día de camino. Estaban desenterrando cuerpos en el cementerio de la zona...-Comentó demostrando que seguía siendo la enemiga acérrima del mal que la bruja conocía, achacando el aspecto de su interlocutora y lo malo de su carácter al exceso de trabajo y responsabilidades. Claro que no es que los Boisson hubiesen sido nunca el alma de la fiesta ni tuvieran muchos motivos para serlo. Por eso el negro era su color.
-¿Te refieres al elixir de restauración? Veo que llevas un tiempo decidiendo qué podría venirte bien. Es una receta propia, ciertamente creo que podría ayudarte bastante ya que combinas la magia con tu agilidad y destreza. Con tantos problemas quién no necesita redoblar sus fuerzas...Realmente no es solo una sensación que en estos días estamos rodeados por enemigos.- Añadió eso último en voz baja, para no chafarle a nadie el espíritu de Yule.
-Gracias a lo de la última vez perfeccioné aquella fórmula. Te alegrará saber que en la actualidad todas mis pociones saben a fresa, de verdad. Menos las de fresa, que por alguna razón saben a limón. Aún estoy investigando el motivo.- Dijo, y por su tono quedaba claro que no mentía, ni siquiera en lo del limón. -Te prepararé una enseguida, espera un momento.-
La peliblanca se puso a trabajar en su taller y, repitiendo el proceso que ya realizara antes para Vincent y Al´theas, tardó solamente unos escasos minutos en tener una nueva dosis de color violáceo preparada en un pequeño vial. Lista para ser bebida de un solo trago y con inconfundible sabor a fresa desde la primera hasta la última gota.
-Aquí tienes. La tomas de un solo trago y de inmediato verás como hace efecto. Los vampiros verán truncadas sus esperanzas de victoria cuando vean que eres capaz de vencer incluso al propio agotamiento.- Expresó indicándole el precio de tan útil preparado, dejando claro que solo le cobraba los ingredientes, pues eso debían hacer las amigas que combatían juntas contra la oscuridad.
-Pásate cuando quieras, siempre serás bien recibida.-Se despidió de la cazadora, siendo inmediatamente interrogada por Catherine sobre aquella mujer.
-Ya veo...deberías haberle cobrado el doble...se ve que es una mujer con posibles...-
OFF: Fabrico para Sango una pasta de Alivio concentrada: 9 materiales. Le cobro solo los materiales. 90 aeros.
Pago a Vincent los 320 por los dos pergaminos.
Me paso por el taller de Reivy para comprarle un colgante personalizado.
Fabrico para Huracán un Elixir de restauración (receta propia): 10 materiales. Le cobro solo los materiales. 100 aeros.
-¿Un distintivo especial? Claro. En principio y dado que cada fabricante trabaja de una manera seguramente mis frascos y contenedores sean distintos a otros que lleves, pero por si acaso le pondré una marca distintiva.- Convino la peliblanca ante la última petición añadida por el humano. No era una petición tan inusual, dado que saber leer y escribir no era algo tan extendido entre los humanos. -Estará listo enseguida.- Añadió antes de adentrarse en su taller, dispuesta a satisfacer los encargos solicitados.
Con tórax de lucierna, concretamente con un poco de sustancia bio luminiscente debidamente diluida en agua destilada con lavanda, y huevos de pez asesino pasados por mortero de madera de roble se obtenía la base para aquel ungüento. Por supuesto el tórax de luciérnaga debía de ser fresco o difícilmente podría obtenerse la cantidad necesaria, por no hablar de los efectos. Una vez realizados aquellos procesos, debía mezclarse la sustancia bio luminiscente y la lavanda con el pez asesino en una proporción ajustada y con los tiempos y cantidades precisos: Una mezcla demasiado rápida causaría la pérdida de buena parte de los efectos beneficiosos, requiriendo mucha mayor cantidad del ungüento. Aquel era un fallo habitual en los aprendices de alquimia, y Níniel recordaba perfectamente las lecciones de su madre al respecto cuando era una novicia. Bajo su atenta mirada la peliblanca no cometió el mismo error dos veces durante su aprendizaje.
-Bien...la textura es perfecta para que un guerrero se la aplique sin problemas.- Asintió la sacerdotisa tras terminar de realizar la mezcla hasta obtener un resultado óptimo y envasarlo. Grabando el símbolo élfico del alivio sobre la tapa del pequeño bote, con el que esperaba que el cliente estuviera conforme. Completó también otros de los pedidos antes de salir nuevamente y tenderle el producto.
-Aquí tiene. La fórmula es concentrada por lo que poca cantidad bastará para que empiece a notar los efectos de inmediato. Pero recuerde, que no sienta dolor en la zona no significa que no deba preocuparse. Una contusión o incluso un dolor de espalda no son problema, pero un corte o tajo seguirán sangrando aunque no le duela, tenga cuidado.- Advirtió aceptando su pago y despidiéndose de él tra desearle suerte en sus viajes, igual que a la humana que parecía conocerle y que tantas cosas había adquirido.
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-Sí, de hecho comencé a darle vueltas a este tipo de arcanos desde que lo usé en el norte contra aquella loca del pico.- Rememoró la elfa, recordándole al brujo aquella vez que tuvieron que enfrentarse con un grupo de sectarios y su peligrosa y demencial líder. Un trabajo para la Logia que resultó mucho más peligroso de lo que se esperaba en un principio. Aunque a la postre las recompensas obtenidas del mismo merecieron la pena. La mitad del bastón que en esos momentos llevaba a su espalda lo obtuvieron de aquella loca.
-Si puedo hacer los preparativos para que absorban una potente cura o una bendición...o incluso un ataque mágico si se tercia, puedo asegurarme de que Catherine pueda usarlos si no estamos juntas, o incluso combinando efectos a pesar de que no es maga. Cuando se lo comenté no tardó en imaginarse curando a gente como yo...Claro que enseguida pensó en hacer que los enemigos exploten como haces tú...- Esbozó una sonrisa de circunstancias. Sin duda Níniel era una buena influencia para la felina, pero aún así era evidente que siempre serían distintas en muchas cosas. La predisposición para "hacer saltar" a la gente por los aires a la mínima era una de ellas.
-Sí, será mejor que no la deje sola mucho tiempo. Por desgracia sí que sabe distinguir varios tipos de pociones...Y eso no es algo necesariamente bueno...- Expresó medio en broma la joven, entregándole el dinero al rubio por los materiales y dispuesta a volver a su propio puesto. Aunque a pesar de sus palabras, no pudo sino aprovechar el paseo de regreso para observar algunos de los puestos y empaparse del agradable ambiente que reinaba en la ciudad gracias al gran mercado de Yule.
Antes de darse cuenta estaba embobada observando un puesto de carpintería bastante concurrido, y en el que toda una serie de juguetes representando todo tipo de animales y personas llamaba poderosamente la atención. Aquello sí que era como volver a su infancia. Su padre siempre que tenía tiempo le había hecho figuras de criaturas del bosque como aquellas y con el paso de los años su colección había alcanzado un número destacable. Ver aquellas era como estar viendo su propia colección, perfectamente alineada cerca de la ventana de su cuarto en Sandorai.
No obstante, enseguida llamó su atención un tipo de trabajo artesanal distinto; los colgantes. Resultaban tan distintos y variados como los juguetes de madera, y la elfa no tardó en reconocer muchos de ellos como representaciones de las distintas divinidades a las que se rendía culto en Aerandir. Desde el combativo Thor dios del trueno para los orejas redondas, hasta los símbolos de Sigel, Ansur, o Ger, pasando por algunas hermosas tallas de los dioses principales y secundarios de los hijos del bosque.
-Oh, que hermosa representación de Anar e Isil juntos en el firmamento...-No pudo evitar proferir la joven, acariciando el colgante al que hacía referencia. -¿Habrá alguno de...? No, no creo. Nuestro clan vive en lo más profundo del bosque.- Se dijo para sí misma aunque voz lo suficientemente alta y con tono reflexivo. Difícilmente la tallista sabría que en el corazón de Sandorai habitaba un clan que, además de los dioses principales de los elfos, adoraban a los antiguos dragones, pues recordaban que fueron ellos quienes les enseñaron la magia y muchas otras cosas mucho tiempo atrás.
-Perdón. ¿Aceptan encargos?- Quiso saber entonces la peliblanca. Preguntando algo cohibida entre tanta gente con su siempre melodioso tono de voz. -Viendo estos hermosos colgantes no puedo evitar pensar en lo bonito que sería uno que representase a los dos grandes dragones gemelos. La representación de los grandes dragones elementales. Verá, puede resultar extraño viniendo de una elfa pero, son reverenciados por mi gente, hasta el punto de figurar en mucha de nuestra imaginería, e incuso en los estandartes.- Explicó de manera breve la joven, deseando que la respuesta fuese afirmativa.
Níniel no sabía que no era la primera vez que veía a aquella tallista. Y es que durante el asalto a las murallas, ella en su forma de dragón era quién les había ayudado de manera providencial.
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Ya de vuelta a su puesto, y tras disculparse con su hermana por el retraso, Níniel se puso de nuevo manos a la obra para despachar los pedidos que la pelirroja había logrado durante su ausencia, que no eran pocos aunque por suerte de fácil preparado. Precisamente el mayor problema de la alquimia a la hora de vender pociones era que rara vez podían fabricarse pedidos en serie, ya que las opciones y necesidades de cada cliente bien podían ser casi infinitas. Solo en pedidos al por mayor para la guardia o para algún gremio podía Níniel fabricar en gran cantidad sin necesidad de cambiar de materiales, técnicas y fórmulas...Por suerte a la mayoría de los clientes de Yule les interesaban las mismas cosas, facilitándole la tarea. Era fácil preparar diez dosis de crema para la cara y otros diez de crecepelo.
-Huracán.- Saludó la hija del bosque al acercarse su buena amiga y compañera hasta su puesto. -Sí, ha pasado tiempo. Desde todo aquello de Vulwulfar.- Respondió con un tono mucho más alegre que el de la curtida cazadora de vampiros. Huracán parecía incluso más sería y con un carácter más agrio que en aquel entonces, mientras que Níniel, ya libre de la oscuridad que la rondaba en esos días, volvía a ser la de siempre. -Yo también me alegro de seguir viva...- Se rió la peliblanca. -Y de verte. ¿Cómo le va a Belladona? Espero que entrar en su cabeza la ayudara a...ya sabes.- No iba a decir delante de su hija que la bruja estaba como una cabra, además de que Anastasia lo sabía de sobra, no necesitaba que nadie se lo recordara.
-Dirigir a los cazadores debe de ser muy exigente. Mucho más viendo lo atrevidos que se han vuelto últimamente los chupasangre. Tomar Lunargenta...Y no solo la ciudad. Grupos de ellos rondaban por todo Verisar haciendo de las suyas. Matamos a un grupo en un pueblo al norte de aquí, a solo poco más de un día de camino. Estaban desenterrando cuerpos en el cementerio de la zona...-Comentó demostrando que seguía siendo la enemiga acérrima del mal que la bruja conocía, achacando el aspecto de su interlocutora y lo malo de su carácter al exceso de trabajo y responsabilidades. Claro que no es que los Boisson hubiesen sido nunca el alma de la fiesta ni tuvieran muchos motivos para serlo. Por eso el negro era su color.
-¿Te refieres al elixir de restauración? Veo que llevas un tiempo decidiendo qué podría venirte bien. Es una receta propia, ciertamente creo que podría ayudarte bastante ya que combinas la magia con tu agilidad y destreza. Con tantos problemas quién no necesita redoblar sus fuerzas...Realmente no es solo una sensación que en estos días estamos rodeados por enemigos.- Añadió eso último en voz baja, para no chafarle a nadie el espíritu de Yule.
-Gracias a lo de la última vez perfeccioné aquella fórmula. Te alegrará saber que en la actualidad todas mis pociones saben a fresa, de verdad. Menos las de fresa, que por alguna razón saben a limón. Aún estoy investigando el motivo.- Dijo, y por su tono quedaba claro que no mentía, ni siquiera en lo del limón. -Te prepararé una enseguida, espera un momento.-
La peliblanca se puso a trabajar en su taller y, repitiendo el proceso que ya realizara antes para Vincent y Al´theas, tardó solamente unos escasos minutos en tener una nueva dosis de color violáceo preparada en un pequeño vial. Lista para ser bebida de un solo trago y con inconfundible sabor a fresa desde la primera hasta la última gota.
-Aquí tienes. La tomas de un solo trago y de inmediato verás como hace efecto. Los vampiros verán truncadas sus esperanzas de victoria cuando vean que eres capaz de vencer incluso al propio agotamiento.- Expresó indicándole el precio de tan útil preparado, dejando claro que solo le cobraba los ingredientes, pues eso debían hacer las amigas que combatían juntas contra la oscuridad.
-Pásate cuando quieras, siempre serás bien recibida.-Se despidió de la cazadora, siendo inmediatamente interrogada por Catherine sobre aquella mujer.
-Ya veo...deberías haberle cobrado el doble...se ve que es una mujer con posibles...-
OFF: Fabrico para Sango una pasta de Alivio concentrada: 9 materiales. Le cobro solo los materiales. 90 aeros.
Pago a Vincent los 320 por los dos pergaminos.
Me paso por el taller de Reivy para comprarle un colgante personalizado.
Fabrico para Huracán un Elixir de restauración (receta propia): 10 materiales. Le cobro solo los materiales. 100 aeros.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Una buena sorpresa, entonces - comentó al respecto de lo inesperado de los clientes -. Si los dioses te sonríen, no queda más que sonreír.
Le gustaba bastante lo que veía en la tienda de Asher. Había leído al respecto y sabía algo sobre la historia y las cualidades de un buen encantamiento, y justamente por eso sabía apreciar lo que el lobo tenía que ofrecer. De nuevo, una vertiente inesperada de la personalidad de Asher, a quien hasta entonces había tenido más ocasión de ver como un feroz guerrero que como un meticuloso maestro artesano. Pero no por ello incompatible.
- Eso intento - rió. Taliesin no era un hombre diestro en la batalla, pero sí informado, meticuloso y, le gustaba pensar, seguro de lo que quería, en efecto. Asintió a la explicación de Asher para el uso del pergamino, y una vez lo tuvo en mano lo examinó con atención -. Me gusta cómo has ocultado la pluma y la tinta.
Lo bueno de haber pedido algo que el hombre bestia no tenía listo, si bien significaba que usaba más de su tiempo, era que podía verlo en acción. Observó su uso de un pergamino en blanco y otros materiales, manipulándolos con cuidado e incrustando runas. Taliesin habría querido abrirlo sólo para poder examinar mejor cómo estaba hecho... pero claro, aquello sería una pésima idea.
- Gracias. Iré con cuidado. Francamente - dudó un momento antes de continuar -... Me vendrá bien tener algún as bajo la manga. Corren tiempos interesantes.
Tiempos interesantes, por no decir que últimamente se había visto en muchos más problemas de lo que era usual. Quizás tuviera que usar el pergamino para romper una cerradura, lo cual era el mismo uso que inicialmente se le había ocurrido a Taliesin, pero bien podrían surgir otras situaciones aún más peliagudas.
- Te lo agradezco - respondió, pagando por los pergaminos. Aquel era un gasto significativo para él; tenía a una niña que mantener y una madre que ya estaba envejeciendo a la que ayudar. Aunque quería pagarle a Asher por su justo trabajo vista la calidad, no estaba en posición de hacerse el honorable -. Si abres un taller y alguna vez necesitas un aprendiz - le costaba verse a sí mismo como un aprendiz, a su edad. Pero qué demonios -... Este tema me interesa mucho. Me encantaría poder aprender de un buen artesano.
Tras aquella conversación, salió de la tienda de Asher de vuelta a las calles repletas de gente. Taliesin estaba un poco más falto de aeros, pero también un poco más contento que antes.
Off: Cierro interacción con Asher y de vuelta a las calles.
Le gustaba bastante lo que veía en la tienda de Asher. Había leído al respecto y sabía algo sobre la historia y las cualidades de un buen encantamiento, y justamente por eso sabía apreciar lo que el lobo tenía que ofrecer. De nuevo, una vertiente inesperada de la personalidad de Asher, a quien hasta entonces había tenido más ocasión de ver como un feroz guerrero que como un meticuloso maestro artesano. Pero no por ello incompatible.
- Eso intento - rió. Taliesin no era un hombre diestro en la batalla, pero sí informado, meticuloso y, le gustaba pensar, seguro de lo que quería, en efecto. Asintió a la explicación de Asher para el uso del pergamino, y una vez lo tuvo en mano lo examinó con atención -. Me gusta cómo has ocultado la pluma y la tinta.
Lo bueno de haber pedido algo que el hombre bestia no tenía listo, si bien significaba que usaba más de su tiempo, era que podía verlo en acción. Observó su uso de un pergamino en blanco y otros materiales, manipulándolos con cuidado e incrustando runas. Taliesin habría querido abrirlo sólo para poder examinar mejor cómo estaba hecho... pero claro, aquello sería una pésima idea.
- Gracias. Iré con cuidado. Francamente - dudó un momento antes de continuar -... Me vendrá bien tener algún as bajo la manga. Corren tiempos interesantes.
Tiempos interesantes, por no decir que últimamente se había visto en muchos más problemas de lo que era usual. Quizás tuviera que usar el pergamino para romper una cerradura, lo cual era el mismo uso que inicialmente se le había ocurrido a Taliesin, pero bien podrían surgir otras situaciones aún más peliagudas.
- Te lo agradezco - respondió, pagando por los pergaminos. Aquel era un gasto significativo para él; tenía a una niña que mantener y una madre que ya estaba envejeciendo a la que ayudar. Aunque quería pagarle a Asher por su justo trabajo vista la calidad, no estaba en posición de hacerse el honorable -. Si abres un taller y alguna vez necesitas un aprendiz - le costaba verse a sí mismo como un aprendiz, a su edad. Pero qué demonios -... Este tema me interesa mucho. Me encantaría poder aprender de un buen artesano.
Tras aquella conversación, salió de la tienda de Asher de vuelta a las calles repletas de gente. Taliesin estaba un poco más falto de aeros, pero también un poco más contento que antes.
Off: Cierro interacción con Asher y de vuelta a las calles.
Taliesin Skatha
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
La chica se gira nada más sentir el contacto en su hombro. Al principio su rostro expresa sorpresa, rápidamente cambia por una sonrisa, cálida como la brisa veraniega. "Sé lo que significa ese gesto para ti" Intenta expresarlo con palabras, pero tan solo consigue decir -Lo siento... -Niega rápidamente con la cabeza. -Gracias.
Comienza a ponerse nerviosa así que dirige su mirada hacia el puesto que tiene delante y a la dependienta que le han presentado como Reivy. -Mucho gusto. -Hace una pequeña reverencia con la cabeza mientras observa con detenimiento todos los objetos del pequeño taller. -¿De verdad crees que le gustará cualquier cosa? -Se queda pensativa, con un dedo en el labio inferior mientras mira de reojo a la morena y de nuevo a las figuritas.
Por suerte, la pequeña Lavey consigue rebajar la tensión que se estaba acumulando en la bruja, escogiendo ella misma una figura. Karen se agacha un poco para mirarla más de cerca de las manos de la niña. -¡Oh! ¡Esta será perfecta! Muchísimas gracias Lavey. -Sonríe y hace levitar la figurita mientras se incorpora de nuevo.
Reivy se acerca a los collares y le ofrece llevarse uno de ellos como regalo. A Karen se le iluminan automáticamente los ojos. Ese día en el mercado está siendo especialmente mágico, aunque... No se puede decir que el que te rompan una espada sea mágico precisamente, pero debe admitir que aquellas armas reforjadas parecían mucho mejores. El aprendiz de herrero había hecho un trabajo sublime. -¿Estás segura de que puedo llevarme uno? Veamos... -Detenidamente va pasando la mirada por todos los collares que hay colgados. Aunque sin pensarlo mucho cuando llega al del ala, le da un toquecito con el dedo índice. -Sin duda, me gusta este. -Lo descuelga y procede a atárselo alrededor del cuello.
Cuando termina recoloca un mechón de pelo tras la oreja y se gira hacia Ava. -¿Qué te parece, me queda bien? -Sonríe y ladea la cabeza. Es en ese momento en el que cae en la cuenta, al ver las alas de Ava. Vuelve a mirar el collar y comienza a tartamudear. -N-no, no es lo que parece, e-esto e-es... Debo irme.
Karen se gira rápidamente hacia Lavey. -Sin duda le diré al señor arcanista que me has ayudado a elegir el regalo. Muchas gracias de nuevo. -Los cuarenta aeros salen flotando del monedero de Karen y se depositan suavemente sobre el mostrador mientras la bruja se esfuma rápidamente entre el gentío, en dirección al puesto del arcanista.
Nada más entrar en el taller se da cuenta de que el regalo, la figura de los lobos, ha quedado en el puesto. "¿Cómo puedes ser tan tonta?" Frustrada mira hacia atrás, al lugar en que descansa su preciada figurita y decide dar una vuelta, no tiene sentido entrar en el taller del arcanista sin el regalo, así como tampoco sería capaz de volver a por él.
Se resguarda en un callejón, sentada en el suelo y hace levitar unas piedrecitas. Aquel pequeño juego siempre conseguía relajarla. "En cuanto esté más calmada, volveré a por la figura. Ni siquiera sé por qué he hecho eso, salir casi corriendo de ese modo..." Suspira profundamente y hace danzar los pequeños guijarros a su alrededor mientras se queda mirando su nuevo collar, memorizando cada pequeño surco.
Comienza a ponerse nerviosa así que dirige su mirada hacia el puesto que tiene delante y a la dependienta que le han presentado como Reivy. -Mucho gusto. -Hace una pequeña reverencia con la cabeza mientras observa con detenimiento todos los objetos del pequeño taller. -¿De verdad crees que le gustará cualquier cosa? -Se queda pensativa, con un dedo en el labio inferior mientras mira de reojo a la morena y de nuevo a las figuritas.
Por suerte, la pequeña Lavey consigue rebajar la tensión que se estaba acumulando en la bruja, escogiendo ella misma una figura. Karen se agacha un poco para mirarla más de cerca de las manos de la niña. -¡Oh! ¡Esta será perfecta! Muchísimas gracias Lavey. -Sonríe y hace levitar la figurita mientras se incorpora de nuevo.
Reivy se acerca a los collares y le ofrece llevarse uno de ellos como regalo. A Karen se le iluminan automáticamente los ojos. Ese día en el mercado está siendo especialmente mágico, aunque... No se puede decir que el que te rompan una espada sea mágico precisamente, pero debe admitir que aquellas armas reforjadas parecían mucho mejores. El aprendiz de herrero había hecho un trabajo sublime. -¿Estás segura de que puedo llevarme uno? Veamos... -Detenidamente va pasando la mirada por todos los collares que hay colgados. Aunque sin pensarlo mucho cuando llega al del ala, le da un toquecito con el dedo índice. -Sin duda, me gusta este. -Lo descuelga y procede a atárselo alrededor del cuello.
Cuando termina recoloca un mechón de pelo tras la oreja y se gira hacia Ava. -¿Qué te parece, me queda bien? -Sonríe y ladea la cabeza. Es en ese momento en el que cae en la cuenta, al ver las alas de Ava. Vuelve a mirar el collar y comienza a tartamudear. -N-no, no es lo que parece, e-esto e-es... Debo irme.
Karen se gira rápidamente hacia Lavey. -Sin duda le diré al señor arcanista que me has ayudado a elegir el regalo. Muchas gracias de nuevo. -Los cuarenta aeros salen flotando del monedero de Karen y se depositan suavemente sobre el mostrador mientras la bruja se esfuma rápidamente entre el gentío, en dirección al puesto del arcanista.
Nada más entrar en el taller se da cuenta de que el regalo, la figura de los lobos, ha quedado en el puesto. "¿Cómo puedes ser tan tonta?" Frustrada mira hacia atrás, al lugar en que descansa su preciada figurita y decide dar una vuelta, no tiene sentido entrar en el taller del arcanista sin el regalo, así como tampoco sería capaz de volver a por él.
Se resguarda en un callejón, sentada en el suelo y hace levitar unas piedrecitas. Aquel pequeño juego siempre conseguía relajarla. "En cuanto esté más calmada, volveré a por la figura. Ni siquiera sé por qué he hecho eso, salir casi corriendo de ese modo..." Suspira profundamente y hace danzar los pequeños guijarros a su alrededor mientras se queda mirando su nuevo collar, memorizando cada pequeño surco.
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Off: Pago el resto de mis aeros a Reivy, 40 en total y huyo despavorida
Karen Engeld
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Yo soy Sango, mucho gusto.- Le apretó la mano con firmeza, como era costumbre.
El herrero sacó una espada que Sango que Sango miró con curiosidad. Para sorpresa, el herrero se la tendió y Ben pudo blandirla. Hizo un par de movimientos, extremadamente sencillos ya que no quería quedar en ridículo delante del herrero y la mujer. Cuando sirvió en la guardia no se había aficionado demasiado al uso de la espada pero recordaba algunos conceptos básicos para poder empuñar una espada. El primero era que el arma fuera cómoda al tacto con la mano, y sin duda alguna aquella lo era. En segundo lugar el peso debía estar equilibrado, es decir, que al lanzar un tajo la recuperación fuera sencilla y casi sin esfuerzo, en definitiva que no tuviera mucho peso en la punta. Y por último, que estuviera afilada. Para esto último Ben pasó el dedo por algunas partes de ambos filos y quedó satisfecho.
- Señor, me la quedo.- Dijo tendiéndole de nuevo la espada. Mientras Sango probaba el hacha, Eltrant Tale le había dicho que podía echarle un vistazo al hacha y que quizá pudiera reforzarla.
- ¿Reforzar el hacha? Hmm, no estaría mal.- Se quedó pensativo y al cabo de unos instantes se la tendió.- ¿Crees que se puede hacer algo con ella(1)?- Preguntó con curiosidad.- De todas formas, no le vendría mal un afilado... yo perdí la piedra de afilar y no he tenido oportunidad de conseguir una
(2) "Ah, una espada magnífica", pensó, "aunque podría tener una chispa de elemento sorpresa". Esbozó una sonrisa y buscó un puesto específico. Se detuvo, "¿qué pinta tiene un puesto de arcanos?" Pensó durante unos instantes y decidió preguntar. Amablemente le dijeron que había un hombre bestia que hacía encantamientos y Sango, después de agradecer la dirección y las aclaraciones, se encaminó hacia el puesto.
En el exterior había un hombre gato dando voces.
- Tranquilo hombre, que tengo intención de entrar.- Dijo después de que le taladrara el oído. Pasó al interior y allí estaba el hombre bestia y la verdad sea dicha, la enormidad del hombre bestia lo amedrentó al principio y temió por la espada que acababa de comprar. No obstante sacudió la cabeza y dio un par de pasos más.
- Muy buenas.- Dijo mientras ponía encima de la mesa la espada enfundada. Pasó un instante meditando lo que iba a decir.- Sinceramente, no sé muy bien lo que quiero. A ver, sí. Quiero que al desenvainar la espada haya unos instantes de confusión. Que haya confusión, como si al ver la espada se quedaran, no sé, dubitativos al principio. Joder, ni si quiera sé si eso es posible...- Cerró la boca al instante por miedo a estar haciendo el ridículo.
- ¿Pudiera ser que existiera algo parecido a un fogonazo? Quizá un destello, no sé. No soy un entendido en estos temas, ni mucho menos, ¿tiene alguna recomendación?- Preguntó finalmente.
(3) Al salir del puesto del arcanista, a falta, para él, de un término mejor, siguió caminando y casi por sorpresa se encontró con un viejo conocido suyo.
- Que los Dioses me quemen ahora mismo si a este hombre no le conozco yo.- Dijo con una gran sonrisa mientras agarraba de los hombros a Taliesin y le apretaba de manera afectuosa.- ¿Qué es de tu vida, hombre? ¿Cómo te ha tratado el mundo?- Preguntó con interés. Le soltó y le escuchó con atención. No todos los días se veía a un hombre que había combatido a su lado contra una bestia tan mortífera.
- Bah, no nos quedemos aquí hombre, si tienes tiempo podemos brindar por el reencuentro, ¿qué me dices?- Propuso Sango alzando un poco la voz.
El herrero sacó una espada que Sango que Sango miró con curiosidad. Para sorpresa, el herrero se la tendió y Ben pudo blandirla. Hizo un par de movimientos, extremadamente sencillos ya que no quería quedar en ridículo delante del herrero y la mujer. Cuando sirvió en la guardia no se había aficionado demasiado al uso de la espada pero recordaba algunos conceptos básicos para poder empuñar una espada. El primero era que el arma fuera cómoda al tacto con la mano, y sin duda alguna aquella lo era. En segundo lugar el peso debía estar equilibrado, es decir, que al lanzar un tajo la recuperación fuera sencilla y casi sin esfuerzo, en definitiva que no tuviera mucho peso en la punta. Y por último, que estuviera afilada. Para esto último Ben pasó el dedo por algunas partes de ambos filos y quedó satisfecho.
- Señor, me la quedo.- Dijo tendiéndole de nuevo la espada. Mientras Sango probaba el hacha, Eltrant Tale le había dicho que podía echarle un vistazo al hacha y que quizá pudiera reforzarla.
- ¿Reforzar el hacha? Hmm, no estaría mal.- Se quedó pensativo y al cabo de unos instantes se la tendió.- ¿Crees que se puede hacer algo con ella(1)?- Preguntó con curiosidad.- De todas formas, no le vendría mal un afilado... yo perdí la piedra de afilar y no he tenido oportunidad de conseguir una
(2) "Ah, una espada magnífica", pensó, "aunque podría tener una chispa de elemento sorpresa". Esbozó una sonrisa y buscó un puesto específico. Se detuvo, "¿qué pinta tiene un puesto de arcanos?" Pensó durante unos instantes y decidió preguntar. Amablemente le dijeron que había un hombre bestia que hacía encantamientos y Sango, después de agradecer la dirección y las aclaraciones, se encaminó hacia el puesto.
En el exterior había un hombre gato dando voces.
- Tranquilo hombre, que tengo intención de entrar.- Dijo después de que le taladrara el oído. Pasó al interior y allí estaba el hombre bestia y la verdad sea dicha, la enormidad del hombre bestia lo amedrentó al principio y temió por la espada que acababa de comprar. No obstante sacudió la cabeza y dio un par de pasos más.
- Muy buenas.- Dijo mientras ponía encima de la mesa la espada enfundada. Pasó un instante meditando lo que iba a decir.- Sinceramente, no sé muy bien lo que quiero. A ver, sí. Quiero que al desenvainar la espada haya unos instantes de confusión. Que haya confusión, como si al ver la espada se quedaran, no sé, dubitativos al principio. Joder, ni si quiera sé si eso es posible...- Cerró la boca al instante por miedo a estar haciendo el ridículo.
- ¿Pudiera ser que existiera algo parecido a un fogonazo? Quizá un destello, no sé. No soy un entendido en estos temas, ni mucho menos, ¿tiene alguna recomendación?- Preguntó finalmente.
(3) Al salir del puesto del arcanista, a falta, para él, de un término mejor, siguió caminando y casi por sorpresa se encontró con un viejo conocido suyo.
- Que los Dioses me quemen ahora mismo si a este hombre no le conozco yo.- Dijo con una gran sonrisa mientras agarraba de los hombros a Taliesin y le apretaba de manera afectuosa.- ¿Qué es de tu vida, hombre? ¿Cómo te ha tratado el mundo?- Preguntó con interés. Le soltó y le escuchó con atención. No todos los días se veía a un hombre que había combatido a su lado contra una bestia tan mortífera.
- Bah, no nos quedemos aquí hombre, si tienes tiempo podemos brindar por el reencuentro, ¿qué me dices?- Propuso Sango alzando un poco la voz.
PAGOS escribió:Efectúo el pago a Níniel Thenidiel: 90 aeros por "Pasta de alivio concentrada"
Efectúo el pago a Eltrant Tale: 90 aeros por una espada de calidad común.
- "ACLARACIONES":
(1) El hacha es de calidad media o común no sé como va eso xD, aquí está: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(2) No me he ido de la herrería hasta que Eltrant me de respuesta, claro, pero aprovecho el post para ir haciendo otras cosinas.
(3) Lo mismo, no me voy sin más del puesto de arcanos de Asher, aprovecho el post para hacer otras cosas.
- "INTERACCIONES":
INTERACCIÓN CON ELTRANT TALE, ASHER DAREGAN Y TALIESIN SKATHA
Sango
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Para fortuna de la indecisa hechicera, Lavey intervino nada más escuchar su deseo de obsequiar algo al maestro arcano. La pequeña se acercó a la mesa y tras unos segundos de búsqueda tomó una de las figuras que reposaban sobre el mostrador, una detallada talla de un lobo y su cría, algo bastante acertado para el hombre bestia perro, al cual la niña aseguraba conocer.
- Es muy bonita. - apoyó la morena, poco antes de que Reivy, mostrando su generosidad, diese a la muchacha la opción de llevarse dos objetos por el mismo precio, oferta que no podía rechazar. Con visible emoción, Karen examinó los colgantes hasta dar con el que representaba un ala, y sin pensárselo dos veces lo eligió, poniéndoselo al cuello y girándose hacia la cuerva para que le diese su opinión.
Sonriendo aún, Ava abrió los labios para pronunciar su respuesta, pero la bruja empezó a ponerse nerviosa antes de que pudiese decir nada, y tras una breve despedida en la que no pudo evitar algo de tartamudeo, salió a toda prisa, abandonando el puesto y perdiéndose entre el gentío como si estuviese huyendo de algo, o de alguien. - ¡Karen, espera! - exclamó la joven, sin llegar a comprender qué era lo que había pasado.
- ¿Por qué se ha ido de ese modo? - preguntó en un susurro, con la vista aún puesta en la multitud. ¿Había hecho algo mal? No quería pensar en ello ya que la sola idea de haberla espantado con su comportamiento la entristecía.
- Vaya, con las prisas se ha olvidado de la figura, será mejor que se la lleve. - dijo en voz baja, en cuanto sus ojos se posaron sobre la obra de Reivy. - Me ha alegrado mucho veros a las dos, espero que el negocio siga igual de bien, ¡hasta la próxima! - se despidió, alzando una mano para acompañar su frase con un gesto mientras con la otra tomaba la escultura de madera.
- Veamos, ¿dónde podría estar? - musitó en cuanto se encontró entre la muchedumbre. La respuesta rápida era en el taller del arcanista pero sin su regalo, ¿para qué iba a ir hasta allí? Probablemente no anduviese lejos, quizá incluso se la encontrase de camino, eso si se daba cuenta de lo que se había dejado atrás.
Sin querer dejar el asunto en manos del azar, la mujer bestia utilizó aquello de lo que siempre podía fiarse, sus dotes para el rastreo y los agudos sentidos que la naturaleza le había brindado. Olfateó el aire y trató de ignorar la multitud de aromas que le llegaban, solo buscaba uno, el de la maga, al que por desgracia no había prestado la atención que le habría gustado.
Eso iba a complicarle las cosas pero no se rendiría fácilmente, solo tenía que seguir la misma dirección que Karen y estar atenta, en cualquier momento captaría su olor o la vería. Varios minutos pasaron antes de que diese con algo vagamente familiar, una esencia que iba desde el negocio de Reivy hasta el del perro pero que se desviaba antes de entrar al mismo. - Pasó por aquí. - pensó, ligeramente animada.
Disculpándose de vez en cuando, cuando sus alas rozaban accidentalmente a alguien, la cuerva fue avanzando lentamente hasta que la fragancia que seguía se volvió más intensa, estaba cerca. Finalmente una silueta llamó su atención, haciendo que pasase de atisbarla por el rabillo del ojo a que se girase para verla mejor, y allí estaba la hechicera, sentada en un callejón mientras hacía levitar unas pequeñas piedras.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó, acercándose a ella y tomando asiento a su lado a pesar de lo incómoda que podía resultar en ocasiones la armadura a la hora de moverse. Apoyada sobre sus rodillas, la morena movió las oscuras extremidades que emergían de su espalda para acomodarlas en torno a su cuerpo y que no quedasen aplastadas contra la pared, mientras, sin decir nada más, extendía un brazo en dirección a la maga para entregarle la figura que se había olvidado.
- ¿Te he hecho sentir incómoda? Si es así lo siento, no era mi intención. - se disculpó, sin saber aún si ella era la causa de que hubiese abandonado el puesto de la carpintera. - Me cuesta interactuar con los demás de forma normal, ya lo has visto… - explicó, evitando dar detalles sobre el origen de su problema. - Por favor, no me lo tengas en cuenta, me agrada tu compañía y no quisiera que el día acabase así… aún tienes que llevar tu obsequio al artesano. - pidió con un hilo de voz, clavando los ambarinos ojos en el suelo.
¿Cuál sería su respuesta? ¿permitiría que la acompañase hasta el puesto del maestro arcano o preferiría continuar por su cuenta? Fuera cual fuese, la morena aceptaría lo que Karen decidiese y no insistiría, su bolsa casi estaba vacía así que seguir comprando en el mercado no era una opción, de quedarse sola se limitaría a dar un paseo por los negocios restantes antes de regresar a la posada.
Me despido de Reivy y Lavey para seguir a la bruja.
Karen, dejo en tus manos la opción de que Ava te acompañe o no hasta el puesto de Asher.
- Es muy bonita. - apoyó la morena, poco antes de que Reivy, mostrando su generosidad, diese a la muchacha la opción de llevarse dos objetos por el mismo precio, oferta que no podía rechazar. Con visible emoción, Karen examinó los colgantes hasta dar con el que representaba un ala, y sin pensárselo dos veces lo eligió, poniéndoselo al cuello y girándose hacia la cuerva para que le diese su opinión.
Sonriendo aún, Ava abrió los labios para pronunciar su respuesta, pero la bruja empezó a ponerse nerviosa antes de que pudiese decir nada, y tras una breve despedida en la que no pudo evitar algo de tartamudeo, salió a toda prisa, abandonando el puesto y perdiéndose entre el gentío como si estuviese huyendo de algo, o de alguien. - ¡Karen, espera! - exclamó la joven, sin llegar a comprender qué era lo que había pasado.
- ¿Por qué se ha ido de ese modo? - preguntó en un susurro, con la vista aún puesta en la multitud. ¿Había hecho algo mal? No quería pensar en ello ya que la sola idea de haberla espantado con su comportamiento la entristecía.
- Vaya, con las prisas se ha olvidado de la figura, será mejor que se la lleve. - dijo en voz baja, en cuanto sus ojos se posaron sobre la obra de Reivy. - Me ha alegrado mucho veros a las dos, espero que el negocio siga igual de bien, ¡hasta la próxima! - se despidió, alzando una mano para acompañar su frase con un gesto mientras con la otra tomaba la escultura de madera.
- Veamos, ¿dónde podría estar? - musitó en cuanto se encontró entre la muchedumbre. La respuesta rápida era en el taller del arcanista pero sin su regalo, ¿para qué iba a ir hasta allí? Probablemente no anduviese lejos, quizá incluso se la encontrase de camino, eso si se daba cuenta de lo que se había dejado atrás.
Sin querer dejar el asunto en manos del azar, la mujer bestia utilizó aquello de lo que siempre podía fiarse, sus dotes para el rastreo y los agudos sentidos que la naturaleza le había brindado. Olfateó el aire y trató de ignorar la multitud de aromas que le llegaban, solo buscaba uno, el de la maga, al que por desgracia no había prestado la atención que le habría gustado.
Eso iba a complicarle las cosas pero no se rendiría fácilmente, solo tenía que seguir la misma dirección que Karen y estar atenta, en cualquier momento captaría su olor o la vería. Varios minutos pasaron antes de que diese con algo vagamente familiar, una esencia que iba desde el negocio de Reivy hasta el del perro pero que se desviaba antes de entrar al mismo. - Pasó por aquí. - pensó, ligeramente animada.
Disculpándose de vez en cuando, cuando sus alas rozaban accidentalmente a alguien, la cuerva fue avanzando lentamente hasta que la fragancia que seguía se volvió más intensa, estaba cerca. Finalmente una silueta llamó su atención, haciendo que pasase de atisbarla por el rabillo del ojo a que se girase para verla mejor, y allí estaba la hechicera, sentada en un callejón mientras hacía levitar unas pequeñas piedras.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó, acercándose a ella y tomando asiento a su lado a pesar de lo incómoda que podía resultar en ocasiones la armadura a la hora de moverse. Apoyada sobre sus rodillas, la morena movió las oscuras extremidades que emergían de su espalda para acomodarlas en torno a su cuerpo y que no quedasen aplastadas contra la pared, mientras, sin decir nada más, extendía un brazo en dirección a la maga para entregarle la figura que se había olvidado.
- ¿Te he hecho sentir incómoda? Si es así lo siento, no era mi intención. - se disculpó, sin saber aún si ella era la causa de que hubiese abandonado el puesto de la carpintera. - Me cuesta interactuar con los demás de forma normal, ya lo has visto… - explicó, evitando dar detalles sobre el origen de su problema. - Por favor, no me lo tengas en cuenta, me agrada tu compañía y no quisiera que el día acabase así… aún tienes que llevar tu obsequio al artesano. - pidió con un hilo de voz, clavando los ambarinos ojos en el suelo.
¿Cuál sería su respuesta? ¿permitiría que la acompañase hasta el puesto del maestro arcano o preferiría continuar por su cuenta? Fuera cual fuese, la morena aceptaría lo que Karen decidiese y no insistiría, su bolsa casi estaba vacía así que seguir comprando en el mercado no era una opción, de quedarse sola se limitaría a dar un paseo por los negocios restantes antes de regresar a la posada.
Me despido de Reivy y Lavey para seguir a la bruja.
Karen, dejo en tus manos la opción de que Ava te acompañe o no hasta el puesto de Asher.
Ava Kenrith
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Tardó un momento en reconocer aquel rostro y aquella voz. ¡Había pasado tanto tiempo! Pero no se podría haber olvidado de Sango. Aunque hacía mucho de aquella batalla en el bosque, había sido tan intensa, inesperada y extraña que quedaba muy reciente en su memoria. Al concluir aquel episodio había sentido un vínculo especial con los otros hombres con los que había coincidido en medio del bosque. Y de Sango era de quien más se acordaba, por un motivo en concreto.
- ¡El pájaro de cuatro alas! - se empezó a reír al recordar retazos de aquella extraña noche, y fue a darle un abrazo y una palmada al hombro a Sango para saludarlo. - Si fuera un vampiro no bromearías con que los dioses te quemen - bromeó, sonriendo -. Creo que conoces ese detalle de mí. He estado bien, sobreviviendo, como todos, con todas las desgracias que han acaecido últimamente. Me alegro de verte entero, ¿cómo has estado tú?
Aunque le tuviera aprecio y se alegrara de verlo, realmente los dos hombres no se conocían para nada. Taliesin no podía compartir mucho más, ni ningún avance en lo personal, sin tener que empezar a explicar desde cero quién era él.
- Sí, me parece buena idea. No me importa hacer una pausa en las compras para tomarme una. Ven, hace un rato he pasado un puesto con cerveza.
Guió la marcha hasta un puesto un poco apartado, en el que vendían cervezas, algunos licores y vino caliente especiado para entrar en calor. Dado que el puesto estaba a la intemperie se notaba el frío, pero también había bastante gente allí como para bloquear el viento. Taliesin pidió una ronda y se sentó en el borde de una de las pequeñas mesas colocadas allí temporalmente, y que comparían con otros desconocidos.
- ¡Salud! - Brindó: lo primero es lo primero. Le dió un buen trago a su bebida - ¿Vives por aquí cerca? Realmente sé muy poco sobre tí, más allá de que sobreviviste a un Graphorn a pesar de estar intoxicado con... Bueno, ¿qué era aquello? - se rió -. ¿Llegasteis bien a una ciudad tú y los demás? Como recordarás yo tuve que irme corriendo a buscar dónde esconderme... Ya casi amanecía.
- ¡El pájaro de cuatro alas! - se empezó a reír al recordar retazos de aquella extraña noche, y fue a darle un abrazo y una palmada al hombro a Sango para saludarlo. - Si fuera un vampiro no bromearías con que los dioses te quemen - bromeó, sonriendo -. Creo que conoces ese detalle de mí. He estado bien, sobreviviendo, como todos, con todas las desgracias que han acaecido últimamente. Me alegro de verte entero, ¿cómo has estado tú?
Aunque le tuviera aprecio y se alegrara de verlo, realmente los dos hombres no se conocían para nada. Taliesin no podía compartir mucho más, ni ningún avance en lo personal, sin tener que empezar a explicar desde cero quién era él.
- Sí, me parece buena idea. No me importa hacer una pausa en las compras para tomarme una. Ven, hace un rato he pasado un puesto con cerveza.
Guió la marcha hasta un puesto un poco apartado, en el que vendían cervezas, algunos licores y vino caliente especiado para entrar en calor. Dado que el puesto estaba a la intemperie se notaba el frío, pero también había bastante gente allí como para bloquear el viento. Taliesin pidió una ronda y se sentó en el borde de una de las pequeñas mesas colocadas allí temporalmente, y que comparían con otros desconocidos.
- ¡Salud! - Brindó: lo primero es lo primero. Le dió un buen trago a su bebida - ¿Vives por aquí cerca? Realmente sé muy poco sobre tí, más allá de que sobreviviste a un Graphorn a pesar de estar intoxicado con... Bueno, ¿qué era aquello? - se rió -. ¿Llegasteis bien a una ciudad tú y los demás? Como recordarás yo tuve que irme corriendo a buscar dónde esconderme... Ya casi amanecía.
Taliesin Skatha
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Continuaba intentando tranquilizarse, las piedras danzarinas la ayudaban a distraer su mente. "No ha sido para tanto... ¿verdad?" Comienza a pensar que ha sobreactuado demasiado, tal vez le haya dado demasiada importancia a una nimiedad. Respira hondo y se termina de tranquilizar. Eso era todo, una tontería sin importancia.
Un movimiento a su lado hace que se gire rápidamente, sorprendida. Había bajado su guardia lo suficiente para no percatarse de la presencia hasta que ya estaba demasiado cerca. Aunque más le sorprende ver a Ava allí, sentándose a su lado. Ignora la pregunta conscientemente, no es algo que siquiera ella misma sepa contestar. -¿Cómo me has encontrado? -El suelo era más fácil de mirar que el rostro de la recién llegada, todavía estaba un poco abochornada por haberse ido de aquel modo. -Pensé que me había escondido lo suficientemente bien. -Esboza una sonrisa, imposible de ver debido a que sigue observando con detenimiento las piedras que conforman la calle.
Levanta finalmente la cabeza cuando siente algo moverse a su lado. La mujer alada le había llevado la figura del lobo. Le sonríe agradecida sin mirarla a los ojos. Uno de sus dedos roza sin querer la mano de Ava cuando intenta tomar el regalo del arcanista. Rápidamente lo retira, encogiéndose un poco en sí misma y hace volar la figura mediante telequinesis hacia su regazo. Su poder hacía más sencillo interactuar con la mujer. -Lo siento, no era mi intención...
En ese momento Ava se disculpa por haberla hecho sentir incómoda. "¿Ella a mi?" Siguió explicando su problema interactuando con los demás. La pelirroja no puede si no reprenderse mentalmente por haber sido tan egoísta. Hacerle pensar que había sido culpa suya es algo que considera imperdonable. Rápidamente deja la figura a un lado y se gira hacia la mujer. -¡No! No pienses eso, no es culpa tuya... Es que soy... Soy una tonta, eso es todo. -La mira a los ojos. -No te preocupes por favor... -Hace una pequeña pausa y respira hondo. -Además soy yo la que debería pedirte disculpas. Aún sabiendo que te incomoda el contacto físico yo... Lo siento.
Tras disculparse se queda un buen rato sin hablar mirando a la pared que tiene delante. Reencontrarse con Ava le había hecho mucha ilusión. Tampoco le gustaría que el día terminase de una forma tan amarga. Y en verdad quería llevarle el regalo al arcanista antes de que cerrara su puesto y no lo volviera a ver. -¿D-de... de verdad qu-quieres venir? -Vuelve a ponerse un poco nerviosa, por lo que respira hondo de nuevo y se pone en pie. -Tu compañía es lo mejor que me ha sucedido el día de hoy, por favor, ven conmigo... -Tiende la mano para ayudar a Ava a levantarse del suelo, aquella armadura no parece muy cómoda para sentarse de ese modo. Entonces se da cuenta y cierra la mano lentamente. "Ya está bien... Deja de hacer eso... Estúpida"
Le dedica una sonrisa a la mujer alada para que sepa que todo está bien, que no debe preocuparse. El puesto del arcanista estaba tan solo a la vuelta de la esquina, no tendrían que caminar mucho entre el gentío. -¡Oh! -Se vuelve a girar rápidamente y hace levitar la estatuilla. -Casi se me olvida... otra vez -Saca un poco la lengua y le guiña un ojo a Ava. -Vamos, seguro que ese hombre-bestia tan amable estará un poco aburrido a estas horas. Le hará ilusión una nueva visita de sus clientas favoritas. -Dicho esto, se queda en la esquina del callejón esperando mientras acaricia el collar inconscientemente.
--Un movimiento a su lado hace que se gire rápidamente, sorprendida. Había bajado su guardia lo suficiente para no percatarse de la presencia hasta que ya estaba demasiado cerca. Aunque más le sorprende ver a Ava allí, sentándose a su lado. Ignora la pregunta conscientemente, no es algo que siquiera ella misma sepa contestar. -¿Cómo me has encontrado? -El suelo era más fácil de mirar que el rostro de la recién llegada, todavía estaba un poco abochornada por haberse ido de aquel modo. -Pensé que me había escondido lo suficientemente bien. -Esboza una sonrisa, imposible de ver debido a que sigue observando con detenimiento las piedras que conforman la calle.
Levanta finalmente la cabeza cuando siente algo moverse a su lado. La mujer alada le había llevado la figura del lobo. Le sonríe agradecida sin mirarla a los ojos. Uno de sus dedos roza sin querer la mano de Ava cuando intenta tomar el regalo del arcanista. Rápidamente lo retira, encogiéndose un poco en sí misma y hace volar la figura mediante telequinesis hacia su regazo. Su poder hacía más sencillo interactuar con la mujer. -Lo siento, no era mi intención...
En ese momento Ava se disculpa por haberla hecho sentir incómoda. "¿Ella a mi?" Siguió explicando su problema interactuando con los demás. La pelirroja no puede si no reprenderse mentalmente por haber sido tan egoísta. Hacerle pensar que había sido culpa suya es algo que considera imperdonable. Rápidamente deja la figura a un lado y se gira hacia la mujer. -¡No! No pienses eso, no es culpa tuya... Es que soy... Soy una tonta, eso es todo. -La mira a los ojos. -No te preocupes por favor... -Hace una pequeña pausa y respira hondo. -Además soy yo la que debería pedirte disculpas. Aún sabiendo que te incomoda el contacto físico yo... Lo siento.
Tras disculparse se queda un buen rato sin hablar mirando a la pared que tiene delante. Reencontrarse con Ava le había hecho mucha ilusión. Tampoco le gustaría que el día terminase de una forma tan amarga. Y en verdad quería llevarle el regalo al arcanista antes de que cerrara su puesto y no lo volviera a ver. -¿D-de... de verdad qu-quieres venir? -Vuelve a ponerse un poco nerviosa, por lo que respira hondo de nuevo y se pone en pie. -Tu compañía es lo mejor que me ha sucedido el día de hoy, por favor, ven conmigo... -Tiende la mano para ayudar a Ava a levantarse del suelo, aquella armadura no parece muy cómoda para sentarse de ese modo. Entonces se da cuenta y cierra la mano lentamente. "Ya está bien... Deja de hacer eso... Estúpida"
Le dedica una sonrisa a la mujer alada para que sepa que todo está bien, que no debe preocuparse. El puesto del arcanista estaba tan solo a la vuelta de la esquina, no tendrían que caminar mucho entre el gentío. -¡Oh! -Se vuelve a girar rápidamente y hace levitar la estatuilla. -Casi se me olvida... otra vez -Saca un poco la lengua y le guiña un ojo a Ava. -Vamos, seguro que ese hombre-bestia tan amable estará un poco aburrido a estas horas. Le hará ilusión una nueva visita de sus clientas favoritas. -Dicho esto, se queda en la esquina del callejón esperando mientras acaricia el collar inconscientemente.
Off: Interactúo con Ava y nos dirigimos hacia el puesto de Asher
Karen Engeld
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Una nueva clienta llego a la parada, apenas podía mirarla de reojo, el volumen de visitantes comenzaba a superarnos a Lavey y a mi, por suerte no parecía tener prisa y se quedo mirando las figuras y juguetes con una sonrisa de esas que te regresan al pasado. Podía ser una sonrisa agradable al recordar la niñez o una melancólica al recuperar un recuerdo doliente, pero en este caso parecía ser lo primero.
La voz de la elfa llego a mis oídos con la melodía de un arpa. Sorprendente fue averiguar el dato que la mujer pálida contaba, pero mas sorprendente fue descubrir que aquella mujer de ojos verdes, era la misma elfa a la que ayude en el rastrillo de Lunargenta.
-Loados sean tus dioses y los míos. -Salude con enorme sonrisa a una mujer de apariencia joven. -Quizás no me recuerdes, menos aun así. -Dije moviendo los brazos y señalando mi cuerpo. -Me llamo Reivy. Estuve contigo en el asalto a la muralla. Te entregue una esfera que parecía querer que fueras su dueña.
Lavey con su naturaleza curiosa, había conseguido escurrirse hasta aproximarse a nosotras, al escuchar el pedido de la señora del bosque se puso a buscar entre los abalorios. Viendo que no encontraba lo que quería se fue al interior del vehículo. Después de unos movimientos de cajas y unos sonidos que denotaban una búsqueda avanzada la niña salio con las manos vacías.
-Pues estas de suerte porque...
Lavey que ya esta en mi espalda tiro de las cuerdas del delantal.
-Pssh... Centella. -La pequeña no solía interrumpir en mitad de una venta así que me gire a ver lo que quería. -No nos quedan, hace un rato se llevaron el ultimo.
-Porque... -Volví a repetir mirando a la niña y girándome a ver a la cliente. -Aun no e recogido las herramientas pequeñas, Si tienes tiempo puedes esperar por aquí y te la hago.
Pasando a Lavey a la delantera recogí un pequeño trozo de madera del improvisado almacén y me senté en la mesa de trabajo. -Hola. -Dijo con simpatía la rubia a la mujer de alabastro. -Mi madre me contó lo que hiciste en la guerra. Fue muy valiente por tu parte, enfrentarse a todos esos vampiros malos. ¿Tuviste miedo?
Mientras que la lagartija le daba conversación a la elfa yo trabaja en la talla que pedía. Con un cincel y el cristal de aumento marcaba las lineas que hacían las siluetas de los gemelos, otro cincel esperaba paciente encima del carbón del brasero. Dos dragones, uno frente a otro, unidos por la eternidad pero condenados a no poder tocarse. Por que sin luz no hay sombra, sin noche no hay día. Con el colgante terminado, saque el cincel del fuego y queme la madera hasta que quedo negra. Para finalizar perfore el circulo y le pase una anilla y un cordel de cuero y sople los restos de serrín.
-Aquí tiene señorita. -Comentaba acercándome a ella. -Un colgante de los dragones gemelos. Serán 30 aeros por favor.
Ahora la venta ambulante se calmaba, los amigos se despedían y abandonaban el puesto en compañía, los conocidos se alejaban en solitario con una sonrisa agradable y los compradores desconocidos seguían el rumbo de la calle con las manos llenas y los bolsillos mas ligeros.
Apenas había pasado la mitad de la jornada laboral y mis expectativas fueron superadas con creces. Ni si quiera tuve tiempo de guardar la herramientas y maquinaria especializada, Lavey aun descansaba por la carrera que había hecho sobre el torno, la joven en algún punto cambio de posición y ahora reposaba tranquila sobre el alero de la carreta, con el libro de cuentas en la mano y una pluma entintada en la otra. Estaba concentrada, siempre que se centraba en alguna tarea importante fruncía el ceño y sacaba la punta de la lengua, a veces tenia que soltar el cuaderno y contar con los dedos. En una columna tenia las ganancias en otra las perdidas, al final una linea que separa un numero seguida de la palabra total. -320 Aeros. -Susurraba la pequeña mientras escribía.
En lo que la joven hacia las cuentas del oro familiar y el recuento de las monedas, yo desmontaba y guardaba las herramientas de precisión, apagaba el farol y desmantelaba la maquina con la que había fabricado el bastón.
Cuando todas la herramientas estuvieron guardadas volví a poner la talla de exhibición delante del puesto del trabajo, sin embargo un rugido salio de mis entrañas.
-Vey, voy a ir a comprar algo de comer. Te quedas a cargo de la tienda. -La niña di un salto para bajar del carro y guardando las cuentas del taller bajo una lona se puso los brazos en jarra y asintió afirmativa.
Siguiendo el olor a comida no tarde en encontrar un puesto de alimentación, luego de comprar algunas frutas y unos cuencos de sopa regrese al improvisado taller. Al llegar Lavey se había adelantado, por los visto también tenia hambre, porque había bajado un par de tablas planas de la carreta y montado una mesa. Le agradecí el gesto con una sonrisa maternal y una caricia en pelo.
Al cabo de una hora ya estábamos las dos de vuelta al trabajo, ella vendiendo y publicitando productos y yo tallando a la diosa. En realidad me falta poco para terminarla, unos detalles por aquí y por allí y un martillazo en seco en la base del carro con la runa de Sigel y listo, la escultura estaba termina. Carro y señora.
____
Off:
Alward: Cobro 30 aeros en un colgante de Thor. 20 en Materiales y 10 en ganancia.
Interacción con Niniel: Cobro 30 aeros en un colgante de los dragones gemelos. 20 en Materiales y 10 en ganancia.
Total: 2 objetos vendidos. 4 Materiales y uno en reserva. Lo que se transforma en 1 punto de profesión y 2 Mats en reserva. Nivel de profesión, paso de 27 a 28.
En el conteo de la niña aun no están incluidas las ventas de: Gerrit, ni tampoco a descontado la compra a Demian (porque aun falta que responda el post)
La voz de la elfa llego a mis oídos con la melodía de un arpa. Sorprendente fue averiguar el dato que la mujer pálida contaba, pero mas sorprendente fue descubrir que aquella mujer de ojos verdes, era la misma elfa a la que ayude en el rastrillo de Lunargenta.
-Loados sean tus dioses y los míos. -Salude con enorme sonrisa a una mujer de apariencia joven. -Quizás no me recuerdes, menos aun así. -Dije moviendo los brazos y señalando mi cuerpo. -Me llamo Reivy. Estuve contigo en el asalto a la muralla. Te entregue una esfera que parecía querer que fueras su dueña.
Lavey con su naturaleza curiosa, había conseguido escurrirse hasta aproximarse a nosotras, al escuchar el pedido de la señora del bosque se puso a buscar entre los abalorios. Viendo que no encontraba lo que quería se fue al interior del vehículo. Después de unos movimientos de cajas y unos sonidos que denotaban una búsqueda avanzada la niña salio con las manos vacías.
-Pues estas de suerte porque...
Lavey que ya esta en mi espalda tiro de las cuerdas del delantal.
-Pssh... Centella. -La pequeña no solía interrumpir en mitad de una venta así que me gire a ver lo que quería. -No nos quedan, hace un rato se llevaron el ultimo.
-Porque... -Volví a repetir mirando a la niña y girándome a ver a la cliente. -Aun no e recogido las herramientas pequeñas, Si tienes tiempo puedes esperar por aquí y te la hago.
Pasando a Lavey a la delantera recogí un pequeño trozo de madera del improvisado almacén y me senté en la mesa de trabajo. -Hola. -Dijo con simpatía la rubia a la mujer de alabastro. -Mi madre me contó lo que hiciste en la guerra. Fue muy valiente por tu parte, enfrentarse a todos esos vampiros malos. ¿Tuviste miedo?
Mientras que la lagartija le daba conversación a la elfa yo trabaja en la talla que pedía. Con un cincel y el cristal de aumento marcaba las lineas que hacían las siluetas de los gemelos, otro cincel esperaba paciente encima del carbón del brasero. Dos dragones, uno frente a otro, unidos por la eternidad pero condenados a no poder tocarse. Por que sin luz no hay sombra, sin noche no hay día. Con el colgante terminado, saque el cincel del fuego y queme la madera hasta que quedo negra. Para finalizar perfore el circulo y le pase una anilla y un cordel de cuero y sople los restos de serrín.
-Aquí tiene señorita. -Comentaba acercándome a ella. -Un colgante de los dragones gemelos. Serán 30 aeros por favor.
- Dragones Gemelos:
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Ahora la venta ambulante se calmaba, los amigos se despedían y abandonaban el puesto en compañía, los conocidos se alejaban en solitario con una sonrisa agradable y los compradores desconocidos seguían el rumbo de la calle con las manos llenas y los bolsillos mas ligeros.
Apenas había pasado la mitad de la jornada laboral y mis expectativas fueron superadas con creces. Ni si quiera tuve tiempo de guardar la herramientas y maquinaria especializada, Lavey aun descansaba por la carrera que había hecho sobre el torno, la joven en algún punto cambio de posición y ahora reposaba tranquila sobre el alero de la carreta, con el libro de cuentas en la mano y una pluma entintada en la otra. Estaba concentrada, siempre que se centraba en alguna tarea importante fruncía el ceño y sacaba la punta de la lengua, a veces tenia que soltar el cuaderno y contar con los dedos. En una columna tenia las ganancias en otra las perdidas, al final una linea que separa un numero seguida de la palabra total. -320 Aeros. -Susurraba la pequeña mientras escribía.
En lo que la joven hacia las cuentas del oro familiar y el recuento de las monedas, yo desmontaba y guardaba las herramientas de precisión, apagaba el farol y desmantelaba la maquina con la que había fabricado el bastón.
Cuando todas la herramientas estuvieron guardadas volví a poner la talla de exhibición delante del puesto del trabajo, sin embargo un rugido salio de mis entrañas.
-Vey, voy a ir a comprar algo de comer. Te quedas a cargo de la tienda. -La niña di un salto para bajar del carro y guardando las cuentas del taller bajo una lona se puso los brazos en jarra y asintió afirmativa.
Siguiendo el olor a comida no tarde en encontrar un puesto de alimentación, luego de comprar algunas frutas y unos cuencos de sopa regrese al improvisado taller. Al llegar Lavey se había adelantado, por los visto también tenia hambre, porque había bajado un par de tablas planas de la carreta y montado una mesa. Le agradecí el gesto con una sonrisa maternal y una caricia en pelo.
Al cabo de una hora ya estábamos las dos de vuelta al trabajo, ella vendiendo y publicitando productos y yo tallando a la diosa. En realidad me falta poco para terminarla, unos detalles por aquí y por allí y un martillazo en seco en la base del carro con la runa de Sigel y listo, la escultura estaba termina. Carro y señora.
- Sigel:
- Sustituir Flauta por riendas.
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- EL carro:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
____
Off:
Alward: Cobro 30 aeros en un colgante de Thor. 20 en Materiales y 10 en ganancia.
Interacción con Niniel: Cobro 30 aeros en un colgante de los dragones gemelos. 20 en Materiales y 10 en ganancia.
Total: 2 objetos vendidos. 4 Materiales y uno en reserva. Lo que se transforma en 1 punto de profesión y 2 Mats en reserva. Nivel de profesión, paso de 27 a 28.
En el conteo de la niña aun no están incluidas las ventas de: Gerrit, ni tampoco a descontado la compra a Demian (porque aun falta que responda el post)
Reivy Abadder
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Por motivos que Amit desconocía, Siria había decidido que necesitaba algo más de altura para poder hablar con el Hombre-Bestia. El Mausu no sentía complejo alguno con su altura, de hecho, en su tribu era de los más altos, sabía perfectamente que los demás lo veían como un ser adorable y pequeñito, pero agradecía que no lo demostraran con gestos. Por eso, cuando la mujer lo agarró, achicó los ojos e hizo una serie de sonidos bajos que parecían chillidos de ratón, pero en realidad eran malas palabras en su idioma.
Pero decidió dejarlo pasar, se bajó de la caja y la empujó a un lado para poder seguir hablando con dignidad frente al dueño de la tienda.
-Me gustaría imbuirla con un elemento entonces ¡Tchik! – Amit se quedó pensando qué podría ser más útil, mientras movía la nariz y los bigotes - ¡Tierra! Sí, eso es ¡Tchik! Me gustaría que mi martillo tuviera un hechizo de tierra, eso podría resultar muy bueno para mi trabajo en las ruinas –
Justo entonces recordó algo.
-¡Aun no fui en busca de mi martillo nuevo! ¡Tchik! Claro, claro, el caballero no puede encantar el arma si no la tiene. Tonto Amit – Se acercó a Siria y tiro de la manga de su ropa para llamar su atención – Tengo que ir a buscar un arma que encargué, regresaré en un momento –
Sin la dragona a su lado la gente nuevamente no se hacía a un lado, por lo que Amit tuvo que recurrir a otra estrategia. Acomodó la mochila en su espalda, asegurándose de que estuviera bien firme, se puso en cuatro patas y comenzó a correr. De esa manera podía pasar por debajo de las piernas de la mayoría de las personas sin necesidad de tener que empujarlos para que se movieran.
Así fue como llego nuevamente a la tienda del hombre que primero había visitado.
-¡Ohh! – En cuanto vio el martillo Amit confirmó que había hecho bien al elegir a ese herrero, era simplemente perfecto. Lo agarró con ambas manos y lo balanceó un par de veces para comprobar su equilibrio – Hizo un excelente trabajo, Señor – Le entregó los aeros y se despidió.
Ató su nuevo martillo y con mucho orgullo volvió a la tienda del Hombre-Bestia. Era agradable esa sensación de tener un arma nueva, sin duda el humor del Mausu había mejorado.
-Este es el arma para encantar – Le dijo con orgullo al dueño del negocio – Un hechizo de tierra será entonces –
Dejó el arma en las manos del Hombre-Bestia y se quedó esperando mientras miraba el resto de las cosas de la tienda. Amit no sabía nada sobre runas y hechizos, así que todo lo que hubiese allí le parecía interesante. Justo entonces escuchó una voz familiar, era el humano que había conocido en la ruina.
-¡Tchik! Exactamente, siempre hay que estar preparado, sobre todo cuando humanos ruidosos y sin sentido común te acompañan - El ratón no pudo evitar aprovechar la oportunidad para recordarle al muchacho todos los errores que había cometido en aquella aventura - ¡Tchik! Es bueno verte - Aun así el Mausu sabia que era un buen sujeto, así que no buscaba ofenderlo realmente.
Una vez que estuviera terminado el encantamiento, ya estaría listo para regresar a su hogar.
-----------------------------
-Amit habla con Asher, Siria y Vincent.
-El total de sus gastos serían:
140 Por el martillo
20 Por la trampa
120 Por el Hechizo
Off-Para-Sigel: Sé que las cuentas no suman 250 =P Tengo un Trabajo pendiente por corregir, rezo para que los dioses sean bondadosos conmigo y me permitan gastar Aeros que aún no tengo en el bolsillo.
Pero decidió dejarlo pasar, se bajó de la caja y la empujó a un lado para poder seguir hablando con dignidad frente al dueño de la tienda.
-Me gustaría imbuirla con un elemento entonces ¡Tchik! – Amit se quedó pensando qué podría ser más útil, mientras movía la nariz y los bigotes - ¡Tierra! Sí, eso es ¡Tchik! Me gustaría que mi martillo tuviera un hechizo de tierra, eso podría resultar muy bueno para mi trabajo en las ruinas –
Justo entonces recordó algo.
-¡Aun no fui en busca de mi martillo nuevo! ¡Tchik! Claro, claro, el caballero no puede encantar el arma si no la tiene. Tonto Amit – Se acercó a Siria y tiro de la manga de su ropa para llamar su atención – Tengo que ir a buscar un arma que encargué, regresaré en un momento –
Sin la dragona a su lado la gente nuevamente no se hacía a un lado, por lo que Amit tuvo que recurrir a otra estrategia. Acomodó la mochila en su espalda, asegurándose de que estuviera bien firme, se puso en cuatro patas y comenzó a correr. De esa manera podía pasar por debajo de las piernas de la mayoría de las personas sin necesidad de tener que empujarlos para que se movieran.
Así fue como llego nuevamente a la tienda del hombre que primero había visitado.
-¡Ohh! – En cuanto vio el martillo Amit confirmó que había hecho bien al elegir a ese herrero, era simplemente perfecto. Lo agarró con ambas manos y lo balanceó un par de veces para comprobar su equilibrio – Hizo un excelente trabajo, Señor – Le entregó los aeros y se despidió.
Ató su nuevo martillo y con mucho orgullo volvió a la tienda del Hombre-Bestia. Era agradable esa sensación de tener un arma nueva, sin duda el humor del Mausu había mejorado.
-Este es el arma para encantar – Le dijo con orgullo al dueño del negocio – Un hechizo de tierra será entonces –
Dejó el arma en las manos del Hombre-Bestia y se quedó esperando mientras miraba el resto de las cosas de la tienda. Amit no sabía nada sobre runas y hechizos, así que todo lo que hubiese allí le parecía interesante. Justo entonces escuchó una voz familiar, era el humano que había conocido en la ruina.
-¡Tchik! Exactamente, siempre hay que estar preparado, sobre todo cuando humanos ruidosos y sin sentido común te acompañan - El ratón no pudo evitar aprovechar la oportunidad para recordarle al muchacho todos los errores que había cometido en aquella aventura - ¡Tchik! Es bueno verte - Aun así el Mausu sabia que era un buen sujeto, así que no buscaba ofenderlo realmente.
Una vez que estuviera terminado el encantamiento, ya estaría listo para regresar a su hogar.
-----------------------------
-Amit habla con Asher, Siria y Vincent.
-El total de sus gastos serían:
140 Por el martillo
20 Por la trampa
120 Por el Hechizo
Off-Para-Sigel: Sé que las cuentas no suman 250 =P Tengo un Trabajo pendiente por corregir, rezo para que los dioses sean bondadosos conmigo y me permitan gastar Aeros que aún no tengo en el bolsillo.
Amit'tek
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