La Feria del Orgullo Bestial [Evento Social]

El lugar que recogía la feria resultaba uno de los parajes más atractivos que había conocido en el oeste. El abrazo que se unía perfecto en los extremos del bosque lindando con los acantilados, el aroma marítimo de la bahía que se disipaba cuando las ramas de Ullúme se mecían, dejando dulces notas florales en sus alrededores, enmarcaban una imagen de postal coronada por la festividad. Al acudir Eleandirs a su encuentro, la descubrió absorta en las imponentes danzas tribales que exibía un grupo de mujeres y hombres pantera. Se volvió hacia él cuando puso en duda que fuese ella. La pregunta hizo a la elfa enarcar una ceja, contrariada. ¿Acaso su imagen cambiaba tanto sólo por ponerse un vestido? Repasó mentalmente, un segundo, las escasas ocasiones en las que se habían encontrado anteriormente, tratando de dar respuesta a la cuestión que se había planteado en su cabeza cuando terminó de escuchar sus palabras. Se sonrojó, ella misma pudo notarlo y cualquiera lo habría hecho.

—¿Eso crees?— sonrió comedida, aunque acto seguido resopló hacia arriba, apartando una de las plumas de la horquilla que cuando caía, le cosquilleaba en el ojo —Me dijeron que era una fiesta pomposa, pero las plumas son un incordio.— ella y su desastrosa forma de encajar las adulaciones —Tú también estás…— le dedicó entonces una mirada de arriba a abajo, sin que le pasarán desapercibidas las heridas que se dejaban ver, a pesar de la ropa —Oye, ¿qué demonios te ha pasado?

Al empezar a caminar, él ofreció un brazo al que agarrarse. Dudó si aceptarlo, aunque considerando sus comedidas formas no consideró que aquello llevase implícita una insinuación más allá de contemplar los puestos en cercana compañía. Lo agarró con suavidad, aunque sin terminar de juntarse demasiado. Pasearon entre las muestras de artesanía y gastronomía, que dependiendo de qué se tratase abrían o cerraban el apetito.

—No creo que tengan nada que ver entre ellos.— comentó casual a su exposición, mientras se inclinaba sobre los mostradores de adornos y bisutería tribal, siendo los productos que más solían llamar su atención en aquel tipo de mercados —Hay como tres o cuatro corrientes culturales, pero no dejan de ser… No sé, ¿adoptadas?— no podía evitarlo, siempre tenía que dar su puntillosa opinión.

Sin embargo, lejos de querer embolarse en debates que nada alcanzaban realmente a comprender ninguno de los dos, dado que su condición jamás les permitiría ponerse realmente en su lugar, hizo un gesto con la mano para restarle importancia al comentario. Antes de que él pudiese responder, el barullo en una zona cercana, fuera ya del laberinto de puestecillos, llamó su atención. Entre la gente alcanzó a distinguir un rincón cercado alrededor del cual la gente se agrupaba, armando jaleo, levantando los brazos con energía y dejando ver alguna que otra bolsa de aeros sobre las cabezas.

—¡Son combates!

De pequeña solía esconderse para ver los entrenamientos de su hermano y sus compañeros, así como escuchar batallitas sobre las antiguas guerras. Eso le había llevado a desarrollar una especial atracción hacia las peleas o enfrentamientos, siempre que fueran controlados y ella no tuviese que verse involucrada, claro. La hostilidad gratuita era otra historia. Además, la observación y la imitación le habían enseñado todo lo que sabía, si de pelear se trataba. Sin darle otra opción al elfo, tiró de su brazo y lo arrastró con entusiasmo hasta los alrededores de la Arena, aunque no le fue tan fácil encontrar un hueco desde el que presenciar el espectáculo. Aquello estaba repleto de bestias de tamaños y formas diversas, además de viajeros curiosos de cualquier parte. Una mezcla de aromas feromonales y sensaciones etéreas que agitaban el ambiente y caldeaban los ánimos.

«No es posible, ¿ese es Ben?»

Logró apostarse en un extremo del tumulto, a la altura de las filas centrales, llegando a ver los últimos golpes entre el humano y el hombre-lagarto.

—¡Buuuuh! ¡Vamos, Sango!— voceó divertida, alzando la mano en gesto animoso, antes de volverse hacia su acompañante —Espero que no lo aplaste... Pero habría sido interesante verlo entero.— comentó jocosa.

No obstante, las voces de la pregonera al otro lado de la plaza se alzaron sobre el jolgorio provocado por las apuestas a su alrededor. Parecía ponerse fin a la exhibición de vuelo y daba inicio una nueva actividad. Se lamentó al saber que se había perdido el primer evento, imaginando haber podido ver especies majestuosas haciendo muestra de habilidades inalcanzables para una gran mayoría. Sin embargo, la noche recién arrancaba y saber de la competición que daba comienzo avivó su espíritu. No importaba lo insignificante que fuese el juego, si ganar a otros resultaba ser el objetivo final del mismo. Una vez dieron la señal de comienzo, siguió los pasos de su compañero hacia el bosque.

[Edición tras runa] Se regodeó con gracia cuando encontró aquel huevo en la oscuridad, porque uno era más que ninguno, que eran los que hasta el momento había encontrado Eleandris. Ante la pregunta sobre el disfrute de la elfa, ella se lo mostró si fuera un tesoro.

—Más que tú, eso seguro.— se burló, aunque se recató al momento —Por favor, deja los formalismos. Soy yo la que debería guardar los respetos dada tu posición...— se disculpó —Así que nada de vos, mejor piensa qué me darás cuando te los quite todos.— añadió, guardando el huevo encontrado, dispuesta a buscar más.

Para suerte del dragón, aquello que había visto se trataba de uno de esos famosos huevos. Lo metió en su cesta y se giró al escuchar la voz de una joven. Sonrió y negó con la cabeza.

- Buena noche, señorita. No debe preocuparse, el bosque es libre y creo que todos estamos aquí por la misma razón. -  Respondió con cortesía. - Espero que la zona le brinde la misma suerte que a nosotros, aunque admito que no me considero un jugador tan motivado como el compañero que sube hacia los arboles. - Agregó con una ligera risa.

Para ese punto el joven de cabello oscuro había bajado del árbol con su botín y posteriormente se acercó a ellos. La cara de Meleis se iluminó al ver cómo le daba a la pequeña cría que tomó con sumo cuidado. - Eres un amiguito muy hermoso. - Lo miró y acarició suavemente.

Escuchaba con atención lo que el chico decía, mientras examinaba al pequeño animal. - Te recomiendo que lo alimentes con leche, aún es muy pequeña para masticar carne. Tal vez en alguno de los puestos puedas preguntar.- Explicaba concentrado en la bola de pelos.

- Oh, que torpe, dónde están mis modales. Soy Meleis Balerion de Dundarak, me dedico al estudio de bestias. - Se presentó volviendo a concentrar su atención en el pequeñín antes de regresarlo con delicadeza a su dueño. - No lo alimentes con carne hasta pasado un par de meses, su estomago es muy sensible para digerirla. Es bueno saber que hay personas que se preocupan en rescatarlos - Dijo poco antes de escuchar la pregunta del muchacho.

Abrió discretamente su abrigo en donde en el bolsillo interno, el mas cercano a su pecho se asomaban un par de orejas que se estremecieron por el cambio de temperatura Por lo que volvió a cubrirlo - Su nombre es Bomull, es de mi hermana, lo cuido por un rato, ella de seguro anda por ahí recorriendo el lugar. - Explicó mientras caminaba algunos metros más allá hacia unos arbustos. Probaría algo de suerte allí.

- Estoy pensando en montar algún día mi propio refugio, rescatar animales y una vez sanos reintegrarlos en su hábitat. - Decía mientras hurgaba en aquel sitio.   

… ¡¡Mis hijos!! ¿Dónde están mis hijos? Grita la Llorona por los pueblos buscando a sus hijos muertos, así que, si la escuchas ten cuidado, quizás lo Llorona pueda ir por ti.

Al terminar la frase, el grupo de niños, que había crecido considerablemente mientras contaba la historia, gritaron al unísono abrazándose por el miedo. Reí con una carcajada al ver su reacción, y varios adultos que vieron lo que sucedía se acercaron para retirar a sus hijos de aquel “cuenta cuentos” improvisado.

Se-señor, gracias, pero sus historias dan mucho miedo, usted tenía razón.

Lo sé, ahora me marcharé, me agrada la noche y tengo cosas por hacer en la feria.

¿Va a unirse a la búsqueda de huevos?

¿Para qué querría hacer algo como eso? – señalé, quizás Dante si estaría dispuesto con su pollo a hacer tan absurdo juego, no tenía tiempo que perder en buscar tonterías en el bosque, debía buscar a un rinoceronte.

Gracias señor de la ceniza, - ¿Señor de la qué? Pensé al oír la joven emplumada, aunque no era un mal nombre para otra historia de terror… - me divertí mucho escuchándolo, aunque tengo miedo, iré con mi madre a buscar huevos, ¡cuídese!

Adiós. – respondí aprovechando la noche para acercarme al centro de la feria donde habría más posibilidad de ubicar a mi objetivo.

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Dante caminaba por la feria y silbó para ubicar a Kvasir, quien rápidamente voló a su posición agitado.

Kwah.

¿Qué ocurrió, la viste? – señaló Dante emocionado.

El ave parecía asustada, y velozmente se acercó al brazo de Dante para comunicarse con su código compartido.

¡Te está buscando!

¡¿Qué?! – dijo entre sorprendido y confundido.

Pero no es el único, hay varios que quieren encontrar a un tipo de brazos de metal, y sé que a veces eres tonto, pero mira tu mano izquierda…. Metal. No sé que hiciste, tampoco pude escuchar todo con claridad, pero quizás hay que salir.

No, tengo que encontrar a aquella mujer…

Espera, ¿qué haces aquí? Y la casa del placer, no me digas que tuviste un accidente… otra vez… - dijo con su tono burlesco característico el ave.

Cállate K, no hablaré de nada, ¿ahora que podemos hacer?

Quizás debamos ir con Sirio… No – inquirió el humano – todavía no.

Bueno, ir directamente con ella no suena una idea inteligente, capaz hay que huir en el bosque.

No quiero huir, no hice nada, ¿estás seguro de que me buscan a mí?

Te van a matar, pero si eso quieres… Al menos tratemos de pasar desapercibidos, no nos acerquemos a la arena, ellos estaban allí. Vamos a otras atracciones y juegos, no podemos dejar que esto arruine la feria… Y yo que tú taparía ese brazo…

Hmmm, quizás tengas razón, te sigo, pero no me cubriré mis brazos... Si muero por la mujer cuervo moriría feliz, pero si dices que son varios, quizás debamos tratar de ocultarnos en alguna actividad de la feria lejos de la arena.

Ambos fueron al bosque para participar en la búsqueda de huevos, tratando de no toparse con el grupo que busca al hombre de brazos metálicos. Si bien los árboles obstaculizaban en parte la estrategia del par, la señal de Munin facilitaría encontrar uno que otro huevo.

El joven de cabellera rubia, desde la perspectiva de Ryra era del tipo super caballeroso. Le causaba ternura su manera de hablar tan propia y educada. - Muchas gracias, que amable. - Sonrió extendiendo su mano y tomando un huevo. El cual por suerte no era de los falsos. Lo cual le hizo suspirar en forma de alivio. Cuando salió del matorral, el hombre de cabellera oscura ya había bajado del árbol. Él, a diferencia del rubio desprendía un semblante diferente. Era cordial, pero también quisquilloso. Como si estuviese siempre en alerta. Ese estilo de vida era agotador, pero cada quien podía vivir su vida como le plazca, seguramente tendría sus razones.

En aquel momento, el hombre le había prestado su mascota al rubio. Un precioso cachorro de pantera. Al ver tan preciosa criatura esbozo una sonrisa cálida. - Awww, pero que lindura. - No pudo evitar acercarse y acariciar la cabeza del cachorro de pantera y luego le besó la frente. - Es un precioso ejemplar. - Dijo para luego escuchar que ese hombre había venido a la feria para poder tener mayor conocimiento sobre los cuidados de una criatura como esa.  

Quien sostenía a la pantera, el muchacho rubio le comenzó a dar algunas indicaciones, por lo que en ese momento Ryra no agregó ningún comentario. No había necesidad, después de todo, ella no poseía demasiados conocimientos sobre ese tema, y decir algo que quizá pudiese ser errado era algo que prefería evitar. El muchacho luego de dar algunas recomendaciones se presentó con el nombre de Meleis Balerion, de Dundarak. - Un placer Meleis... Soy Ryra Eyegazer. - Dijo sin dar su procedencia. Ella había pasado demasiado tiempo recorriendo el continente como para darle importancia a su lugar de origen.

El hombre de cabellera oscura hizo una pregunta sobre si poseían mascotas o si habían tenido. Por lo que Meleis, luego de devolver la pantera, ahora el sacó de su abrigo a una pequeña criatura afelpada. Un gomejo, aunque dijo que era de su hermana. La mujer con la que Gaegel entró a aquella carpa. Asintió levemente mientras decía que su sueño era hacer un refugio para rescatar animales. - Una labor muy noble. Ojalá que puedas cumplir tus propósitos. - Dijo con una media sonrisa. - Y bueno, yo no tengo actualmente una mascota. Llegué a tener un gato. Pero como viajo mucho, lo terminé dando en adopción a unos granjeros con quienes se había encariñado. - Dijo con una sonrisa nostálgica. Extrañaba a esa bola de pelos, pero sabía que estaba más seguro y mejor atendido en ese lugar.

Si me disculpan, iré a echar un vistazo en ese sitio. - Señaló unos matorrales cerca de allí y se encaminó hacia allá para buscar más huevos, esperando tener al menos la suerte que ha tenido hasta ahora.

OFF: Continua Interactuando con Cohen y Meleis [Acompañante Meraxes] sin dejar de buscar huevos.

Huevos recolectados:
Post 1: 1 huevo.
Post 2: 1 huevo
Post 3: 0 huevos

Total : 2 Huevos

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Todos se habían presentado una vez se había roto el hielo gracias a las adorables mascotas. A diferencia de Meraxes - tal vez por el hecho de no haber recorrido tanto mundo como ella - Meleis era mucho más confianzudo con los extraños. Estaba a gusto en medio de la conversación y se notaba en la leve sonrisa que se dibujaba en su pálido rostro y sus brillantes ojos claros.

- Un placer Señorita Eyegazer. Señor Cohen. - Hizo una leve inclinación de cabeza como gesto de cortesía. - Es muy amable, si he de transitar por esa ciudad con mucho gusto visitaré su tienda. La alquimia es un arte que me parece sumamente enigmático y peculiar, casi al mismo nivel que las artes arcanas. - Agregó bastante entusiasta con la idea de visitar la tienda de Nikolas Cohen.  

Cuando todos se habían distanciado unos metros en un último intento por encontrar más huevos perdidos, regresaban - con satisfacción - con su respectivos botines. Y por suerte, justo a tiempo pues no tardarón en anunciar que aquella actividad había acabado.

Tomó dirección hacia lo que parecía ser la ceremonia de premiación de aquel evento. Un joven castaño había resultado ganador. Meleis aplaudió con júbilo pues para él ya era una suerte que hubiera hallado más de un huevo. Estaba tan sumido en aquello que ante la mención de la siguiente actividad sintió curiosidad. Desconocía si sus dos nuevos conocidos estaban aún con él pero eso no le impidió sugerir una idea.

- ¿Qué les perece si entramos juntos? El perdedor invita la primera ronda. - Ya sus pies se encaminaban hacia el lugar indicado sin mirar atrás y emocionado como un niño pequeño. sabía o sospechaba que su hermana estaría algo ocupada con Gaegel, de lo contrario ya ella hubiera ido en su búsqueda para marcharse. Podía aprovechar el tiempo en seguir descubriendo las costumbres de aquel festival y conocer gente nueva.

Tragó saliva al ver que aquel sitio era más tétrico de lo que esperaba. Se aferró a su cesta de mimbre y respiró profundo, aquello sería más difícil de lo que pensaba. Esperaba no caerse en el camino, o peor, perderse para siempre - claro que esto último era su miedo hablando - , pero un caballero debía cumplir con su palabra, y con todo el valor que un catedrático tenía se internó en aquel sitio en las penumbras.  

Cuando me preguntó por las heridas le expliqué todo lo sucedido en Dundarak, asi como le recorde que la del ojo fué en Nagnu, pero sin darle demasiada importancia a ninguna de esas heridas. gajes del oficio concluí. No pude evitar reir cuando Aylizz cambió de la actitud jocosa a la serena tras encontrar ese huevo. - ¿Posición? No soy más que un soldado como tu bien me llamas, aunque Fahín seguramente no esté de acuerdo con lo que acabo de decir. - Volví a reír. - Vale, yo dejo los formalismos, pero solo si hacemos equipo para encontrar el resto de huevos ¿trato hecho?. -  le dediqué una sonrisa y un guiño  antes de volver a buscar mas de esos huevos.

No obstante la facilidad que tenían los hombres bestia para el rastreo, o que simplemente estaban mas enfocados en el juego que yo mismo hizo imposible encontrar otro huevo. Asumí que estábamos rastreando una zona que ya habría sido expoliada por otros, pero yo estaba disfrutando de la compañía, y al final el objetivo sería ese ¿No?. Cuando las campanas marcaron el final de la competición aplaudí al ganador y le di un par de toques en el hombro en señal de aprobación. - Buen trabajo compañero. -

- Al final no ha sido una recompensa tan espectacular ¿no? Por lo que me has dicho antes no se si te apetecería soportar otras pocas plumas mas. - Y aquello era un no parar. Una actividad encadenaba con otra y mas tarde con otra mas. Aquel festival denotaba un nivel de organización muy elevado y ello se notaba en la gran variedad de cosas para hacer. Entonces escuché a un joven proponer unas rondas a aquellos con los que se encontraban y pensé que sería un buen momento para tomar algo de beber y comer, y de paso mezclarnos con mas gente en aquel festival, al menos, mientras nos dirigíamos a la nueva actividad.

- Si es a la segunda yo me apunto. - Le dije al chaval apoyando mi mano en su hombro para llamar su atención. - Ahí pone que la primera ya es gratis, si vas a invitar al menos que no haya truco. Me presento soy Eleandris, un placer. - Miré a mi compañera dejando que se presentara por si misma. De camino al laberinto subterráneo paré en uno de los puestos a comprar algo de comida para ella y para mi mismo. unos trozos de carne asada y ensartada en palos junto a un pan bastante fino pero con un sabor especiado realmente agradable fue lo elegido, pues no solía ser buena idea con el estómago vacío, y siempre me había sentado mejor el alcohol después de tomar algo grasiento.

Imagen descriptiva de la comida:

Cuando estaba por entrar a la caverna, aquella oscuridad evocó los recuerdos de aquella vez, cerca del lago, cuando un vampiro hizo desplomar el techo de la cueva sobre aquel brujo y yo, a lo que instintivamente reaccioné apretando la mandíbula y tensando mi cuerpo. Yo tuve la suerte de no salir herido de esa situación pero el hecho de tener que entrar sin ninguna fuente de luz hacía saltar todas mis alarmas. El muchacho entró y luego miré a Aylizz. ¿que el muchacho se adentre en la tierra y yo no me atreva? no, no contarán tal cobardía de mí.

- La cueva parece estar bastante oscura y no permiten nada que emita luz. Dame la mano, así evitaremos separarnos mientras buscamos la salida. - Antes de cruzar el umbral  de la cueva miré de nuevo hacia el horizonte, ubicando la dirección de la entrada para así tratar de mantener la orientación en el interior. Sería algo bastante complicado pero no imposible, o eso creía. Mientras avanzaba por el interior mantenía la mano sobre la pared y a ella bien sujeta preparado para sostenerla si llegara a tropezar. - Si en algún momento sientes que necesitas salir dilo ¿de acuerdo? solo tenemos que dar media vuelta y seguir el camino que ya hemos hecho. - Y procuré ir recordando los cambios de dirección que íbamos haciendo.

Un placer Cohen. - Dijo cordialmente luego que el hombre de cabellera oscura diera su nombre. Luego de hurgar por ese matorral, la bruja suspiró con pesadez, parecía que esta vez no había encontrado nada, pero su búsqueda no evitó que escuchó las palabras de Cohen. - Te tomaré la palabra, puedes asegurar que cuando vaya a Sacrestic Ville, visitaré tu taller. Nunca está de más comprar alguna que otra cosa de un alquimista. - Le dijo con una media sonrisa una vez que se había reincorporado.

Fue en ese momento cuando escuchó cómo daban la señal de que esa actividad había terminado, lo cual hizo que se encogiera de hombros al ver que solo había recolectado dos pobres huevecillos. - Meh, pudo ser peor. - Dijo para buscar animarse mientras veía cómo premiaban a un hombre castaño por su gran triunfo. Ella aplaudía. Presentía que ella había sido la que menos huevos había recolectado, lo cual le hería un poco el orgullo, pero al menos no se topó con alguno de esos huevos falsos.

Al término de la premiación dieron una nueva indicación. Parecía que otra actividad estaba por iniciar, y podría buscar mejorar su mala racha con los huevos con esa actividad. Por lo que al escuchar a Meleis y su propuesta sobre que el perdedor invitara una ronda le hizo sonreír con animosidad. - Me parece bien. - En eso escuchó una voz que le hablaba al muchacho. Se trataba de otro rubio, bastante guapo. - ¿De donde salen tantos rubios tan atractivos? - Pensó en sus adentros mirando tanto al nuevo rubio como Meleis. Al termino de su comentario decidió agregar. - ¿Por qué no el perdedor paga la primera ronda a todos los involucrados? Con excepción del ganador, ya que el obtendrá bebida gratis. - Dijo sin dejar de borrar esa sonrisa traviesa.

Dicho eso se encaminó para entrar en aquel laberinto subterráneo. Una vez allí, envuelta en la penumbra, la mujer miró de un lado a otro. - Efectivamente... No ve un carajo. - Dijo en sus adentros. No iba a admitir que lo que se avecinaba no sería sencillo, pero bueno, Ryra era una mujer que le encantaban los retos, por lo que tomaría este con diversión y de la mejor manera.

OFF: Ryra interactúa con Cohen, Meleis y ligeramente con Eleandris. Ahora ella también va al laberinto.

Recuento de pasos:

1 Post: 2 Pasos (Definitivamente no tengo suerte en este festival :') )