Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El medidor comenzó a subir rápidamente, augurando un nuevo puntaje alto, y el coro de personas cercanas comenzó a jalear de nuevo de manera bastante animada. No obstante, y a pesar de superar la puntación del niño con fuerza de gigante, el medidor pronto se frenó, quedándose cerca de la puntuación máxima pero lo suficientemente lejos como para que los jaleos se convirtieran en abucheos y risas, pues el tongo había quedado más que demostrado y explicado.
-No todo es fuerza bruta amigos, la técnica con el mazo es incluso más importante...- comenzó a excusarse el dueño del puesto viendo como aquello podía suponer el final de la popularidad de su atracción, y quizá incluso acabar con él arrojado fuera de la ciudad de malos modos, como un vulgar vendedor de tónicos para la virilidad y crecepelos. -Y solo es un juego. Puro divertimento...-
-La hemos visto llegar al máximo con un simple golpe de su puño, sin apenas esfuerzo...Es Imposible que con el mazo no lo haya logrado. El mazo está trucado.- Dijo alguien entre el público.
-Vamos, vamos, ya vimos a mi hijo pequeño superar a mi marido, y trabaja en la cantera...No hay que enfadarse. Es divertido.- añadió una mujer quitándole hierro al asunto.
-Yo aposté cincuenta monedas con mi amigo y las perdí...Si este chisme no funciona...-
-Pues dile a tu amigo que te devuelva el dinero, hay que ser tonto para no darse cuenta de que es solo un juego. Si quieres demostrar tu fuerza pues liaros a tortas...- se escuchó al fondo, comentario que causó algunas risas pero que conducía la conversación por derroteros peligrosos. El dueño de la atracción continuaba buscando calmar los ánimos. aunque evidentemente tampoco iba a hacerse cargo de aquella apuesta perdida por su culpa.
-Parece que al final era mas interesante el mazo que el medidor.- Dijo Níniel a su hermana, pidiendo que le diera aquella herramienta y estudiándolo con interés. -Qué curioso. Cuanto ingenio malgastado en un simple juguete...aunque no es que anule su valor.-
-Prueba tú Nín. Lo mismo resulta que eres más fuerte que yo y no lo sabíamos.- Ambas se rieron y la peliblanca aceptó probar descargando un golpe sobre la diana, algo que detuvo por un momento la discusión a su alrededor, demostrando que, al final, trucado o no, era interesante y divertido observar los resultados.
OFF: Nuevo dado de fuerza y para el evento del aniversario.
-No todo es fuerza bruta amigos, la técnica con el mazo es incluso más importante...- comenzó a excusarse el dueño del puesto viendo como aquello podía suponer el final de la popularidad de su atracción, y quizá incluso acabar con él arrojado fuera de la ciudad de malos modos, como un vulgar vendedor de tónicos para la virilidad y crecepelos. -Y solo es un juego. Puro divertimento...-
-La hemos visto llegar al máximo con un simple golpe de su puño, sin apenas esfuerzo...Es Imposible que con el mazo no lo haya logrado. El mazo está trucado.- Dijo alguien entre el público.
-Vamos, vamos, ya vimos a mi hijo pequeño superar a mi marido, y trabaja en la cantera...No hay que enfadarse. Es divertido.- añadió una mujer quitándole hierro al asunto.
-Yo aposté cincuenta monedas con mi amigo y las perdí...Si este chisme no funciona...-
-Pues dile a tu amigo que te devuelva el dinero, hay que ser tonto para no darse cuenta de que es solo un juego. Si quieres demostrar tu fuerza pues liaros a tortas...- se escuchó al fondo, comentario que causó algunas risas pero que conducía la conversación por derroteros peligrosos. El dueño de la atracción continuaba buscando calmar los ánimos. aunque evidentemente tampoco iba a hacerse cargo de aquella apuesta perdida por su culpa.
-Parece que al final era mas interesante el mazo que el medidor.- Dijo Níniel a su hermana, pidiendo que le diera aquella herramienta y estudiándolo con interés. -Qué curioso. Cuanto ingenio malgastado en un simple juguete...aunque no es que anule su valor.-
-Prueba tú Nín. Lo mismo resulta que eres más fuerte que yo y no lo sabíamos.- Ambas se rieron y la peliblanca aceptó probar descargando un golpe sobre la diana, algo que detuvo por un momento la discusión a su alrededor, demostrando que, al final, trucado o no, era interesante y divertido observar los resultados.
OFF: Nuevo dado de fuerza y para el evento del aniversario.
Níniel Thenidiel
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El miembro 'Níniel Thenidiel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
- Cuando echo la vista atrás y me dejo llevar allá donde mi cabeza quiera ir, veo muchas cosas. Vida y muerte, conviviendo en una simbiosis casi perfecta. Estas tierras son duras, el norte es frío, casi yermo, hay que estar muy pendiente de las cosechas ni que decir de los animales. Por no hablar de las criaturas salvajes que andan por ahí. Sí... Pero sobre todo, me acuerdo de las canciones. Cantábamos sobre casi cualquier cosa: el caer de la nieve en las frías noches del invierno, las largas caminatas de los pastores por toda la estepa, las suaves brisas del sur señalando el inicio del verano, el romper de las olas contra la costa, las canciones de la cosecha... Hoy en día ya no se canta como antaño.
- ¿Qué cosas merecen ser cantadas hoy en día? Solo hay una cosa en todo el mundo: guerra. Entonces, ¿cantamos obre ella? ¿Sobre como cientos, si no miles, de nuestros compatriotas mueren en fronteras desconocidas? ¿Cómo puede haber tiempo para cantar cuando hay tanto dolor en el mundo?
Hubo un silencio en el que Ben pudo sentir muchas más cosas de las que se estaban diciendo. Seguía aferrado a la jarra, sentado en el mismo lugar que había ocupado toda la tarde. Aquellos dos, abuelo y nieto, estaban sentados a su lado y era imposible no escucharlos.
- Posiblemente por eso existen las canciones: para que en tiempos de dolor y pena, nuestro corazón calme su tristeza con recuerdos de una vida más tranquila, más sencilla, más sana si lo prefieres. El dolor existe y existirá hasta el final de nuestros días, de otra manera no existiría el gozo. Y siempre hay tiempo para cantar, incluso en silencio. También se puede tararear una melodía.
- Cantar no me va a devolver a mi padre.
- Tampoco lo hará cruzarse de brazos y llorar, hijo. Pero al menos, con una canción, su recuerdo perdurará para siempre, al menos mientras una persona que cante sobre él la lleve consigo. Hazlo. Por tu padre.
Sango miró a su lado para ver el abrazo de abuelo y nieto.
- Y si puedes hacer esto por él, puedes hacerlo con cualquier cosa. Porque lo llevarás siempre en tu recuerdo y podrás compartirlo con el resto de personas de este mundo. Porque, créeme, hijo, en este mundo hay muchas cosas que merecen la pena.
- Pero, ¿tiene que ser cantada?
- Oh, claro que no, pero, ¿qué es más fácil de recordar: la genealogía de una familia que ves en un libro o la dulce canción sobre las naranjas de Dundarak? El poder de la canción es inmenso, es capaz de conmover al guerrero más despiadado y de cambiar lo que siente una persona. Eso es verdadera magia y solo con el poder de la voz.
- Abuelo.
- ¿Sí?
- ¿Puedes cantar la del ?
El anciano agarró un instrumento de cuerda que reposaba en la pared más cercana. Mientras afinaba el instrumento, Sango fijó su atención en el elfo Eleandris. Un viejo amigo de los caminos. Grande había sido su misión y los desafíos que la vieja villa de Beornad les había impuesto. Alzó la mano para llamar su atención para que se sentara junto a ellos.
- Que los Dioses te bendigan Eleandris, que bueno verte por aquí. Ven, acércate, toma algo con nosotros. El aguamiel es excelente.
El viejo rasgó las cuerdas y tocó algo en el clavijero del instrumento para volver a rasgar las cuerdas. La atención de todos los presentes se fijó en él.
- En la estepa nevada
se levanta un frio viento,
que con voz cansada
alza alto su lamento.
Dundarak escucha con atención
sus altos muros testigos son,
si al cabo de dos días no hay resolución
en tus muros pondré mi atención.
La alta ciudad escuchó y sin respuesta quedó,
Consejo de sus altos funcionarios se pidió,
Y largos días y frías noches se debatió.
Mi gratitud tienes Caminante de la Estepa,
Mi disculpas te ofrezco y yo resuelvo:
No resuelvas y dime, ¿ella vive?
Vive. Y sale a tu encuentro
Mas Estepa, escucha mi ofrecimiento,
¿No prefieres estos altos muros
a la soledad y dureza de las llanuras?
Solo mi voz valió para liberarla,
¿acaso tus muros podrían haberme contenido?
Es mi tierra y hemos aprendido a amarla,
descansaré eternamente en ella, pues el camino que he elegido.
Mi gratitud tienes Caminante de la Estepa,
Mi disculpas te ofrezco.
El público aplaudió e invitó a aquel hombre y a su nieto a más bebidas de las que podían consumir. Sango fue uno de ellos, de hecho le puso la mano en el hombro y le dio las gracias por la canción. Cuando todo el mundo volvió a sus celebraciones Sango centró casi toda su atención en Eleandris y Mina. Aún pudo escuchar.
- Abuelo, ¿volverá algún día el Caminante de la Estepa?
- Quién sabe, hijo, quién sabe...
Caminante de la Estepa... Cuidado, que igual aquí hay algo... Con esta pequeña historia que no sé muy bien de dónde salió, salgo del evento. Tengo la sensación de que Caminante de la Estepa puede ser algo más que un simple personaje de una canción, más que un símbolo para las gentes de la Estepa y las Llanuras... No sé, ya veremos.
Tiro el dado del cumple.
- ¿Qué cosas merecen ser cantadas hoy en día? Solo hay una cosa en todo el mundo: guerra. Entonces, ¿cantamos obre ella? ¿Sobre como cientos, si no miles, de nuestros compatriotas mueren en fronteras desconocidas? ¿Cómo puede haber tiempo para cantar cuando hay tanto dolor en el mundo?
Hubo un silencio en el que Ben pudo sentir muchas más cosas de las que se estaban diciendo. Seguía aferrado a la jarra, sentado en el mismo lugar que había ocupado toda la tarde. Aquellos dos, abuelo y nieto, estaban sentados a su lado y era imposible no escucharlos.
- Posiblemente por eso existen las canciones: para que en tiempos de dolor y pena, nuestro corazón calme su tristeza con recuerdos de una vida más tranquila, más sencilla, más sana si lo prefieres. El dolor existe y existirá hasta el final de nuestros días, de otra manera no existiría el gozo. Y siempre hay tiempo para cantar, incluso en silencio. También se puede tararear una melodía.
- Cantar no me va a devolver a mi padre.
- Tampoco lo hará cruzarse de brazos y llorar, hijo. Pero al menos, con una canción, su recuerdo perdurará para siempre, al menos mientras una persona que cante sobre él la lleve consigo. Hazlo. Por tu padre.
Sango miró a su lado para ver el abrazo de abuelo y nieto.
- Y si puedes hacer esto por él, puedes hacerlo con cualquier cosa. Porque lo llevarás siempre en tu recuerdo y podrás compartirlo con el resto de personas de este mundo. Porque, créeme, hijo, en este mundo hay muchas cosas que merecen la pena.
- Pero, ¿tiene que ser cantada?
- Oh, claro que no, pero, ¿qué es más fácil de recordar: la genealogía de una familia que ves en un libro o la dulce canción sobre las naranjas de Dundarak? El poder de la canción es inmenso, es capaz de conmover al guerrero más despiadado y de cambiar lo que siente una persona. Eso es verdadera magia y solo con el poder de la voz.
- Abuelo.
- ¿Sí?
- ¿Puedes cantar la del ?
El anciano agarró un instrumento de cuerda que reposaba en la pared más cercana. Mientras afinaba el instrumento, Sango fijó su atención en el elfo Eleandris. Un viejo amigo de los caminos. Grande había sido su misión y los desafíos que la vieja villa de Beornad les había impuesto. Alzó la mano para llamar su atención para que se sentara junto a ellos.
- Que los Dioses te bendigan Eleandris, que bueno verte por aquí. Ven, acércate, toma algo con nosotros. El aguamiel es excelente.
El viejo rasgó las cuerdas y tocó algo en el clavijero del instrumento para volver a rasgar las cuerdas. La atención de todos los presentes se fijó en él.
- En la estepa nevada
se levanta un frio viento,
que con voz cansada
alza alto su lamento.
Dundarak escucha con atención
sus altos muros testigos son,
si al cabo de dos días no hay resolución
en tus muros pondré mi atención.
La alta ciudad escuchó y sin respuesta quedó,
Consejo de sus altos funcionarios se pidió,
Y largos días y frías noches se debatió.
Mi gratitud tienes Caminante de la Estepa,
Mi disculpas te ofrezco y yo resuelvo:
No resuelvas y dime, ¿ella vive?
Vive. Y sale a tu encuentro
Mas Estepa, escucha mi ofrecimiento,
¿No prefieres estos altos muros
a la soledad y dureza de las llanuras?
Solo mi voz valió para liberarla,
¿acaso tus muros podrían haberme contenido?
Es mi tierra y hemos aprendido a amarla,
descansaré eternamente en ella, pues el camino que he elegido.
Mi gratitud tienes Caminante de la Estepa,
Mi disculpas te ofrezco.
El público aplaudió e invitó a aquel hombre y a su nieto a más bebidas de las que podían consumir. Sango fue uno de ellos, de hecho le puso la mano en el hombro y le dio las gracias por la canción. Cuando todo el mundo volvió a sus celebraciones Sango centró casi toda su atención en Eleandris y Mina. Aún pudo escuchar.
- Abuelo, ¿volverá algún día el Caminante de la Estepa?
- Quién sabe, hijo, quién sabe...
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Invito a tomar algo a Eleandris y Mina que todavía está sentada a mi lado.Caminante de la Estepa... Cuidado, que igual aquí hay algo... Con esta pequeña historia que no sé muy bien de dónde salió, salgo del evento. Tengo la sensación de que Caminante de la Estepa puede ser algo más que un simple personaje de una canción, más que un símbolo para las gentes de la Estepa y las Llanuras... No sé, ya veremos.
Tiro el dado del cumple.
Sango
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Casi se me había olvidado la afilada lengua del chaval, probablemente por haberle tenido tan borracho que le costaba andar recto durante la mayor parte de nuestro viaje, pero su certera respuesta me recordó que el chaval era un pequeño capullo. Y también me recordó que echaba una peste tremenda por la maldita poción, ahora que había empezado a dejar de olerla.
- Huelo a que me han tirado encima una poción de esas de buscar mariposas. No ayudes a la gente sin pensar, solo consigues acabar apestando y atrayendo bichos. Y lo de tocar el órgano y trabajar cuero es-
No tuve tiempo de terminar de explicarme porque entonces me atacó un bardo salvaje subiéndose a mi espalda. Sabiendo como intentaba eludir a su familia, por eso de ser una deshonra para ellos, no esperaba encontrarme a Mishu por el Norte, pero aun así era bueno verle, hacía tiempo ya que no nos encontrábamos por los caminos.
- ¡Ey, cuánto tiempo!- Entonces me di cuenta de que había mencionado a los kobolds, y me empecé a preocupar de que las historias sobre mi participación en Edén se hubieran difundido, lo que me faltaba ya es que la gente se pensara que era una persona de provecho.- ¿Y cómo sabes que estuve luchando con kobolds?- Que también podría ser que empezaba a ser algo recurrente. Había quien tenía enemigos acérrimos, yo tenía kobolds.- Ya, no importa. Supongo que me estoy volviendo predecible.
Pero el bardo pronto empezó a prestar atención a la biocibernética, que bien pensado, mucho había tardado en empezar a agasajar a alguien para llevárselo a lo oscuro, Kira y Elian parecían ambos opciones viables. Aunque pensar en seducir máquinas me hizo pensar en el pervertido de Edén, y como gente como ella, sobre todo ella, viendo que tampoco parecía demasiado avispada, eran potenciales víctimas para esa escoria. Escoria a la que habíamos salvado de ser irónicamente destruido por biocibernéticos en esa misma batalla, pero mejor no pensar en porque hicimos eso. Pero mientras yo seguía reflexionando, el bardo se puso a cantar, aunque el resultado al terminar la canción no consiguió convencer, y su reacción fue bastante visceral, lo suficiente como para agitarme enérgicamente mientras se lamentaba.
- Bueno, al menos parece que si ha gustado a otros.- Comenté en referencia a un hombre bestia tirando a poco bestial que acababa de aparecer sorprendido por la música, y a los aplausos de Elian.- Y bueno, quizás debas probar otra canción, igual te ha fallado en su gusto.- O igual no capta bien lo que es disfrutar la música, pero igual si le decía eso al dragón le daba un mal.
Entre tanto, el hombre bestia saludó a Elian y se puso a hablar con Kira, y tras saciar su curiosidad sobre los biocibernéticos, se presentó ante nosotros como Sein, y al parecer, a pesar de su desconocimiento sobre esta raza, tenía abundantes funciones allá de donde viniera.
- Un placer, Sein. Soy Corlys, sin más. «O al menos sin más apodos que no fuera un insulto proferido por algún ganadero al que le estaba bebiendo las ovejas o un tabernero enfadado porque rompí su mobiliario en la espalda de alguien.»- Y gracias por el ofrecimiento, pero los vampiros no podemos comer comida normal. O al menos algunos de nosotros.- Aunque a veces venía bien. Así había librado de que me drogara Minerva como a mi compañero.
Aunque probablemente entendí la reacción de Mishu ante la apatía de Kira al escuchar su música cuando ella comentó que las pasas sabían mejor que las biusas. Y una declaración así solo podía ser una blasfemia, porque nada podía saber mejor que una biusa, y no solo lo decía porque parecía ser la única comida sólida que mi cuerpo aceptaba, sino porque la naturaleza de la biusa debía hacerla un tremendo manjar adaptado a quien la comía. Y mientras yo seguía estupefacto, Aryz optó por regar a Kira en la poción de las mariposas.
- No lo pienses Elian, solo fluye. Además, así al menos no soy el único que huele a esta cosa y atrae mariposas como miel a las moscas. Aunque bueno, ¿a ti qué te parece Kira?
- Si os parece bien, me parece bien a mi.
- Ya... Creo que las cosas no van así. ¿Te huele bien la poción? ¿Te gusta tener mariposas encima?
- Huele agradable. Y las mariposas son inofensivas, pueden posarse sobre mi.
No entendía bien como a alguien le podía gustar este olor, pero quería pensar que no estaría tan mal si la gente se lo echaba para atraer mariposas y no buscaban otro sistema. Aunque al menos no se podía decir que no funcionara, yo tenía a cinco mariposas revoloteándome alrededor mientras trataba de evitar que se posaran en mi pelo, y otras tantas había ido a colocarse sobre la biocibernética.
- No se, supongo que está bien, esto es muy complicado.- Entonces recordé el asunto de las biusas.- Pero tienes que pensar que te gusta más que otra cosa. Si ahora has dicho que prefieres la pasa a la cerveza ya es algo. Por ejemplo, si te dan una biusa otra vez piensa en la pasa, o en otra cosa que te sepa mejor que la pasa. La biusa sabe a lo que tu quieras que sepa, por eso gusta a la gente. Pues para disfrutar de la vida tienes que pensar que te gusta más que otra cosa. Y si no se te ocurre piensa en que disfrutan otros a ver si te puede gustar. Aunque claro, todos tenemos gustos distintos. Al bardo le gusta hacer música, y a mucha gente le gusta escucharla. A toda esa gente que te ofreció cerveza les gusta beber alcohol para sentirse más sueltos. A mi... bueno, soy un vampiro, no solemos ser buenos ejemplos para esto... - Decirla que me gustaba beberme ovejas a alguien que estaba buscando formas de disfrutar parecía un mal plan.- Pero me gustan las biusas, eso si. Y mejor que te digan más el resto, que he desvariado mucho y ya ni me acuerdo de porque he empezado a hablar...- «Ah, si, había sido por el sacrilegio de que no la gustaran las biusas. Que chapa le he soltado a la pobre chica por una cosa tan sencilla.»
Y ya me iba a callar, pero entonces recordé que no podía dejarla volver al mundo sin antes advertirla de cuidarse se los perturbados con malas intenciones.
- Bueno, una cosa más, y es muy importante. Si alguna vez te aparece alguien y te dice que quiere "sexo de otro mundo", dale un puñetazo en la mandíbula con todas tus fuerzas.
- ¿Pero eso no es hacer daño a alguien? Se supone que no debemos hacer eso.
- A ver, igual si es hacer daño a alguien. Pero ese alguien es un degenerado que si fuese por él haría daño a gente como tú. Así que estaría ayudando a más personas de esta forma.
- Huelo a que me han tirado encima una poción de esas de buscar mariposas. No ayudes a la gente sin pensar, solo consigues acabar apestando y atrayendo bichos. Y lo de tocar el órgano y trabajar cuero es-
No tuve tiempo de terminar de explicarme porque entonces me atacó un bardo salvaje subiéndose a mi espalda. Sabiendo como intentaba eludir a su familia, por eso de ser una deshonra para ellos, no esperaba encontrarme a Mishu por el Norte, pero aun así era bueno verle, hacía tiempo ya que no nos encontrábamos por los caminos.
- ¡Ey, cuánto tiempo!- Entonces me di cuenta de que había mencionado a los kobolds, y me empecé a preocupar de que las historias sobre mi participación en Edén se hubieran difundido, lo que me faltaba ya es que la gente se pensara que era una persona de provecho.- ¿Y cómo sabes que estuve luchando con kobolds?- Que también podría ser que empezaba a ser algo recurrente. Había quien tenía enemigos acérrimos, yo tenía kobolds.- Ya, no importa. Supongo que me estoy volviendo predecible.
Pero el bardo pronto empezó a prestar atención a la biocibernética, que bien pensado, mucho había tardado en empezar a agasajar a alguien para llevárselo a lo oscuro, Kira y Elian parecían ambos opciones viables. Aunque pensar en seducir máquinas me hizo pensar en el pervertido de Edén, y como gente como ella, sobre todo ella, viendo que tampoco parecía demasiado avispada, eran potenciales víctimas para esa escoria. Escoria a la que habíamos salvado de ser irónicamente destruido por biocibernéticos en esa misma batalla, pero mejor no pensar en porque hicimos eso. Pero mientras yo seguía reflexionando, el bardo se puso a cantar, aunque el resultado al terminar la canción no consiguió convencer, y su reacción fue bastante visceral, lo suficiente como para agitarme enérgicamente mientras se lamentaba.
- Bueno, al menos parece que si ha gustado a otros.- Comenté en referencia a un hombre bestia tirando a poco bestial que acababa de aparecer sorprendido por la música, y a los aplausos de Elian.- Y bueno, quizás debas probar otra canción, igual te ha fallado en su gusto.- O igual no capta bien lo que es disfrutar la música, pero igual si le decía eso al dragón le daba un mal.
Entre tanto, el hombre bestia saludó a Elian y se puso a hablar con Kira, y tras saciar su curiosidad sobre los biocibernéticos, se presentó ante nosotros como Sein, y al parecer, a pesar de su desconocimiento sobre esta raza, tenía abundantes funciones allá de donde viniera.
- Un placer, Sein. Soy Corlys, sin más. «O al menos sin más apodos que no fuera un insulto proferido por algún ganadero al que le estaba bebiendo las ovejas o un tabernero enfadado porque rompí su mobiliario en la espalda de alguien.»- Y gracias por el ofrecimiento, pero los vampiros no podemos comer comida normal. O al menos algunos de nosotros.- Aunque a veces venía bien. Así había librado de que me drogara Minerva como a mi compañero.
Aunque probablemente entendí la reacción de Mishu ante la apatía de Kira al escuchar su música cuando ella comentó que las pasas sabían mejor que las biusas. Y una declaración así solo podía ser una blasfemia, porque nada podía saber mejor que una biusa, y no solo lo decía porque parecía ser la única comida sólida que mi cuerpo aceptaba, sino porque la naturaleza de la biusa debía hacerla un tremendo manjar adaptado a quien la comía. Y mientras yo seguía estupefacto, Aryz optó por regar a Kira en la poción de las mariposas.
- No lo pienses Elian, solo fluye. Además, así al menos no soy el único que huele a esta cosa y atrae mariposas como miel a las moscas. Aunque bueno, ¿a ti qué te parece Kira?
- Si os parece bien, me parece bien a mi.
- Ya... Creo que las cosas no van así. ¿Te huele bien la poción? ¿Te gusta tener mariposas encima?
- Huele agradable. Y las mariposas son inofensivas, pueden posarse sobre mi.
No entendía bien como a alguien le podía gustar este olor, pero quería pensar que no estaría tan mal si la gente se lo echaba para atraer mariposas y no buscaban otro sistema. Aunque al menos no se podía decir que no funcionara, yo tenía a cinco mariposas revoloteándome alrededor mientras trataba de evitar que se posaran en mi pelo, y otras tantas había ido a colocarse sobre la biocibernética.
- No se, supongo que está bien, esto es muy complicado.- Entonces recordé el asunto de las biusas.- Pero tienes que pensar que te gusta más que otra cosa. Si ahora has dicho que prefieres la pasa a la cerveza ya es algo. Por ejemplo, si te dan una biusa otra vez piensa en la pasa, o en otra cosa que te sepa mejor que la pasa. La biusa sabe a lo que tu quieras que sepa, por eso gusta a la gente. Pues para disfrutar de la vida tienes que pensar que te gusta más que otra cosa. Y si no se te ocurre piensa en que disfrutan otros a ver si te puede gustar. Aunque claro, todos tenemos gustos distintos. Al bardo le gusta hacer música, y a mucha gente le gusta escucharla. A toda esa gente que te ofreció cerveza les gusta beber alcohol para sentirse más sueltos. A mi... bueno, soy un vampiro, no solemos ser buenos ejemplos para esto... - Decirla que me gustaba beberme ovejas a alguien que estaba buscando formas de disfrutar parecía un mal plan.- Pero me gustan las biusas, eso si. Y mejor que te digan más el resto, que he desvariado mucho y ya ni me acuerdo de porque he empezado a hablar...- «Ah, si, había sido por el sacrilegio de que no la gustaran las biusas. Que chapa le he soltado a la pobre chica por una cosa tan sencilla.»
Y ya me iba a callar, pero entonces recordé que no podía dejarla volver al mundo sin antes advertirla de cuidarse se los perturbados con malas intenciones.
- Bueno, una cosa más, y es muy importante. Si alguna vez te aparece alguien y te dice que quiere "sexo de otro mundo", dale un puñetazo en la mandíbula con todas tus fuerzas.
- ¿Pero eso no es hacer daño a alguien? Se supone que no debemos hacer eso.
- A ver, igual si es hacer daño a alguien. Pero ese alguien es un degenerado que si fuese por él haría daño a gente como tú. Así que estaría ayudando a más personas de esta forma.
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Interactúo con Kira, Elian (y Aryz), Mishu y Sein.
Tiro más runas para mariposas, sigo involuntariamente potenciado por la poción
Y tiro la runa del día 12
Corlys Glokta
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El miembro 'Corlys Glokta' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
#1 'Runas' :
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Nero se llevo las manos a la cabeza cuando vio como no una, ni dos, sino 3 jarrones de cerveza se perdían por culpa de Gaegel, el ultimo no pudo aguantarlo y partió a hacerle frente al marido de la mujer encebada(?).
-Oye!, comprendo el motivo de tu ofuscación, ¿pero que te ha hecho eh?-
-¿Qué?, pero si el mojo a mi esposa-
-No hablo de el, me refiero a la cerveza, que rayos te ha pasado para que desperdicies la cebada de esa forma, y te haces llamar un hombre, agradece que no te tiro mi cerveza porque yo si la respeto-
Diría el borracho completamente ofendido mientras volvía con su grupo, de alguna forma y sin saberlo el ambiente se había tornado algo nostálgico, -hueles bastante bien, con el tiempo te acostumbras- señalaría el borracho terminando su jarra.
Cuando la rubia los insto a beber por los que ya no están, Nero se dio cuenta que un jarrón no seria suficiente -Espérenme un momento, necesito algo para brindar por los que ya no están- el borracho se cruzo al otro lado de la barra y cayo pesadamente al no fijarse de lo que había al otro lado, el cantinero quien ya venia preparado para sacar al borracho a garrotazos, se detuvo al ver la bolsa con aeros que le mostraba Nero, -¿Qué quieres?- pregunto mientras el borracho hacia señas, el cantinero negó con la cabeza pero recibió el pago y mando a Nero de vuelta al lado correspondiente de la barra.
El borracho entonces se sentó de nuevo con el grupo -Muy bien ahora si, por los que ya no están- señalo mientras el cantinero le facilitaba un barril de cebada el cual Nero tuvo que comenzar a beber por fuera de la barra, bebió una enorme cantidad antes de detenerse para respirar y de paso descansar un poco los brazos, advirtiendo la mirada de sus acompañantes el borracho procedió a explicarse -Es que son muchos los que no están y mas o menos ayude con bastantes.... Por cierto el barril es solo mío- señalo antes de volver a beber un buen sorbo desde su barril.
OFF: conteo de mariposas = 4 + soy muy divertido(?)
-Oye!, comprendo el motivo de tu ofuscación, ¿pero que te ha hecho eh?-
-¿Qué?, pero si el mojo a mi esposa-
-No hablo de el, me refiero a la cerveza, que rayos te ha pasado para que desperdicies la cebada de esa forma, y te haces llamar un hombre, agradece que no te tiro mi cerveza porque yo si la respeto-
Diría el borracho completamente ofendido mientras volvía con su grupo, de alguna forma y sin saberlo el ambiente se había tornado algo nostálgico, -hueles bastante bien, con el tiempo te acostumbras- señalaría el borracho terminando su jarra.
Cuando la rubia los insto a beber por los que ya no están, Nero se dio cuenta que un jarrón no seria suficiente -Espérenme un momento, necesito algo para brindar por los que ya no están- el borracho se cruzo al otro lado de la barra y cayo pesadamente al no fijarse de lo que había al otro lado, el cantinero quien ya venia preparado para sacar al borracho a garrotazos, se detuvo al ver la bolsa con aeros que le mostraba Nero, -¿Qué quieres?- pregunto mientras el borracho hacia señas, el cantinero negó con la cabeza pero recibió el pago y mando a Nero de vuelta al lado correspondiente de la barra.
El borracho entonces se sentó de nuevo con el grupo -Muy bien ahora si, por los que ya no están- señalo mientras el cantinero le facilitaba un barril de cebada el cual Nero tuvo que comenzar a beber por fuera de la barra, bebió una enorme cantidad antes de detenerse para respirar y de paso descansar un poco los brazos, advirtiendo la mirada de sus acompañantes el borracho procedió a explicarse -Es que son muchos los que no están y mas o menos ayude con bastantes.... Por cierto el barril es solo mío- señalo antes de volver a beber un buen sorbo desde su barril.
OFF: conteo de mariposas = 4 + soy muy divertido(?)
Última edición por Nero Crimson el Mar Sep 13 2022, 00:06, editado 1 vez
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El miembro 'Nero Crimson' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Volví con mis compañeros dispuesto a compartir con ellos las siguientes horas en las que hasta 3 jarras mas fueron vaciadas. Las historias acaecidas en los caminos y en las guardias se sucedían entre tragos de aquel brebaje que resultó ser mas fuerte que el que solía tomar, comenzando a notarme afectado por el alcohol.
En uno de los últimos tragos una de esas mariposas se posó en el borde de mi jarra y cayó atrapada en el líquido al interior de mi boca. suerte tubo del animal de provocarme tos y salir así expulsada de lo que habría sido su muerte prematura mientras yo por otro lado tosía expulsando la bebida que tenía en la boca y la que por algún motivo había caído por la vía equivocada. Con lagrimas en los ojos provocadas por semejante ataque de tos decidí desechar el resto del contenido de la jarra y despedirme de mis compañeros al menos por esa noche.
Y mi objetivo hubiese sido pasear por la ciudad y disfrutar de los espectáculos que los dragones hospedaban en su maravillosa ciudad sino hubiese sido por esa voz que me llamaba y me invitaba a sentarme con él. ¿Cómo iba a rechazar una invitación de parte de Sango? Aquel hombre había demostrado en Beornad que mi respeto hacia la gente como él y los de su raza era sin duda acertada. - Saludos Sango. Yo también me alegro de veros amigo ¿Qué tal os han tratado los caminos? - Hice una leve pausa para mirar a Mina y saludarla también de forma cordial pero no tan efusivamente como a Sango. - Saludos Mina. parece que nos encontramos de nuevo. -
En ese momento un anciano dragón entonó una canción que se me hizo nostálgica y contrastaba fuertemente con el resto del ambiente del que había disfrutado hasta el momento. Durante lo que duró la canción mi codo se resbaló hasta en dos ocasiones en el borde de la mesa en una pérdida momentánea de equilibrio que recuperaba al momento y que traté de ocultar en vano fingiendo que no había ocurrido.
- Parece que los dioses han querido hacernos coincidir a todos en el frío norte. He venido por trabajo. - Me adelanté a la pregunta. - Los ancianos de mi clan han decidido hacer un obsequio a la ciudad como símbolo de unión, pues vemos en su tragedia algo similar a lo que nosotros sufrimos en Sandorai y me han enviado como parte de la escolta del heraldo que ha hecho entrega del regalo. ¿Qué hay de vosotros? -
Tal vez no hubiera plasmado la idea correctamente. En mi cabeza algo de lo que había explicado no terminaba de cuadrar pero el dulce sabor del aguamiel desplazó esa idea por completo. Al alzar la jarra para beber olvidé que el asiento no disponía de respaldo que impidiera recostarme mas de lo necesario, y para cuando la gravedad me reclamaba ya no me dio tiempo a compensar y caí de espaldas vertiendo el aguamiel en las calzas de un dragón que se encontraba pasando detrás mía en ese preciso instante. ¿Quién me mandaría a mi beber tanto sin haber cenado nada?
Las risas se hicieron eco en el lugar a costa mía con comentarios sobre el poco aguante de los elfos entre otras lindezas, sin contar cada una de las distintas formas en las que el dragón al que le había empapado las calzas se cagaría en todos mis ancestros. Pero todo eso, lejos de ofenderme, incapaz de rehabilitar la coordinación entre mi cuerpo y mi mente me quedé allí tumbado, con un brazo tapando el único ojo libre de la venda y llorando de la risa, aún tirado en el suelo, Y habría recibido una paliza de no ser por que otros sujetaron al dragón agraviado. Como no podía ser de otra forma entre tanta risa volví a sufrir un ataque de tos atragantado con mi propia saliva.
En uno de los últimos tragos una de esas mariposas se posó en el borde de mi jarra y cayó atrapada en el líquido al interior de mi boca. suerte tubo del animal de provocarme tos y salir así expulsada de lo que habría sido su muerte prematura mientras yo por otro lado tosía expulsando la bebida que tenía en la boca y la que por algún motivo había caído por la vía equivocada. Con lagrimas en los ojos provocadas por semejante ataque de tos decidí desechar el resto del contenido de la jarra y despedirme de mis compañeros al menos por esa noche.
Y mi objetivo hubiese sido pasear por la ciudad y disfrutar de los espectáculos que los dragones hospedaban en su maravillosa ciudad sino hubiese sido por esa voz que me llamaba y me invitaba a sentarme con él. ¿Cómo iba a rechazar una invitación de parte de Sango? Aquel hombre había demostrado en Beornad que mi respeto hacia la gente como él y los de su raza era sin duda acertada. - Saludos Sango. Yo también me alegro de veros amigo ¿Qué tal os han tratado los caminos? - Hice una leve pausa para mirar a Mina y saludarla también de forma cordial pero no tan efusivamente como a Sango. - Saludos Mina. parece que nos encontramos de nuevo. -
En ese momento un anciano dragón entonó una canción que se me hizo nostálgica y contrastaba fuertemente con el resto del ambiente del que había disfrutado hasta el momento. Durante lo que duró la canción mi codo se resbaló hasta en dos ocasiones en el borde de la mesa en una pérdida momentánea de equilibrio que recuperaba al momento y que traté de ocultar en vano fingiendo que no había ocurrido.
- Parece que los dioses han querido hacernos coincidir a todos en el frío norte. He venido por trabajo. - Me adelanté a la pregunta. - Los ancianos de mi clan han decidido hacer un obsequio a la ciudad como símbolo de unión, pues vemos en su tragedia algo similar a lo que nosotros sufrimos en Sandorai y me han enviado como parte de la escolta del heraldo que ha hecho entrega del regalo. ¿Qué hay de vosotros? -
Tal vez no hubiera plasmado la idea correctamente. En mi cabeza algo de lo que había explicado no terminaba de cuadrar pero el dulce sabor del aguamiel desplazó esa idea por completo. Al alzar la jarra para beber olvidé que el asiento no disponía de respaldo que impidiera recostarme mas de lo necesario, y para cuando la gravedad me reclamaba ya no me dio tiempo a compensar y caí de espaldas vertiendo el aguamiel en las calzas de un dragón que se encontraba pasando detrás mía en ese preciso instante. ¿Quién me mandaría a mi beber tanto sin haber cenado nada?
Las risas se hicieron eco en el lugar a costa mía con comentarios sobre el poco aguante de los elfos entre otras lindezas, sin contar cada una de las distintas formas en las que el dragón al que le había empapado las calzas se cagaría en todos mis ancestros. Pero todo eso, lejos de ofenderme, incapaz de rehabilitar la coordinación entre mi cuerpo y mi mente me quedé allí tumbado, con un brazo tapando el único ojo libre de la venda y llorando de la risa, aún tirado en el suelo, Y habría recibido una paliza de no ser por que otros sujetaron al dragón agraviado. Como no podía ser de otra forma entre tanta risa volví a sufrir un ataque de tos atragantado con mi propia saliva.
- Offrol:
- Aprovecho para recordar que el elfo tiene un ojo vendado y además añado que se encuentra completamente borracho, algo que se puede notar por el rubor de su rostro y los actos arriba descritos.
Contador de mariposas: 0
- Dados:
- Vuelvo a lanzar runa para descubrir si alguna mariposa decide posarse en mi y tambien el D13 como ultima tirada del evento de aniversario
Eleandris
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Mariposas de la desgracia
Dundarak, aquí vamos de nuevo
Ni los robos, juegos trucados o personas amargadas podían arruinar la festividad, a pesar de la fragilidad del buen ánimo que se mantenía como un parche para las recientes tragedias. Kira veía, aprendía y empezaba a agradarle aunque no comprendía completamente. Chistes de gatos, canciones que evocaban sentimientos opuestos que se complementaban para ser algo más, conversaciones triviales que le mostraban aspectos faltantes de su vida, debates sobre el sabor de las biusas, entender que podía ayudar a las personas si dañaba a los degenerados. Kira absorbía conocimiento, acercándose un paso a la vez hacia la formación de una identidad redefinida.
Bañada en perfumes, la biocibernética quedó paralizada por un instante y, sin decir una palabra, avanzó hasta una mesa cercana y se subió en esta para observar cuanto podía del festival. Su expresión comenzó a notarse extraña, distante, taciturna. Ni ella misma sabía lo que sucedía, pero todos sus sensores parecían indicarle que algo andaba mal.
Adda Lovelace se tomó un momento para descansar de ayudar con los perfumes y decidió dar un breve paseo. No tardó en encontrar el sitio donde se realizaba la prueba de fuerza, justo a tiempo para ver a una joven rubia llegar a la puntuación de 13 puntos y desencadenar el asombro de los espectadores. Adda sonrió risueña contemplando el espectáculo. Pero también notó algo más: en la punta del aparato se encendió un fuego etéreo que solo brujos y elfos podían percibir si se concentraban. Adda dedujo que tendría relación con que el artilugio diese resultados aleatorios y pensó que podría acercarse y jugarle una pequeña broma al encargado del juego.
La catedrática interrumpió la fila pidiendo el mazo y, acercándose a la máquina, se concentró nuevamente en la pequeña llama que se había ido agrandando con cada golpe. La mujer tomó con fuerza el mazo y lo usó para golpear la diana, no con fuerza física, sino con un poderoso impulso mágico que de nuevo hizo que la aguja subiera hasta el tope. La llama creció significativamente, pero, además de eso, Adda sintió que una parte de su propio éter fue arrancado con suficiente sutileza para que, en medio de los movimientos, celebraciones o enojos de quienes participaban, no pudieran notarlo.
Soltó el mazo sin poder decir nada y retrocedió, ¿Qué es esa cosa? ¿Quién lo había autorizado? Aquellas preguntas invadieron su mente de inmediato, buscó con la mirada al encargado del artilugio, pero ya no estaba presente -¡Aléjense de esta cosa!- intentó gritar con la voz ahogada. La llama en el tope de la máquina comenzó a emitir un sonido casi imperceptible y, de nuevo, una parte de su fuerza fue absorbida por la máquina. Y no era la única en esa condición.
Una figura encapuchada anduvo de un lado a otro, observando el entorno y procurando no detenerse demasiado en un mismo sitio. Pero finalmente algo la detuvo y la hizo cambiar su rumbo. Había visto a alguien que conocía. La persona encapuchada se acercó a ella -Níniel Thenidiel, qué agradable sorpresa verte aquí- dijo con una cordial sonrisa. La elfa podría reconocerla: la encapuchada era Lady Katarina -Por favor, no digas quién soy- le pidió la exmonarca -Me gustaría no llamar demasiado la atención. Además…- Dicho eso, se acercó al oído de la elfa para susurrarle el inicio de una frase que parecía importante.
Por desgracia, alguien sí reconoció a Katarina. Se trataba de la pequeña Lía, quien la había estado siguiendo con la sospecha de su identidad hasta que finalmente interrumpió su charla con Niniel, separando a ambas mujeres -¡Mi Lady!- dijo la pequeña que no tendría más de unos 13 años con la emoción de conocer a su ídola. Katarina miró alrededor, notando que había llamado la atención de varias personas, las cuales empezaban a acercarse agradecidas a saludarla.
La pequeña Lía no dudó en tomar su pequeño frasco de perfume para rociar un poco a su ídola, quien se limitó a sonreír mientras veía cómo las mariposas comenzaban a acercarse. Revoloteaban sobre ellas y las rodeaban en un colorido torbellino verde que despertó sonrisas y expresiones de asombro que no tardarían en convertirse en algo más.
Algo no andaba bien. Las mariposas comenzaron a brillar con un color muy similar al de la llama que Adda había visto en la prueba de fuerza. Una alta concentración de éter se podía sentir en ellas.
Entonces sucedió. Todas comenzaron a explotar potenciadas con algún tipo de magia arcana.
Lady Katarina parecía ser el objetivo principal, pero, sin tiempo para sospechar qué mal les mostraría su cara, tanto ella como la niña fueron devoradas por un inmisericorde mar de llamas violentas y fugaces, consumiendo ambas vidas al instante y convirtiendo sus sueños en menos que cenizas.
Una pequeña tropa de guardias se acercó al cuerpo inerte de Lady Katarina y eliminaron a las mariposas en el área con su magia elemental. Uno de ellos pareció reconocer a la sacerdotisa Níniel Thenidiel, alta encantadora de la Logia -Usted… ¿Usted puede salvarla? Debe hacerlo, ayúdela, ¡sálvela! No puede ser demasiado tarde. Aún no- suplicaba, perplejo y horrorizado, uno de los soldados. Incapaz de pensar, tomó la mano de Niniel -¡Por favor!
Pero no sería el único en demandar su ayuda -Mi pequeña Lía, por favor, ayuden a mi pequeña Lía- sollozaba el padre de la infante cuando al fin logró reaccionar para acercarse y abrazar el pequeño cuerpo -Es… es.. es solo una niña. Mi Lía no… ella no.. Lía es todo lo que tengo… No puede mo…- Tomó la otra mano de la hija de Sandorái, quien tenía una difícil decisión en sus manos.
Ambos sabían que no había mucho que hacer, pero se aferraban a la esperanza de un milagro, uno que quizá solo la elfa podría lograr.
Desde su mesa, Kira tendría que observar el caos que explotaba (nunca mejor dicho) en todo el festival, quienes habían estado rodeados de las hermosas mariposas ahora se encontraban, heridos o corrían asustados intentando alejarse de los insectos que, como un voraz enjambre, perseguían a los incautos que se habían impregnado de aquel perfume. Aunque individualmente no llegaban a ser una gran amenaza, su gran número las volvía devastadoras.
La biocibernética se encontraba bajo un fuerte conflicto interno. Había quedado paralizada incluso cuando algunas mariposas que se le habían acercado con el perfume de Elian explotaron cerca de ella, con leves quemaduras siguió observando como todo lo que le había parecido hermoso, ahora se había convertido en una amenaza, cuestionando su percepción acerca de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.
Y su conflicto seguiría agravándose al ver cómo los que antes se llevaban en armonía durante la paz, al estallar el caos no hacían más que perseguir sus propios intereses, salvando sus propias vidas en lugar de ayudar a los heridos. Los guardias por su parte habían formado dos frentes, uno de ellos para repeler a las mariposas que seguían al acecho, lanzándose en picada sobre quienes llevaban impregado el aroma de los perfumes.
Otros habían tomado un rol más vengativo, buscando a los culpables de tal atrocidad, entre los que se encontraban los vendedores de perfumes, el misterioso encargado de la máquina de fuerza, un misterioso ladrón de perfumes que había sido arrestado recientemente, y algunas personas que entre la multitud, arrojaban perfumes a otros y a ellos mismos para, aparentemente, alejar a las mariposas.
Y es que al parecer no había un solo tipo de perfumes, sino que también había otro cuyo olor parecía producto de una vil estafa pero con la cualidad auténtica de alejar a las mariposas. La idea en sí misma, era buena, pero varias de estas personas fueron detenidas a la fuerza por los guardias que desconocían la diferencia entre ambos perfumes.
Curiosamente había alguien a quien los guardias habían apuntado en la lista de sospechosos, se trataba del elfo Eleandris, que en una desvergonzada muestra de irrespeto había llamado Gundarak a la tierra de los dragones, algo que le había resultado bastante ofensivo y desagradable a quienes lo habían escuchado.
ᚩ Saludos, hijos de la desgracia, a una tragedia social donde deberán sobrevivir a su suerte, ahora en la fría tierra de los dragones que parece ser el escenario favorito para la malicia de los dioses, algo que quizás debemos cambiar… Pero no será hoy...
∞ Una terrible catástrofe ha perturbado la paz del evento y tanto el tono como las tareas que deben realizar en el mismo, han dado un giro dramático, desde este momento deberán tomar decisiones que serán más relevantes de lo que creen para el futuro de Aerandir.
ᚩ Entre las nuevas tareas del evento se encuentra la de ayudar a los heridos, bien sea con pociones o habilidades de sanación, una tarea que podría resultar sencilla, si no fuera por la amenaza persistente de mariposas sobrevolando el lugar.
∞ Y justamente la segunda tarea consiste en ayudar a exterminar a los insectos explosivos para proteger a los heridos y a quienes intentan sanarlos. Lucy Fireheart estará encantada en ayudar a quienes se sumen a esta noble labor.
ᚩ Los perfumes y perfumes falsos de Eberus suponen una complicada y peligrosa tarea en sí misma, quienes se percaten de que algunos perfumes falsos pueden espantar mariposas deberán persuadir a la guardia de no agredir a quienes los están usando para espantar mariposas.
∞ Otros por su parte tendrán que escoltar a Adda Lovelace, quien intenta reunir los perfumes en un lugar alejado de la multitud para exterminar a las mariposas donde no haya daños colaterales.
ᚩ Adicionalmente, algunos personajes se verán envueltos en situaciones muy específicas, teniendo Niniel una difícil decisión por tomar, una vez más, alguien de la familia real muere ante sus ojos, pero ahora podrás elegir usar tu habilidad de resurrección para traer a la vida a Lady Katrina o usarla para revivir a la pequeña niña, no es una decisión fácil y tendrá repercusiones con las que deberá vivir.
∞ Meraxes ha sido toda una campeona atrapando mariposas, juntando nada menos que 13 de ellas, y ese número no es augurio de nada bueno, en tu próximo post deberás describir el momento en que tus mariposas comienzan a aletear hasta que explotan, deberás usar alguna habilidad o algún objeto que te permita librarte de la explosión, de lo contrario te recordaremos con cariño.
ᚩ Los demás personajes con menos mariposas tendrán más posibilidades de deshacerse de ellas, arrojándolas lejos antes de que exploten, pero entre mayor sea el número de insectos reunidos, mayor será el daño que causarán a las personas cercanas, que apenas tendrán tiempo de reaccionar.
∞ Quienes participaron en la prueba de fuerza, donando su éter para las explosiones también tendrán algunas dificultades, Eberus, Catherine, Alistar, Xana y desde luego, la pequeña Ingela, verán mermadas sus fuerzas, por lo que solamente podrán usar sus habilidades raciales u objetos durante el resto del tema.
ᚩ Otros personajes con menos puntuación en la prueba de fuerza como Eleandris, Rauko, Kristin, Destino y Niniel, estarán limitados a usar no más que una sola habilidad por turno. Golosina no se verá afectada por el efecto de debilitación, ventajas de ser biocibernética.
∞ Kira se encuentra en shock, pero por suerte está acompañada por Elian, Corlys, Mishu y Sein. Estos personajes están a cargo de protegerla.
Bañada en perfumes, la biocibernética quedó paralizada por un instante y, sin decir una palabra, avanzó hasta una mesa cercana y se subió en esta para observar cuanto podía del festival. Su expresión comenzó a notarse extraña, distante, taciturna. Ni ella misma sabía lo que sucedía, pero todos sus sensores parecían indicarle que algo andaba mal.
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Adda Lovelace se tomó un momento para descansar de ayudar con los perfumes y decidió dar un breve paseo. No tardó en encontrar el sitio donde se realizaba la prueba de fuerza, justo a tiempo para ver a una joven rubia llegar a la puntuación de 13 puntos y desencadenar el asombro de los espectadores. Adda sonrió risueña contemplando el espectáculo. Pero también notó algo más: en la punta del aparato se encendió un fuego etéreo que solo brujos y elfos podían percibir si se concentraban. Adda dedujo que tendría relación con que el artilugio diese resultados aleatorios y pensó que podría acercarse y jugarle una pequeña broma al encargado del juego.
La catedrática interrumpió la fila pidiendo el mazo y, acercándose a la máquina, se concentró nuevamente en la pequeña llama que se había ido agrandando con cada golpe. La mujer tomó con fuerza el mazo y lo usó para golpear la diana, no con fuerza física, sino con un poderoso impulso mágico que de nuevo hizo que la aguja subiera hasta el tope. La llama creció significativamente, pero, además de eso, Adda sintió que una parte de su propio éter fue arrancado con suficiente sutileza para que, en medio de los movimientos, celebraciones o enojos de quienes participaban, no pudieran notarlo.
Soltó el mazo sin poder decir nada y retrocedió, ¿Qué es esa cosa? ¿Quién lo había autorizado? Aquellas preguntas invadieron su mente de inmediato, buscó con la mirada al encargado del artilugio, pero ya no estaba presente -¡Aléjense de esta cosa!- intentó gritar con la voz ahogada. La llama en el tope de la máquina comenzó a emitir un sonido casi imperceptible y, de nuevo, una parte de su fuerza fue absorbida por la máquina. Y no era la única en esa condición.
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Una figura encapuchada anduvo de un lado a otro, observando el entorno y procurando no detenerse demasiado en un mismo sitio. Pero finalmente algo la detuvo y la hizo cambiar su rumbo. Había visto a alguien que conocía. La persona encapuchada se acercó a ella -Níniel Thenidiel, qué agradable sorpresa verte aquí- dijo con una cordial sonrisa. La elfa podría reconocerla: la encapuchada era Lady Katarina -Por favor, no digas quién soy- le pidió la exmonarca -Me gustaría no llamar demasiado la atención. Además…- Dicho eso, se acercó al oído de la elfa para susurrarle el inicio de una frase que parecía importante.
Por desgracia, alguien sí reconoció a Katarina. Se trataba de la pequeña Lía, quien la había estado siguiendo con la sospecha de su identidad hasta que finalmente interrumpió su charla con Niniel, separando a ambas mujeres -¡Mi Lady!- dijo la pequeña que no tendría más de unos 13 años con la emoción de conocer a su ídola. Katarina miró alrededor, notando que había llamado la atención de varias personas, las cuales empezaban a acercarse agradecidas a saludarla.
La pequeña Lía no dudó en tomar su pequeño frasco de perfume para rociar un poco a su ídola, quien se limitó a sonreír mientras veía cómo las mariposas comenzaban a acercarse. Revoloteaban sobre ellas y las rodeaban en un colorido torbellino verde que despertó sonrisas y expresiones de asombro que no tardarían en convertirse en algo más.
Algo no andaba bien. Las mariposas comenzaron a brillar con un color muy similar al de la llama que Adda había visto en la prueba de fuerza. Una alta concentración de éter se podía sentir en ellas.
Entonces sucedió. Todas comenzaron a explotar potenciadas con algún tipo de magia arcana.
Lady Katarina parecía ser el objetivo principal, pero, sin tiempo para sospechar qué mal les mostraría su cara, tanto ella como la niña fueron devoradas por un inmisericorde mar de llamas violentas y fugaces, consumiendo ambas vidas al instante y convirtiendo sus sueños en menos que cenizas.
Una pequeña tropa de guardias se acercó al cuerpo inerte de Lady Katarina y eliminaron a las mariposas en el área con su magia elemental. Uno de ellos pareció reconocer a la sacerdotisa Níniel Thenidiel, alta encantadora de la Logia -Usted… ¿Usted puede salvarla? Debe hacerlo, ayúdela, ¡sálvela! No puede ser demasiado tarde. Aún no- suplicaba, perplejo y horrorizado, uno de los soldados. Incapaz de pensar, tomó la mano de Niniel -¡Por favor!
Pero no sería el único en demandar su ayuda -Mi pequeña Lía, por favor, ayuden a mi pequeña Lía- sollozaba el padre de la infante cuando al fin logró reaccionar para acercarse y abrazar el pequeño cuerpo -Es… es.. es solo una niña. Mi Lía no… ella no.. Lía es todo lo que tengo… No puede mo…- Tomó la otra mano de la hija de Sandorái, quien tenía una difícil decisión en sus manos.
Ambos sabían que no había mucho que hacer, pero se aferraban a la esperanza de un milagro, uno que quizá solo la elfa podría lograr.
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Desde su mesa, Kira tendría que observar el caos que explotaba (nunca mejor dicho) en todo el festival, quienes habían estado rodeados de las hermosas mariposas ahora se encontraban, heridos o corrían asustados intentando alejarse de los insectos que, como un voraz enjambre, perseguían a los incautos que se habían impregnado de aquel perfume. Aunque individualmente no llegaban a ser una gran amenaza, su gran número las volvía devastadoras.
La biocibernética se encontraba bajo un fuerte conflicto interno. Había quedado paralizada incluso cuando algunas mariposas que se le habían acercado con el perfume de Elian explotaron cerca de ella, con leves quemaduras siguió observando como todo lo que le había parecido hermoso, ahora se había convertido en una amenaza, cuestionando su percepción acerca de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.
Y su conflicto seguiría agravándose al ver cómo los que antes se llevaban en armonía durante la paz, al estallar el caos no hacían más que perseguir sus propios intereses, salvando sus propias vidas en lugar de ayudar a los heridos. Los guardias por su parte habían formado dos frentes, uno de ellos para repeler a las mariposas que seguían al acecho, lanzándose en picada sobre quienes llevaban impregado el aroma de los perfumes.
Otros habían tomado un rol más vengativo, buscando a los culpables de tal atrocidad, entre los que se encontraban los vendedores de perfumes, el misterioso encargado de la máquina de fuerza, un misterioso ladrón de perfumes que había sido arrestado recientemente, y algunas personas que entre la multitud, arrojaban perfumes a otros y a ellos mismos para, aparentemente, alejar a las mariposas.
Y es que al parecer no había un solo tipo de perfumes, sino que también había otro cuyo olor parecía producto de una vil estafa pero con la cualidad auténtica de alejar a las mariposas. La idea en sí misma, era buena, pero varias de estas personas fueron detenidas a la fuerza por los guardias que desconocían la diferencia entre ambos perfumes.
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∞ Una terrible catástrofe ha perturbado la paz del evento y tanto el tono como las tareas que deben realizar en el mismo, han dado un giro dramático, desde este momento deberán tomar decisiones que serán más relevantes de lo que creen para el futuro de Aerandir.
ᚩ Entre las nuevas tareas del evento se encuentra la de ayudar a los heridos, bien sea con pociones o habilidades de sanación, una tarea que podría resultar sencilla, si no fuera por la amenaza persistente de mariposas sobrevolando el lugar.
∞ Y justamente la segunda tarea consiste en ayudar a exterminar a los insectos explosivos para proteger a los heridos y a quienes intentan sanarlos. Lucy Fireheart estará encantada en ayudar a quienes se sumen a esta noble labor.
ᚩ Los perfumes y perfumes falsos de Eberus suponen una complicada y peligrosa tarea en sí misma, quienes se percaten de que algunos perfumes falsos pueden espantar mariposas deberán persuadir a la guardia de no agredir a quienes los están usando para espantar mariposas.
∞ Otros por su parte tendrán que escoltar a Adda Lovelace, quien intenta reunir los perfumes en un lugar alejado de la multitud para exterminar a las mariposas donde no haya daños colaterales.
ᚩ Adicionalmente, algunos personajes se verán envueltos en situaciones muy específicas, teniendo Niniel una difícil decisión por tomar, una vez más, alguien de la familia real muere ante sus ojos, pero ahora podrás elegir usar tu habilidad de resurrección para traer a la vida a Lady Katrina o usarla para revivir a la pequeña niña, no es una decisión fácil y tendrá repercusiones con las que deberá vivir.
∞ Meraxes ha sido toda una campeona atrapando mariposas, juntando nada menos que 13 de ellas, y ese número no es augurio de nada bueno, en tu próximo post deberás describir el momento en que tus mariposas comienzan a aletear hasta que explotan, deberás usar alguna habilidad o algún objeto que te permita librarte de la explosión, de lo contrario te recordaremos con cariño.
ᚩ Los demás personajes con menos mariposas tendrán más posibilidades de deshacerse de ellas, arrojándolas lejos antes de que exploten, pero entre mayor sea el número de insectos reunidos, mayor será el daño que causarán a las personas cercanas, que apenas tendrán tiempo de reaccionar.
∞ Quienes participaron en la prueba de fuerza, donando su éter para las explosiones también tendrán algunas dificultades, Eberus, Catherine, Alistar, Xana y desde luego, la pequeña Ingela, verán mermadas sus fuerzas, por lo que solamente podrán usar sus habilidades raciales u objetos durante el resto del tema.
ᚩ Otros personajes con menos puntuación en la prueba de fuerza como Eleandris, Rauko, Kristin, Destino y Niniel, estarán limitados a usar no más que una sola habilidad por turno. Golosina no se verá afectada por el efecto de debilitación, ventajas de ser biocibernética.
∞ Kira se encuentra en shock, pero por suerte está acompañada por Elian, Corlys, Mishu y Sein. Estos personajes están a cargo de protegerla.
Última edición por Ansur el Mar Sep 13 2022, 09:57, editado 1 vez
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Mina se había relajado allí sentadita, escuchando. Estaba cansada y el sopor de la aguamiel -que gracias a Sango no paró de llenar su jarra- le dejaron dormitando casi. Observaba al pelirrojo y a veces se encontraba sonriendo bobalicona. La bio con la que habían compartido se levantó y marchó, agradeciendo que le enseñaran partes del comando disfrutar la vida.
Todo iba muy bien... hasta que el humano hizo lo impensable: invitó a alguien a la mesa. Y no a cualquier alguien; al elfo Eleandris. Se atragantó con su propia saliva, el sopor se esfumó y quedó en estado de alerta. -¿Lo conoces?- dijo, tratando de recuperarse de la impresión, la que fue tal, que no alcanzó a reaccionar sino hasta que el elfo estuvo a su lado. -Eleandris- respondió el saludo -No creí volverte a ver- dijo, forzando una sonrisa. ¡Aerandir era tan grande! Y aún así el elfo le salía por todos lados. Digamos que, a estas alturas, la bruja no sabía en qué término habían quedado la relación de ellos dos.
Pero no es como que le fuera a preguntar, mucho menos en el estado en que se encontraba el elfo. Se llevó las manos a la boca y luego sobre los ojos cuando lo vio caerse estrepitosamente. Se levantó para ayudarlo porque, bueno, tampoco le caía mal el tipo. -Venga, venga... ¿no quieres una infusión?- le preguntó con algo de fastidio.
Algunas mariposas revoloteaban en la estancia. Una incluso se había parado sobre Sango, quien la espantó. esta sobrevoló las cabezas de Mina y Eleandris, para luego posarse en un pilar. Allí paradita, la mariposita brilló raro y simplemente hizo *puf*; explotó, prendiendo fuego a la zona del grueso madero que sentaba una de las bases que sostenía el techo del local. Junto a esa, todas las demás hicieron lo mismo, dentro y fuera de la taberna; en todas partes de Dundarak.
Mina soltó a Eleandris para cubrirse de las llamas que comenzaban a consumir aquel sitio. -¿Sango? ¿Sango?- llamaba ella al hombre mientras salía de un caos encerrado, al caos al aire libre. -¿¡Pero qué está pasando aquí!?- exclamó la bruja, contemplando con espanto gente corriendo envuelta en llamas, otros escapando de muchas mariposas que los perseguían. Los dragones no esperaron y muchos de agua ya estaban usando su poder para apagar el fuego. Habían brujos haciendo lo mismo y elfos sanando heridos por doquier. ¿Qué podría hacer ella?
Soltó un chillido de apremio y caminó rápido hacia el joven elfo que estaba esforzándose con un pobre hombre que aullaba de dolor. -Eeeehhh bueno ¿Qué necesitas?- dijo, poniendo las manos a los lados de la cabeza del hombre que no paraba de sacudirse -¡Que se quede quieto!- respondió el rubio y miró a la bruja. La heterocromía de sus ojos le llamó la atención. -Entendido- dijo ella y comenzó a canalizar su éter en sus manos -No hay dolor, estás tranquilo, estás bien...- murmuró la ilusionista. Si ella podía hacer que la gente sintiera como si le sacaran las tripas, también podía hacerlos ignorar el dolor. De inmediato, el hombre se quedó quieto, sonriendo. El elfo miró con extrañeza a la bruja -Gracias, es muy útil- dijo él y continuó con su proceso de sanación.
______________________
Tirada del 13. Uuuuhhh...
Ayudo con la misión de ayudar a heridos porque así de generosa y altruista es Mina. No tiene nada que ver que esté presente Sango y lo quiera impresionar.
Todo iba muy bien... hasta que el humano hizo lo impensable: invitó a alguien a la mesa. Y no a cualquier alguien; al elfo Eleandris. Se atragantó con su propia saliva, el sopor se esfumó y quedó en estado de alerta. -¿Lo conoces?- dijo, tratando de recuperarse de la impresión, la que fue tal, que no alcanzó a reaccionar sino hasta que el elfo estuvo a su lado. -Eleandris- respondió el saludo -No creí volverte a ver- dijo, forzando una sonrisa. ¡Aerandir era tan grande! Y aún así el elfo le salía por todos lados. Digamos que, a estas alturas, la bruja no sabía en qué término habían quedado la relación de ellos dos.
Pero no es como que le fuera a preguntar, mucho menos en el estado en que se encontraba el elfo. Se llevó las manos a la boca y luego sobre los ojos cuando lo vio caerse estrepitosamente. Se levantó para ayudarlo porque, bueno, tampoco le caía mal el tipo. -Venga, venga... ¿no quieres una infusión?- le preguntó con algo de fastidio.
Algunas mariposas revoloteaban en la estancia. Una incluso se había parado sobre Sango, quien la espantó. esta sobrevoló las cabezas de Mina y Eleandris, para luego posarse en un pilar. Allí paradita, la mariposita brilló raro y simplemente hizo *puf*; explotó, prendiendo fuego a la zona del grueso madero que sentaba una de las bases que sostenía el techo del local. Junto a esa, todas las demás hicieron lo mismo, dentro y fuera de la taberna; en todas partes de Dundarak.
Mina soltó a Eleandris para cubrirse de las llamas que comenzaban a consumir aquel sitio. -¿Sango? ¿Sango?- llamaba ella al hombre mientras salía de un caos encerrado, al caos al aire libre. -¿¡Pero qué está pasando aquí!?- exclamó la bruja, contemplando con espanto gente corriendo envuelta en llamas, otros escapando de muchas mariposas que los perseguían. Los dragones no esperaron y muchos de agua ya estaban usando su poder para apagar el fuego. Habían brujos haciendo lo mismo y elfos sanando heridos por doquier. ¿Qué podría hacer ella?
Soltó un chillido de apremio y caminó rápido hacia el joven elfo que estaba esforzándose con un pobre hombre que aullaba de dolor. -Eeeehhh bueno ¿Qué necesitas?- dijo, poniendo las manos a los lados de la cabeza del hombre que no paraba de sacudirse -¡Que se quede quieto!- respondió el rubio y miró a la bruja. La heterocromía de sus ojos le llamó la atención. -Entendido- dijo ella y comenzó a canalizar su éter en sus manos -No hay dolor, estás tranquilo, estás bien...- murmuró la ilusionista. Si ella podía hacer que la gente sintiera como si le sacaran las tripas, también podía hacerlos ignorar el dolor. De inmediato, el hombre se quedó quieto, sonriendo. El elfo miró con extrañeza a la bruja -Gracias, es muy útil- dijo él y continuó con su proceso de sanación.
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Tirada del 13. Uuuuhhh...
Ayudo con la misión de ayudar a heridos porque así de generosa y altruista es Mina. No tiene nada que ver que esté presente Sango y lo quiera impresionar.
Última edición por Mina Harker el Dom Sep 18 2022, 01:58, editado 1 vez
Mina Harker
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
— Fallar no está en mis compases, a todo el mundo le gusta la buena música —sentenció Mishu y ya después paró de agitar con fuerza desmesurada al vampiro. Miró a los otros dos que señaló Corlys. Se giró por completo hacia ellos e hizo otra reverencia, exageradamente inclinada, aplacada su pequeño enfado por los aplausos recibidos.
— Sí que sois un público cuyos oídos saben disfrutar —dijo con una sonrisa al gran hombre que acaba de aparecer haciendo preguntas un poco extrañas, igual llamado por su improvisada actuación. A Mishu no pudo más que sorprenderle que no supiese cuál era su instrumento, en pocas ocasiones en remotos lugares le había pasado que le hicieran esa pregunta. Quizá en parte porque casi era una parte más de su cuerpo. Pero lo perdonaría, porque le había gustado la música. — Se trata de un laúd, de excelsas cuerdas y dones mágicos. Los bardos los usamos para interpretar humildes cantares, acompañar la narración de heroicas gestas y deleitar a los asistentes de cualquier fiesta —contestó con cierto tono orgulloso.
O quizá el hombre-bestia de buen porte se había acercado porque conocía al elfo que iba acompañado por el joven. Durante la clase exprés de sobre biocibernéticos, Mishu acarició con el dedo índice una de las tres mariposas que se posó sobre él al volar cerca, seguramente atraídas por el pestazo a perfume que emanaba Corlys.
— Mi nombre es Mishu, encantado de conocerte Sein, amigo de amigos. Bardo de los caminos, desde Vuwulfar hasta Dundarak, maestro del laúd, cronista de heroicidades — se presentó pomposo a Sein tras Corlys. Aceptó de buen grado la pasta, ya tenía hambre de algún dulce. — Muchas gracias, no hay recompensa insatisfactoria para un intérprete.
Mientras rumiaba la pasta, vio la acción repentina del joven rociando de perfume a Kyra.
— Sí que huele agradable —. Aunque el bardo había olido fragancias más refinadas cuando vivía en su casa nobel. — Solo recuerda Corlys que el baño en perfume no sustituye indefinidamente un baño de agua entre huida y huida de vez en cuando, por muchas mariposas de la suerte que encandiles —le dijo a su amigo para picarle.
Se quedó observando un poco perplejo cómo la conversación pasó de la asignatura sobre biocibernéticos, a la asignatura sobre biusas. — No te hacía tan admirador de las biusas, Corlys. ¿Te has planteado componerles una oda?
Tanto hablar de cómo disfrutar de la vida el resto, y de como pegar a degenerados sin clase, ¿no le tocaba a él explicar y enseñar sobre música a la pobre chica? A la vez que abría la boca, sacó una mano de sus anchas mangas para tomar la palabra. — Más la música hay que— Sin embargo, Kyra se subió a una mesa sin previo aviso dejándole con la palabra en la boca.
Mishu le miró extrañado. — ¿Ocurre algo con tu amiga biocibenértica? ¿Se le puede estropear eso que tiene en la cabeza? —preguntó a Corlys.
Se encogió de hombros. — Pues hablando de cerveza, ¿no os parece que deberíamos ir a por un trago para seguir la fiesta? Así aclaramos la garganta para unas cuantas canciones más —propuso el dragón que ya echaba en falta una taberna con tanto estar por la calle actuando. — Para brindar por la buena suerte de las mariposas.
Le pilló desprevenido el momento en que empezó a escuchar y posteriormente ver un montón de explosiones en el aire. Mishu observó como las mariposas que se encontraban a su alrededor empezaban a ponerse brillantes. — ¡Poneros, y los laudes, a cubierto! — Gritó al darse cuenta de que las mariposas no estaban bien. Intentó apartar las que tenía en torno a él, agarró una y la mandó volar lejos antes de que explotara, luego se tiró al suelo. No entendía qué estaba pasando. Aquellas mariposas eran símbolo de buena suerte para su raza, y alguien estaba usándolas. Nunca había escuchado antes de que las mariposas explotasen.
Alzó la cabeza y vio como Kyra seguía inmóvil en la mesa. Incluso las mariposas ¿Pero qué le pasaba a esa moza? Como siguiese ahí las mariposas iban a lastimarla más. O ocurrirle algo peor. Sin pensárselo mucho, el bardo se subió al banco que era el asiento en la mesa para poder alcanzar agarrarla por la cintura sin pedir permiso. — No acostumbro tratar así a una dama, pero estar encima de la mesa sólo para cuando toca danzar en la taberna, buena muchacha, no cuando las mariposas atacan —dijo bajándola al suelo de un medio giro sobre sí mismo.
Desde el banco observó mejor como el caos reinaba en todo el lugar. Las personas corrían asustadas o enfadadas de aquí para allá. Saltó al suelo y se colocó al lado de Kyra, preparado para cubrirla de alguna mariposa más. — Parece que está demasiado sorprendida por este espanto —afirmó para el resto. — Estas mariposas no son las de la buena suerte de nuestras canciones parece.
Podría ser este uno de los momentos en los que un bardo como él podía ser de utilidad. No había posibilidad de huir, y no podía dejar abandonada a su suerte a la biocibernética. No sin antes enseñarle algún par de cosas más. Se colocó el laúd entre los brazos. La mano que usualmente agarraba el mástil apretó levemente las clavijas de su preciado instrumento. — No era esta la canción que había decidido probar con nuestra amiga. Se me ocurre una variación de esta composición, añadiendo algunas mariposas asesinas, es más apropiada. —. Respiró e inspiró. — Venga que esas mariposas no se pueden explotar solas —. Los dedos del bardo dragón sintieron la vibración del éter en torno a ellos y al instrumento justo antes de comenzar. Las notas musicales y los acordes que se comenzaban a dispersar por sus alrededores tenían un timbre igualmente melodioso que antes pero diferente para los oídos de quien supiera apreciarlo [1] .
— De los sus ojos tan fuertemente llorando, volvía la cabeza, se las quedaba mirando: vio puertas abiertas, postigos sin candados, mariposas muertas, sin alas y sin hados, o sin canciones, con maldiciones en los labios — comenzó a recitar acompañando la voz a la música, para concentrarse en la magia musical con la que pretendía apoyar a quienes en esa zona perseguían a las mariposas.
OFF: Interacción con Corlys, Elian, Sein y Kyra. Bajo a la Kyra shockeada de la mesa y comienzo a tocar música mágica para animar a mis amigos que nos protegen a la caza de mariposas (?).
[1] Nivel 0: Cantar de gesta del heroico campeador: [Mágica, 2 usos] al tocar esta composición Mishu otorga un notable incremento de la fuerza física de los aliados que se encuentren en torno a él.
Duración: 2 turnos.
Tiro dado de aniversario del día 13
— Sí que sois un público cuyos oídos saben disfrutar —dijo con una sonrisa al gran hombre que acaba de aparecer haciendo preguntas un poco extrañas, igual llamado por su improvisada actuación. A Mishu no pudo más que sorprenderle que no supiese cuál era su instrumento, en pocas ocasiones en remotos lugares le había pasado que le hicieran esa pregunta. Quizá en parte porque casi era una parte más de su cuerpo. Pero lo perdonaría, porque le había gustado la música. — Se trata de un laúd, de excelsas cuerdas y dones mágicos. Los bardos los usamos para interpretar humildes cantares, acompañar la narración de heroicas gestas y deleitar a los asistentes de cualquier fiesta —contestó con cierto tono orgulloso.
O quizá el hombre-bestia de buen porte se había acercado porque conocía al elfo que iba acompañado por el joven. Durante la clase exprés de sobre biocibernéticos, Mishu acarició con el dedo índice una de las tres mariposas que se posó sobre él al volar cerca, seguramente atraídas por el pestazo a perfume que emanaba Corlys.
— Mi nombre es Mishu, encantado de conocerte Sein, amigo de amigos. Bardo de los caminos, desde Vuwulfar hasta Dundarak, maestro del laúd, cronista de heroicidades — se presentó pomposo a Sein tras Corlys. Aceptó de buen grado la pasta, ya tenía hambre de algún dulce. — Muchas gracias, no hay recompensa insatisfactoria para un intérprete.
Mientras rumiaba la pasta, vio la acción repentina del joven rociando de perfume a Kyra.
— Sí que huele agradable —. Aunque el bardo había olido fragancias más refinadas cuando vivía en su casa nobel. — Solo recuerda Corlys que el baño en perfume no sustituye indefinidamente un baño de agua entre huida y huida de vez en cuando, por muchas mariposas de la suerte que encandiles —le dijo a su amigo para picarle.
Se quedó observando un poco perplejo cómo la conversación pasó de la asignatura sobre biocibernéticos, a la asignatura sobre biusas. — No te hacía tan admirador de las biusas, Corlys. ¿Te has planteado componerles una oda?
Tanto hablar de cómo disfrutar de la vida el resto, y de como pegar a degenerados sin clase, ¿no le tocaba a él explicar y enseñar sobre música a la pobre chica? A la vez que abría la boca, sacó una mano de sus anchas mangas para tomar la palabra. — Más la música hay que— Sin embargo, Kyra se subió a una mesa sin previo aviso dejándole con la palabra en la boca.
Mishu le miró extrañado. — ¿Ocurre algo con tu amiga biocibenértica? ¿Se le puede estropear eso que tiene en la cabeza? —preguntó a Corlys.
Se encogió de hombros. — Pues hablando de cerveza, ¿no os parece que deberíamos ir a por un trago para seguir la fiesta? Así aclaramos la garganta para unas cuantas canciones más —propuso el dragón que ya echaba en falta una taberna con tanto estar por la calle actuando. — Para brindar por la buena suerte de las mariposas.
Le pilló desprevenido el momento en que empezó a escuchar y posteriormente ver un montón de explosiones en el aire. Mishu observó como las mariposas que se encontraban a su alrededor empezaban a ponerse brillantes. — ¡Poneros, y los laudes, a cubierto! — Gritó al darse cuenta de que las mariposas no estaban bien. Intentó apartar las que tenía en torno a él, agarró una y la mandó volar lejos antes de que explotara, luego se tiró al suelo. No entendía qué estaba pasando. Aquellas mariposas eran símbolo de buena suerte para su raza, y alguien estaba usándolas. Nunca había escuchado antes de que las mariposas explotasen.
Alzó la cabeza y vio como Kyra seguía inmóvil en la mesa. Incluso las mariposas ¿Pero qué le pasaba a esa moza? Como siguiese ahí las mariposas iban a lastimarla más. O ocurrirle algo peor. Sin pensárselo mucho, el bardo se subió al banco que era el asiento en la mesa para poder alcanzar agarrarla por la cintura sin pedir permiso. — No acostumbro tratar así a una dama, pero estar encima de la mesa sólo para cuando toca danzar en la taberna, buena muchacha, no cuando las mariposas atacan —dijo bajándola al suelo de un medio giro sobre sí mismo.
Desde el banco observó mejor como el caos reinaba en todo el lugar. Las personas corrían asustadas o enfadadas de aquí para allá. Saltó al suelo y se colocó al lado de Kyra, preparado para cubrirla de alguna mariposa más. — Parece que está demasiado sorprendida por este espanto —afirmó para el resto. — Estas mariposas no son las de la buena suerte de nuestras canciones parece.
Podría ser este uno de los momentos en los que un bardo como él podía ser de utilidad. No había posibilidad de huir, y no podía dejar abandonada a su suerte a la biocibernética. No sin antes enseñarle algún par de cosas más. Se colocó el laúd entre los brazos. La mano que usualmente agarraba el mástil apretó levemente las clavijas de su preciado instrumento. — No era esta la canción que había decidido probar con nuestra amiga. Se me ocurre una variación de esta composición, añadiendo algunas mariposas asesinas, es más apropiada. —. Respiró e inspiró. — Venga que esas mariposas no se pueden explotar solas —. Los dedos del bardo dragón sintieron la vibración del éter en torno a ellos y al instrumento justo antes de comenzar. Las notas musicales y los acordes que se comenzaban a dispersar por sus alrededores tenían un timbre igualmente melodioso que antes pero diferente para los oídos de quien supiera apreciarlo [1] .
— De los sus ojos tan fuertemente llorando, volvía la cabeza, se las quedaba mirando: vio puertas abiertas, postigos sin candados, mariposas muertas, sin alas y sin hados, o sin canciones, con maldiciones en los labios — comenzó a recitar acompañando la voz a la música, para concentrarse en la magia musical con la que pretendía apoyar a quienes en esa zona perseguían a las mariposas.
- Canción mágica:
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OFF: Interacción con Corlys, Elian, Sein y Kyra. Bajo a la Kyra shockeada de la mesa y comienzo a tocar música mágica para animar a mis amigos que nos protegen a la caza de mariposas (?).
[1] Nivel 0: Cantar de gesta del heroico campeador: [Mágica, 2 usos] al tocar esta composición Mishu otorga un notable incremento de la fuerza física de los aliados que se encuentren en torno a él.
Duración: 2 turnos.
Tiro dado de aniversario del día 13
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El miembro 'Mishu' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Los Cronwell seguían disfrutando del festival con despreocupación, caminando por entre los diferentes puestos y deteniéndose de vez en cuando para ojear con mayor interés los artículos que algunos artesanos ofrecían, pero lo que hasta el momento estaba siendo una animada jornada para la pareja, pronto se tornaría en desgracia.
Repentinamente, el norteño empezó a sentirse mareado, lo suficiente como para perder el equilibrio y acabar chocando con una de las mesas. - ¡Alister! ¡¿Estás bien?! - preguntó la hechicera, sujetándolo de inmediato para que no se cayese. - No… siento como si me fallasen las fuerzas...- susurró en respuesta, aferrándose a ella mientras se llevaba una mano al rostro. ¿A qué venía aquello? ¿acaso estaba enfermo? ¿le habría sentado mal algo de lo que habían comido horas antes?
- Ven, busquemos un lugar para que puedas sentarte. - sugirió Elen, colocando uno de los brazos del cazador por encima de sus hombros para servirle de apoyo. Sin embargo, no llegarían a ninguna parte, pronto comenzaron a escuchar gritos que provenían de diferentes puntos de la plaza, anunciando que algo terrible estaba ocurriendo.
- ¡A cubierto! ¡Las mariposas están explotando! - chilló una mujer, corriendo por entre las tiendas como alma que lleva el diablo. Tres de aquellos insectos la seguían de cerca, y tal como había dicho, estallaron en cuanto se encontraron a escasos metros de ella, provocándole varias quemaduras y que terminase tendida en el suelo, aparentemente inconsciente.
- No puede ser. - musitó la bruja, con una mezcla de sorpresa y preocupación grabada en el rostro. De inmediato alzó la vista para vigilar a las que la rondaban, percatándose de un cambio significativo, ahora brillaban. Nada más percibir el éter que las rodeaba, la de cabellos cenicientos reaccionó, dejando que a su esposo a un lado para manipular su elemento, creando una corriente de viento que las apartó de ambos, aunque solo por unos instantes.
- ¡Se suponía que eran un buen augurio! - exclamó molesta, viendo como aquellas criaturas volvían a lanzarse en picado sobre ellos. Con un movimiento circular de la diestra, la tensai volvió a conjurar otra ráfaga, que ésta vez atrapó a la mitad, convirtiéndose luego en un pequeño huracán y obligando a aquellos inestables seres a ascender hacia el cielo, donde finalmente explotaron.
Mientras sus ardientes restos caían al suelo, las cinco que aún seguían con vida no dejaron de atacar, separándose para abordar a la de ojos verdes desde diferentes ángulos. - ¿Pero qué clase de mariposas son estas? - pensó la joven, saltando hacia un lado para esquivar el primer impacto, que dio de lleno en uno de los soportes del puesto de un artesano, destrozándolo.
A pesar de su estado, Alister no tardó en intervenir para ayudarla, abalanzándose sobre ella para apartarla de la trayectoria de otro de los insectos, que estalló muy cerca de donde estaban, tanto como para que les pitasen los oídos. - E...en...l…. rrera. - a causa de la explosión, la voz del hijo de Dundarak no le llegaba de forma clara, por lo que tardó unos segundos en comprender lo que le decía. - ¡La barrera! - exclamó de nuevo, y como si ésta vez sí lo entendiese, su compañera alzó las manos y concentró la energía para que los rodease.
El muro cumplió con su función, lanzando descargas a los bichos en cuanto se acercaron más de lo debido y desencadenando por tanto su destrucción, pero debido a la proximidad de los mismos, la bruja terminó sufriendo algunas quemaduras leves en los dedos y en las palmas. - Creo que esas eran las últimas. - dijo, frunciendo el ceño a causa del escozor. - Elen, ¡tus manos! - comentó el alado, sujetándola delicadamente por las muñecas. - No es para tanto, se curará, debemos ayudar a los demás. - instó la maga, girando el rostro hacia la mujer que seguía desplomada sobre el frío suelo.
Nada de lo que dijese la haría cambiar de parecer, así que resignado, Alister se puso en pie y la ayudó a hacer lo mismo, tras lo cual se dirigieron hacia la extraña, arrodillándose nada más llegar a su lado. - Comprueba si sigue viva. - pidió la de cabellos cenicientos, intentando no tocar nada hasta que pudiese tratarse debidamente la zona afectada. - Aún respira, pero necesita atención con urgencia. - respondió tras revisar rápidamente el estado de la víctima.
Y como caído del cielo, un muchacho llegó hasta donde se encontraban, postrándose junto a la herida. - Aura, ¡Aura reacciona! - clamó, tomándola por los hombros. - Eh, cuidado, podría empeorar. - lo reprendió el cazador, consciente de la gravedad de las quemaduras que tenía en la espalda. - Es mi hermana, ¡ayúdenme a ponerla a salvo por favor! - saltó el chico, sin saber qué hacer en medio de todo el caos.
- ¡Por aquí! ¡Rápido, vengan todos! - el aviso de los soldados les llegó desde el otro lado de la plaza, al parecer se estaban reuniendo para atender a los heridos y defender el lugar. - Vamos. - indicó la hechicera, dejando para ambos la tarea de transportar a la chica mientras ella se encargaba de mantener a raya a las mariposas con su magia.
- Necesitamos un médico. - informó el hijo de Dundarak en cuanto alcanzaron la “zona segura”. Varias personas iban de un lado a otro a toda prisa, tratando a los afectados con lo que buenamente tenían a mano, que no era mucho. - A este paso no lo conseguirá. - masculló Elen, ignorando su propio dolor para abrir la bolsa de cuero y rebuscar en su interior. - Tendedla boca abajo. - añadió, destapando una de las pociones que ella misma había elaborado.
El remedio era simple pero efectivo, así que lo vertió directamente sobre las heridas, para luego aplicar una abundante capa del ungüento de cicatrización, con eso tendría que bastar hasta que alguno de los sanadores pudiese examinarla debidamente.
- Dame, tú también debes cuidarte. - intervino Alister, quitándole el recipiente para ocuparse de tratarla. En cuanto terminó de aplicarle tanto el brebaje como la pasta cicatrizante, vendó con sumo cuidado las manos de la joven, que en respuesta a su gesto lo recompensó con un suave beso. - Gracias querido. - susurró, incorporándose de nuevo. - ¿A dónde vas? - quiso saber el dragón, aunque conociéndola no era difícil saber que volvería a meterse en la boca del lobo.
- Hay que proteger a los civiles de esas cosas, ¿te encuentras mejor? Si es así, acompáñame. - contestó la ex centinela, sin olvidar el que había sido su deber durante años. - Todavía no he recuperado del todo las fuerzas, pero si me transformo debería poder serte de ayuda. - afirmó, y tras esto ambos abandonaron el lugar para ir directamente hacia el centro de la plaza. - Centrémonos en eliminar los insectos y cubrir a los habitantes, con suerte de ese modo podrán llegar hasta el puesto de los soldados. - instó la de ojos verdes, mientras su marido se apresuraba a cambiar de forma para cubrirla.
Y sin más que decir, empezaron a moverse por entre la multitud, valiéndose de descargas, fuego y viento para apartar a las mariposas de la gente y minimizar el daño causado por sus explosiones.
Off: Aquí llegan los exterminadores (Nos unimos a Lucy Fireheart y cuantos estén ayudándola a matar a las mariposas)
Elen utiliza uno de sus brebajes de hierbas para sanar a la chica y a sí misma, junto con el objeto de inventario Pomada cicatrizante.
Lanzo el dado por última vez por el 13º aniversario
Repentinamente, el norteño empezó a sentirse mareado, lo suficiente como para perder el equilibrio y acabar chocando con una de las mesas. - ¡Alister! ¡¿Estás bien?! - preguntó la hechicera, sujetándolo de inmediato para que no se cayese. - No… siento como si me fallasen las fuerzas...- susurró en respuesta, aferrándose a ella mientras se llevaba una mano al rostro. ¿A qué venía aquello? ¿acaso estaba enfermo? ¿le habría sentado mal algo de lo que habían comido horas antes?
- Ven, busquemos un lugar para que puedas sentarte. - sugirió Elen, colocando uno de los brazos del cazador por encima de sus hombros para servirle de apoyo. Sin embargo, no llegarían a ninguna parte, pronto comenzaron a escuchar gritos que provenían de diferentes puntos de la plaza, anunciando que algo terrible estaba ocurriendo.
- ¡A cubierto! ¡Las mariposas están explotando! - chilló una mujer, corriendo por entre las tiendas como alma que lleva el diablo. Tres de aquellos insectos la seguían de cerca, y tal como había dicho, estallaron en cuanto se encontraron a escasos metros de ella, provocándole varias quemaduras y que terminase tendida en el suelo, aparentemente inconsciente.
- No puede ser. - musitó la bruja, con una mezcla de sorpresa y preocupación grabada en el rostro. De inmediato alzó la vista para vigilar a las que la rondaban, percatándose de un cambio significativo, ahora brillaban. Nada más percibir el éter que las rodeaba, la de cabellos cenicientos reaccionó, dejando que a su esposo a un lado para manipular su elemento, creando una corriente de viento que las apartó de ambos, aunque solo por unos instantes.
- ¡Se suponía que eran un buen augurio! - exclamó molesta, viendo como aquellas criaturas volvían a lanzarse en picado sobre ellos. Con un movimiento circular de la diestra, la tensai volvió a conjurar otra ráfaga, que ésta vez atrapó a la mitad, convirtiéndose luego en un pequeño huracán y obligando a aquellos inestables seres a ascender hacia el cielo, donde finalmente explotaron.
Mientras sus ardientes restos caían al suelo, las cinco que aún seguían con vida no dejaron de atacar, separándose para abordar a la de ojos verdes desde diferentes ángulos. - ¿Pero qué clase de mariposas son estas? - pensó la joven, saltando hacia un lado para esquivar el primer impacto, que dio de lleno en uno de los soportes del puesto de un artesano, destrozándolo.
A pesar de su estado, Alister no tardó en intervenir para ayudarla, abalanzándose sobre ella para apartarla de la trayectoria de otro de los insectos, que estalló muy cerca de donde estaban, tanto como para que les pitasen los oídos. - E...en...l…. rrera. - a causa de la explosión, la voz del hijo de Dundarak no le llegaba de forma clara, por lo que tardó unos segundos en comprender lo que le decía. - ¡La barrera! - exclamó de nuevo, y como si ésta vez sí lo entendiese, su compañera alzó las manos y concentró la energía para que los rodease.
El muro cumplió con su función, lanzando descargas a los bichos en cuanto se acercaron más de lo debido y desencadenando por tanto su destrucción, pero debido a la proximidad de los mismos, la bruja terminó sufriendo algunas quemaduras leves en los dedos y en las palmas. - Creo que esas eran las últimas. - dijo, frunciendo el ceño a causa del escozor. - Elen, ¡tus manos! - comentó el alado, sujetándola delicadamente por las muñecas. - No es para tanto, se curará, debemos ayudar a los demás. - instó la maga, girando el rostro hacia la mujer que seguía desplomada sobre el frío suelo.
Nada de lo que dijese la haría cambiar de parecer, así que resignado, Alister se puso en pie y la ayudó a hacer lo mismo, tras lo cual se dirigieron hacia la extraña, arrodillándose nada más llegar a su lado. - Comprueba si sigue viva. - pidió la de cabellos cenicientos, intentando no tocar nada hasta que pudiese tratarse debidamente la zona afectada. - Aún respira, pero necesita atención con urgencia. - respondió tras revisar rápidamente el estado de la víctima.
Y como caído del cielo, un muchacho llegó hasta donde se encontraban, postrándose junto a la herida. - Aura, ¡Aura reacciona! - clamó, tomándola por los hombros. - Eh, cuidado, podría empeorar. - lo reprendió el cazador, consciente de la gravedad de las quemaduras que tenía en la espalda. - Es mi hermana, ¡ayúdenme a ponerla a salvo por favor! - saltó el chico, sin saber qué hacer en medio de todo el caos.
- ¡Por aquí! ¡Rápido, vengan todos! - el aviso de los soldados les llegó desde el otro lado de la plaza, al parecer se estaban reuniendo para atender a los heridos y defender el lugar. - Vamos. - indicó la hechicera, dejando para ambos la tarea de transportar a la chica mientras ella se encargaba de mantener a raya a las mariposas con su magia.
- Necesitamos un médico. - informó el hijo de Dundarak en cuanto alcanzaron la “zona segura”. Varias personas iban de un lado a otro a toda prisa, tratando a los afectados con lo que buenamente tenían a mano, que no era mucho. - A este paso no lo conseguirá. - masculló Elen, ignorando su propio dolor para abrir la bolsa de cuero y rebuscar en su interior. - Tendedla boca abajo. - añadió, destapando una de las pociones que ella misma había elaborado.
El remedio era simple pero efectivo, así que lo vertió directamente sobre las heridas, para luego aplicar una abundante capa del ungüento de cicatrización, con eso tendría que bastar hasta que alguno de los sanadores pudiese examinarla debidamente.
- Dame, tú también debes cuidarte. - intervino Alister, quitándole el recipiente para ocuparse de tratarla. En cuanto terminó de aplicarle tanto el brebaje como la pasta cicatrizante, vendó con sumo cuidado las manos de la joven, que en respuesta a su gesto lo recompensó con un suave beso. - Gracias querido. - susurró, incorporándose de nuevo. - ¿A dónde vas? - quiso saber el dragón, aunque conociéndola no era difícil saber que volvería a meterse en la boca del lobo.
- Hay que proteger a los civiles de esas cosas, ¿te encuentras mejor? Si es así, acompáñame. - contestó la ex centinela, sin olvidar el que había sido su deber durante años. - Todavía no he recuperado del todo las fuerzas, pero si me transformo debería poder serte de ayuda. - afirmó, y tras esto ambos abandonaron el lugar para ir directamente hacia el centro de la plaza. - Centrémonos en eliminar los insectos y cubrir a los habitantes, con suerte de ese modo podrán llegar hasta el puesto de los soldados. - instó la de ojos verdes, mientras su marido se apresuraba a cambiar de forma para cubrirla.
Y sin más que decir, empezaron a moverse por entre la multitud, valiéndose de descargas, fuego y viento para apartar a las mariposas de la gente y minimizar el daño causado por sus explosiones.
Off: Aquí llegan los exterminadores (Nos unimos a Lucy Fireheart y cuantos estén ayudándola a matar a las mariposas)
Elen utiliza uno de sus brebajes de hierbas para sanar a la chica y a sí misma, junto con el objeto de inventario Pomada cicatrizante.
Lanzo el dado por última vez por el 13º aniversario
Última edición por Elen Calhoun el Mar Sep 13 2022, 23:57, editado 1 vez
Elen Calhoun
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
El miembro 'Elen Calhoun' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Interactúo con Lucy Fireheart, pues ya que estaba a mi lado es lo que toca. Luego la dejo libre por la zona de la plaza para no acaparar.
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Interactúo con Lucy Fireheart, pues ya que estaba a mi lado es lo que toca. Luego la dejo libre por la zona de la plaza para no acaparar.
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No quiero empezar escribiendo que el brujo mercenario era un experto en búsquedas y rastreo de bandidos porque llevaba media vida haciendo aquello, pero sí, bueno, ya lo hice y además es cierto.
Por esa misma razón una idea cruzó la mente del rubio y avanzó hasta llegar hasta sus labios.
- No quiero sonar descortés-. Cómo decir aquello de manera elegante. - Pero, ¿acaso sabes qué demonios estás haciendo?
Lucy se llevó la mano al mentón y con pose pensativa razonó sobre la afirmación de su compañero. O eso parecía.
- ¿Crees que las mariposas me traigan suficiente suerte? Me encantaría encontrar algún vestido propio de las islas la próxima vez que vaya a las calles de mercaderes.
- Siempre tienen vestidos de todas partes. No necesitas suerte para eso-, contestó cierto brujo, de lo más normal y tranquilo. - ¡Claramente no me estás escuchando!
- Por supuesto que te estoy escuchando-, respondió la mujer, volviendo a caminar. - Mira ya se acercan algunas. Esa fragancia era de calidad. El elfo no mentía.
La bella Lucy miró en un cruce y, tras pensarlo brevemente, giró en la dirección que menos había mirado.
- Por cierto, ¿Qué decías?
Vincent bufó de la frustración y ladeó ligeramente la cabeza mirando hacia la pelirroja.
- Los ladrones, Lucy. Los ladrones. ¿No se supone que íbamos a ir tras ellos? - comentó. - No hemos preguntado a nadie de la zona. ¿Esperas chocarte con ellos de casualidad?
- Bueno, si se da el caso sí.
El sureño se cruzó de brazos mientras caminaba cerca de la mujer.
- Solamente te interesan las mariposas, ¿no es así?
- Y los ladrones. Si los encontramos. De otra manera no habría dicho antes “a por las mariposas y los delincuentes”. ¿Qué tipo de mujer crees que soy?
Entonces, en ese instante, la dama captó la silueta de uno de aquellos bichitos voladores y detuvo su andar.
- Oh, otra, otra, Vincent-, mentó, dando unos ligeros saltitos. Luego miró hacia su compañero, que estaba quieto, con los brazos cruzados. - Vamos, no se van a atrapar solas, mi bello escudero.
El brujo volvió a bufar del disgusto.
- Lo sabía.
- El perfume no es eterno. Los ladrones ya los encontraremos, desconfiado señorito del sur. Venga, venga. No seas aguafiestas. Hazlo por una amiga.
Vincent no dijo nada pero hizo casi a su compañera y se acercó a dónde se encontraba la mariposa para que siguiera su rastro, o mejor dicho pestazo, de perfume.
«Bello escudero»
- Y nosotros no tenemos orden de caballería-, dijo, tras comprobar que la mariposa lo seguía, igual que otro par que ya habían conseguido antes.
- ¿Tú no vives en Lunargenta?
- Yo a este paso vivo en todos lados, pero eso no me quita lo brujo.
- También es verdad-, respondió la pelirroja, mientras llegaban a una plaza. - Oh, parece que han puesto algún juego por aquí. Y mira ahí arriba hay otro par. ¿Con esa ya son cinco? El tendero no me engañó con la buena factura del perfume.
- No pensarás que suba ahí arriba.
Lucy puso ojitos de gata triste.
- Ah, por los dioses. Quédate aquí, buscaré la manera de subir.
- Eres el mejor-, respondió, dibujando un corazón con sus manos. - Ánimo-, le deseó.
Vincent no le hizo mucho caso. El brujo se limitó a negar con la cabeza y se encaminó hacia la puerta de la taberna cercana. Una vez dentro se dirigió hacia las escaleras.
- Quédate aquí. Menuda tontería. Como si ella fuera a hacer algo.
El brujo caminó por el pasillo y vio la puerta abierta de una de las habitaciones, dentro no parecía haber nadie, pero entonces se dio cuenta de la presencia de un niño en el balcón.
- Chico, ¿estás solo? Necesito permiso para entrar y subir al tejado.
- Ahora mismo sí. ¿Para qué quieres subir al tejado?
- Brujas, chico. La respuesta es brujas. Aléjate de ellas si quieres ser feliz-, dijo con cierto regusto amargo en su voz, dándole unas palmadas en el hombro al niño.
Tras ello, se subió a la barandilla y desde ella planeó saltar al tejado. Y bueno, con sus habilidades mágicas eso era pan comido. Lástima que unas explosiones a su espalda lo desconcentró lo suficiente para saltar mal y pegarse tremendo castañazo contra el borde del tejado. Al menos, nuestro querido torpe brujerías tuvo el tino de agarrarse al mencionado borde.
- ¿Qué ha sido eso? - preguntó, girando su cabeza todo lo que podía para mirar a su alrededor, un poco apurado en su posición un tanto inestable.
Después de las primeras explosiones se escucharon algunas más.
«Esto se está volviendo una locura»
- ¡Las mariposas, las mariposas son armas! ¡Explotan!
A cierto brujo no le gustó nada lo que acababa de escuchar gritar.
- ¡Lucy! ¿Ese hombre acababa de decir lo que creo que acababa de decir?
- No te alarmes, mi amigo del alma. Pero igual si te alejas de las mariposas estarás más sano y menos muerto. Sobre todo de esa que se te acerca-, dijo la mujer señalando hacia arriba.
Vincent, que en ese momento observaba a la bruja mientras seguía agarrado al borde, giró su mirada hacia arriba. Sí, justo a tiempo para que una mariposa se le posara en la nariz.
- Lucy.
- Lo veo.
La mariposa empezó a brillar.
- ¡Lucy! - gritó.
Pero digamos que cierto brujo no estaba para esperar respuestas, así que se dejó caer desde el borde del tejado al balcón. En cuánto miró por encima del hombro pudo contemplar el acercamiento de la maldita mariposa de los cojones, que desde ahora apodamos, “esa hija de perra que nos quiere matar al brujo”.
- ¿Qué está pasando? ¿Por qué las mariposas están explotando? -, escuchó a su lado, de forma inesperada.
«Mierda, el niño». Se había olvidado de él.
- Una amiga te lo explicará-, dijo agarrando al niño por un hombro y el trasero. - ¡Lucy, te envío un regalo! Ahora si me disculpas. Buf, las cosas que hago por amor-. Levantando al chico como si fuera un saco de papas lo tiró por el balcón, al tiempo que aprovechaba el movimiento para impulsarse con su magia en la dirección contraria a la barandilla.
Vincent cayó de culo en el interior de la habitación a tiempo de ver como el balcón se convertía en una bola de fuego por los efectos de “esa hija de perra que nos quiere matar al brujo”. Y hasta a un niño, si me apuran.
A espaldas de este mozo del sur, en el pasillo tras la puerta abierta, se escucharon los gritos de una persona.
- Qué mariposas, ni mariposas. Esta es la maldición del perro loco que ataca todas las festividades. Lo predijo el gato del bigote lustrado. La mascota divina del dios…
Sí, Vinc se permitió mirar hacia atrás, hacia la puerta, aún tirado en el suelo. Y en esa postura concentrarse en la voz de la persona que pasó corriendo hasta que su voz se perdió por la distancia. Luego, miró hacia adelante y negó con la cabeza.
- Tú sí que estás loco, amigo-, afirmó, mientras se levantaba y regresaba al balcón, que estaba medio derruido.
Vinc con un movimiento de brazo aplacó la fuerza de las llamas y se asomó en el trozo de suelo que aún quedaba en pie, y desde esa posición privilegiada pudo observar que el niño estaba a salvo y al lado de la bruja.
- ¡Lucy!
- Misión cumplida, niño a salvo. Pero quizás deberías moverte.
El rubio miró a su izquierda y vio a otras cuatro mariposas acercarse a él, las otras que había “recolectado” para…
- Me encargaré de todas las que pueda, así que para eso te necesito, mi galante amigo-. Y con un gesto creó un hechizo que calcinó una de las mariposas. - Recuerda, el perfume. Tráeme todas las que puedas, por motivos distintos que antes, aunque, mejor si los alejas de la gente. Su comedia es más explosiva que la tuya-, bromeó la pelirroja.
- ¡Lucy! - gritó, y con un impulso de su magia saltó hacia el tejado, esta vez de manera efectiva y siendo el éxito.
El trozo de balcón terminó por caer por la fuerza del salto, pero eso no era lo importante. Las mariposas siguieron su estela y eso era preocupante.
- ¡Lucy! ¡Tú y tu perfume! ¡Cuando baje de aquí te voy a matar!
La pelirroja respondió llevándose una mano a los labios y “lanzándole” un beso a su amigo.
- Como si no hayas estado en peores situaciones.
- Sí, pero no por una estúpida creencia de suerte-, dijo, corriendo.
Una explosión se escuchó a espaldas del brujo que corría por su vida por los tejados de la taberna. Tras esa, otra.
Al menos esa loca tenía razón en una cosa, con el perfume que llevaba encima era un cebo perfecto para atraerlas. Sí, la forma más efectiva de poner a salvo al resto era poner en peligro su propia persona.
- En serio, las cosas que hago por amor al prójimo. Soy gilipollas.
Offrol
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Me uno a los que ayudan a Lucy de esa manera tan particular. Explosivo parkour (?)
Tiro el dado del último día del evento offrol. Si me sale mala suerte igual exploto (?)
- ¡Lucy! ¡Tú y tu perfume! ¡Cuando baje de aquí te voy a matar!:
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Vincent Calhoun
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
En aquel momento me encontraba tirado en el suelo. Me sentía tan patético. Una serie de eventos desafortunados realmente ayudan a sentirse fatal y a bajar el ánimo por los suelos. No pasó mucho tiempo cuando Mera se acercó para extenderme su mano para ayudarme. - Pues he estado peor, eso lo admito. - Sonreí levemente para luego escuchar tanto a Mera como a Nero mencionar que olía a cebada. - Eso no lo voy a negar, es mejor aroma que varias esencias que venden para que uno "huela bien". - Dije ampliando mi sonrisa.
La única manera en la que podía mejorar la situación era bebiendo. Aunque al escuchar el brindis que hizo la mujer me hizo entender un poco el porqué su voz se escuchaba tan apagada por la comunicación por medio de la pieza metálica. Aunque claro, para brindar requeriría de una cerveza. - Una cerveza por favor. - Ese brindis no podía dejarlo pasar, había personas por las cuales valía la pena brindar. Aunque el cantinero se distrajo un poco, ya que Nero se había pasado al otro lado de la barra para sacar un barril de cerveza.
Cuando el cantinero se dispuso a increparlo, Nero de inmediato le pagó el barril. Al ver aquella escena sonreí levemente, después de todo, ese comportamiento de hombre ebrio me ayudó a mejorar mi ánimo. Luego de eso el cantinero sirvió mi cerveza. Me dispuse a ir a recogerla, aunque una de esas mariposas voló delante de mi y se posó en la barra, lo cual me distrajo un poco en mi andar.
Y fue allí cuando las cosas cambiaron de tono por completo. Había decidido terminar mi camino a la barra cuando aquella mariposa de pronto, y sin ningún aviso explotó. - ¿¡Qué carajos!? - En mi impresión, tomé el barril de Nero y accidentalmente lo vacié sobre nosotros tres. ¿Por qué esa cosa explotó? ¿No que esas cosas eran para el buen augurio? Eso debía de ser una mala broma del destino. Lo único que se es que, gracias a encontrarnos tan húmedos por la cerveza, cuando las mariposas que me rodeaban explotaron, el efecto dañino fue mucho menor para mi... ¿Quién lo iba a decir? Mi desgracia pasada ahora estaba sirviendo para reducir esta desgracia que nos acontecía.
[OFF: Debido a la hora que hago este post, ya no lanzaré dados. Iba a postear antes, pero mi laptop le dio por reiniciarse y hasta ahora pude postear, en fin. Cuando Gaegel se reincorpore se unirá en la tarea de acabar con las mariposas kamikaze (?)]
La única manera en la que podía mejorar la situación era bebiendo. Aunque al escuchar el brindis que hizo la mujer me hizo entender un poco el porqué su voz se escuchaba tan apagada por la comunicación por medio de la pieza metálica. Aunque claro, para brindar requeriría de una cerveza. - Una cerveza por favor. - Ese brindis no podía dejarlo pasar, había personas por las cuales valía la pena brindar. Aunque el cantinero se distrajo un poco, ya que Nero se había pasado al otro lado de la barra para sacar un barril de cerveza.
Cuando el cantinero se dispuso a increparlo, Nero de inmediato le pagó el barril. Al ver aquella escena sonreí levemente, después de todo, ese comportamiento de hombre ebrio me ayudó a mejorar mi ánimo. Luego de eso el cantinero sirvió mi cerveza. Me dispuse a ir a recogerla, aunque una de esas mariposas voló delante de mi y se posó en la barra, lo cual me distrajo un poco en mi andar.
Y fue allí cuando las cosas cambiaron de tono por completo. Había decidido terminar mi camino a la barra cuando aquella mariposa de pronto, y sin ningún aviso explotó. - ¿¡Qué carajos!? - En mi impresión, tomé el barril de Nero y accidentalmente lo vacié sobre nosotros tres. ¿Por qué esa cosa explotó? ¿No que esas cosas eran para el buen augurio? Eso debía de ser una mala broma del destino. Lo único que se es que, gracias a encontrarnos tan húmedos por la cerveza, cuando las mariposas que me rodeaban explotaron, el efecto dañino fue mucho menor para mi... ¿Quién lo iba a decir? Mi desgracia pasada ahora estaba sirviendo para reducir esta desgracia que nos acontecía.
[OFF: Debido a la hora que hago este post, ya no lanzaré dados. Iba a postear antes, pero mi laptop le dio por reiniciarse y hasta ahora pude postear, en fin. Cuando Gaegel se reincorpore se unirá en la tarea de acabar con las mariposas kamikaze (?)]
Gaegel
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
lanzada válida
El post de Gaegel salió antes del cierre oficial del evento, pero olvidó lanzar el dado. Debido a ello, considero válida esta lanzada.
Sigan con su desgracia.
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Golosina estaba totalmente desconcertada por el resultado de la máquina. En su analítica mente, procesaba los datos y buscaba soluciones lógicas a los resultados obtenidos.
O bien, aquella máquina resultaba ser un fraude, ofreciendo datos aleatorios o estaba dotada de cierta inteligencia artificial a la que había podido engañar gracias a su engaño. De todas formas, algo tenía claro: algo iba mal.
Buscó al encargado de la atracción entre los asistentes con la firme intención de arrestarlo, pero ya no estaba allí. Entre la multitud del evento, era bastante difícil encontrar allí a alguien.
De repente, todo parecía descontrolarse. Golosina ladeó su cabeza a la izquierda mientras veía cómo se descontrolaba a su alrededor: las mariposas de la suerte provocaban fuertes explosiones, causando graves daños a sus portadores. Por otro lado, una mujer había gritado que todos se alejaran de la atracción de fuerza. Quizás detectado algo más concreto de lo que ella había podido hacer.
Con clara decisión, la biocibernética se acercó a la atracción, con la clara intención de derribarla. Aplicó toda su fuerza en la base, buscando hacerla ceder. Con suerte, sufriría graves daños en su caída.
―Maldito artilugio― expresó, mientras efectuaba el empujón final provocando que la atracción se tambalease para luego caer en un fuerte estrépito en la zona. [1]
Parte de la maquinaria quedó dañada en la caída, pero aún insatisfecha, Golosina agarró el mazo de la atracción y comenzó a golpear la estructura en todas las zonas en las que no había resultado dañada, con la clara intención de no dejar ni un ápice de la máquina que fuese de utilidad.
A su alrededor, se desataba el caos y tras haber hecho su objetivo principal, era hora de ayudar de algún modo a aquellas buenas personas a deshacerse de las peligrosas mariposas que rodeaban su cuerpo. De paso, estaría pendiente de encontrar al encargado de la atracción. Si encontraba a aquel condenado, ella misma le detendría y le llevaría ante quién fuese necesario.
[1] - Alusión a mi talento Fuerza.
Golosina DESTRUYE LA ATRACCIÓN DE FUERZA. Estará pendiente de si logra capturar al encargado de la misma.
O bien, aquella máquina resultaba ser un fraude, ofreciendo datos aleatorios o estaba dotada de cierta inteligencia artificial a la que había podido engañar gracias a su engaño. De todas formas, algo tenía claro: algo iba mal.
Buscó al encargado de la atracción entre los asistentes con la firme intención de arrestarlo, pero ya no estaba allí. Entre la multitud del evento, era bastante difícil encontrar allí a alguien.
De repente, todo parecía descontrolarse. Golosina ladeó su cabeza a la izquierda mientras veía cómo se descontrolaba a su alrededor: las mariposas de la suerte provocaban fuertes explosiones, causando graves daños a sus portadores. Por otro lado, una mujer había gritado que todos se alejaran de la atracción de fuerza. Quizás detectado algo más concreto de lo que ella había podido hacer.
[ALERTA MÁXIMA]
Con clara decisión, la biocibernética se acercó a la atracción, con la clara intención de derribarla. Aplicó toda su fuerza en la base, buscando hacerla ceder. Con suerte, sufriría graves daños en su caída.
―Maldito artilugio― expresó, mientras efectuaba el empujón final provocando que la atracción se tambalease para luego caer en un fuerte estrépito en la zona. [1]
Parte de la maquinaria quedó dañada en la caída, pero aún insatisfecha, Golosina agarró el mazo de la atracción y comenzó a golpear la estructura en todas las zonas en las que no había resultado dañada, con la clara intención de no dejar ni un ápice de la máquina que fuese de utilidad.
A su alrededor, se desataba el caos y tras haber hecho su objetivo principal, era hora de ayudar de algún modo a aquellas buenas personas a deshacerse de las peligrosas mariposas que rodeaban su cuerpo. De paso, estaría pendiente de encontrar al encargado de la atracción. Si encontraba a aquel condenado, ella misma le detendría y le llevaría ante quién fuese necesario.
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[1] - Alusión a mi talento Fuerza.
Golosina DESTRUYE LA ATRACCIÓN DE FUERZA. Estará pendiente de si logra capturar al encargado de la misma.
Golosina
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Re: Mariposas de la fortuna [Evento social]
Sin duda alguna la reacción de Nero por lo que le había sucedido a Gaegel animaba bastante la atmósfera, esa espontaneidad alcohólica le daba cierto toque de humor a las cosas. Lo impredecible era parte de su esencia cosa que no tardó en demostrar cuando de un brinco saltó al otro lado de la barra y tomó un barril solo para decir que se lo tomaría el solo en memoria de los caídos.
Resoplé una risa y volví a llamar la atención del tabernero quien se acercó a mí pues también iba con intención de atender el pedido de Gaegel, sin embargo ya tenía con un tarro de cerveza que iba directo a mí. Y podía jurar que era un poco más brillante y espumosa que la que había estado bebiendo.
- Hace rato que te observo y esto es cortesía de la casa, eres a la primera persona que veo con tantas mariposas encima. Los dioses han de tener algo bueno para ti. Ten, cortesía de la casa. Una mezcla especial, espero sea de tu agrado, piensa en tu animal guía luego de beberla, seguro te gustara el resultado. - Dijo con una amplia sonrisa a lo que yo me limité a mirarlo con cierta curiosidad antes de ver a mis acompañantes. (1)
- Gracias.- Agregué finalmente tomando la bebida. ¿ A qué se refería con eso de pensar en mi animal guía? ¿Será que el sujeto ya estaba ebrio? Como fuese di el primer sorbo, era dulce, especiada, cremosa. La mejor cerveza de la vida. La bebí de un trago, era un sabor sublime, especial, pero... lamentablemente no pude seguir deleitándome pues el caos comenzó a reinar de repente, en una mezcla de fuego, explosiones y sangre.
Lo primero que sentí fue un constante revoloteo a mi alrededor, seguido así de una sensación fría producto de que debido a Gaegel estaba empapada de cerveza. La cosa no paró allí, fue cuando no muy lejos algunas mariposas comenzaron a estallar. - Mierda...- Por reflejo intenté quitarme de encima y alrededor a las que me revoloteaban , si todas ellas me estallaban era más que evidente que no la contaría.
Estaba muy confundida y obviamente asustada, el revoloteo y el color de las mariposas comenzaban a cambiar. El miedo me invadía, si algo me pasaba, además de que seguramente algunos de mis pocos amigos se pondrían tristes (o era el mejor auto consuelo que podía darme) el pequeño Bomull quedaría desamparado y solo y seguro sería comida de norteño en aquella habitación en la que lo dejé.
- Si tan solo fuera un gomejo, seguro rebotaría a la salvación. - Pensé un poco resignada ante mi inminente final. - ¡Corr...- Las palabras se detuvieron, en un intento desesperado por alejar a Gaegel y Nero de la tragedia que me rodeaba...
De pronto todo se hizo gigante, los sonidos extremadamente más agudos y una gama de explosiones a mi alrededor, las mariposas habían estallado. Una cosa peluda, pequeña, orejuda, rechoncha, y tierna de haberse dado en otra situación tomaba mi lugar. (2)
¿Estaba muerta? ¿Qué clase de infierno era este porque era evidente que no estaba en ningún paraíso? ¿Por qué sentía que rebotaba? ¿Qué era ese aroma a asado? ¿Por qué no podía hablar?
Resoplé una risa y volví a llamar la atención del tabernero quien se acercó a mí pues también iba con intención de atender el pedido de Gaegel, sin embargo ya tenía con un tarro de cerveza que iba directo a mí. Y podía jurar que era un poco más brillante y espumosa que la que había estado bebiendo.
- Hace rato que te observo y esto es cortesía de la casa, eres a la primera persona que veo con tantas mariposas encima. Los dioses han de tener algo bueno para ti. Ten, cortesía de la casa. Una mezcla especial, espero sea de tu agrado, piensa en tu animal guía luego de beberla, seguro te gustara el resultado. - Dijo con una amplia sonrisa a lo que yo me limité a mirarlo con cierta curiosidad antes de ver a mis acompañantes. (1)
- Gracias.- Agregué finalmente tomando la bebida. ¿ A qué se refería con eso de pensar en mi animal guía? ¿Será que el sujeto ya estaba ebrio? Como fuese di el primer sorbo, era dulce, especiada, cremosa. La mejor cerveza de la vida. La bebí de un trago, era un sabor sublime, especial, pero... lamentablemente no pude seguir deleitándome pues el caos comenzó a reinar de repente, en una mezcla de fuego, explosiones y sangre.
Lo primero que sentí fue un constante revoloteo a mi alrededor, seguido así de una sensación fría producto de que debido a Gaegel estaba empapada de cerveza. La cosa no paró allí, fue cuando no muy lejos algunas mariposas comenzaron a estallar. - Mierda...- Por reflejo intenté quitarme de encima y alrededor a las que me revoloteaban , si todas ellas me estallaban era más que evidente que no la contaría.
Estaba muy confundida y obviamente asustada, el revoloteo y el color de las mariposas comenzaban a cambiar. El miedo me invadía, si algo me pasaba, además de que seguramente algunos de mis pocos amigos se pondrían tristes (o era el mejor auto consuelo que podía darme) el pequeño Bomull quedaría desamparado y solo y seguro sería comida de norteño en aquella habitación en la que lo dejé.
- Si tan solo fuera un gomejo, seguro rebotaría a la salvación. - Pensé un poco resignada ante mi inminente final. - ¡Corr...- Las palabras se detuvieron, en un intento desesperado por alejar a Gaegel y Nero de la tragedia que me rodeaba...
De pronto todo se hizo gigante, los sonidos extremadamente más agudos y una gama de explosiones a mi alrededor, las mariposas habían estallado. Una cosa peluda, pequeña, orejuda, rechoncha, y tierna de haberse dado en otra situación tomaba mi lugar. (2)
¿Estaba muerta? ¿Qué clase de infierno era este porque era evidente que no estaba en ningún paraíso? ¿Por qué sentía que rebotaba? ¿Qué era ese aroma a asado? ¿Por qué no podía hablar?
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- (2) Esperemos que esto sirva. Me transformo en un Gomejo empapado de cerveza. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
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