[CERRADO] Más perdido que... (Libre, Killian)

Todo estaba ocurriendo muy rápido. Hace unos segundos todo estaba en calma, para de repente todo volverse confuso. Killian reaccionó rápido a mi advertencia y pudo cortar uno de los tentáculos que iban hacía él, del cual salió un liquido viscoso que lo empapó entero. El segundo tentáculo no lo pudo esquivar y le agarró del cuello, Killian se puso a gritar mientras yo terminaba de llegar a donde estaba. Se pudo zafar del tentáculo, pero inmediatamente otros tres le cogieron del cuerpo y comenzaron a arrastrarle agua adentro, aunque consiguió cortar uno de ellos, no podía combatir aquella fuerza que le llevaba hacía el agua.

-¡Aguanta!- le grité a Killian. Tenía que actuar rápido y sin dudar, mis flechas no conseguirían cortar aquellos tentáculos como había hecho la espada de Killian, pero podía herirle los suficiente para conseguir que Killian se escapara. Me puse a disparar flechas a los tentáculos que lo apresaban. Conseguí acertar un par de flechas en uno de los tentáculos, que dejó de agarrar a Killian. -¡Ahora!- le insté para que huyese.

Por mucho que Killian le hubiese cortado unos cuantos tentáculos y yo le hubiese herido, parecían emerger más a la superficie. ¿Cuántos tiene? o.. ¿Cuántos son? me pregunté horrorizada. Había otros cuatro tentáculos fuera del agua, más el que le estaba cogiendo a Killian. De repente el agua comenzó a temblar bruscamente, creando olas y empujando litros y litros de agua hacía la costa. ¿Qué pasaba ahora? me pregunté mirando hacía el lago, del cual comenzó a surgir un extraño ser. Es gigante. pensé abriendo mucho los ojos. Aquel monstruo estaba emergiendo del agua. Parecía un pulpo gigante mutado. Apunté firmemente con mi arco a la masa que salía del agua, esperando poder ralentizar su marcha. Acertaba algunas flechas, otras las fallaba. Esto no esta funcionando. pensé asustada, mis flechas eran inútiles contra aquel monstruo. ¿Qué puedo hacer? pensé barajando mis opciones. Podía transformarme en dragón, aunque no era buena luchando en el agua. Mientras elegía que hacer uno de aquellos tentáculos me dio de lleno en un costado derribandome al suelo y dejándome aturdida durante unos segundos. Miré confusa a mi alrededor, con el golpe había soltado mi arco y no sabía donde estaba. Intenté recuperarme para transformarme en dragón. No me queda más opción. pensé mientras intentaba erguirme para la transformación.

Recuperé la compostura justo para ver como Killian se volvía loco o eso parecía, sus ojos se habían vuelto blancos y parecía poseído. ¿Qué le pasa? Pensé mientras veía como Killian le sacaba un ojo a aquel monstruo y luego se sumergía en el agua para acabar con él. ¡Qué hace! Pensé asustada, poniéndome en pie.

Corrí hasta alcanzar la orilla y vi como una mujer también se acercaba hacía Killian gritando su nombre. ¿De dónde ha salido? Pensé por un momento confundida. No pude distinguirla bien a causa de la escasa luz que había, solo discernía una sombra acercándose rápidamente al lago.

Volví a tomar consciencia de la situación. Killian se había lanzado al lago. ¿Quién sabe que más podría habitar allí dentro? Me zambullí en al agua, sintiendo su frío como miles de agujas golpeándome a la vez por todo el cuerpo. Me estremecí y buceé hacía el fondo. No conseguía ver nada allí abajo, todo estaba sumido en la oscuridad. No voy a aguantar eternamente. Pensé cuando vislumbre movimiento a mi derecha. ¿Será Killian? Pensé mientras nadaba en esa dirección.

Conseguí discernir a Killian debajo del agua acabando con el monstruo. Cuando iba a acercarme a él, salió rápidamente hacía la superficie. ¿¡Para esto me he mojado!? Pensé mientras me ponía rumbo también a la superficie. Caminé hasta la orilla sacudiéndome el agua de la ropa. Estaba empapada y muerta de frío. -Maldición- dije por lo bajo.

Vi que Killian se dirigía hacía la extraña mujer que había visto antes de meterme en el lago. Desenvainó su espada caminando cada vez más rápido hacía la chica. ¿Pero no se conocen? Pensé sin llegar a entender la situación. La mujer había gritado el nombre de Killian, pero él parecía dispuesto a atacarla. ¿Qué esta pasando? Pensé mientras iba también hacía la mujer.

Killian comenzó a correr mientras gritaba que iba a matarla. La respuesta de la mujer antes eso fue sacar su arco y apuntar con el a Killian. ¿Se van a pelear? Pensé acelerando el paso. De repente la chica se puso a cantar una melodía que yo desconocía. Estupefacta por tal situación, me quedé parada en seco, suficientemente cerca para intervenir si la situación lo requería, pero lo suficientemente lejos para observar sin interrumpir a aquellos dos.

Vi como Killian se caía al suelo y hablaba con la mujer algo que no pude apreciar. Entonces, se acercó a mi preguntándome sobre mi estado. -Bien, estoy bien gracias.- dije pudiendo apreciar más a la mujer. No parecía para nada un bárbaro como Killian. Que extraño. Pensé mirándola una vez más. -¿Qué le pasa a Killian?- Pregunté mirándole. Su comportamiento por unos minutos había sido muy extraño.

Me puse a caminar hacía Killian instando con un gesto a la mujer para que me siguiera. Parecía exhausto y también estaba mojado. -Volvamos al campamento.- les dije a los dos. La noche seguía avanzando y cada vez se notaba más fresca. -Calentémonos junto al fuego.- volví a decir, ayudando a Killian a ponerse en pie para avanzar. -Entre las dos podremos.- dije mirando hacía la otra mujer. No sabía si killian podría caminar por si solo, pero parecía completamente agotado.

Killian estaba muy aliviado al comprobar que nadie había sufrido daños. También me alabó por mi valentía a lo que respondí con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa. Si no eres valiente en este mundo ¿que te queda? Pensé mientras recordaba en el estado que había estado Killian minutos antes.

Se pusieron a conversar, al parecer se conocían de antes. Me resultó raro que ninguno de los dos mencionase el estado de locura en el que había entrado Killian Es que acaso, ¿para ellos era normal aquello? Vale que yo podía transformarme en dragón y para muchos eso sería extraño, pero Killian había entrado en una especie de locura desenfrenada y ninguno de los dos había dicho nada al respecto. -Killian, ¿que te ha pasado antes? le pregunté mirándole -Quiero decir... es que parecías... ¿poseído? le pregunté dubitativa. No sabía como definir aquello que había pasado, pero realmente estaba intrigada.

La otra mujer, a la que Killian llamó Freiya, nos preguntó acerca de porque estábamos aquí.   
-Nuestros caminos se han unido por casualidad.- la dije respondiendo a su pregunta. -Estábamos comiendo cuando el monstruo nos atacó.- dije señalando hacía el lago.

Me acurruqué en el sitio, acercándome más al fuego. Esperaba que mis ropas secasen pronto, comenzaba  sentir el cansancio del día en mi cuerpo. Hubo unos instantes de silencio, en los que solo se apreciaba los ruidos típicos de la noche. Me relajé esperando que no hubiese más sorpresas en lo que quedaba de día.

No parecía que Killian quisiese dar muchas explicaciones acerca de lo que había pasado. Lo respeté ya que entendía muy bien esa situación, así que decidí no dar más coba al tema. Después del combate, Killian estaba relajado y dicharachero, seguía sorprendiéndose de que las mujeres fuesen fuertes y nos dedicó un pequeño cumplido. -Estás bien acompañado.- le dije a Killian guiñándole un ojo divertida. -Me crié en Dundarak, aunque desde hace muchos años solo me dedico a viajar.- le respondí.

La otra mujer nos dijo de manera misteriosa que ella estaba buscando a una persona, aunque no explicó mucho más. La ofrecí un cuenco con un trozo de carne que nos había sobrado de antes.
-¿Quieres?- la pregunté. Si venía desde muy lejos necesitaría comer.

Estiré mis brazos bostezando. No quedaba mucho de noche, aunque aún podíamos descansar un par de horas y decidir por el día que íbamos a hacer. -¿Cuál es vuestro siguiente objetivo en el camino? les pregunté a ambos. Yo por mi parte aún no había decidido que camino iba a tomar.

Un suave viento comenzó a levantarse hacia el centro del lago y con él una densa neblina. Los aullidos de varios lobos se trasladaban a través de ese blanco conductor, impidiendo a los acampantes saber la dirección del peligro. Una manada estaba cerca y se oyeron las voces de varias personas, agitadas. Además de los impetuosos cascos de varios caballos y los resoplidos que lanzaban al aire detectando peligro. Algunos dieron cuenta de la ubicación de los tres forasteros, pero recibieron distintas respuestas. Parecían más preocupados por la niebla y el lago y lo que se escondía en sus aguas.

Una de las tantas figuras sin embargo, reparó en la presencia de las dos mujeres y el caballero y sin un asomo de desconfianza se presentó ante los tres. -Saludos desconocidos- dijo levantando una mano huesuda. Su voz podía pasar tanto por la de un hombre joven o una mujer mayor y su estatura tampoco le delataba. -Estamos con algunos inconvenientes en estos momentos pero… vaya vaya- se asombró el ser, deteniendo su vista sobre la chica de pelo azul y depositando más atención en los tres -Es un buen grupo este que se ha formado, eh, claro. A lo que vine. ¿Han tenido ustedes algún encuentro poco esperado?- Ahora se echaba hacia adelante, como para escuchar mejor una respuesta.

A su alrededor parecía darse una escena caótica tras la cortina blanca, los ruidos eran desordenados y las voces llenas de adrenalina. -Oh, olvidé presentarme. Me dicen Con, Con Romanticon a su servicio- y con una amplia reverencia se llevó las manos a la altura de su estómago y allí las cruzó, metiendo sus manos en las mangas del brazo opuesto.

Mientras Freiya comía, Killian nos contó sus experiencias amorosas con las mujeres. Su poblado debe de ser un sitio bastante peculiar. Pensé mientras Killian terminaba de relatarnos su historia. Al parecer el estado de locura en el que había entrado antes era algo normal en él.

Sin saber como ni porque, de repente comenzaron a escucharse aullidos de lobos. Parecían provenir de todas las direcciones a la vez. ¿Qué esta pasando? me dije a mi misma poniéndome en pie, en estado de alerta. Era como si un ejercito entero se estuviese acercando hasta donde estaban ellos. Oh no. ¿¡Acabamos de salir de un combate y ya nos estamos metiendo en otro!? Pensé escudriñando con la mirada hacía el bosque que se extendía más allá del lago. Parecía que había licántropos ¿Se habrían molestado por estar invadiendo su tierra?.

Entonces apareció una figura aparentemente humana. Avanzó sin reparo y nos saludó. No podía distinguir bien su rostro y su voz no revelaba mucho acerca del sujeto. Pareció como si clavara la vista en mi, mientras nos preguntaba si habíamos tenido algún encuentro extraño. ¡La bestia! Pensé recordando a la criatura que había emergido del lago.

Avancé un par de pasos, acercándome al ser que nos hablaba. Se presentó como... ¿Con Romanticon? ¿Qué clase de nombre es ese? Pensé arqueando las cejas. Aunque me había acercado, aún no podía discernir a la persona, ni nada alrededor. Se escuchaban gritos y sonidos de todas clases alrededor de todo el lugar. -Hemos tenido un percance con el lago.- le dije señalando hacía éste. -Pero ya lo hemos solucionado.- continúe diciéndole. Aunque no parecía un posible enemigo, me mantuve constantemente alerta a cualquier movimiento que pudiese desembocar en un ataque.

Romanticon escuchó atentamente lo que le dijo la pequeña de cabellos claros y asintió llevándose una mano al mentón. Cuando vio que Killian se adelantó, levantó su túnica, dejando ver piernas delgadas y bastante viejas para correr y ponerse en frente al gran hombre. -Oh por favor, ellos están arreglándoselas bien solos buen hombre. Ellos están donde deberían estar y no hay más peligros para ellos que los que ofrece el lago y sus criaturas- sacó de entre sus mangas un mazo de cartas y comenzó a barajarlo para llamar su atención e impedirle el paso.

-La suerte está de su parte, eso lo puedo ver planamente. Han sobrevivido a una bestia temible, una de las varias que mi grupo ha venido a exterminar, más… ¿qué le parece si echamos un vistazo a su futuro?- y sin más, sacó una carta, mostrándole su contenido al hombre. Se detendría unos momentos para analizarla y luego continuaría con su charla. - Parece que los dioses no te tienen especial apego Killian, deberás esforzarte para ganar lo que deseas, acompáñame pues, a ver lo que sucederá con tus compañeras, no querrás dejarlas solas y ellos pueden arreglárselas bien- se encogió de hombros y volvió donde las damas.

Moviendo las cartas en el aire con su telequinesis, de arriba abajo y de abajo hacia arriba, entreverándolas una y otra vez, sacó ahora dos cartas, una en dirección de Freiya y otra para Shao Pan. Nuevamente se tomó su tiempo para analizarlas y con un escuálido dedo recorrió la forma de las nuevas runas. Primero se dirigió a la humana - La suerte está de tu lado jovencita. Probablemente seas capaz de caminar a través de una lluvia de espadas y salir indemne- asintió para sí y se volvió hacia la chica dragón. -Curioso… tú carta indica buena suerte, no infalible pero buena… sin embargo tu aura parece llamar a los malos espíritus-.

El hombre entonces se enderezó y sacó un bolso de entre sus ropajes. Cuando lo abrió un espectáculo de luces y colores se expandió por unos segundos a su alrededor. - Esto debería de ayudar con las heridas. Deben de salir de estas tierras ahora que su suerte es buena, no miren atrás- tras esto, Romanticon dio un par de pasos hacia atrás y se desvaneció entre la niebla tal y como había llegado.

Aquel ser afirmó poder leernos nuestro destino. ¿Enserio? Pensé escéptica. No creía en esas cosas, aunque algo dentro de mi tenía ganas de saber que me iba a decir aquel sujeto.

A Killian no le dio buenas noticias, al parecer iba a tener mala suerte. Freiya y yo tuvimos más suerte. Sus palabras se me habían quedado grabadas a fuego en la mente. Buena suerte, pero atraía a espíritus malignos. Un poco aturdida por la situación, me puse a pensar que significarían realmente aquellas palabras. ¿Tenían sentido? o ¿eran pura habladuría? reflexioné. El ser sacó un bolso que comenzó a brillar y del cual sacó una hierba medicinal que nos ofreció.

Tan rápido como había llegado, se fue dejando de nuevo todo en un perturbador silencio. Me había quedado pasmada, con el Barrimoth en la mano. Seguía dando vueltas a lo que me había dicho, cuando Freiya habló y me sacó de mi ensimismamiento. -Sí, todo bien...- Dije por inercia mientras sacudía la cabeza de un lado a otro para despejarme.

Levanté la vista hacía el cielo. La noche había llegado a su fin y los primeros rayos de luz empezaban a asomar tímidamente. Sentía el cuerpo y la mente agotados, pero ya no era momento de descansar. Debía proseguir mi camino. -Chicos, creo que hasta aquí ha llegado nuestra aventura.- Dije girándome hacía Killian y Freiya. La mujer parecía tener prisa por irse con Killian. Será mejor para ellos viajar acompañados. Pensé mientras meditaba que tipo de relación tenían esos dos.

Empecé a recoger mi arco y mis flechas, dispuesta a seguir mi camino en cuanto el sol hubiese salido por completo.