Man with a Mission[Libre][10/10][Cerrado]

La bruja miraba de un lado a otro. Parecía que las cosas estaban yendo bien, al menos de alguna manera. Lo que no se esperaba fue que de un momento a otro el lugar comenzó a envolverse en llamas. - Yo no fui... - Dijo Ryra así sin más para así de la nada notar que un ave de fuego apareció surcando el cielo nocturno. - ¿¡Qué carajos es eso!? - Exclamó la recatada dama observando aquella ave que intentó atacar a Meleis. Por suerte solo había sido un susto.

El ver a esa criatura la bruja bufó. - No puedo usar mi magia en ella, eso la haría más poderosa. - Miró a Meleis. - Intenta golpearla con tu agua. Y después yo lo haré con mi arma. - Mientras el dragón comenzaba el ataque contra el ave de fuego. La bruja echó un vistazo a los alrededores de sus compañeros. El fuego allá abajo podía ser un problema, por lo que le surgió una idea loca a Ryra y se acercó a Meleis para que la escuchara. - Los chicos van a necesitar agua allá abajo. Por lo que les vendría bien cualquier líquido que ayude a apagar las llamas... ¿Y si te meas? Digo... Agua es agua. Descuida, ellos están tan ocupados que jamás notarán lo que les estás arrojando. - Dijo la bruja con una sonrisa maliciosa.

Luego de eso y ahora que el muchacho atacó al ave de fuego, ella apuntó su ballesta contra el ave de fuego y comenzó a dispararle proyectiles al ave que estaría debilitada por el agua de Meleis.


Mientras caminaba, y antes de que todo el lugar se llenara de llamas, me encontraba caminando, en eso, logré escuchar una voz que dijo algo completamente incomprensible. - 'Bthnk goka fm'latgh grah'n - Eso me hizo mirar de un lado a otro sumamente confundido. - ¿El para que cosa de quien? - Acto seguido comencé a escuchar algo detrás de mi. Allí estaba al tipo que había vencido envuelto en llamas. El ver eso me hizo alzar mi ceja ligeramente asombrado. - Te tomaste muy a pecho eso de que no estabas invitado al balie ¿Verdad?

Di un salto para crear una distancia entre el guerrero en llamas y yo y desenfundé mi gran espada mientras analizaba la situación. ¿Cómo se supone que se matan a estas cosas? Fue en ese momento que comencé a sentir cómo caía agua en todo el lugar. - ¿Llueve? - Me pregunté para luego alzar mi vista y ver a Meleis. - Entiendo. - Sonreí levemente. Esto seguro podría servir como apoyo contra estos guerreros de fuego. Aunque había algo que me dejaba confundido con toda esta situación. - ¿Por qué el agua está caliente? - Negué con mi cabeza. Este no era el momento para estar cuestionando estas cosas.

Con mi arma en mano, la cual ya se había mojado lo suficiente emprendí mi marcha hacia aquel soldado de fuego y le di una estocada. El agua del ambiente podría afectarle. Pero una vez que clavé mi arma noté que ese guerrero aún se movía. - Ay, todavía se mueve. - Con mi arma aún clavada en ese sujeto emplee mi fuerza para alzarlo. Luego de eso miré de un lado a otro. Notando cómo caían los proyectiles de Meleis al suelo, por lo que comencé a correr con el guerrero de fuego en mi arma, bajaba mi cabeza cada vez que ese sujeto intentaba decapitarme, y cuando estuve lo suficientemente cerca, agité mi espada para que ese sujeto saliera disparado hacia uno de los chorros de agua de Meleis que caían con más fuerza al suelo.

Hecho eso suspiré levemente. - Creo que con eso podría ser suficiente. - Acto seguido giré mi vista hacia el sujeto que había hablado en una lengua difícil de comprender. - Dame un momento galán, en un momento estaré contigo. Quiero ver si tu soldado ya se apagó. - Le acoté a Zieg desde la distancia para volver a acercarme al guerrero de fuego, el cual parecía apagado, por lo que usando mi espada volví a clavarla en el. - ¡Y no vuelvas! - Exclamé con desprecio hacia el guerrero que había matado con anterioridad


OFF:

- Básicamente Ryra le pidió a Meleis que meara mientras lanza agua por la boca. Salud (?). Luego de eso atacó al ave de fuego con su ballesta.

- Gaegel por su parte empaló a su adversario al tener ventaja, lo arrojó a uno de los chorros que caían por la batalla de Meleis y el ave de fuego y lo volvió a empalar.

Atuendo de Gaegel y Ryra:

Inventario:

¿Mordred?, era el único de los presentes de quien conocía su nombre real. No sabía si se trataba parte de sus bromas o sencillamente buscaba proteger su identidad, cuestión que no tenía mucho sentido, pero prefería no llevarle la contraria y delatarme.

Mientras la bruja mostraba el mapa de la zona para intentar estudiarlo y avanzar con una estrategia más confiable que solo ir en línea recta por la isla. Rebuscaba en mis bolsillos debajo de mi manto un objeto que le serviría a la maga para potenciar sus habilidades y facilitaría lanzar a la pieza de hojalata si fuera el caso. Sin embargo, las presentaciones e intentos de establecer un plan se derrumbaron cuando un estruendo vino de los árboles.

Por fin hacían acto de presencia los números, la misión empezaba a ponerse difícil. Troncos talados por la violencia de una avalancha volaban hacia nosotros, Reike con sus habilidades pudo proteger al grupo, pero cuando el humo de la madera haciéndose añicos se disipó no había señales de la bruja.

El hombre musculado y de gran tamaño se mofaba tras su arremetida. Su mirada vacía guardaba una gran cólera reprimida y venas marcadas cubrían toda su piel. No tenía armas, pero a simple vista era evidente que no las necesitaba. Su fuerza era su herramienta para matar y su entrada había dejado en claro que no sería fácil lidiar con aquel sujeto que estaba dispuesto a enfrentarse solo a todos nosotros.

¡Corlys! - Grité cuando el navegante se apresuró a tomar iniciativa junto a la nutria. Atacarlo directamente era un suicidio y por más que tuviera un escudo, ninguna protección sería suficiente contra aquella bestia. No había tiempo para quedarme nuevamente en la retaguardia, tenía que seguirlo e improvisar una forma de enfrentar al monstruo.

Mi sangre calentaba en mis arterias haciendo que me preparara al combate (1), analizaba a los pocos metros como la arremetida de Corlys y Teufel eran repelidas con facilidad. Ninguno del equipo sería capaz de mantener un combate de fuerza contra él, ni siquiera el bio cibernético en nuestras filas sería una amenaza seria en ese terreno. Por ello, debíamos aprovechar las virtudes del resto y apuntar al desgaste empleando la velocidad.

Había visto pelear anteriormente a Rauko y sabía cómo era su estilo de combate, aquella noche había hecho gala de ello despachando prácticamente a media oleada de los atacantes. Por otro lado, la rana era igual de diestra en sus acrobacias, quizás si trabajábamos juntos podríamos hacer aperturas para lidiar contra la bestia.

Mientras corría intenté inclinar mi torso hacia delante, manteniendo un perfil bajo. En mi carrera estiré mi mano hábil hacia atrás de mi espalda, haciendo que de un hilo de sangre saliendo de mi mano se formara una espada sólida de rojo carmesí (2).

Blood Sword:

Corlys logró crear algunas aberturas en la guardia de Reiner dedicada al ataque que aproveché para intentar propiciar cortes en las extremidades del grandullón sin dejar de moverme. Mi intención era que tuviera la mirada baja, el sapo y el elfo combatían con velocidad y con saltos acrobáticos, si el monstruo se centraba en mi espada de sangre mis compañeros tendrán aperturas por arriba.

¡Mordred! ¡Sapo! - grité esquivando los puños del monstruo. Mis sentidos aumentados me permitían apenas anticipar sus golpes, pero un paso en falso supondría mi muerte. Una señal clara para que en conjunto arremetieran contra la criatura.

Corlys alcanzó clavar su lanza antes de quedar incapacitado del combate, haciendo evidente que la piel  pálida del numero 8 no era impenetrable. Quizás una herida menor, pero el miembro de la Dark Order empezaba a obstinarse y cansarse. Mis cortes poco a poco lo ralentizaba, sus movimientos seguían siendo mortales, pero mis compañeros eran los que tenían que finiquitar al sujeto.

Sus piernas mostraban pequeños hilos de sangre de un color particular. El hombre se centraba en matarme, no toleraba no poder aplastarme la máscara contra mi cráneo. Sin embargo, una tacleada con su hombro del brazo herido me hizo retroceder varios metros. Mi misión no era dar la estocada final y quizás no había espacio para planes rebuscados, pero por más que pudiera subestimar a mis compañeros, ellos tenían la última palabra.

　Desafortunadamente, nadie más había querido unirse al juego de ponerse nombres de traidores. En vez de eso, prefirieron discutir sobre mapas y telequinesis, algo que no llegó muy lejos antes de ser interrumpidos por una emboscada; casi nos lanzaron todo el bosque encima.

　Vi venir los árboles, más sorprendido por la fuerza de quien los arrojó que del propio hecho de que sería aplastado si no me movía. No había que preocuparse porque yo contaba con biusas.

　Y entonces voló la alquimista, al infinito y más allá. Contra todo pronóstico, nos salvó de los árboles. ¿Cómo? Gracias a que ella había desarrollado una telequinesis con suficiente fuerza para mover cosas muy pesadas.

　Aun así, tuve que retroceder para evitar la explosión de astillas y polvo. Luego apareció el responsable de la emboscada, un hombre que no le habría venido mal tomar un poco de sol de vez en cuando; eso nos habría ahorrado trabajo a todos.

　–Oiga, solo vinimos porque ustedes no dejaban de fastidiar a Zelas donde sea que estuviera –le respondí–. Pero, si quieres, puedes simplemente dejarnos pasar para matar a tus compañeros. No necesitamos que te muevas. De hecho, si no te mueves es mejor para nosotros.

　Por supuesto, aquel ingrato no apreció el favorable trato y continuó la lucha en vez de dejarse matar.

　Corlys, que se presentó como Corlys, y Teufel, que fue presentada como Bola de Pelos, se adelantaron en enfrentar al exhibicionista, demostrando que tenían más que habilidad musical. O eso pensé hasta que la nutria, sin haber siquiera alcanzado al exhibicionista, recibió un colosal sopapo que dejó a nuestro grupo desnutrido.

　Me apresuré en situarme en donde caería, para atraparla. Su peso fue mayor al que calculé y terminé aplastado, sobreviviendo solo por mi fortaleza mágica.

　–De nada por… salvarte –apenas logré articular bajo ella.

　Xana no tardó en llegar para ayudarla a levantarse y liberarme de mi terrible martirio.

　–¿Estás bien? –dijo, preocupada.

　–Sobreviviré –contesté antes de incorporarme y expulsar éter para deshacerme de la suciedad.

　–Le preguntaba a Teufel, en realidad –repuso, echándome un breve vistazo antes de volver a mirar a la nutria y estudiarla como buena nutrióloga.

　–Claro que lo está. Fui su almohada. –Miré al exhibicionista Reiner–. En cualquier caso, Corlys nos necesita.

　La nutria, nuevamente, se adelantó para luchar, esta vez para socorrer a su novio. Yo fui el siguiente en correr en la misma dirección, y Xana se mantuvo a distancia mientras generaba pequeñas estrellas a su alrededor, preparando su arsenal.

　Judas el confiable se unió al combate y pronto nos llamó a Frosk el Grande y a mí. Sin pensarlo demasiado, aceleré con magia, dejando atrás a la nutria, y busqué la espalda de Reiner. Di un salto potenciado para lanzar una estocada hacia su nuca.

　Reiner se giró con un brazo extendido. Ascendí con un súbito impulso mágico^[1] y le arrojé mi espada. Él se apartó con el mínimo movimiento, atrapó el arma y me la lanzó de vuelta, directo a mi cabeza.

　Un orbe de luz la golpeó y estalló, desviándola, y luego otros orbes fueron disparados hacia el rostro de Reiner, sin hacerle un daño significativo en su cuerpo endurecido.

　Aproveché la distracción para impulsarme lejos de Reiner. Mientras aterrizaba, hice que mi espada volviera con el encantamiento^[2] y busqué alguna brecha en la defensa del enemigo.

　Corlys se pasó de lanza y lanzó un ataque suicida con su lanza. Eso terminó con él siendo lanzado lejos.

　«Estoy empezando a sospechar que este tipo exhibicionista es casi tan duro como la piedra de mi taller», pensé, a la vez que hacía arder el éter en mi cuerpo.

　Me abalancé de nuevo en otro ataque aéreo, buscando decapitarlo. Reiner me esquivó con el mismo movimiento con el que terminó golpeando a Judas en una excelente economía de esfuerzo.

　Apenas mis pies volvieron a tocar tierra, salté de nuevo hacia él. Volví a fallar.

　Esta vez, sin embargo, con Judas alejado por el anterior ataque, Reiner pudo hacer más: agarró mi espada y tiró hacia el suelo.

　Solté a tiempo y me disparé hacia Reiner, buscando darle un rodillazo en el rostro.^[1] Él se apartó a tiempo con un único paso.

　Aún en el aire, me giré en diagonal propulsándome con magia, convertí mi guante Retniw en espada^[3] y lancé un sorpresivo ataque giratorio.

　Un ruido estridente nació cuando la fría hoja de Retniw chocó con el acero en los antebrazos de Reiner, que cruzó sobre su cabeza.

　En el instante, aspiré aire para llenar mis pulmones, acrecenté mi éter y lo liberé a través de mi espada en una súbita explosión.^[4]

　Fui impelido varios metros. Me las arreglé para aterrizar rodando. Acabé a un lado de Corlys, de costado y parcialmente cegado por mi propio destello.

　–Ah, hola, Corlys, tiempo sin verte –le saludé, respirando con dificultad. Al intentar levantarme, noté entumecimiento en mis dedos y debilidad en mis brazos. «De verdad, estoy fuera de forma», me dije, reconociendo que hacía demasiado tiempo desde que había luchado en serio. No quise pensar que era más que eso.

　–¿Estás bien? –escuché a un lado la familiar voz de Xana.

　–Sí, Corlys sobrevivirá. Ha estado en peores situaciones donde todo sonaba peor.

　–Esta vez me refería a ti –musitó, acercándose para examinarme.

　Me coloqué boca arriba, esbocé una débil sonrisa y le mostré un pulgar arriba a Xana.

　–¿Y el sapito? –pregunté de pronto, recordando lo importante. Me senté para observar a Frosk el Grande y prepararme para ayudarlo cuanto antes.

El enigmático hombre de oscuros ropajes, su máscara con ojos carmesíes mirando fijamente, se destacó en medio de la batalla, maniobrando con una destreza que inspiraba un escalofrío a sus enemigos. Había un aire misterioso que lo rodeaba, y pronto, después de la refriega inicial, se erigió como el líder no oficial del grupo de aliados.

El hombre enmascarado alzó la voz, imponiendo su autoridad con una seguridad que no dejaba lugar a dudas. Exigió que diesen lugar las presentaciones para conocer los nombres de los miembros del grupo.

Con una sonrisa ladina, Frosk se adelantó, el brillo de sus ojos ambarinos destellando con su característica confianza.

-Soy Frosk el Grande, un héroe a tiempo parcial y un amante de los insectos a tiempo completo-Anunció con un toque de orgullo.

Erika, quien aún sostenía su espada con determinación, dio un paso al frente, aunque su expresión de torpeza seguía en su rostro.

-Soy Erika, una adorable y bella guerrera dragona.-Dijo mostrando cierta confianza.

Bluto, el imponente robot de metal, hizo un gesto teatral para hablar, señalándose a sí mismo con su pulgar.

-Soy EAH-5998, defensor de la vida y bio-cibernético de combate. También podéis llamarme "Bluto", cuyo significado se remonta a...-Se quedó en silencio, como si le costara encontrar la respuesta. Un gruñido resonante salió de su cabeza, un intento de decir algo.-Lo siento, esa información está dañada.

De pronto, la situación dio un giro inesperado y caótico. Uno de los miembros de la famosa "Black Order" había hecho una entrada literalmente explosiva. Se trataba de un hombre musculoso de aspecto temible. La lluvia de troncos parecía inminente, y el grupo tan solo podía ver cómo se acercaba a ellos sin remedio.

Bluto, siendo el más grande y pesado del grupo, no pudo esquivar el tronco que se dirigía hacia él. El impacto lo golpeó con fuerza y lo dejó sentado, medio aturdido. Sus sistemas internos parecían haber soportado el golpe, pero no parecía reaccionar del todo.

Erika, por otro lado, intentó esquivar la lluvia de árboles, pero la nube de polvo y astillas que se levantó en el proceso la atrapó en su interior. La joven luchó por mantenerse en pie mientras las astillas rasguñaban su piel y le nublaban la vista. Estaba herida y desorientada, pero al menos seguía en pie.

Frosk, mostrando su agilidad natural, logró esquivar la lluvia de árboles y ponerse a salvo de la nube de polvo y astillas. Observó la situación con rapidez y se dio cuenta de que debía tomar la iniciativa. Con un movimiento rápido, sacó su espada y se lanzó hacia el responsable de la caótica emboscada.

El formidable oponente con venas oscuras y una furia incontrolable, se enfrentaba valientemente a Corlys y Teufel. Sus músculos y su piel parecían impenetrables, y había demostrado una fuerza sobrehumana al repeler los ataques iniciales. Sin embargo, los aliados no se rendirían tan fácilmente.

Zagreus también se unió al combate, y llamaba a las armas tanto al elfo peliblanco como al propio Frosk.

El hombre-rana se unió a la lucha en última instancia, cuando ya todo el mundo había hecho su aparición. Sin duda, todos os que estaban allí eran combatientes experimentados y gente admirable, todo ello tendría que ser apuntado en su diario y, quien sabe, quizás el anfibio se haría amigo de alguno de ellos y podría aprender más.

Frosk saltó hacia la espalda de Reiner, buscando una oportunidad para atacar, pero este rápidamente se dio la vuelta. Su escudo y su agilidad natural le permitieron esquivar los ataques del hombre musculado mientras atacarle con su espada.

La batalla era intensa y caótica, con los aliados luchando en equipo para superar la resistencia aparentemente impenetrable de Reiner. A pesar de sus esfuerzos, Reiner seguía siendo un oponente formidable y resistente. Mientras tanto, en la distancia, Corlys estaba recuperándose de un golpe devastador que lo había enviado rodando por el suelo. Este hecho le recordó que todavía no sabía dónde se habían metido Bluto y Erika, además de algunos otros componentes del grupo que aún no habían hecho su aparición, y en cierto modo se le notaba preocupado por ello.

Frosk saltaba y se movía con una agilidad impresionante, esquivando los golpes de Reiner y buscando cualquier oportunidad para atacar. Sus saltos acrobáticos y su destreza anfibia le permitían mantenerse fuera del alcance de los puños de Reiner. Sin embargo, cada vez que intentaba atacar, Reiner bloqueaba sus golpes.

Mientras la lucha continuaba, Frosk comenzó a notar que Reiner mostraba signos de fatiga. Sus movimientos no eran tan precisos como al principio, y su velocidad disminuía ligeramente. Frosk aprovechó esta oportunidad para idear un plan.

Con un salto ágil, el hombre-rana se movió hacia adelante y extendió su gran lengua pegajosa directamente hacia la cara de su oponente. La lengua de Frosk se adhirió a la piel de Reiner, atrapándolo momentáneamente [1].

Reiner luchó y forcejeó para liberarse de la lengua pegajosa de Frosk, pero esta se mantenía fuertemente adherida. Frosk sabía que no podría mantener a Reiner inmovilizado por mucho tiempo, pero esto le dio una ventaja crucial. Mientras Reiner se esforzaba por liberarse, los otros aliados tenían una oportunidad para atacar sin temor a los poderosos golpes de su oponente.

-¡ACACACC, ACACACC!-Decía Frosk visiblemente enojado por la pasividad de sus compañeros en primera instancia ante la extravagante situación.

La lucha se convirtió en una tormenta de actividad mientras Frosk mantenía a raya a Reiner con su lengua pegajosa. Los aliados deberían unirse en un esfuerzo coordinado para debilitar aún más a Reiner. La estrategia de Frosk debía dar sus frutos, y así tendrían una oportunidad real de derrotar a este formidable enemigo.

El formidable oponente, de forma inevitable ante su gran desventaja, mostró signos de debilidad y agotamiento debido al esfuerzo coordinado de los aliados. En ese momento, Frosk soltó su agarre con su lengua y se impulsó con la gran fuerza de sus ancas hacia adelante, para así golpear con su escudo la cara de Reiner con la esperanza de derribarlo y dar por terminada aquella pelea.

Zelas y Eve

　Habíamos vencido. Frosk el Grande había dado el gran golpe definitivo para derrotar al hasta entonces invencible Reiner. Por algún motivo, sentí cierto orgullo por aquel héroe con forma de rana, aunque no apreció la ayuda de la bruja alquimista.

　No obstante, no hubo calma tras la tormenta, sino otra tormenta, con más polvo, troncos y una inesperada lluvia de flechas.

　Al ver las primeras caer, Xana alzó la mirada, agudizada por ser de la tercera mejor raza de Aerandir^[1], y disparó esferas de luz para interceptar cuantas pudiera.^[2]

　Yo sabía que ella no podría con todas, así que me levanté y me coloqué a su lado para darle apoyo moral, además de mirar en todos sitios en busca de quien desató la cascada de flechas. Fue imposible. Fui interrumpido por la presencia de un tronco acercándose.

　Xana actuó enseguida: estampó una carta especial en el suelo y el efecto de esta se activó. Una eléctrica onda expansiva se liberó, traspasando inocuamente a mi grupo y repeliendo la nube de polvo, y su crecimiento se congeló al cubrir un diámetro de seis metros. Entonces la barrera golpeó troncos y flechas. Brilló con intensidad cegadora justo antes de romperse en un estruendoso estallido hacia el exterior, irradiando relámpagos y centellas.^[3]

　Reiner, al parecer, en términos resistencia, no resistió. Cayó, con su cuerpo destrozado en su mayoría por su propia carga que por nuestros ataques. Aun así, viendo que la lluvia de flechas había cesado, pude tomarme un momento para arrojarle mi espada hacia su cabeza; era mejor estar seguros.

　–Bueno, ¿y ahora qué? –pregunté mientras recogía mis armas y, discretamente, absorbía el éter de Reiner–. ¿Seguimos a esa loca, sin miedo al éxito? –añadí, esforzándome en ignorar lo nauseabundo que era la energía devorada.

　Xana, que había mantenido la vista en la dirección de donde provino la voz, se volvió hacia donde la luz de las llamas teñía un sector de la isla.

　–Deberíamos reagruparnos –sugirió, priorizando salvar vidas por encima de buscar y asesinar a alguien.

　–Tener a una arquera acechándonos en la noche es un problema –repuse. El entumecimiento de mis dedos se fue, sustituida por un ligero ardor reptando a través de mis vasos sanguíneos–. No siempre reaccionarás a tiempo para protegernos a todos.

　Xana suspiró con resignación.

　–¿Entonces? –preguntó–. ¿Vamos tras ella, en fila, para caer en alguna trampa?

　Pensé en responder, pero las palabras se volvieron difusas, desligándose de sus significados por un momento. Parpadeé. Volví a la lucidez. «Maldición berserkser», recordé de pronto. La arquera lo había mencionado. Imágenes de las sirvientas de Azaril convertidas en bestias furiosas e irracionales destellaron en mi mente, una vieja aventura resurgiendo desde mi memoria como un mal presagio. «Quizás pudiera vaciarme como una contramedida», supuse, temiendo lo peor. «Qué fastidio, ¿por qué tuve que comer el éter del maldito», pensé con una creciente molestia de la que brotaba, a su vez, el impulso asesino de encargarme de cualquiera de la Dark Order.

　–He matado a una vaca sin cabeza –dije, fijando la mirada en el camino hacia la arquera–, podré lidiar con cualquier trampa por ustedes.

　Exhalé con la impaciencia en aumento. Di unos suaves puntapiés a la tierra a la vez que volvía a acelerar mi éter.

　–Oye, no te atrevas a… –alcanzó a decir Xana antes de verme correr.

Las peculiares hazañas por parte de Meleis y Ryra habían dado fin al halcón de fuego, además que la combinación boca-mangueras en principio dio el resultado esperado. El fuego parecía someterse.

Mientras tanto, el sujeto de cabello divino colaboró con mi sugerencia lo que permitió dar fin a esas cosas en llamas. Claro que no esperábamos lo que venía a continuación... o tal vez sí considerando que había sido bañado con orina de dragón.

Como sea ahora había un loco que literal ardía en un fuego abrasador. Eso en definitiva no era nada bueno.

Meleis retrocedió y voló hacia nosotros, en esta ocasión aterrizó de modo que Ryra pudiera bajarse de él. El peso extra lo alentaba y necesitaba ser más ágil si planeaba atacar a esa cosa.

Por mi parte, además de pensar que probablemente moriría asada, trataba de idear alguna forma con la que lidiar con eso. Miré hacia el mar, recordé mi prueba de fe y suicidio, y volví a mirar hacia aquel sujeto en candela pura.  

- Creo que tengo una idea, pero no sé si funcione. Tal vez podamos lidiar con esas llamas y abrir una brecha. - Comencé a hablar lo más preciso posible. - Meleis, necesito que estés detrás de mí y dispares a mi señal. Ryra, apunta a la cabeza cuando veas la brecha, y tú cabello de ensueño, haz lo tuyo. - Agregué. Ignoraba si había alguien más con nosotros pero si la cosa funcionaba según lo planeado tal vez podríamos lidiar con aquel obstáculo o morir en el intento.

Lo primero que hice fue darme la vuelta - y rezar mentalmente mientras levantaba los brazos y comenzaba a concentrar una gran masa de agua. Tenía que admitir que era más duro de lo que imaginaba pero al menos estaba funcionando mejor de lo que esperaba. El esfuerzo se notaba, estaba sudando por ello, pero allí estaba. Me giré lentamente con la gran masa sobre mí, y aprovechando que aún estaba en la costa, flexioné las piernas y de un salto llegué tan lejos como me lo permitió el calor. ^{(1y 2)}

-¡Ahora! - Ordené a mi hermano que había cumplido al pie de la letra lo de mantenerse detrás y disparó conmigo para potenciar el agua que ya había llevado directo hacia ese tipo. ⁽³⁾

No sabía si aquello funcionaría pero con semejante distracción los demás podrían buscar algún ataque más afectivo, huir, o perecer allí mismo. Caí sentada al suelo jadeante por el esfuerzo. 

No esperaba encontrarme a Rauko volando hacia mi, pero el elfo me aterrizó al lado con bastante menos gracia de la que solía hacer gala. Aunque al menos se le veía cansado pero entero, y eso era bueno, porque después del vuelo de Reike, Xana y él eran las razones por los que confiaba en que pudiésemos seguir vivos hasta reunirnos con el resto. Que hablando de Xana, no tardó mucho en aparecer para comprobar si su compañero conservaba su integridad.

Entre tanto, el tipo misterioso y Frosk habían conseguido llevar tan al límite que acabó explotando. Si es que estaba claro que su forma de potenciarse no podía ser sana. Había una suerte que no se me hubiera pasado por la cabeza darle un mordisco, porque igual hubiera acabado convirtiéndome en papilla de vampiro. Por desgracia, antes de morir había vuelto a esa mala costumbre de lanzarnos escombros, que se unían a unas flechas que nos estaba lanzando otra mujer de la organización desde la distancia. Por suerte, Rauko y Xana bloquearon la lluvia de flechas y escombros. Y era una suerte, porque cuando intenté levantarme a ayudarlos noté que mi cuerpo no respondía, y entonces recordé que después de haber usado mis poderes me quedaban dos opciones, descansar o alimentarme, y no parecía buen momento para quedarme quiero. Al menos eso parecía explicar porque estaba empezando a plantearme si Rauko sabría a biusas si le mordía.

- Ahora os alcanzo, necesito un momento.- Les dije a los elfos antes de volverme hacia donde nos habían llegado los primeros enemigos.

Aprovechando que mi maldición todavía mostraba toda su fuerza^[1], me aproveché de que mejoraba mi propia afinidad por las sombras^[2] para ocultarme por si la arquera volvía a las andadas. Me desplacé hasta los cadáveres que habíamos dejado antes y me lancé al cuello de uno para beberme toda la sangre que pudiese. Se notaba que no estaba ya tan fresca, pero no me importaba tanto el sabor como que me fueran volviendo las fuerzas según iba recuperando la sangre que había consumido en mi ataque.

Una vez saciado, me limpié con la ropa del muerto, y al levantarme me encontré con que Reike había conseguido regresar de alguna forma, cubierta de arena, pero bastante más entera de lo que esperaba.

- Oh, que bueno tenerte de vuelta. Me alegro que estés bien.- Aunque eso me había recordado que ninguno se acordó de intentar ir a ayudarla una vez que explotó el hombre semidesnudo.- Yo no necesito, diles a ellos a ver.- Quizás no era muy exacto decir que no necesitaba nada cuando acababa de dejar seco un cuerpo, pero en esos momentos no estábamos para tecnicismos.

Después recordó las palabras de Xana sobre no lanzarnos de cabeza a una trampa, y no la faltaba razón, pero igual no importaban mucho si Rauko había ya desaparecido y deberíamos intentar dejar de dividirnos aún más.

- No os falta razón, pero no podemos abandonar a Rauko sólo, ni dejar que sigan dividiéndonos en grupos más pequeños.- Eso y que al otro lado de la isla podía atisbar un incendio, y una emboscada seguía sonando mejor que acercarme a cualquier cosa con fuego.- En fin, supongo que vamos, ¿no?- Entonces me giré hacia Teufel para pedirla si podría evitar que Rauko se fuese solo a una emboscada.- ¿Crees que puedes alcanzar a Rauko antes de que se meta él solo en una evidente trampa?

- Está difícil. Pero me sirvió de cojín cuando me lanzaron a volar, estaría feo dejarle sólo.

- ¿Es eso o que no quieres perderte la masacre?

No llegué a tener respuesta, porque la mujer bestia ya se estaba alejandosorprendentemente rápido, especialmente para lo raro que se veía desde fuera. Seimpulsaba en un tronco para dejarse deslizar por un manto de hojas y luego dar un bote en una piedra para propulsarse por encima de una zarza^[3]. Tras ver eso intuí que al menos eso la hacía un blanco más difícil, y decidí que volvería a difuminarme entre las sombras aprovechando que íbamos por un bosque de noche^[1][2], por eso de que ya sabíamos que al menos una persona de quienes nos esperaban era una arquera y si nos iban a matar, al menos que fuese allí y no por el camino.

*****************************

Estaba de mal humor.

No solo se le estaban acabando las provisiones de Biusas sino que además estaba casi 80% segura de que aquello que había caido sobre ella no era agua. 90%. segura.

-No voy a negar que mis compañeros tienen ingenio... un ingenio muy peculiar... pero ingenio al fin y al cabo - pensó intentando apartar de su cabeza el aspecto que imaginó poseía en aquel momento. Entendiendo que aquella aventura no estaba siendo muy grácil con su apariencia.

Se alejó de las llamas de fuego al fin intentando buscar una manera de escapar de aquella locura hasta el agua del mar. Pero Zieg había bordeado la parte que la distanciaba del agua y no le quedaba otro remedio que caminar en dirección opuesta hasta donde Meraxes y Melais se posicionaban. A su alrededor las llamas parecían haberse desenfadado por lo que aquello les dio la sensación de cierta superioridad. Nada más lejos de lo real, sin embargo. Estaba segura que Zieg tenía un plan más allá de un circulo de fuego y que si querían tener alguna ventaja sobre el hombre debían aprovechar aquel momento.

Frustrada como estaba intentó encontrar alguna manera de emboscarlo por la espalda, pero sus situación no era lo suficientemente favorable como para que aquello sucediese.  

Tiró algunas biusas en dirección a Zieg, más enfadada que esperando atinar y fue entonces cuando reparó en la masa de agua flotante que parecía elevarse sobre ellos. La siguió de manera instintiva pues en aquel momento nada le importaba más que  quitarse aquel olor de encima.  Meraxes, sin embargo tenía otro objetivo con aquel agua y  a medida que Caoimhe se acercaba a ellos escuchó como la chica planeaba cerca de ella sobre como continuar su plan.

Caoimhe  comprendió entonces que tan solo tenía una oportunidad para aprovechar aquella corriente de agua dirigida.  Desarmó de nuevo a Moonsoon, esta vez deshaciéndola en dos partes: La empuñadura y una cuchilla alargada y una cuchilla circular que componía la parte de Hoz de su arma. Odiaba dividir su espada pues el mango alargado no le daba la protección  ni el equilibrio que el objeto completo tenía y la dejaba con un arma no mucho mayor que un puñal largo. Pero... la sonrisa en los labios de Zieg empezaba a irritarla demasiado.

Aprovechó la inercia de la carrera alcanzando a ambas figuras para lanzar la cuchilla circular  a modo de boomerang a la par que el ataque de agua  combinado de Meraxes y Meleis. La masa de agua camuflando su espada y guiándola justo al objetivo.

Con suerte la hoja de su espada atacaría con la suficiente fuerza como para dañar al hombre en llamas.  El porcentaje de su seguridad acerca del contenido del liquido que la había duchado había aumentado al 99% en los últimos minutos por lo que algo e ella deseó que su espada impactase en el cuello de Zieg y lo escindiese de su cuerpo.

Pudo notar que lo realizado por Meleis había resultado. - Jajajaja... Te dije que iba a funcionar. - Sonreía orgullosa al ver cómo el plan de la orina había sido de ayuda para los demás. Pero lo que ocurrió a continuación hizo que la bruja abriese los ojos de par en par. - Por todos los dioses. - La bruja pudo apreciar cómo el sujeto que había aparecido se había inmolado, lo cual resultaría en más problemas que los guerreros muertos en llamas.

Evidentemente Meleis comenzó a descender, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, ella dio un salto para bajarse y luego darle unas palmadas en el lomo. - Gracias por el aventón. - Hecho eso se acercó a Meraxes, colocándose cerca de ella. Parecía que ella tenía una idea. Por lo que tras la indicación asintió con la cabeza. - De acuerdo. - Hecho eso preparó su ballesta y la apuntó hacia la cabeza de aquel hombre en llamas mientras esperaba el movimiento de la mujer dragón.


Una vez que comprobé que aquel guerrero muerto y renacido en llamas había quedado en "cenizas" suspiré levemente. - Vaya que son insistentes estos tipos. - Hecho eso volví mi vista hacia hacia el tipo que hablaba una lengua desconocida para mi. Por lo que comencé a escucharlo decir algo de nuevo en ese idioma tan raro. - Que la boca se te haga chicharrón.

Lo que jamás esperé nunca en mi vida fue que ese hombre realmente casi hizo literalmente lo que le había dicho, por lo que abrí mis ojos con una mueca de sorpresa. - Vaya... Yo lo decía de broma y lo tomaste como reto. - Fue lo único que alcancé a decir, pero en ese momento, y en esa área era simplemente insoportable el calor de aquel tipo, por lo que me alejé un poco. Volví mi vista al aire y pude notar cómo Meleis descendía, por lo que corrí hacia allá tan rápido como mis piernas me lo permitían.

Al llegar allí me encontré con la siguiente escena. Allí estaban Ryra, Mera, Meleis, un hombre de larga cabellera y otra mujer de negros y mojados cabellos... Aunque bueno, con el baño de orina de Meleis creo que todos estábamos en las mismas condiciones. Excepto Ryra... Esa arpía mañosa. Mera parecía que estaba tramando algo, ya que estaba concentrando una gran cantidad de agua. Por lo que luego de fijar mi vista en el objetivo en el hombre con la boca de chicharrón.

Aunque pude notar cómo con el potente chorro de agua, la primera en hacer su esfuerzo fue la mujer de cabellera negra, la cual lanzó su arma en el chorro de agua. El siguiente fue el hombre de larga cabellera, quien lanzó su arma y esta causó un efecto eléctrico en el torrente de agua. Por lo que de inmediato me hizo desenvainar mi gran espada. - Creo que esto ya lo había vivido antes. - Sí, era como una remembranza de aquel encuentro contra los bandidos luego de que Baltazar, Eirik y Artorias se retiraran de nuestro grupo.

Para algo debe de servir. - Tomé la hoja de la espada y con la derecha la sujeté de la parte baja de la empuñadura y tras dar algunos pasos para tomar impulso, arrojé mi arma con todas mis fuerzas. - ¡Chúpate esta! - Exclamé arrojando mi arma. Yo había arrojado mi arma mucho después de ellos, por lo que quizá sería la última en llegarle, y mis intenciones de eran que mi espada se clavara en su pecho.

... O tal vez esta. - La bruja se había dado cuenta de la presencia y el comentario que había hecho, por lo que ella fue la última en disparar con su ballesta apuntando a la cabeza del hombre de la boca de chicharrón.

OFF:

- Gaegel se acercó al grupo, y tras ver el plan de ataque, se sumó a la contienda de lanzamiento de armas y le aventó su gran espada a Zieg.

- Ryra esperó a que Meraxes arrojara su ataque para que este tuviese un efecto en Zieg y fue la última en dispararle una flecha con su ballesta.

Atuendo de Gaegel y Ryra:

Inventario:

-¡Hay que ir!-Exclamó Frosk cuando Reike señaló la obvia trampa.-¡Son nuestros amigos, no podemos abandonarlos!

En ese momento, Erika y Bluto reaparecieron, habiéndose perdido de vista durante el enfrentamiento con ese tal Reiner.

-¿Dónde os habíais metido, croac?-Preguntó el anfibio con sus grandes ojos ambarinos llenos de expectación.

Erika y Bluto se miraron mutuamente. A Erika no le apetecía mucho responder, y Bluto mantuvo su característica expresión inexpresiva, como siempre.

-Un traspiés-Respondieron al unísono.

Frosk, decidido a ayudar a sus compañeros a los que ya consideraba amigos, se adelantó hacia la supuesta trampa. Su valentía innata lo impulsaba a actuar con rapidez, pero no estaba solo en esta decisión; Erika y Bluto lo siguieron sin dudar.

El anfibio, acompañado de sus leales amigos, persiguió los pasos de la mujer nutria, quien se movía con una velocidad sorprendente, contradiciendo su apariencia. Sin embargo, algunos miembros del grupo optaron por quedarse atrás, ejerciendo cautela al reconocer la amenaza potencial que las trampas enemigas representaban.

Quizás su alma era un tanto temeraria, pero la educación y valores transmitidos por su abuelo le habían enseñado que nunca debía abandonar a un compañero, que jamás debía dejar a un amigo solo y que siempre debía proteger a aquellos que le importaban.

Frosk tenía un don especial para hacer amigos rápidamente, y también consideraba a alguien como amigo con prontitud. Esta cualidad se complementaba a la perfección con el espíritu jovial y alegre de Erika, así como con la inquebrantable lealtad de Bluto. El trío irradiaba carisma allá por donde iba, y siempre mostraban su aprecio hacia quienes se cruzaban en su camino. Por ello, sentían la imperiosa necesidad de auxiliar a Medea y Mordred. Resolverían cómo enfrentar la situación más adelante. Mientras permanecieran unidos, creían que todo sería posible. Después de todo, los amigos eran su mayor fuente de fortaleza.

Todo hecho un caos de escombros, troncos caídos; rotos o partidos, y polvo, los rodeaba mientras avanzaban hacia lo desconocido. El brillo de la luna se reflejaba en sus rostros, creando un mágico escenario nocturno que contrastaba con la tensión que se palpaba en el ambiente.

Me acerqué al cuerpo de Reiner, la bestia había caído ante nuestros esfuerzos, aspecto que me sacó una sonrisa debajo de mi máscara de metal. Quizás aquellos incompetentes que podría llamar aliados podrían ser útiles. Al fin y al cabo recordaba la frase que alguna vez había leído en un libro sobre el arte de la guerra y tácticas marciales “No le temo a 100 leones liderados por una oveja, le temo a 100 ovejas lideradas por un león”...

La nueva amenaza atacó, pero sus ataques nuevamente fueron repelidos con facilidad por las habilidades de un compañero. Dibujaba en mi cabeza el perfil de aquella atacante, sin embargo, la información que poseía sobre el gremio oscuro era escasa y se reducía a nombres y rasgos básicos de su combate o habilidades. Mei Ling - mencionaba dentro de mi cabeza.

Me aparté del cadáver que continuaba expandiendo un charco de sangre con un color diferente al carmesí que bien conocía. No lograba descifrar la razón de aquella coloración, pero seguramente era algo que resultaría relevante, o por lo menos curioso; sin embargo, no tenía tiempo para detenerme en mis hipótesis y análisis.

La bruja volvió tras su ausencia y varios de los presentes se reunieron para conversar rápidamente sobre la nueva contrincante de la Dark Order. Clavé mi espada de sangre al suelo, recuperando rápidamente el aliento motivado por la adrenalina en mi sangre.

Mis compañeros no esperaron formar un plan y salieron, otra vez, a la carga de forma separada. Nuevamente, `pensar´ parecía una tarea más complicada que repartir espadazos para varios de aquellos individuos, pero ya no me sorprendía y lo contemplaba como lo normal.

Era obvio que sería una emboscada, pero Rauko con un comentario que me dejó más dudas que respuestas corrió hacia la posición de donde vino la lluvia de flechas. A su carrera se incorporaron otros que motivados por sus emociones siguieron al elfo.

No entiendo que es una vaca sin cabeza… - murmuré dentro de la máscara que hacía mi voz difícil de entender si hablaba bajo. Rebusqué en mis bolsillos para por fin ofrecer a la bruja un poco de soporte adicional. La potencia de sus habilidades me habían quedado en claro, pero un poco de ayuda extra le facilitarán el trabajo y la harían más letal.

Toma - dije estirando en su dirección mi mano ofreciendo un frasco con un líquido de color verde (1). - Vierte esto sobre los objetos que quieras arrojar y su peso se verá reducido significativamente. Dudo que oxide a la hojalata si es que sobrevive - mencioné mientras veía la la coraza metálica corriendo toscamente atrás de sus amigos. Alimentando la idea de la bruja de utilizar al bio cibernético como arma de destrucción.

Tú verás si le sacas provecho - mencioné mientras veía a nuestras espaldas columnas de fuego que se alzaban en el cielo oscuro. El otro grupo parecía estar teniendo mayores complicaciones para lidiar con las amenazas. La idea de ir en su auxilio parecía prudente en vista de lo evidente que era la trampa por parte de la arquera. Sin embargo, la manera de lidiar con un arquero, por más diestro que sea con su arma, es a corta distancia. Nuestro equipo abusaba de la velocidad y podíamos aprovechar eso para nuevamente organizarnos como hicimos con el número 8. Al menos resultaba un mal conocido, tanto la amenaza a enfrentar como mis compañeros.

Si quieres puedes intentar ayudar al otro grupo. De aquí se ve el desastre que están armando y por lo visto no están muy lejos de aquí. - mencioné mientras le daba la espalda a la bruja y tomaban mi arma de sangre del suelo. - Sin embargo, tus habilidades pueden ser muy útiles contra una arquera si nuestros temerarios compañeros fallan.

Empecé mi recorrido para tratar de recortar distancias con el resto del equipo. Mis pies y reflejos aún eran bastante veloces, mis ojos agudos en la oscuridad brillaban de color amarillo dentro de la máscara. Sin embargo, mis habilidades potenciadas no durarían mucho más y sentía como la espada de sangre en mi mano tanteaba con la idea de perder su estructura sólida. Sabía que si no lográbamos lidiar con la arquera de forma certera con rapidez me volvería vulnerable a sus disparos, una idea que me hacía odiar a los idiotas que se lanzaban a ciegas al peligro y ahora perseguía.

¡No caminen en línea recta! - grité mientras sorteaba troncos destruidos y algunos árboles que habían sobrevivido a la embestida de Reiner. Era una obviedad, pero prefería subestimar la inteligencia de mis colegas. No lograba ver a Corlys, pero sí el resto de compañeros, por lo que nuevamente grité indicaciones que seguramente serían ignoradas por el grupo. - ¡Debemos intentar separarnos, y atacar por los flancos! - la arquera tenía ventaja de altura en aquella colina, y atacar todos en fila solo le facilitaría que terminaríamos empalados por sus flechas en algún tronco. Además, si había trampas o se preparaba alguna emboscada en aquel bosque, no caeríamos todos como idiotas.

El avance no salió como estaba esperado, la temeraria carrera de Rauko llegó a su objetivo con éxito, pero cuando Teufel trataba de seguirle, el impacto de una flecha la obligó a detenerse, aunque al menos Frosk logró continuar su avance y alcanzar al elfo para que al menos llegasen dos a la emboscada. Otras flechas perdidas también alcanzaron a Xana y Bluto, aunque el cuerpo de este segundo era demasiado duro y la herida se la llevó nuestro enmascarado compañero. Parecía ser que como vieron que no caía con las flechas, mandaron también dos soldados a por él. Que yo tampoco tuve mucha más suerte, porque tanto fijarme en esa gente no me di cuenta de que acabé dirigiéndome directo a otro soldado hasta quedar a una distancia a la que poco podía hacer mi camuflaje.

Afortunadamente para mi, mientras forcejeaba por librarme del soldado, una doble de Reike apuñaló al soldado que cayó retorciéndose de dolor. El que hubiese dos Reike después de haberme encargado junto a Zelas y Oro de una falsa Reike me empezaba a desconcertar, pero viendo que eso me llevaba a pensar en los múltiples Vin opté por intentar fijarme en otra cosa e intentar olvidar ese asunto. Y esa otra cosa era que el soldado herido no parecía sangrar a pesar de haber sido apuñalado, y antes de que se diera cuenta de ese detalle, opté por clavarle la lanza en el pecho, apretando hasta que escuché las costillas romperse y dejó de retorcerse.

Me volví a acercar a mis compañeros mientras la Reike ilusoria mandaba a volar a los tipos que atacaban a las heridas Xana y Teufel. La mujer nutria, al verse herida erizó su pelo y entró en un frenesí homicida ^[1], lanzándose primero a por el que había ido a por la elfa siguiendo su curioso afán por proteger a la gente sin pensar demasiado en que otro intentaba atacarla a ella. Desgarrándole el cuello a mordiscos antes antes de levantarse para volverse hacia quien anteriormente había intentado ir a por ella aprovechando su herida.

Viendo que la situación estaba controlada, aproveché la abundancia de madera a mi alrededor para sacar mi cuchillo de la madera^[2] y tallar un colgante no demasiado elaborado pero con un poco de gracia, que aunque solo fuera para tirarle un encantamiento, mi orgullo de carpintero no me dejaba hacer morralla. Y seguidamente saqué mi tinta^[3], me hice un pequeño pinchazo en el brazo para echarle un par de gotas de sangre a la misma y la usé para ponerle una runa al colgante que permitiese a la dragona no quedarse sin ropa al transformarse^[4], porque el haberla visto con ropajes diferentes en la costa que en el acantilado me hacía pensar que igual tenía un pequeño problema con eso.

- Erika, pilla esto.- La dije mientras la lanzaba el colgante^[5].- Esto debería hacer que no pierdas tu atuendo al convertirte en una dragona. Está hecho rápido y no creo que dure mucho más que esta noche, pero si sobrevivimos, con tiempo podría hacerte un encantamiento permanente.

Después me giré hacia Judas y Reike para poder hablar con ellos mientras seguíamos avanzando hacia donde seguramente Frosk y Rauko ya estarían luchando contra la emboscada que nos habían preparado, y habiendo visto ya que los dos abogaban por no ir de frente a una trampa sin un plan, igual era buen momento para solucionar eso.

- Bueno, en breve vamos a meternos de lleno en otro combate. Si sabes algo sobre esa gente que nos está esperando o se os ocurre algún plan que podamos llevar a cabo este sería el mejor momento. Ya que vamos a llegar más tarde que ellos, al menos podríamos intentar ir preparados.- Le dije tanto a la bruja como al enmascarado, pero especialmente al segundo, pues parecía tener un conocimiento razonablemente elevado sobre todo esto.

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Recortaba distancia del frente con velocidad, sin embargo, la emboscada que anticipábamos hizo su movimiento, saliendo de arbustos y árboles caídos entre vestiduras negras que ocultaban su posición bajo la noche. Ahora debíamos centrarnos en los secuaces y no en el objetivo real que eran los números. Tantas formas de proceder y mi "equipo" decidió ir directo a la boca del lobo, ahora solo quedaba lidiar con las consecuencias.

Varias flechas fueron en nuestra dirección a la par de ataques de soldados armados que se abalanzaban sobre nosotros. Con mis reflejos mejorados pude esquivar un par de flechas que se dirigían directo a mi máscara mientras no permitía que las embestidas y agarres de los secuaces me atraparan, la puntería de la arquera era excepcional y necesitaba centrarme en sus ataques, Mei Ling era capaz de disparar a varios objetivos incluso contemplando que Rauko ya estaba sobre ella. Sin embargo, dado las distancias que aún nos separaban, pude con velocidad inclinar mi cabeza para que los proyectiles pasaran de largo dejando un silbido en su estela.

Algunos lacayos de los números lograron atrapar al gigante de hierro, haciendo que por una fracción de segundo desviara mi mirada a su posición. Una flecha errante rebotó en su armadura de metal y con una trayectoria que no pude anticipar terminó clavándose en mí con una entrada limpia por las hendiduras de mi armadura. Un quejido salió de mi boca mientras soltaba mi arma de sangre que se evaporaba en el aire. Caí sobre mis rodillas respirando agitado mientras veía el penacho de la flecha cerca de mi rostro.

El punto por el que había penetrado había esquivado las placas de mi armadura por milímetros, logrando atravesar mi hombro con una entrada por encima de la clavícula, el ángulo inclinado hizo que la punta de la flecha atravesara mi deltoides sin cortar ninguna arteria, aspecto que agradecía. La sangre apenas salió, el proyectil taponaba la herida, pero el dolor era intenso.

No me quejé, pero sabía que era una herida delicada y debía mantener la calma. Cerca pasaba la arteria subclavia, si me movía bruscamente o no tenía cuidado al retirar la flecha podría propiciar una hemorragia difícil de controlar. No podía seguir avanzando y los efectos de mi sangre desaparecían. No tenía formas de seguir a la carga por la arquera y ahora nos rodeaban los secuaces que salían del bosque en su emboscada.

Reike se aproximó velozmente desde la retaguardia, agradecía que había acompañado al grupo y no se había ido a socorrer al otro equipo que lidiaba con el fuego. Con sus habilidades logró limpiar la zona e incluso ayudar la Biocibernético con lo que parecía ser una copia de ella misma. La bruja tenia trucos interesantes.

Primero fue necesario quitar el proyectil, a lo que sin vacilar la bruja con su telequinesis arrancó el proyectil de mi cuerpo, rápido y con precisión, procurando que fuese un movimiento limpio respetando el ángulo de la flecha. Un grito ahogado salió mientras dentro de la máscara sudaba y mantenía mi boca entreabierta, respirando con dificultad a causa del dolor que se sumaba al cansancio de la pelea anterior y la persecución en el bosque. La flecha cayó al suelo, su punta seguía intacta, por lo que no había amenazas de que alguna parte de la misma se hubiese quedado en mi cuerpo.

Se posó sobre mí y con instrumentos que no pude detallar atendió mi herida apartando las telas de mi capa mientras yo con mis fuerzas tiraba con la mano derecha mi armadura ornamentada hacia abajo para dejar libre la herida. La bruja había terminado en cuestión de un par de minutos, aún sentía la movilidad de mi brazo izquierdo comprometida. Mis habilidades habían desaparecido y debía aún recuperarme, seguro tardaría poco, pero lidiar con la arquera sería responsabilidad de otros.

No agradecí la intervención, no había tiempo para nimiedades. Me levanté manteniendo mi mano derecha sobre el apósito manchado de sangre en mi hombro izquierdo. La máscara incomodaba, pero no podía quitármela aún. Ajusté nuevamente mis prendas y empecé a retomar el paso caminando entre los cuerpos de algunos hombres capturados por Reike.

Ya no lograba ver a la distancia a la arquera ni a varios de mis compañeros, pero igual continué moviéndome entre los árboles para asistirlos si fuese necesario. Aún tenía algunos trucos bajo la manga que esperaba poder reservar de ser necesario.

Corlys llegó, parecía que nos reagrupábamos los que habíamos quedado rezagados por efectos de la emboscada. Saqué de mis bolsillos un frasco con líquido rojo y lo ofrecí a los heridos (1). - Esto les puede ayudar, yo ya no lo necesito. - mencioné mientras poco a poco recuperaba la movilidad en mi hombro izquierdo y el dolor se hacía más tolerable.

Corlys preguntó cómo podríamos proseguir. Ciertamente, el tiempo que habíamos perdido era valioso y el detenernos a conversar podría amenazar la vida de Frosk y Rauko. Sin embargo, organizarnos podría favorecernos. - Sí, hay que seguir a Mordred y a Frosk. - Un ruido de ramas rotas siendo pisadas llamó mi atención. Uno de los secuaces de la Dark Order nos miraba armado mientras con su mano libre se palpaba la herida del ataque de Reike. Lo que parecía ser una herida mortal era solo una ilusión, el dolor era evidente en su rostro, pero no parecía morir.

Con mi diestra desenfundé mi daga del crepúsculo y me acerqué lentamente hacia él. Se retorcía de pie, inmóvil, sin percatarse que aún vivía. No entendía cómo funcionaba aquella ilusión de la bruja, y sin duda un puñal donde lo había recibido aquel hombre sería insoportable. Clavé mi daga en el mismo lugar que acariciaba al sujeto desesperado. Ahora sus quejas se silenciaron y sus ojos se apagaron. El hombre cayó al suelo de tierra entre las hiervas y hojas caídas. Le di la espalda y me volví nuevamente a mis compañeros.

No sabemos si vendrán más números, pero considero que es mejor no subestimar a ninguno sin importar lo bajo que este pueda ser. - El gremio tenía una jerarquía de poder clara; sin embargo, incluso los números inferiores serían amenazas serias. Nada garantizaba que Rauko y la rana pudieran lidiar con dos de ellos a la vez. Reflexioné un par de segundo, pensando en como podríamos avanzar.

Dragona, espero que puedas ser útil ahora. - Las flechas serían una amenaza sería para ella si se convertía en dragón, pero el apoyo aéreo sería una ventaja importante que podríamos aprovechar mientras la arquera luchaba contra los espadachines. - Creo que ya no hay amenazas por el bosque, pero igual hay que estar atentos. Avancemos esperando que la atención de los asesinos esté puesta en nuestros compañeros. Bluto ve adelante, pero esta vez procura que los proyectiles no reboten hacia nosotros. - dije irónicamente. - Corlys, ayuda a que la hojalata no se pierda en la oscuridad, - la luz de las estrellas era tenue y ya no teníamos el cielo iluminado por las columnas de fuego que se alzaban al otro lado de la playa.- Los heridos intentaremos mantener el paso y recuperarnos en la retaguardia. Si alguien no se considera capaz de seguir - recalqué mirando a la nutria y la mujer de rostro tatuado. - pueden quedarse aquí o intentar contactar con los otros mercenarios.

Debemos intentar sacar provecho de la distancia ahora. - mencioné mientras los cristales rojos de mi máscara iban posándose en los aliados capaces de ello. Varios de los que podíamos cooperar en la lucha cuerpo a cuerpo estamos recuperándonos de la emboscada, lo más inteligente era no arriesgarnos. Si el elfo o la rana no lograban su objetivo y terminaban siendo asesinados por los números, al menos nos habrían conseguido suficiente tiempo para preparar un nuevo ataque. - No hay tiempo que perder, avancemos rápido.

En nuestra posición no teníamos tiempo para planes rebuscados, además que la emboscada nos había ralentizado y herido. Sin embargo, sabia que mis palabras mostrarían calma. La impulsividad y las emociones solo nos harían vulnerables. Si era capaz al menos de hacer que aquellos mercenarios continuaran unidos y avanzando sin desesperar, ya habría hecho mi trabajo en ausencia de Zelas.

Finalmente podían respirar tranquilos: Caoimhe observó algo aliviada como los ataques de sus compañeros unidos al suyo propio surgían efectos en Zieg quien no tardó mucho en perecer. Su cuerpo cayó desplomado casi carbonizado y apagado por los efectos del chorro de agua.

Sumida aún en la adrenalina de sus últimas acciones, Caoimhe se apresuró a recuperar la parte de su espada que había lanzado. La desclavó del cráneo de Zieg donde había encontrado. Una pequeña nube de polvo calcinado escapó de el agujero que dejó allí donde se había insertado y Caoimhe limpió la hoja en sus ropajes antes de unir ambas partes.

Las paredes de fuego que hasta hacía minutos habían estado rodeándolos también parecieron cesar en su intensidad hasta desaparecer finalmente. La vampiresa analizó a los integrantes del grupo que como ella parecían contentos de haber acabado con Zieg sin ningún daño irreversible.  Tampoco es que los conociese lo suficiente como para adelantarse a sus aciones pero no creía que fuese sabio quedarse en aquel lugar lo suficiente como para que quien sea que fuese el siguiente atacante de la orden los encontrase juntos y desprotegidos.


Oteó a ambos lados, la visión del agua del mar lo suficientemente tentadora como para considerar alcanzar la barca por la que había llegado y desaparecerse. Al fin y al cabo habían acabado con el único objetivo que quizás le hubiese podido ser útil. Pero una idea kamikace apareció por su cabeza: Quizás pudiese encontrar información interesante en el cuartel general. Tan solo necesitaba encontrar la entrada al mismo... sin llamar demasiado la atención. O a lo sumo sin acabar encontrándose con alguien que pudiese ponerla en peligro.


-Creo que deberíamos avanzar- dijo a los demás cuerpos que la rodeaban y que como ella estaban tomando impulso para lo que se les avecinaba- Con suerte el resto del grupo es una distracción lo suficientemente problemática como para darnos una tregua... aunque sea momentánea.


Acto seguido hizo justo lo que había vaticinado y caminó bordeando el sendero, aprovechando para ocultarse en la oscuridad de la noche entre las hierbas altas que le llevaban cerca de la antigua ciudadela. En su camino apenas se cruzó a un soldado que sumido en la urgencia de encontrar a quien quiera que hubiese acabado con Zieg  y el hecho de que Caoimhe se fundió con las sombras ignoró su presencia y avanzaron por el camino en dirección contraria a ella.

La vampiresa sin embargo decidió no dejar cabos sueltos y saltó desde las sombras a la espalda del hombre atravesando su garganta con la hoja de su espada y dejándolo caer en el suelo de manera silenciosa.

El bosque se volvía austero a medida que avanzaba y el camino de la calzada más amplio hasta llegar a una plaza en aquel momento vacía con evidentes signos de presencia humana en algún momento: varios carromatos, metales deformes producto de una fragua de armas. Algunos animales sueltos entre ellos varias gallinas y alguna que otra casa no muy alta con las luces apagadas. La vampiresa fue cauta de no escapar de entre la sombras esperando quizás al resto de sus compañeros o mantenerse preparada a alguna posible amenaza inminente