El Legado de Ardlingtown [Libre]
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El Legado de Ardlingtown [Libre]
- REGLAS BÁSICAS:
El juego es sencillo. Todos los participantes comienzan en la casilla 0 de un itinerario. El legado de Ardlingtown se encuentra en la casilla 30. El juego consiste en recorrer las treinta casillas que separan la salida de la meta.
El desplazamiento por estas casillas se llevará a cabo tirando runas, permitiendo el movimiento de 1 a 5 casillas según la runa otorgada por los Dioses.
En cada casilla, se presentará una situación que mejorará o empeorará la situación de tu personaje o personajes, o un reto que debes resolver.
- REGLAS DE MOVIMIENTO:
- Runa de muy mala suerte: Avanzas una casilla. No puedes utilizar tu talismán en el turno siguiente.
- Runa de mala suerte: Avanzas dos casillas. No puedes utilizar tu talismán en el turno siguiente.
- Runa neutra: Avanzas tres casillas. Puedes utilizar tu talismán en el turno siguiente si eres la única persona que termina su turno en esa casilla.
- Runa de buena suerte: Avanzas cuatro casillas. Puedes utilizar tu talismán en el turno siguiente.
- Runa de muy buena suerte: Avanzas cinco casillas. Puedes utilizar tu talismán en el turno siguiente.
En caso de que tengáis objetos en vuestro inventario que permita desplazamientos de cualquier tipo, éstos se podrán usar onrol cuándo se desee, pero no serán tenidos en cuenta para avanzar casillas.
- EL BOTÍN:
Al principio de este juego, cada uno de vosotros inicia esta aventura con un botín de 250 aeros ficticios. A lo largo de la partida, vuestra suerte y decisiones podrán conseguir aumentar o disminuir esta cantidad. En el caso de que os hagáis con la victoria, ganaréis como premio los Aeros que hayáis podido conservar o la parte proporcional del mismo si se produce un empate.
- ESTATUAS FUNERARIAS:
A lo largo del camino a la meta, podréis conseguir numerosas estatuas funerarias. Éstas son imprescindibles en el juego, ya que la única forma de acceder de la casilla 29 a la 30 es poseyendo tres de estas estatuas.
Por lo que, a lo largo del juego, debes encontrar la forma de obtenerlas.
Las estatuas no podrán ser robadas ni entregadas a otro jugador. Están ligadas a cada personaje de forma intransferible.
- TALISMANES:
1 o 2 – Talismán del Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
3 o 4 – Talismán del Topacio: Una vez durante el juego, todos los jugadores que vayan por delante de ti y los que estén en tu misma casilla se verán ralentizados, restando su avance en dos casillas en la próxima tirada.
5 o 6 – Talismán del Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
7 o 8 – Talismán de la Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
9 o 10 – Talismán del Zafiro: Una vez durante el juego, puedes sustituir la cantidad de aeros que te quede por la del jugador con más dinero con la que compartas casilla o con el que hayas compartido trayecto. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse.
Ejemplo: Si en un turno te mueves de la casilla 15 a la 18, podrás intercambiar tu botín con el jugador con más dinero que en ese turno hayan pasado o permanezcan en una de las casillas 15, 16, 17 o 18.
11 o 12 – Talismán de la Amatista: Una vez durante el juego, podrás evitar que nadie de los que comparten casilla contigo o inician el turno tras de ti, te adelanten en ese turno, avanzando cómo mucho hasta la casilla en la que tú termines.
13 – Talismán del Ónix: Tu talismán intercambia su color por el de cualquier otro. Cuando compartas una casilla con otro jugador (sólo uno), el color de vuestros colgantes se intercambiará, dejándole el talismán del ónix a él. Si compartes casilla con más de un jugador, el talismán del Ónix bloqueará el uso de cualquier talismán en esa casilla. Pero… si en algún momento del juego sólo quedan talismanes del Ónix, la persona que tenga un collar de Ónix restará 50 aeros de su botín.
- ORDEN DE TALISMANES:
1 - Talismán del Ónix: es de uso automático -el usuario no tiene que hacer nada, el cambio de talismanes se produce de forma instantánea- y se aplica antes que cualquier otro. Este talismán es capaz de cancelar el uso de cualquiera de los demás que esté en su misma casilla, teniendo prioridad absoluta. Además, es el único que tiene usos ilimitados y estarán operativos mientras haya talismanes de otro color.
2 - Los talismanes de la Esmeralda y del Zafiro tendrán efecto al final del mismo turno en que se usen. Su uso sólo puede ser cancelados por el Talismán del Ónix en su misma casilla. Si esto ocurre, sus dueños mantendrán el uso del talismán si lo conservan.
3 - Los talismanes del Rubí, Topacio, Citrino y Amatista tendrán sus efectos al turno siguiente de ser usados. Su uso sólo puede ser cancelados por el Talismán del Ónix en su misma casilla. Si esto ocurre, sus dueños mantendrán el uso del talismán si lo conservan.
- Fin Del Juego:
- El juego terminará en el turno en el que alguien llegue a la casilla 30. Si en el mismo turno, llegaran más de una persona, el premio se otorgará a la persona a la que le hayan sobrado más movimientos tras entrar en la casilla final.
Ejemplo:
el jugador A está en la casilla 29 y avanza una casilla con una runa de muy mala suerte.
el jugador B está en la casilla 26 y avanza 5 casillas con una runa de muy buena suerte. Sólo puede hacer 4 movimientos, por lo que le ha sobrado 1.
En este caso, el jugador B se llevaría el premio.
En el caso de que el empate persista, ambos jugadores recibirán la parte proporcional de su botín.
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El rumor se extendió rápidamente por toda la ciudad de Lunargenta. En sus catatumbas, había escondido un pequeño tesoro, el legado de Frederick Ardlingtown, un acaudalado hombre de negocios muerto cien años antes y que había decidido dejar un reto para los aventureros venideros.
Muchas personas habían iniciado ese reto en los últimos días, pero hasta ahora, nadie había logrado obtenerlo. Se hablaba de un túnel que había permanecido oculto en las catatumbas de la ciudad, un largo pasillo lleno de extrañas pruebas, trampas y estatuas funerarias de todo tipo.
La verdad era que los aventureros que se habían adentrado allí habían sido dañados, heridos, incluso mordidos. Cada día, en la entrada del túnel subterráneo, se congregaban muchos curiosos que acudían para averiguar quién sería tan loco cómo para intentar entrar ahí por una fortuna indeterminada.
Junto a la entrada, se encontraba el bisnieto del antiguo albacea de Ardlingtown, que entregaba un folleto informativo sobre el asunto y que repartía a todo aquel que pretendía entrar.
También había lugar para el negocio. Aprovechando la ocasión, una vieja anciana había colocado una mesilla con sus amuletos presuntamente mágicos y que supuestamente, ayudarían a todo aquel que se adentraba por el túnel. Pero eso sí, había que evitar el talismán negro…
Tras cinco días en los que nadie había encontrado tesoro alguno, un nuevo grupo de valientes se había reunido a la entrada del túnel, dispuestos a todo por lograr el objetivo: hacerse con el legado de Ardlingtown cueste lo que cueste…
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La relación entre Cohen y Peter no pasaba por su mejor momento. Desde que el humano había sido apartado de su cargo en Sacrestic Ville y había sido obligado a volver a la capital humana a la espera de un juicio por supuesta traición, el vampiro sentía que tenía que ganarse de nuevo su afecto.
El estado anímico del humano estaba siendo triste y apático, por lo que el vampiro, al conocer de la existencia de aquel reto, pensó que sería un gran aliciente para Peter. Demostrarle que podía tener grandes aventuras, aunque ya no lo hiciera bajo el emblema de la guardia.
Por esa razón, lo citó de noche a la entrada de las catacumbas tras explicarle lo divertido que podía llegar a ser, llegar a encontrar ese tesoro oculto.
―Se supone que este debería ser un lugar de reposo y paz… pero esto parece un circo.
La verdad era que Peter tenía razón, al menos en la parte del circo. En la entrada del supuesto túnel, había una multitud de personas, esperando que un nuevo grupo de insensatos con ganas de morir entraran en él.
Cohen asintió a sus palabras, aunque al vampiro, en el fondo, todo aquello le parecía de lo más divertido. Aunque al ver cómo sacaban a una mujer herida, cuyo cuerpo estaba todo lleno de mordiscos, le dijo que quizás dentro no se pasaba del todo bien…
―Es sólo un túnel con algunas trampas y retos. ¡No es para tanto! ¿Quién teme unos mordisquitos?
El humano le miraba con el ceño fruncido y apretando su mandíbula, quizás intentando acallar su juicio interior sobre el asunto.
―¿Qué puede salir mal? ¡Anda! ¡Un puesto de talismanes!
Cohen quedó fascinado por la pequeña mesa repleta de talismanes junto a la entrada del túnel. La mujer desdentada los ofrecía a la venta. Al parecer, tenía grandes beneficios para todos aquellos que lo habían comprado, aunque visto lo visto, no les había servido de gran cosa a los demás.
―¿Compramos uno o prefieres ir a pelo?
Peter alzó las cejas mirando los distintos collares, cada uno de ellos con una piedra preciosa de un color distinto.
―Elige uno al azar. El que más te guste. Yo lo pago.
―Son 25 aeros.
La verdad es que aquel parecía un negocio, pues la mayoría de las personas compraban uno antes de entrar.
Luego, el hombre que parecía encargado de declarar un ganador, aquel que repartía un panfleto, puso uno en mano de Peter e intercambiaron unas palabras. Al parecer, ya se conocían y él estaba al tanto de la situación en la que Peter se encontraba.
―¡En cuanto sean un grupo numeroso podrán entrar! Por favor, vayan dejando paso a todos aquellos que vayan a entrar a continuación…
Fue entonces cuándo Cohen alzó la vista y vio algunas caras conocidas allí…
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EN ESTE TURNO:
1) Tenéis que tirar obligatoriamente un dado de runas para determinar en qué casilla estaréis en el siguiente turno. Arriba se explica las reglas de movimiento.
2) On rol, tenéis que elegir si compráis o no un talismán. El precio es de 25 aeros que será reducido de vuestro botín. Por lo que debéis decidir si restáis esa cantidad para intentar conseguir uno de los talismanes o en cambio, deseáis ahorrar el dinero. Si optáis por el talismán, tiraréis un dado de ROL para determinar cual de los talismanes es el que se os otorga. Es elegido al azar. Los números designados a cada talismán se explican arriba en LOS TALISMANES.
3) En caso de duda, preguntad por Discord preferiblemente o por mensaje privado del foro.
4) Cómo el turno es semanal, tenéis para responder hasta el próximo domingo 25 de febrero, incluido éste.
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- CASILLERO:
CASILLA 1 – HERROPEA
Al caer en esta casilla, una misteriosa herropea aparecerá encadenando tus pies a una bola de hierro pesada y de gran tamaño. Esto provocará que, en tus siguientes 2 turnos, restes un movimiento en las tiradas que realices.
Si en tus próximos 2 turnos, sacas una runa de muy buena suerte o una runa de buena suerte, restarás un movimiento, pero la cadena se romperá de forma instantánea, no teniendo esta restricción durante el segundo turno si sucede en el primero. Además, del interior de la bola de hierro brotará una estatua funeraria.
En todo caso, puedes romper la herropea en el turno siguiente, pero al hacerlo, se descontará 25 aeros de tu botín, pero no tienes posibilidad de ganar la estatua funeraria, pues quedará rota.
CASILLA 2
La persona que caiga en esta casilla tirará una tirada de ROL en el siguiente turno. Restará de su botín el número de aeros que salga en esta tirada.
CASILLA 3 - CHINCHILLA DEL INFIERNO EXTRAVIADA
Una pequeña chinchilla del infierno aparece frente a ti. A simple vista parece un hámster bastante grande, pero su apetito es voraz.
Debes hacerte cargo de este animal y llevarlo a la casilla 8, dónde se encuentra el Nido de Chinchillas.
Si llegas con la Chinchilla del infierno hasta esta casilla, sin que nada le pase por el camino, recibirás 25 aeros en tu botín, pero tendrás que hacer parada obligatoria en esta casilla, aunque tus runas te manden más allá de la misma.
CASILLA 4
Las personas que caigan en esta casilla tirarán una tirada de ROL en el siguiente turno. Sumarán a su botín el número de aeros que el dado les ofrezca.
Lo anterior no se aplica si tienes una Chinchilla del Infierno a tu cuidado. En ese caso, el animal muere provocando el siguiente evento:
Hedor de Chinchilla del infierno muerta: la pequeña chinchilla del infierno ha muerto en tus manos. El hedor es insoportable. Tú y todos los que ocupen esta casilla contigo quedarán envueltos en un hedor insoportable, que provocará:
Ataques de chinchillas del infierno: desde la casilla 4 a la casilla 8, deberéis enfrentaros al ataque de numerosas chinchillas del infierno hasta que logréis superar la casilla 8. Estas chinchillas son carnívoras, veloces y sus mordiscos son extremadamente dolorosos y puede provocaros una infección.
Infección de chinchillas del infierno: hasta que superes la casilla 8, en cada turno debes tirar un dado de rol. Si el resultado de algún dado es 9 o superior, desarrollarás la infección de chinchillas del infierno, convirtiéndote en un hombre chinchilla del infierno durante los próximos 2 turnos. Tremendamente sexy. Durante estos dos turnos, no podrás hacer usos del talismán aunque se den las condiciones propicias para el uso de éstos. Se puede usar magia y alquimia para curar estas heridas, aunque tardarán 1 turno en hacerlo.
CASILLA 5: MISIÓN ESPECIAL - GÓLEMS DE PIEDRAS
En la casilla 5, se encuentra una puerta a una misión especial que se desarrollará durante dos turnos.
Deberás atravesar una sala dónde se encuentran tres Gólems de piedra, que detectarán tu presencia. Al final de la sala, se encuentra una estatuilla funeraria que será tuya y una bolsa con 10 aeros que se sumarán a tu botín.
Debes tirar un dado de rol para vencer a los golems:
a) si el resultado es 11-13, vencerás a los golems, te llevarás la estatuilla y la bolsa de aeros extra. Al turno siguiente saldrás en la casilla 8.
b) si el resultado es 6-10, vencerás a los gólems, te llevarás la estatuilla, pero no la bolsa. En el turno siguiente, saldrás en la casilla 8
c) si el resultado es 1-5, no vencerás a los gólems. (En este caso, si tienes además una chinchilla del infierno bajo tu cuidado, ésta morirá). Al turno siguiente, saldrás en la casilla 5.
Última edición por Cohen el Lun Feb 19 2024, 00:00, editado 1 vez (Razón : Corrección de erratas)
Cohen
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El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Cohen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Quien diría que las catacumbas eran tan extensas… - diría el humano a su ave de plumas negras sobre su hombro.
Ambos llevábamos túnicas negras y las capuchas puestas. Debajo traíamos nuestras armaduras, pero pasar desapercibidos era parte importante de la supuesta misión. La noche nos cubría con su manto estelar, haciendo que incluso el reconocer nuestros rostros resultara una tarea difícil a los que no poseían la visión maldita.
Sin duda esto no conecta con el templo ni los pasadizos de las sierpes - comentó susurrando la última frase con cierto desprecio de nuestro último trabajo en Lunargenta.
A pesar de que ya era entrada la noche y que se trataba de las catacumbas de la ciudad, rodeadas de historias y leyendas que mantendrán alejado a cualquier aventurero, un cúmulo de personas se reunía como si se tratase de un evento de feria. Recordaba el laberinto del Orgullo Bestial, un reto sencillo que había resultado poco fructífero el haberlo atravesado.
No tenía interés en aquella búsqueda del tesoro, pero nuestro líder opinaba diferente. Prácticamente desde una ingenuidad conmovedora, motivada completamente por la emoción, Corvo argumentaba que quizás, de forma remota, podríamos conseguir artefactos o una pieza de historia interesante. Gnosis debía custodiar ese tipo de “premios” y en el peor de los casos, al menos conseguir una pequeña fortuna para seguir costeando las misiones y ampliando las cámaras de aeros del clan.
Entraremos, no subestimemos el desafío. - comenté a mi compañero sin apartar la mirada de aquel anfitrión que daba la bienvenida en la entrada de la catacumbas.
¡Kwah! - Graznó el cuervo mientras revoloteaba por los aires hasta volver a posicionarse sobre el hombro de Dante.
Sí, me parece una buena idea. - indicó el humano. - Debemos adquirir uno de esos artefactos.
Me parecía un atrapa incautos. Un puesto que solo se aprovechaba de la ingenuidad de los que pretendían conseguir aquel tesoro. Quien diría que podría ser tan rentable una herencia, incluso para los que no son parte del linaje del fallecido.
Cuestionaba la decisión del humano, pero no lo detuve. Si aquel artefacto era capaz de ser algo más que un simple elemento de superstición, podría ayudar en la tarea de alcanzar la meta.
Ambos llevábamos túnicas negras y las capuchas puestas. Debajo traíamos nuestras armaduras, pero pasar desapercibidos era parte importante de la supuesta misión. La noche nos cubría con su manto estelar, haciendo que incluso el reconocer nuestros rostros resultara una tarea difícil a los que no poseían la visión maldita.
Sin duda esto no conecta con el templo ni los pasadizos de las sierpes - comentó susurrando la última frase con cierto desprecio de nuestro último trabajo en Lunargenta.
A pesar de que ya era entrada la noche y que se trataba de las catacumbas de la ciudad, rodeadas de historias y leyendas que mantendrán alejado a cualquier aventurero, un cúmulo de personas se reunía como si se tratase de un evento de feria. Recordaba el laberinto del Orgullo Bestial, un reto sencillo que había resultado poco fructífero el haberlo atravesado.
No tenía interés en aquella búsqueda del tesoro, pero nuestro líder opinaba diferente. Prácticamente desde una ingenuidad conmovedora, motivada completamente por la emoción, Corvo argumentaba que quizás, de forma remota, podríamos conseguir artefactos o una pieza de historia interesante. Gnosis debía custodiar ese tipo de “premios” y en el peor de los casos, al menos conseguir una pequeña fortuna para seguir costeando las misiones y ampliando las cámaras de aeros del clan.
Entraremos, no subestimemos el desafío. - comenté a mi compañero sin apartar la mirada de aquel anfitrión que daba la bienvenida en la entrada de la catacumbas.
¡Kwah! - Graznó el cuervo mientras revoloteaba por los aires hasta volver a posicionarse sobre el hombro de Dante.
Sí, me parece una buena idea. - indicó el humano. - Debemos adquirir uno de esos artefactos.
Me parecía un atrapa incautos. Un puesto que solo se aprovechaba de la ingenuidad de los que pretendían conseguir aquel tesoro. Quien diría que podría ser tan rentable una herencia, incluso para los que no son parte del linaje del fallecido.
Cuestionaba la decisión del humano, pero no lo detuve. Si aquel artefacto era capaz de ser algo más que un simple elemento de superstición, podría ayudar en la tarea de alcanzar la meta.
Zagreus
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Zagreus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
¿Por qué no? La pregunta titiló en una mente ahíta de odio y destilando aún la ansiedad por el peligro que había sufrido su amiga. Aún precisaba descargar la tensión sufrida a lo largo del día, y las ruinas y sus secretos casi siempre lograban relajar al elfo.
Puzzles, rompecabezas, problemas que resolver que enfriaban o al menos templaban su parte más violenta, tan a flor de piel por mor de los últimos acontecimientos. Esa necesidad de análisis le vendría bien. Retomar la lógica y desenterrar conocimiento.
El dinero pesaba en su bolsa, no era motivo para lo que estaba por emprender. Lo que lo espoleaba era el reto. No tardaría en partir de nuevo hacia tierras de sus ancestros. Primer paso, Folnaien, antes de dirigir sus pasos a su auténtico destino. Sonrió. La pequeña fortuna de esa herencia tampoco le vendría mal. Pronto tendría demasiados frentes que sufragar. Nada era gratis en el camino que pretendía comenzar.
No había esperado a concurrencia que se había reunido a la entrada del subterráneo, y esa visión detuvo sus pasos, agriándole el humor en mayor medida. Contempló a los ciudadanos que, ociosos, reían y gesticulaban referentes a quienes ya se disponían a entrar. Una morbosidad carente de empatía. ¿Esperaban ver muertos, mutilados…? ¿Buscaban acaso divertirse así? Su ceño se frunció y sintió como tiraban los músculos de la parte izquierda del rostro a fin de manifestar asco. Como una marea que prosigue golpeando la misma piedra del miso acantilado, su opinión sobre Lunargenta cada vez llegaba a mayores profundidades de desagrado.
El colgante de Zelirica, su granate vampiresco, brillaba nítido y el espadachín paseó las yemas de sus dedos por la empuñadura de su espada, antes de devolver la mano al costado. Los humanos tenían una memoria extremadamente corta, o habrían masacrado a esos engendros nada más posar en ellos su vista. El premio en manos de cualquiera de éstos no podía ser positivo en modo alguno.
Avanzando despacio, se acercó a un pequeño puesto comercial, guardando previamente un pasquín acerca de la tumba, evitando con cierto disimulo al resto de participantes. No era amigo de bagatelas. Él mismo había fabricado joyas de mejor calidad, pero no era la primera vez que algo inocuo le resultaba de utilidad una vez bajo tierra. Incluso como la más sencilla distracción. De modo que se encogió de hombros y colocó el pago en la mesa antes de decidirse por uno y guardarlo en su bolsa de viaje.
Ajeno a todo salvo a la entrada, eliminó en pocas zancadas la distancia que lo separaba del lugar de descanso del humano de extraño apellido.
Cien años y para esa especie, parecía haber transcurrido toda una era. Sacudió la cabeza. Con razón su memoria era tan escasa
Nousis Indirel
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Nousis Indirel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Lunargenta iba a ser solo una escala en su viaje de vuelta a Beltrexus. Al menos, hasta que recibió la críptica nota de Matrim. No le extrañó la velocidad con la que el hombre había sabido de su llegada a la urbe, después de todo, el escribano era bueno en lo que hacía. Sin embargo, resultaba poco frecuente que fuera él quien acudiera en busca de un favor. Sobre todo, después de que se había librado de la deuda incurrida con ella.
—Se hace llamar Victoria Eugenia Federica de Poufís y Ardlingtown —explicó Matrim desde el otro lado de su humilde escritorio—, tataranieta del tipo y no le hace mucha gracia eso de que alguien de fuera de la familia se quede con el legado.
—Pues que se presente a la prueba —bufó Valeria con cierta impaciencia.
Matrim alzó las cejas y la miró en silencio. Por supuesto que una de Pupís y Arlinton no iba a arriesgar su noble pellejo si podía echar a otro a los perros.
—Y acude a ti, bien. Pero, ¿por qué tú acudes a mí?
—Te tengo por una mujer de recursos, una superviviente.
—¿Tal vez porque no me cuelo de paseo en una catacumba llena de pruebas arriesgadas y misteriosas?
—No, solo te las arreglas para cobrar del hombre que te contrata para protegerlo y de la que quería matarlo en primer lugar, no hacer ninguno de los trabajos y marcharte de la ciudad sin ganar un solo enemigo en el proceso.
Valeria se encogió de hombros. El asunto había sido un poco más complicado que eso, pero había que reconocer que no era tan mal resumen. Aún así, no se dejó llevar por la alabanza.
—¿Qué saco yo con esto? —dijo.
—Mi cliente está dispuesta a compartir el botín.
Ahora fue el turno de Valeria de alzar las cejas y mirar en silencio al escribano. Éste carraspeó antes de hablar de nuevo:
—Es posible que me haya llegado cierta información que podría interesarte. Sobre cierta bruja.
Valeria rió.
—¿Crees que voy a estar interesada en cualquier persona capaz de desordenarte los papeles sin tocarlos?
—Una que llegó hace cosa de un par de años desde el sur. Se le ha oído mencionar tu nombre. También el de una tal Valeria Reike. Interesante nombre, Reike —añadió al final, como pensando en voz alta.
Un par de noches después, Valeria se encontraba a la entrada del túnel indicado presenciando el lamentable espectáculo que se había organizado en torno a la extraña prueba. De alguna forma, le recordó a Lirio. La gente rica siempre encontraba el modo de exprimir aún más dinero de cualquier situación.
Echó un rápido vistazo a la gente que comenzaba a reunirse en lo que parecía el punto de partida de tan caprichosa aventura sin fijarse en nadie en particular. Al menos, hasta que su mirada se topó con cierto gigantón que habría resultado tremendamente atractivo de no ser por las miraditas de cachorrillo perdido que dirigía a su compañero, de estatura más modesta. Valeria se fijó entonces en el compañero. Conocía a ese hombre. Había hecho tratos con ese hombre.
Lo saludó con un gesto de cabeza en un momento en que los ojos de ambos se encontraron y llegó a dar unos pasos en su dirección, dispuesta a aprovechar la espera para charlar un poco sobre, bueno, sobre plantas.
Sin embargo, una vibración familiar hizo que detuviera sus pasos. ¿Quién iba a pensar que los amuletos fueran realmente mágicos?
—¿Qué hacen los …? —comenzó a preguntar, mientras acercaba la mano a uno de ellos para observarlo con más detenimiento.
La mujer que atendía el puesto apartó su mano de un manotazo y se limitó a graznar:
—¡25 aeros!
—Sí, el precio está claro, pero ¿cuál es el efecto que…?
—¡Son 25 aeros!
—Se hace llamar Victoria Eugenia Federica de Poufís y Ardlingtown —explicó Matrim desde el otro lado de su humilde escritorio—, tataranieta del tipo y no le hace mucha gracia eso de que alguien de fuera de la familia se quede con el legado.
—Pues que se presente a la prueba —bufó Valeria con cierta impaciencia.
Matrim alzó las cejas y la miró en silencio. Por supuesto que una de Pupís y Arlinton no iba a arriesgar su noble pellejo si podía echar a otro a los perros.
—Y acude a ti, bien. Pero, ¿por qué tú acudes a mí?
—Te tengo por una mujer de recursos, una superviviente.
—¿Tal vez porque no me cuelo de paseo en una catacumba llena de pruebas arriesgadas y misteriosas?
—No, solo te las arreglas para cobrar del hombre que te contrata para protegerlo y de la que quería matarlo en primer lugar, no hacer ninguno de los trabajos y marcharte de la ciudad sin ganar un solo enemigo en el proceso.
Valeria se encogió de hombros. El asunto había sido un poco más complicado que eso, pero había que reconocer que no era tan mal resumen. Aún así, no se dejó llevar por la alabanza.
—¿Qué saco yo con esto? —dijo.
—Mi cliente está dispuesta a compartir el botín.
Ahora fue el turno de Valeria de alzar las cejas y mirar en silencio al escribano. Éste carraspeó antes de hablar de nuevo:
—Es posible que me haya llegado cierta información que podría interesarte. Sobre cierta bruja.
Valeria rió.
—¿Crees que voy a estar interesada en cualquier persona capaz de desordenarte los papeles sin tocarlos?
—Una que llegó hace cosa de un par de años desde el sur. Se le ha oído mencionar tu nombre. También el de una tal Valeria Reike. Interesante nombre, Reike —añadió al final, como pensando en voz alta.
Un par de noches después, Valeria se encontraba a la entrada del túnel indicado presenciando el lamentable espectáculo que se había organizado en torno a la extraña prueba. De alguna forma, le recordó a Lirio. La gente rica siempre encontraba el modo de exprimir aún más dinero de cualquier situación.
Echó un rápido vistazo a la gente que comenzaba a reunirse en lo que parecía el punto de partida de tan caprichosa aventura sin fijarse en nadie en particular. Al menos, hasta que su mirada se topó con cierto gigantón que habría resultado tremendamente atractivo de no ser por las miraditas de cachorrillo perdido que dirigía a su compañero, de estatura más modesta. Valeria se fijó entonces en el compañero. Conocía a ese hombre. Había hecho tratos con ese hombre.
Lo saludó con un gesto de cabeza en un momento en que los ojos de ambos se encontraron y llegó a dar unos pasos en su dirección, dispuesta a aprovechar la espera para charlar un poco sobre, bueno, sobre plantas.
Sin embargo, una vibración familiar hizo que detuviera sus pasos. ¿Quién iba a pensar que los amuletos fueran realmente mágicos?
—¿Qué hacen los …? —comenzó a preguntar, mientras acercaba la mano a uno de ellos para observarlo con más detenimiento.
La mujer que atendía el puesto apartó su mano de un manotazo y se limitó a graznar:
—¡25 aeros!
—Sí, el precio está claro, pero ¿cuál es el efecto que…?
—¡Son 25 aeros!
Reike
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Reike' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Mi plan era pasar por Lunargenta solo de paso. No tenía demasiada estima a la ciudad, y lo que era peor, podía encontrarme a alguien que me conociera de mis tiempos mozos en la Guardia, o lo que era peor, a alguien de mi familia. Por desgracia, una cosa a la que tenía un relativo aprecio era al dinero, especialmente al dinero que no requería una gran complicación para conseguirlo. Y puede que fueran unas catacumbas donde la gente que había buscado sólo había encontrado dolor, pero explorar ruinas solía salirme mejor que matar gente, sobre todo porque implicaba menos problemas con la ley. Y era posible que por hacer eso y pasarme de listo estuviese a punto de morir como los patanes que me acompañaban y acabase convertido en vampiro, pero dado que yo había sido el superviviente, y que con la edad que tenía en ese momento, estaría bastante cascado si fuera humano, iba a considerar que esa ocasión también fue un éxito.
En la entrada a las catacumbas había gente, mucha gente, bastante más de la que se debería encontrar en un lugar como ese, y lo peor era que sabía que tipo de gente era, se dividían entre comerciantes carroñeros que buscaban cualquier opción para vender morralla, como mi poco estimada familia, e imbéciles que esperaban conseguir buenos oros de forma fácil, entre los que desgraciadamente me encontraba. Normalmente los habría ignorado, pero conocía a la persona que estaba comprando amuletos a la vieja rara, y tras haber trabajado con ella, respetaba el criterio de Reike, así que decidí imitarla.
- Pone una.- La dije mientras sacaba los 25 aeros que me había quedado claro que costaba después de oir su respuesta al resto de compradores.- ¿No vas a decirme lo que hacen ni dejarme elegir verdad?- Comenté viendo que había seguido el mismo procedimiento con todos los anteriores, y su cara de desprecio me indicó que no tenía intención alguna de cambiar su proceder.- Me encantaría decirte que es un modelo de negocio infame, pero por desgracia parece que todos los tontos compramos igual.
Me llevé mi colgante misterioso, confiando en que su sucio puesto acabara cayendo en un agujero en el suelo o algo similar, y me adentré en las catacumbas confiando en que al menos no me encontrara a más gente como ella, y con un poco de suerte volver a ver a los participantes conocidos que había avistado antes pero ya había vuelto a perder.
En la entrada a las catacumbas había gente, mucha gente, bastante más de la que se debería encontrar en un lugar como ese, y lo peor era que sabía que tipo de gente era, se dividían entre comerciantes carroñeros que buscaban cualquier opción para vender morralla, como mi poco estimada familia, e imbéciles que esperaban conseguir buenos oros de forma fácil, entre los que desgraciadamente me encontraba. Normalmente los habría ignorado, pero conocía a la persona que estaba comprando amuletos a la vieja rara, y tras haber trabajado con ella, respetaba el criterio de Reike, así que decidí imitarla.
- Pone una.- La dije mientras sacaba los 25 aeros que me había quedado claro que costaba después de oir su respuesta al resto de compradores.- ¿No vas a decirme lo que hacen ni dejarme elegir verdad?- Comenté viendo que había seguido el mismo procedimiento con todos los anteriores, y su cara de desprecio me indicó que no tenía intención alguna de cambiar su proceder.- Me encantaría decirte que es un modelo de negocio infame, pero por desgracia parece que todos los tontos compramos igual.
Me llevé mi colgante misterioso, confiando en que su sucio puesto acabara cayendo en un agujero en el suelo o algo similar, y me adentré en las catacumbas confiando en que al menos no me encontrara a más gente como ella, y con un poco de suerte volver a ver a los participantes conocidos que había avistado antes pero ya había vuelto a perder.
Corlys Glokta
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Corlys Glokta' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
A lomos de su oscuro y huesudo corcel llegó, atraído por los rumores de un reto que alimentaría su ego y sus bolsillos. Confiaba en sus capacidades para hacerse con aquel botín. De todas maneras, para él era costumbre hacerse con botines ajenos, aunque de maneras no tan lícitas como esta vez. De este modo, no tenía tanto morbo para Eberus, pero esa pérdida se compensaba con la competición. Hacerse con esos aeros le convertiría en el mejor de todos esos ambiciosos, y de los que ya habían fracasado al intentarlo.
Detrás de él se sentaba Selena, que lucía orgullosa su nueva armadura de hierro y portaba en sus manos su nueva hacha de petos, fabricada usando su hacha original. Le agradaba mucho su tacto, y su peso. Tenía que admitir que en Verisar había grandes conocimientos herreros.
El gentío se apartaba al escuchar las pezuñas de Morkvind y el traqueteo de la armadura de la elfa, y se abrieron paso así hasta la entrada de las catacumbas.
- ¿Qué hacen todos estos chafarderos aquí? - murmuró arrugando el rostro.
- ¿Qué pasa? ¿Te pone nervioso el público, brujo?
- Lo que no sé es qué mierda hacen aquí. Ninguno de estos tiene las habilidades para conseguir el legado, por los dioses. ¡Se ve a días de trote!
Poco después distinguió alguna cara conocida. ¡Y encima iban a entrar a las catacumbas! Aquello se convertiría en una competencia muy interesante.
Cuando se acercaron a la entrada para saludar, el puesto de la anciana llamó su atención, y esta, con sus increíbles dotes para el negocio consiguió que le compraran un talismán.
- ¡25 aeros! - gritó dejando escapar el aire entre los huecos que antaño eran dientes.
- Asquerosa vieja sin honor... - musitó el brujo, desde arriba, molesto con las formas de la anciana. Parecía que llevaba un duro día atendiendo a los aventureros.
Selena le otorgó los aeros en mano, se despidió con una reverencia de cabeza algo arisca, se colocó el talismán alrededor del cuello y decidió seguir a pie. Mientras, Eberus había avanzado sobre Morkvind para saludar a los conocidos, por lo que ella se apresuró para colocarse junto a la cabeza de la montura, portando en sus manos el hacha de petos.
- ¡Vaya! - soltó Eberus, sorprendido al ver allí a aquella joven bruja que le había enseñado un remedio medicinal en su propio taller tiempo atrás. - ¿Sabes? Desde aquella vez que nos vimos, en mi cabeza te recuerdo como la bruja medicina. Recuerdo tu aporte con respeto - explicó inusualmente amable a Valeria, pero conservando su seriedad. - Selena, ella es la que me... la del ungüento y el catalizador hiposoluble, ¿recuerdas? - Se corrigió a mitad de oración, pues le causaba cierta incomodidad expresar que una joven le hubiera enseñado aquellas nociones.
- Mis respetos. ¿Cuál es tu nombre? - preguntó Selena con elegancia.
Después el brujo se dirigió a Cohen. - Vampiro hijo de... siéntete afortunado por encontrarme hoy con buen humor - le saludó refiriéndose al traicionero hurto de su ropa interior. Luego, bajó de su corcel para ofrecerle un apretón de manos. - Hagamos algo. Si gano el botín, me devuelves mi ropa interior. Si lo ganas tú, te la quedas. Y si no ganamos ninguno de los dos, te investigaré hasta que la consiga - propuso casi en tono de susurro.
Luego saludó a Corlys y Zagreus, con quienes compartió interesantes hazañas y trifulcas en tierra de dragones.
Detrás de él se sentaba Selena, que lucía orgullosa su nueva armadura de hierro y portaba en sus manos su nueva hacha de petos, fabricada usando su hacha original. Le agradaba mucho su tacto, y su peso. Tenía que admitir que en Verisar había grandes conocimientos herreros.
El gentío se apartaba al escuchar las pezuñas de Morkvind y el traqueteo de la armadura de la elfa, y se abrieron paso así hasta la entrada de las catacumbas.
- ¿Qué hacen todos estos chafarderos aquí? - murmuró arrugando el rostro.
- ¿Qué pasa? ¿Te pone nervioso el público, brujo?
- Lo que no sé es qué mierda hacen aquí. Ninguno de estos tiene las habilidades para conseguir el legado, por los dioses. ¡Se ve a días de trote!
Poco después distinguió alguna cara conocida. ¡Y encima iban a entrar a las catacumbas! Aquello se convertiría en una competencia muy interesante.
Cuando se acercaron a la entrada para saludar, el puesto de la anciana llamó su atención, y esta, con sus increíbles dotes para el negocio consiguió que le compraran un talismán.
- ¡25 aeros! - gritó dejando escapar el aire entre los huecos que antaño eran dientes.
- Asquerosa vieja sin honor... - musitó el brujo, desde arriba, molesto con las formas de la anciana. Parecía que llevaba un duro día atendiendo a los aventureros.
Selena le otorgó los aeros en mano, se despidió con una reverencia de cabeza algo arisca, se colocó el talismán alrededor del cuello y decidió seguir a pie. Mientras, Eberus había avanzado sobre Morkvind para saludar a los conocidos, por lo que ella se apresuró para colocarse junto a la cabeza de la montura, portando en sus manos el hacha de petos.
- ¡Vaya! - soltó Eberus, sorprendido al ver allí a aquella joven bruja que le había enseñado un remedio medicinal en su propio taller tiempo atrás. - ¿Sabes? Desde aquella vez que nos vimos, en mi cabeza te recuerdo como la bruja medicina. Recuerdo tu aporte con respeto - explicó inusualmente amable a Valeria, pero conservando su seriedad. - Selena, ella es la que me... la del ungüento y el catalizador hiposoluble, ¿recuerdas? - Se corrigió a mitad de oración, pues le causaba cierta incomodidad expresar que una joven le hubiera enseñado aquellas nociones.
- Mis respetos. ¿Cuál es tu nombre? - preguntó Selena con elegancia.
Después el brujo se dirigió a Cohen. - Vampiro hijo de... siéntete afortunado por encontrarme hoy con buen humor - le saludó refiriéndose al traicionero hurto de su ropa interior. Luego, bajó de su corcel para ofrecerle un apretón de manos. - Hagamos algo. Si gano el botín, me devuelves mi ropa interior. Si lo ganas tú, te la quedas. Y si no ganamos ninguno de los dos, te investigaré hasta que la consiga - propuso casi en tono de susurro.
Luego saludó a Corlys y Zagreus, con quienes compartió interesantes hazañas y trifulcas en tierra de dragones.
Eberus
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Eberus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Mi intención original no era permanecer demasiado tiempo en Lunargenta, sino que planeaba tomar un descanso en una posada de la ciudad antes de reanudar mi vuelo a… bueno, no importa el destino; lo importante aquí es decir que iba de paso y los planes cambiaron, la nueva tendencia en Lunargenta.
Montado en Kali, mi feo caballo volador, yo iba distraído por los rumores de un nuevo reto mortal donde florecen las oportunidades de que alguien traicione a todos y, en consecuencia, se desencadenaran reacciones variadas como morirse de la impresión, que te metan mano o quedarte petrificado de la perplejidad, de modo que solo se pudiera ganar el que tuviera una palanca en un puesto importante.
Detrás de mí no iba Selena, porque ella iba en otro caballo volador igual de feo. Iba Xana, aunque no aferrada a mí, sino examinando, divertida, a una extraña estatuilla con sospechosa similitud a mí. Aún desconocíamos la procedencia de esa escultura, pero se veía adorable con su disfraz de gomejo y su sonrisa de presumido, que contrastaba con sus guanteletes mecánicos, imponentes y exitosos. La primera vez que vi la estatuilla no los tenía, pero la segunda vez lo encontré portando los guantes, y sentado sobre un par de botas con una diminuta carta que decía:
Y hasta ahí llegó el texto por falta de espacio donde escribir.
No supe qué pensar al respecto, pero, aun así, acepté usar las botas. No tardé en comprobar que eran más útiles que las que solía llevar. Sea quien fuera el creador, era buen zapatero.
—Sus creaciones son tan perfectas como las biusas —opiné entonces.
Volviendo a lo importante, las catacumbas seguían tan asquerosas como siempre, en todos los sentidos. Y un pestilente olor persistía eclipsando a los demás, persiguiéndome como un demonio del tormento, creciendo, revolviéndose y quemando con saña mi nariz. Luego descubrí que era Kali el que había pisado un regalito que no debió pisar y aún lo tenía en una de las patas.
Al llegar a nuestro destino, fuimos recibidos por un sujeto que se presentó como el bisnieto del famoso Ardillatoon, aunque no parecía una ardilla y eso fue una decepción. Nos entregó un folleto también, que Kali no dudó en devorar. Xana y yo decidimos entonces continuar a pie.
En el lugar, para sorpresa de nadie, se encontraban varias caras conocidas, casi los mismos de cada aventura o festividad. Me pregunté si alguna fuerza desconocida nos había elegido para ser las víctimas recurrentes de sus caprichos. Incluso cuando no éramos nosotros los protagonistas, los que asumían el papel también usaban nuestras caras. Sin duda alguna, era una cuestión inquietante.
—Hola a todos a los que conozco —saludé agitando una mano perezosamente—. Y a los que no conozco: hola también.
—¡Son 25 aeros! —me escupió, figurativa y literalmente, una anciana, gatillándome un respingo que precedió a la confusión.
—¿Qué?
—¡25 aeros! —repitió, señalando con su mano a mi lado.
Miré en la dirección, al cinto de Xana. Ella me imitó. Y ambos nos sorprendimos al ver que la estatuilla, que colgaba en el cinto, sostenía uno de los talismanes que vendía la anciana. Enseguida me dispuse a quitárselo, pero fue imposible, como si el amuleto siempre hubiera sido parte de la escultura.
Algo peludo y chillón me golpeó en la cara. Volví a dar un respingo del susto.
—25… aeros —gruñó la anciana, ahora agarrando a una rata por la cola y haciéndola girar, amenazante, lista para arrojármela, y con un jarrón lleno de más bichos a su lado.
Xana se apresuró a apaciguar la ira de la anciana mediante el pago exigido.
Montado en Kali, mi feo caballo volador, yo iba distraído por los rumores de un nuevo reto mortal donde florecen las oportunidades de que alguien traicione a todos y, en consecuencia, se desencadenaran reacciones variadas como morirse de la impresión, que te metan mano o quedarte petrificado de la perplejidad, de modo que solo se pudiera ganar el que tuviera una palanca en un puesto importante.
Detrás de mí no iba Selena, porque ella iba en otro caballo volador igual de feo. Iba Xana, aunque no aferrada a mí, sino examinando, divertida, a una extraña estatuilla con sospechosa similitud a mí. Aún desconocíamos la procedencia de esa escultura, pero se veía adorable con su disfraz de gomejo y su sonrisa de presumido, que contrastaba con sus guanteletes mecánicos, imponentes y exitosos. La primera vez que vi la estatuilla no los tenía, pero la segunda vez lo encontré portando los guantes, y sentado sobre un par de botas con una diminuta carta que decía:
«Me disculparía por robarte aeros para comprarme estos guanteletes en El Puchero de Alba, pero todos sabemos que me los merezco.
En compensación, te robé más aeros para comprarte estas botas para que te las metas en…».
En compensación, te robé más aeros para comprarte estas botas para que te las metas en…».
Y hasta ahí llegó el texto por falta de espacio donde escribir.
No supe qué pensar al respecto, pero, aun así, acepté usar las botas. No tardé en comprobar que eran más útiles que las que solía llevar. Sea quien fuera el creador, era buen zapatero.
—Sus creaciones son tan perfectas como las biusas —opiné entonces.
Volviendo a lo importante, las catacumbas seguían tan asquerosas como siempre, en todos los sentidos. Y un pestilente olor persistía eclipsando a los demás, persiguiéndome como un demonio del tormento, creciendo, revolviéndose y quemando con saña mi nariz. Luego descubrí que era Kali el que había pisado un regalito que no debió pisar y aún lo tenía en una de las patas.
Al llegar a nuestro destino, fuimos recibidos por un sujeto que se presentó como el bisnieto del famoso Ardillatoon, aunque no parecía una ardilla y eso fue una decepción. Nos entregó un folleto también, que Kali no dudó en devorar. Xana y yo decidimos entonces continuar a pie.
En el lugar, para sorpresa de nadie, se encontraban varias caras conocidas, casi los mismos de cada aventura o festividad. Me pregunté si alguna fuerza desconocida nos había elegido para ser las víctimas recurrentes de sus caprichos. Incluso cuando no éramos nosotros los protagonistas, los que asumían el papel también usaban nuestras caras. Sin duda alguna, era una cuestión inquietante.
—Hola a todos a los que conozco —saludé agitando una mano perezosamente—. Y a los que no conozco: hola también.
—¡Son 25 aeros! —me escupió, figurativa y literalmente, una anciana, gatillándome un respingo que precedió a la confusión.
—¿Qué?
—¡25 aeros! —repitió, señalando con su mano a mi lado.
Miré en la dirección, al cinto de Xana. Ella me imitó. Y ambos nos sorprendimos al ver que la estatuilla, que colgaba en el cinto, sostenía uno de los talismanes que vendía la anciana. Enseguida me dispuse a quitárselo, pero fue imposible, como si el amuleto siempre hubiera sido parte de la escultura.
Algo peludo y chillón me golpeó en la cara. Volví a dar un respingo del susto.
—25… aeros —gruñó la anciana, ahora agarrando a una rata por la cola y haciéndola girar, amenazante, lista para arrojármela, y con un jarrón lleno de más bichos a su lado.
Xana se apresuró a apaciguar la ira de la anciana mediante el pago exigido.
Rauko
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
La gente grande era muy rara. Parecía que todos querían vivir en el mismo sitio y hacían nidos feos de piedra fría. O de madera pocha. Y muchos iban con esas cosas pinchosas de metal que usaba la gente mala. Tampoco le gustaba ese suelo que no crecía, y que no era blandito como la tierra y la hierba del bosque. Si alguien se caía, se haría daño. Sacudió la cabeza. La gente grande no sabía nada.
Así que, tapándose la nariz con una mano, entró en ese sitio supergrande. Abrió los ojos todo lo que pudo. ¡¿CUÁNTA GENTE HABÍA?! Miró a todos lados, dando una vuelta sobre sí mismo. Por lo menos, por lo menos… ¡MÁS DE DOS VECES DIECÉIS, O… O TRES! Su boca formó una O perfecta. Y Koru comenzó a correr para ver de donde venían exactamente. Igual había un nido de gente más que supergrande, como un árbol donde a veces había muchos bichos al quitarle un trozo de piel de árbol.
Pero en ese sitio que olía mal y tenía tanta gente grande todo era igual. Igual y feo. Claro, por eso todos tenían caras de triste o caras de enfado. Era difícil acordarse donde estaba cada cosa. No sabían que era mejor vivir en el bosque.
Rebuscó para agarrar una manzana de su pequeño zurrón y su mano le enseñó varias cosas redondas. Y pequeñas. Y frías. Y que no se podían comer. Había encontrado muchas, y una casi le había partido un diente, así que la tiró lejos y dejó de ser su amigo. Las otras no hablaban, como su palo, pero al menos no le habían hecho nada. Era como las piedras, pero peor. Las piedras valían para romper cosas que se comían. Esas redondillas ni eso. Así que le dio unas a un gente grande que también olía mal y parecía triste. Quizá a él le hablasen. Preguntó a las redondillas si querían vivir con él, y no dijeron nada, así que Koru supo que les daba igual. El gente grande miró a Koru asombrado.
-¿Qu…?
-Soy Koru, del bosque- se presentó, colocando su palo de metal vertical al suelo- No hablan, pero tienes que tratarlas bien- dijo señalándole con el dedo- Una vez una arquista hizo que mi palo se moviese, y esas redondillas suelen perderse. ¿Por qué hay tanta gente grande en este sitio? ¿Tenéis una madriguera supergrande? Yo tuve ojosdesol una vez. ¿Conoces pelosoles? Yo sí. Buenos y gente mala que quisieron pegarme. ¿Eres gente mala? ¿Te gustan las cosas pinchosas? ¿Cuánta gente grande conoces? ¿Sois más de tres veces dieséis? ¿Te gustan las manzanas? Toma una- le regaló sacándola del zurrón- Yo probé frutapelosas cuando floté en la montaña de madera. Era superKoru, pero no te voy a hacer nada. ¿Te gustan los arquistas? A mí sí. Como el bicocho, pero no los bichos muchipata. Hacen ruidos raros y son feos y malos. Una vez me mordió una tortuga y ya no somos amigos. ¿Tienes amigos? ¿Te gustan las redondillas?
Éste miró la mano en la que las tenía, y una lágrima bajó por su mejilla.
-Sí- se apenó Koru- están frías y no se comen, pero a la gente grande le gustan. Y son tontos, porque las cambian por cosas más mejores.
-Hay… hay muchas cerca- empezó el gente grande, y Koru se acercó a un palmo de él, mirándolo con curiosidad- Por si quieres cambiarlas por… cosas.
El pequeño ladeó la cabeza.
-Vale- aceptó. Quería comida rica. Y ver gente grande contenta, no triste o enfadada- Y te traeré más redondillas a ti si quieres. Pesan mucho para llevarlas y que no se coman. ¿Comiste tododientes? ¿Hay tododientes de suelo? Igual no, este suelo raro no crecer y resbaliza cuando está sucio. ¿Sabes que la gente grande oléis mal?
Koru lo vio sonreír, y cuando escuchó la dirección, echó a correr una vez más. Sólo oyó un último “Ten cuidado”. Claro que no sabía que había podido con pelosoles malos, muchipatas guardianes de frutapelosas, pájaros que hablaban y tododientes de rio.
Y llegó al sitio, donde gente grande parecía feliz y otros más esperaban o estaban entrando a una cueva oscuroncia. Corrió hasta la entrada, cuando paró en seco chocándose con un gente grande con la mirada puesta en unas piedras brillantes con cadena.
Hasta que levantó la mirada.
¡PELONIEVE Y CARAPINTADA! ¡ERAN PELONIEVE Y CARAPINTADA!
-¡ESTÁIS AQUÍ!- gritó contento y corriendo a su alrededor- ¿También buscáis redondillas para regalar? ¿Qué hay ahí dentro? ¿Por qué estáis aquí? ¿Son vuestros amigos?- señaló a todos los gente grande de cerca- Vengo de un sitio lejos. ¿Por qué huele mal? ¿Os gusta el suelo que no crece? Quiero bicocho, pero la gente grande no me lo da. ¿Hay tododientes de suelo? ¿La gente grande tiene un nido grande o solo nido pequeñofeos de piedra fría? ¿Hay fruta que se mueve sola? Una vez comí una y me dolió la tripa. ¿Vísteis al pájaro que hablaba? Dijo cosas raras.
Se fue acercando entonces a los amigos de Pelonieve y Carapintada. Algunos cambiaban redondillas por las piedras bonitas. Él cogió un puñado y también las puso encima de la mesa. Quería una cosa de esas que todos tenían. Un vicinco.
Miró después a dos pelonieve que hablaban con un caraescondida.
-Soy Koru, del bosque ¿Sois amigos de ellos?- señaló a Pelonieve y Carapintada- ¿Por qué os gustan los vicincos? ¿Hacen cosas? ¿Cosas de arquista? Mi palo se movió solo un rato una vez. Ahora no, tampoco habla. ¿Sois gente mala? ¿Habéis intentado comer redondillas? ¿Y bicocho? ¿Y frutapelosas? Tengo manzanas, pero me quedan dos, y sois – contó- tres. ¿Queréis un poco? ¿Os gusta el bosque? Es más mejor que esto. Aquí huele mal y hay mucha gente. Más de dos veces dieséis. Quiero cambiar redondillas por cosas. Y darle unas a gente grande. ¿Qué hay allí dentro? ¿Cuántos colores de manzanas conocéis? Yo conocí a una rois. Mandaba mucho y sabía muchas cosas. ¿Sabéis muchas cosas? Yo sí. ¿Os gusta el agua grande? Sabe mal. ¿Conocéis a una pelosol pequeña?
Así que, tapándose la nariz con una mano, entró en ese sitio supergrande. Abrió los ojos todo lo que pudo. ¡¿CUÁNTA GENTE HABÍA?! Miró a todos lados, dando una vuelta sobre sí mismo. Por lo menos, por lo menos… ¡MÁS DE DOS VECES DIECÉIS, O… O TRES! Su boca formó una O perfecta. Y Koru comenzó a correr para ver de donde venían exactamente. Igual había un nido de gente más que supergrande, como un árbol donde a veces había muchos bichos al quitarle un trozo de piel de árbol.
Pero en ese sitio que olía mal y tenía tanta gente grande todo era igual. Igual y feo. Claro, por eso todos tenían caras de triste o caras de enfado. Era difícil acordarse donde estaba cada cosa. No sabían que era mejor vivir en el bosque.
Rebuscó para agarrar una manzana de su pequeño zurrón y su mano le enseñó varias cosas redondas. Y pequeñas. Y frías. Y que no se podían comer. Había encontrado muchas, y una casi le había partido un diente, así que la tiró lejos y dejó de ser su amigo. Las otras no hablaban, como su palo, pero al menos no le habían hecho nada. Era como las piedras, pero peor. Las piedras valían para romper cosas que se comían. Esas redondillas ni eso. Así que le dio unas a un gente grande que también olía mal y parecía triste. Quizá a él le hablasen. Preguntó a las redondillas si querían vivir con él, y no dijeron nada, así que Koru supo que les daba igual. El gente grande miró a Koru asombrado.
-¿Qu…?
-Soy Koru, del bosque- se presentó, colocando su palo de metal vertical al suelo- No hablan, pero tienes que tratarlas bien- dijo señalándole con el dedo- Una vez una arquista hizo que mi palo se moviese, y esas redondillas suelen perderse. ¿Por qué hay tanta gente grande en este sitio? ¿Tenéis una madriguera supergrande? Yo tuve ojosdesol una vez. ¿Conoces pelosoles? Yo sí. Buenos y gente mala que quisieron pegarme. ¿Eres gente mala? ¿Te gustan las cosas pinchosas? ¿Cuánta gente grande conoces? ¿Sois más de tres veces dieséis? ¿Te gustan las manzanas? Toma una- le regaló sacándola del zurrón- Yo probé frutapelosas cuando floté en la montaña de madera. Era superKoru, pero no te voy a hacer nada. ¿Te gustan los arquistas? A mí sí. Como el bicocho, pero no los bichos muchipata. Hacen ruidos raros y son feos y malos. Una vez me mordió una tortuga y ya no somos amigos. ¿Tienes amigos? ¿Te gustan las redondillas?
Éste miró la mano en la que las tenía, y una lágrima bajó por su mejilla.
-Sí- se apenó Koru- están frías y no se comen, pero a la gente grande le gustan. Y son tontos, porque las cambian por cosas más mejores.
-Hay… hay muchas cerca- empezó el gente grande, y Koru se acercó a un palmo de él, mirándolo con curiosidad- Por si quieres cambiarlas por… cosas.
El pequeño ladeó la cabeza.
-Vale- aceptó. Quería comida rica. Y ver gente grande contenta, no triste o enfadada- Y te traeré más redondillas a ti si quieres. Pesan mucho para llevarlas y que no se coman. ¿Comiste tododientes? ¿Hay tododientes de suelo? Igual no, este suelo raro no crecer y resbaliza cuando está sucio. ¿Sabes que la gente grande oléis mal?
Koru lo vio sonreír, y cuando escuchó la dirección, echó a correr una vez más. Sólo oyó un último “Ten cuidado”. Claro que no sabía que había podido con pelosoles malos, muchipatas guardianes de frutapelosas, pájaros que hablaban y tododientes de rio.
Y llegó al sitio, donde gente grande parecía feliz y otros más esperaban o estaban entrando a una cueva oscuroncia. Corrió hasta la entrada, cuando paró en seco chocándose con un gente grande con la mirada puesta en unas piedras brillantes con cadena.
Hasta que levantó la mirada.
¡PELONIEVE Y CARAPINTADA! ¡ERAN PELONIEVE Y CARAPINTADA!
-¡ESTÁIS AQUÍ!- gritó contento y corriendo a su alrededor- ¿También buscáis redondillas para regalar? ¿Qué hay ahí dentro? ¿Por qué estáis aquí? ¿Son vuestros amigos?- señaló a todos los gente grande de cerca- Vengo de un sitio lejos. ¿Por qué huele mal? ¿Os gusta el suelo que no crece? Quiero bicocho, pero la gente grande no me lo da. ¿Hay tododientes de suelo? ¿La gente grande tiene un nido grande o solo nido pequeñofeos de piedra fría? ¿Hay fruta que se mueve sola? Una vez comí una y me dolió la tripa. ¿Vísteis al pájaro que hablaba? Dijo cosas raras.
Se fue acercando entonces a los amigos de Pelonieve y Carapintada. Algunos cambiaban redondillas por las piedras bonitas. Él cogió un puñado y también las puso encima de la mesa. Quería una cosa de esas que todos tenían. Un vicinco.
Miró después a dos pelonieve que hablaban con un caraescondida.
-Soy Koru, del bosque ¿Sois amigos de ellos?- señaló a Pelonieve y Carapintada- ¿Por qué os gustan los vicincos? ¿Hacen cosas? ¿Cosas de arquista? Mi palo se movió solo un rato una vez. Ahora no, tampoco habla. ¿Sois gente mala? ¿Habéis intentado comer redondillas? ¿Y bicocho? ¿Y frutapelosas? Tengo manzanas, pero me quedan dos, y sois – contó- tres. ¿Queréis un poco? ¿Os gusta el bosque? Es más mejor que esto. Aquí huele mal y hay mucha gente. Más de dos veces dieséis. Quiero cambiar redondillas por cosas. Y darle unas a gente grande. ¿Qué hay allí dentro? ¿Cuántos colores de manzanas conocéis? Yo conocí a una rois. Mandaba mucho y sabía muchas cosas. ¿Sabéis muchas cosas? Yo sí. ¿Os gusta el agua grande? Sabe mal. ¿Conocéis a una pelosol pequeña?
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
-... y por lo tanto no me parece sensato, ni siquiera inteligente aventurarse así porque si en algo tan ajeno a nosotros como lo es ese botín. No es como si no tuviese cosas que hacer, igualmente.No te imaginas la de quebraderos de cabeza que me causó mi última visita a Lunargenta. Además está el asunto de arriesgar el pellejo por tan solo dinero.. ¿No te alcanza con lo que te pago? ¿Es eso lo que intentas decirme?
La mirada de Caoimhe cansada recorría la expresión de Hugo como intentando buscar explicación a su repentina ola de proactividad. Su ceja enarcada de manera exagerada mientras guardaba en su mostrador todo aquello que había estado custodiando durante su día de trabajo.
-El premio no solo es dinero. Digo... estoy seguro que no seremos los únicos en atender a tal evento.., Con lo que te gusta socializar seguro que hay bastante sangre fresca- Le guiñó un ojo a lo que Caoimhe compuso una mirada furiosa- y en una dinastía tan antigua como los Ardilingtown no sería poco común encontrar algún objeto... un artefacto e incluso algún libro que pudiese...- El hombre tigre le enseñó un panfleto medio doblado que depositó sobre la mesa en un intento de captar su atención. Hugo notó como se torcía el ceño de Caoimhe- Yo se que eres una prestamista independiente y todo eso pero...Tan solo digo... estaría hacer algo juntos de cuando en cuando ¿Vale? -
-¡Qué necesitado!- dijo Caoimhe desestimando la idea mientras salía de la habitación.- ¿Cuándo dices que regresa Axel del norte?...Mejor enfócate en que los Biluis nos paguen lo que nos deben antes de que termine la semana.
-Yo se... pero tienen un pequeño recién nacido y cada vez que voy me dicen que les de tiempo para que puedan comprar comida antes de pagarnos y... ya sabes que los bebés son mi punto débil.- dijo el hombre.
- No lo sería tanto si te contase quien es el verdadero padre.- zanjó
[.....]
La sonrisa del hombre que entregaba los folletos parecía lo suficientemente ensayada como para hacer que Caoimhe se cuestionase como de amañada estaba aquella situación. El pequeño tenderete a las puertas de la entrada a aquella gruta le confirmó que de hecho, aquello no podía ser más que un pasatiempo para cualquiera que mirase a los participantes de manera cercana. Un producto más de la comercialización que llevaba tiempo exténdiendose por las ciudades más grandes como le pasaba a Lunargenta.
El gentío y excitación generalizada la hizo arrepentirse al menos tres veces de haber atendido a los lloros de Hugo y haberse tomado un descanso de sus quehaceres cotidianos para contentar a su amigo. La cuarta nota de arrepentimiento la pusieron unas orejas unidas a un cabello negro azabache entre la multitud que conocía lo suficientemente bien como para querer ignorar de manera activa.
- ¡Compremos un souvenir!- dijo Axel eligiendo uno de los talismanes del tenderete cercano a la entrada. Su aspecto feroz y fuertudo hacía que mucha gente se alejase de él a medida que avanzaban hasta el punto inicial de aquella aventura.
-¿Mmm...?- dijo Caoimhe, distraída en analizar al grupo de personas que como ellos iban a embarcarse en la hazaña de los Ardingtown. Reconoció a varios de ellos, pero no se esforzó en saludarlos. Dedicó una sonrisa afable a Cohen, acompañado de Peter. Pero no se les acercó. Creyó ver a Rauko con Xana e intuyó la figura del que supuso era el verdadero Eberus acompañado de una bruja a la que había visto un par de veces cerca del chico que había derrotado las pruebas de los suplantadores y se había hecho con la victoria en aquella extraña aventura que habían tenido un tiempo atrás.
Un cuervo familiar graznó en el cielo oscuro que los recibía y la imagen mental del recuerdo que acompañaba a aquel cuervo la envolvió por un segundo.No buscó a su dueño con los ojos. En su lugar atendió de nuevo a las preguntas de Hugo.
-Oh... Bueno. Pero asegúrate de que no es el más grande. Ya tengo suficiente contigo...no pienso cargar con otra cosa enorme todo el camino.-dijo mientras Hugo intercambiada dinero a cambio del talismán.
Caoimhe
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Caoimhe' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
La ciudad de los humanos era un pequeño paso en medio de un largo viaje no pensábamos quedarnos ahí por mucho tiempo, pero los panfletos que encontramos pegados en una taberna antes que nos expulsaran, nos llevaron a dar una vuelta por las catacumbas de la ciudad. Y es que se hablaba de un antiguo tesoro escondido en alguna parte de algún lugar o algo así, de lo único que podíamos estar seguros era que se trataba de un tesoro valioso, y eso lo sabía porque era un tesoro, y los tesoros son valiosos así que añadirle un “valioso” después de “tesoro” era misteriosamente redundante y a la vez muy reafirmativo.
De cualquier manera, bajé a las catacumbas acompañado del Señor Van Pyro, quien caminaba con elegancia entre aquel misterioso y lúgubre lugar. Si algo había aprendido cuando nos sacaron de la taberna, era que los perros no eran tratados con mucho respeto, así que se me ocurrió un plan para que el mío pudiera mantener su dignidad.
Me acerqué hasta la entrada de lo que parecía ser el inicio de la prueba, pero ahí fuimos detenidos bruscamente por el que parecía estar a cargo -El animal debe quedarse afuera- Dijo el sujeto con autoridad, a lo que respondí usando mi voz mágica para que pareciera que las palabras salían de la boca del Señor Van Pyro -¡¡Oblígame perro!!- [1] El hombre abrió los ojos como platos y retrocedió extrañado, el perro acababa de hablarle.
Le pido mil disculpas, mi amo es un poco imprudente y autoritario algunas veces- Dije con mi voz normal hablando para tranquilizar al sujeto luego de semejante susto -A ver si entiendo, ¿el perro es el amo?- Preguntó el hombre bastante extrañado -El amo es el perro- Dije para reafirmar la situación tan particular.
Bueno, veamos- El hombre se tomó unos instantes para revisar una serie de pergaminos con reglas, nos miró a ambos y volvió a revisar una vez más cada pergamino antes de resignarse -No hay ninguna regla que diga que el perro no puede participar, pero es una situación bastante extraña- Explicó, aunque de nada serviría -¿Tienen miedo de que un perro le gane a esta pila de perdedores?- [1] Dije de nuevo haciendo que la voz mágica saliera de la boca del perro.
Sea como sea, no pueden entrar ustedes solos ¡En cuanto sean un grupo numeroso podrán entrar!- Aquella regla sí parecía ser un problema, necesitábamos aliados que no teníamos, para hacer cosas que no entendíamos en un lugar que no conocíamos, vamos, nada podría salir mal. Di un rápido vistazo al lugar pensando en dar una vuelta para luego colarme en algún grupo, pero una cara conocida me dio una idea.
Me acerqué a Rauko que se encontraba junto a Xana, lidiando con una extraña vendedora -Tenemos que irnos, no preguntes, no hay tiempo para explicaciones- Le dije a Rauko mientras lo tomaba del brazo para irnos de ahí, pero antes de poder marcharnos, la vendedora me detuvo -Son 25 aeros- Dijo se manera tajante mientras señalaba unas estatuillas. La miré sin entender y traté de continuar mi camino, pero de nuevo me haló y dijo -Son 25 aeros- La miré, me miró, nos miramos, se miraron, y todas las conjugaciones.
Aún sin entender, apreté más el brazo de Rauko para irnos de ahí pero la anciana me detuvo de nuevo agarrándome por la camisa -Son 25 aeros- Dijo de nuevo -Ya sé que son 25 aeros, pero no me interesa llevar ninguno, gracias- Dije alterado y presa de la indignación, pero la respuesta de la anciana no cambió -Son 25 aeros- Dijo señalando al Señor Van Pyro que ya llevaba en su boca una de las estatuillas.
Ah, claro, por eso son 25 aeros- Dije de mala gana al pagarle a la anciana y emprendimos el camino hacia la entrada del desafío. En el ya extraño camino apareció un animalejo bastante gracioso, aunque no gracioso de risa, gracioso de raro, se trataba de un mono parlante, que bien o mal, que hablara por su cuenta le daba más credibilidad al perro parlanchín -Que bien, parece que no voy a ser el más raro del grupo- [1] Dije con la voz del perro haciendo parecer que él hablaba.
Sabiendo que Rauko, Xana y yo… y el mono quizá no éramos un grupo tan grande, hizo falta improvisar un poco -Alberto, Alfredo, Alfonso, cuanto tiempo sin verlos, andaban desaparecidos- Dije mientras caminaba confiado hacia donde se encontraban tres misteriosos sujetos, aunque no tenía idea de quiénes eran. Con tantos integrantes ya teníamos un grupo lo suficientemente grande como para entrar.
[1] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. De cualquier manera, bajé a las catacumbas acompañado del Señor Van Pyro, quien caminaba con elegancia entre aquel misterioso y lúgubre lugar. Si algo había aprendido cuando nos sacaron de la taberna, era que los perros no eran tratados con mucho respeto, así que se me ocurrió un plan para que el mío pudiera mantener su dignidad.
Me acerqué hasta la entrada de lo que parecía ser el inicio de la prueba, pero ahí fuimos detenidos bruscamente por el que parecía estar a cargo -El animal debe quedarse afuera- Dijo el sujeto con autoridad, a lo que respondí usando mi voz mágica para que pareciera que las palabras salían de la boca del Señor Van Pyro -¡¡Oblígame perro!!- [1] El hombre abrió los ojos como platos y retrocedió extrañado, el perro acababa de hablarle.
Le pido mil disculpas, mi amo es un poco imprudente y autoritario algunas veces- Dije con mi voz normal hablando para tranquilizar al sujeto luego de semejante susto -A ver si entiendo, ¿el perro es el amo?- Preguntó el hombre bastante extrañado -El amo es el perro- Dije para reafirmar la situación tan particular.
Bueno, veamos- El hombre se tomó unos instantes para revisar una serie de pergaminos con reglas, nos miró a ambos y volvió a revisar una vez más cada pergamino antes de resignarse -No hay ninguna regla que diga que el perro no puede participar, pero es una situación bastante extraña- Explicó, aunque de nada serviría -¿Tienen miedo de que un perro le gane a esta pila de perdedores?- [1] Dije de nuevo haciendo que la voz mágica saliera de la boca del perro.
Sea como sea, no pueden entrar ustedes solos ¡En cuanto sean un grupo numeroso podrán entrar!- Aquella regla sí parecía ser un problema, necesitábamos aliados que no teníamos, para hacer cosas que no entendíamos en un lugar que no conocíamos, vamos, nada podría salir mal. Di un rápido vistazo al lugar pensando en dar una vuelta para luego colarme en algún grupo, pero una cara conocida me dio una idea.
Me acerqué a Rauko que se encontraba junto a Xana, lidiando con una extraña vendedora -Tenemos que irnos, no preguntes, no hay tiempo para explicaciones- Le dije a Rauko mientras lo tomaba del brazo para irnos de ahí, pero antes de poder marcharnos, la vendedora me detuvo -Son 25 aeros- Dijo se manera tajante mientras señalaba unas estatuillas. La miré sin entender y traté de continuar mi camino, pero de nuevo me haló y dijo -Son 25 aeros- La miré, me miró, nos miramos, se miraron, y todas las conjugaciones.
Aún sin entender, apreté más el brazo de Rauko para irnos de ahí pero la anciana me detuvo de nuevo agarrándome por la camisa -Son 25 aeros- Dijo de nuevo -Ya sé que son 25 aeros, pero no me interesa llevar ninguno, gracias- Dije alterado y presa de la indignación, pero la respuesta de la anciana no cambió -Son 25 aeros- Dijo señalando al Señor Van Pyro que ya llevaba en su boca una de las estatuillas.
Ah, claro, por eso son 25 aeros- Dije de mala gana al pagarle a la anciana y emprendimos el camino hacia la entrada del desafío. En el ya extraño camino apareció un animalejo bastante gracioso, aunque no gracioso de risa, gracioso de raro, se trataba de un mono parlante, que bien o mal, que hablara por su cuenta le daba más credibilidad al perro parlanchín -Que bien, parece que no voy a ser el más raro del grupo- [1] Dije con la voz del perro haciendo parecer que él hablaba.
Sabiendo que Rauko, Xana y yo… y el mono quizá no éramos un grupo tan grande, hizo falta improvisar un poco -Alberto, Alfredo, Alfonso, cuanto tiempo sin verlos, andaban desaparecidos- Dije mientras caminaba confiado hacia donde se encontraban tres misteriosos sujetos, aunque no tenía idea de quiénes eran. Con tantos integrantes ya teníamos un grupo lo suficientemente grande como para entrar.
[-] Interactúo con Rauko y Xana, luego con El Mono y al final llamo por otros nombres a Eberus, Corlys y Zagreus para que parezca que somos un grupo. Bio no sabe cómo se llaman pero el cariño es el mismo =)
Bio
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
- RESUMEN DEL TURNO 1:
BIO
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Zafiro: Una vez durante el juego, puedes sustituir la cantidad de aeros que te quede por la del jugador con más dinero con la que compartas casilla o con el que hayas compartido trayecto. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse.
ESTATUAS: 0
OTROS:
CAOIMHE
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
ESTATUAS: 0
OTROS:
COHEN
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 0
OTROS:
CORLYS
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
ESTATUAS: 0
OTROS:
EBERUS
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Topacio: Una vez durante el juego, todos los jugadores que vayan por delante de ti y los que estén en tu misma casilla se verán ralentizados, restando su avance en dos casillas en la próxima tirada.
ESTATUAS: 0
OTROS:
KORU
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 0
OTROS:
NOUSIS
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
ESTATUAS: 0
OTROS:
RAUKO
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 0
OTROS:
REIKE
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
ESTATUAS: 0
OTROS:
ZAGREUS
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Amatista: Una vez durante el juego, podrás evitar que nadie de los que comparten casilla contigo o inician el turno tras de ti, te adelanten en ese turno, avanzando cómo mucho hasta la casilla en la que tú termines.
ESTATUAS: 0
OTROS:
- POSICIONES:
CASILLA 1
BIO
CASILLA 2
NOUSIS
KORU
CASILLA 3
COHEN
ZAGREUS
CASILLA 4
CORLYS
EBERUS
RAUKO
CASILLA 5
REIKE
CAOIMHE
A medida que pasaban los segundos, Cohen comenzó a ver entre los aventureros algunas caras conocidas. Saludó a varios de ellos haciendo un asentimiento con la cabeza, aunque sólo Eberus se les acercó. El brujo parecía continuar enfadado por el hecho de que él le hubiera robado aquella prenda de ropa interior.
―¿Para qué quieres… eso? ―preguntó Peter, extrañado y ligeramente avergonzado.
―Bueno… teniendo en cuenta que intentaste robarme la primera vez que nos conocimos, decidí tomarla prestada.
Hizo alusión a aquella vez en la que el brujo con Ingela querían quemar las telas mágicas de Luminicious Champagne. Aquello había quedado ya demasiado atrás, pero la prenda estaba ahora en la posición del modista y el vampiro poco más podía hacer.
―De todas formas, acepto el trato― terminó diciendo, a sabiendas de que no podía cumplirlo ni tenía el más mínimo interés en hacerlo.
Fue entonces cuándo el bisnieto del albacea de Ardlingtown permitió el acceso al túnel y todos los aventureros, allí presentes, caballos, perros parlantes y estatuillas mágicas incluidas, se introdujeron en él.
Cohen caminó junto a Peter. El humano seguía sin estar demasiado entusiasmado. Por un segundo, la idea de usar su magia en él, modificar su estado de ánimo, pasó por su mente, pero al ser poco ético y algo momentáneo, decidió no intervenir.
―Esto parece estar demasiado iluminado…
A ambos lados del pasillo del túnel, algunas antorchas iluminaban el largo pasillo, aunque el ambiente seguía siendo sombrío. Los vampiros verían bien allí, pero puede que las demás razas necesitaran tomar algunas de las antorchas para ver con claridad a su alrededor.
El vampiro continuaba andando, cuándo vio que Peter se detuvo. Cohen paró en seco mientras algunos de los demás aventureros les adelantaban. El humano se había agachado y tomaba algo del suelo, un pequeño animal.
―¿Pero que es eso?
―Es una chinchilla.
―¿Una qué?
Cohen se acercó a Peter para ver cómo tenía en su mano a un pequeño roedor. La verdad es que el animalillo le pareció de lo más desagradable. Y recordó cómo San Jacobo de Beckelard III se alimentaba sólo de animales así… aquello era realmente repulsivo.
―Suéltalo…
―Habrá un nido por alguna parte… ―dijo, mirando el suelo― Es muy pequeño y necesita su refugio.
La idea de tener cerca a aquel animal le asqueó, pero fue la primera vez que vio a Peter sonriendo abiertamente, con la chinchilla en sus manos, por lo que asintió mientras algunos más seguían adelantando.
―¿Podemos continuar? No quisiera atrasarme más de lo debido... ―le preguntó mientras un par de personas se acercaban.
_______________________________
EN ESTE TURNO:
1 - Debéis rolear la situación de la casilla en la que os encontráis en este turno. La casilla en la que os encontráis se encuentra en el spoiler superior y el casillero algo más abajo.
2 - Tenéis que tirar obligatoriamente un dado de runas para determinar en qué casilla estaréis en el turno siguiente.
3 - Corlys, Eberus, Rauko, Reike y Caoimhe podrán utilizar sus talismanes en este turno, si lo creen conveniente o si es posible. Cómo ningún jugador ha obtenido el collar de Ónix, podéis estar tranquilos pues conservaréis el talismán.
4 - Si el ganador o ganadores del juego no ha usado su talismán, recuperará(n) los 25 aeros que se sumarán al botín.
5 - A tener en cuenta que en el interior del túnel, salvo que seáis vampiros, necesitáis una fuente de luz. Hay numerosas antorchas en las paredes que estarán presentes hasta la casilla 12. A partir de la casilla 12, necesitaréis una fuente de luz que ilumine vuestro camino. En caso de que no tengáis, podéis coger una de las numerosas antorchas que encontraréis en las paredes.
6 - El turno terminará el próximo domingo 3 de marzo. En caso de duda, mensaje privado en el foro o por Discord.
- CASILLERO - 01 a 05:
CASILLA 1 – HERROPEA
Al caer en esta casilla, una misteriosa herropea aparecerá encadenando tus pies a una bola de hierro pesada y de gran tamaño. Esto provocará que, en tus siguientes 2 turnos, restes un movimiento en las tiradas que realices.
Si en tus próximos 2 turnos, sacas una runa de muy buena suerte o una runa de buena suerte, restarás un movimiento, pero la cadena se romperá de forma instantánea, no teniendo esta restricción durante el segundo turno si sucede en el primero. Además, del interior de la bola de hierro brotará una estatua funeraria.
En todo caso, puedes romper la herropea en el turno siguiente, pero al hacerlo, se descontará 25 aeros de tu botín, pero no tienes posibilidad de ganar la estatua funeraria, pues quedará rota.
CASILLA 2
La persona que caiga en esta casilla tirará una tirada de ROL en el siguiente turno. Restará de su botín el número de aeros que salga en esta tirada.
CASILLA 3 - CHINCHILLA DEL INFIERNO EXTRAVIADA
Una pequeña chinchilla del infierno aparece frente a ti. A simple vista parece un hámster bastante grande, pero su apetito es voraz.
Debes hacerte cargo de este animal y llevarlo a la casilla 8, dónde se encuentra el Nido de Chinchillas.
Si llegas con la Chinchilla del infierno hasta esta casilla, sin que nada le pase por el camino, recibirás 25 aeros en tu botín, pero tendrás que hacer parada obligatoria en esta casilla, aunque tus runas te manden más allá de la misma.
CASILLA 4
Las personas que caigan en esta casilla tirarán una tirada de ROL en el siguiente turno. Sumarán a su botín el número de aeros que el dado les ofrezca.
Lo anterior no se aplica si tienes una Chinchilla del Infierno a tu cuidado. En ese caso, el animal muere provocando el siguiente evento:
Hedor de Chinchilla del infierno muerta: la pequeña chinchilla del infierno ha muerto en tus manos. El hedor es insoportable. Tú y todos los que ocupen esta casilla contigo quedarán envueltos en un hedor insoportable, que provocará:
Ataques de chinchillas del infierno: desde la casilla 4 a la casilla 8, deberéis enfrentaros al ataque de numerosas chinchillas del infierno hasta que logréis superar la casilla 8. Estas chinchillas son carnívoras, veloces y sus mordiscos son extremadamente dolorosos y puede provocaros una infección.
Infección de chinchillas del infierno: hasta que superes la casilla 8, en cada turno debes tirar un dado de rol. Si el resultado de algún dado es 9 o superior, desarrollarás la infección de chinchillas del infierno, convirtiéndote en un hombre chinchilla del infierno durante los próximos 2 turnos. Tremendamente sexy. Durante estos dos turnos, no podrás hacer usos del talismán aunque se den las condiciones propicias para el uso de éstos. Se puede usar magia y alquimia para curar estas heridas, aunque tardarán 1 turno en hacerlo.
CASILLA 5: MISIÓN ESPECIAL - GÓLEMS DE PIEDRAS
En la casilla 5, se encuentra una puerta a una misión especial que se desarrollará durante dos turnos.
Deberás atravesar una sala dónde se encuentran tres Gólems de piedra, que detectarán tu presencia. Al final de la sala, se encuentra una estatuilla funeraria que será tuya y una bolsa con 10 aeros que se sumarán a tu botín.
Debes tirar un dado de rol para vencer a los golems:
a) si el resultado es 11-13, vencerás a los golems, te llevarás la estatuilla y la bolsa de aeros extra. Al turno siguiente saldrás en la casilla 8.
b) si el resultado es 6-10, vencerás a los gólems, te llevarás la estatuilla, pero no la bolsa. En el turno siguiente, saldrás en la casilla 8
c) si el resultado es 1-5, no vencerás a los gólems. (En este caso, si tienes además una chinchilla del infierno bajo tu cuidado, ésta morirá). Al turno siguiente, saldrás en la casilla 5.
- CASILLERO - 06 a 12:
CASILLA 6: MISIÓN ESPECIAL - CHINCHILLA A LA PARRILLA
En una sala adicional a esta casilla, varios aventureros que se han adentrado en el túnel anteriormente están cocinando algunas chinchillas a la parrilla.
Están realmente hambrientos, desesperados por comer. A medida que los segundos pasan, tus tripas comienzan a removerse. ¿No has notado que tienes un hambre voraz?
Si llegas a esta casilla con una chinchilla viva, varias de estas personas intentarán quitártela para comérsela. Tendrás que tirar un dado de ROL, con los siguientes resultados:
Si el resultado es de 1 a 4, lo siento, te han arrebatado la chinchilla. Sales de nuevo por la casilla 6.
Si el resultado es de 5 a 9, deberás luchar contra esos malditos comedores de chinchilla. Sales por la casilla 6.
Si el resultado es de 10 a 13, lucharás contra esos salvajes y lograrás salvar tu chinchilla y otra adicional. Además, saldrás de la sala por la casilla 8, entregando las dos chinchillas allí y obteniendo doble recompensa.
Si llegas a esta misión con una chinchilla muerta, podrás deshacerte de ella en esta sala, haciendo que los ataques de chinchillas lleguen a su fin. Además, recibirás 10 aeros por parte de los comensales por la presa. Vuelves al juego en la casilla 6.
Si llegas a esta misión infectado y convertido en hombre/mujer chinchilla, todos desearán comerte. Por lo que más te vale estar preparado para la batalla más bestia de tu vida. Tras la lucha estarás realmente hambriento... ¿acaso no tienes mucha comida a tu alrededor? Tras la batalla y siempre que sacies tu hambre con alguno de los cuerpos de los comensales, saldrás de la sala por la casilla 8.
Si llegas a esta misión sin chinchilla alguna, deberás preparar una chinchilla a la parrilla para los comensales, valiéndote de los ingredientes que inventes y que puedas tener allí. Libre albedrío. Tendrás que tirar un dado de ROL, con los siguientes resultados:
Si el resultado es de 1 a 4, causarás una fuerte indigestión en los comensales, haciéndoles vomitar. Volverás al juego en el siguiente turno en la casilla 6.
Si el resultado es de 5 a 9, el producto final saciará a los comensales y a ti mismo, que te premiarán con 10 aeros por tu trabajo. Volverás al juego en el siguiente turno en la casilla 6.
Si el resultado es de 10 a 13, tu receta ha tenido tanto éxito que te obsequiarán con una chinchilla viva para que puedas repetir la receta. Vuelves al juego en la casilla 8, dónde podrás entregar la chinchilla en su nido, obteniendo la recompensa.
CASILLA 7: SUBASTA DE ESTATUA FUNERARIA
La desagradable y desdentada comerciante de los talismanes aparece por arte de magia en la casilla 7. ¿Cómo lo ha hecho? Nadie lo sabe, pero os ofrece una estatua funeraria para el mejor postor...
Si terminas solo en esta casilla, tienes la opción de comprar una estatua funeraria por 30 aeros. Recuerda que necesitas 3 estatuas para poder ganar. Pero la decisión de comprarla o no, será tuya. Eso sí: si no la compras, se restará un movimiento a tu próxima tirada de RUNAS.
Si más de una persona termina en esta casilla, tienes la opción de hacer una oferta por la estatua funeraria, que tendrá un precio inicial de 20 aeros. El que otorgue un precio mayor a la estatua, se la lleva. Debéis mandarme un mensaje privado con vuestra puja. A tener en cuenta que un empate hará que perdáis la mitad del dinero de vuestra puja, pero que nadie consiga la estatua. Así se impide que los jugadores pacten un precio en común. Si coincidís en el precio, mala suerte... perderéis la mitad de la puja igualmente...
En el caso de que Cohen caiga en esta casilla, mi apuesta será comunicada a un máster como garantía y la realizaré antes de dar comienzo al turno en cuestión... Así, el juego será totalmente lícito.
CASILLA 8: NIDO DE CHINCHILLAS -
Parada Obligatoria: Parar en esta casilla es obligatorio para todo aquel que llegue a esta casilla con una chinchilla viva, salvo que proceda de la sala de los gólems o de la sala de las chinchillas a la parrilla. Aunque tus movimientos te manden más allá de la casilla 8, harás pausa obligatoria aquí
En esta casilla, encuentras un gran nido de chinchillas.
Si has llegado a esta casilla con una chinchilla viva sin proceder de ninguna de las salas anexas, recibes 25 aeros para tu botín por cada una de ellas. Además, recibirás la estatua funeraria en forma de chinchilla.
Si has llegado a esta casilla convertido en un hombre/mujer chinchilla, las chinchillas te confundirán con su madre y te seguirán durante los siguientes dos turnos.
En el caso de que procedas de la sala de los gólems o de la sala de las chinchillas, dejas las chinchillas al paso y recibes 25 aeros. Sólo recibirás la estatua funeraria si procedes de la sala de la casilla 6 o si no has logrado la estatua funeraria de los gólems en la casilla 5.
En el caso de que llegues a esta casilla sin ninguna chinchilla, puedes intentar exterminar el nido. Debes tirar un dado de ROL para hacerlo. En el caso de que saques un 9 o un número superior, lograrás exterminar el nido. Además, te llevarás una estatua funeraria de Exterminador de Chinchillas. ¿Cómo repercute esto en el juego?
- Todos los que lleguen a esta casilla con una chinchilla en el mismo turno que tú, recibirán los 25 aeros por la chinchilla, pero no optarán a conseguir la estatua funeraria.
- Todos los que lleguen a esta casilla con una chinchilla posteriormente, no recibirán ni los 25 aeros por la chinchilla ni la estatua funeraria.
- Todos los que lleguen infectados y convertidos en hombres/mujeres chinchilla, volverán a su forma natural de forma inmediata.
- Una vez el nido deje de existir, la parada obligatoria para todos aquellos que posean una chinchilla viva, dejará de estar vigente.
CASILLA 9: MAUSOLEO DE LOS ARDLINGTOWN
Al llegar a esta casilla, encontrarás la entrada al mausoleo de los Ardlingtown. Por lo que piensas que en esta casilla puede haber alguna pista útil para encontrar el legado.
Encontrarás 4 ataúdes de cerámica blanca en su interior y podrás profanar uno de ellos en la búsqueda de una pista. Para ello, tirarás un dado de ROL con los siguientes resultados:
1 - No consigues abrir ninguno de los cuatro ataúdes, por lo que sales sin ningún objeto de esta habitación.
2 a 4 : Ataúd número 1: Al abrirlo, el espíritu del combatiente Leonidas Ardlingtown posee tu cuerpo durante el próximo turno. Este combatiente quedó herido en una de sus piernas en una batalla, por lo que cojearás durante el siguiente turno, ralentizando tu marcha en un movimiento.
5 a 7: Ataúd número 2: Al abrirlo, el espíritu de la dama Gordelia Ardlingtown posee tu cuerpo. Esta dama de la alta sociedad era muy cursi, por lo que durante los dos próximos turnos, te mostrarás realmente delicada, sensible y mimosa. Moverás un viejo abanico para sofocar tus sonrojos de señora regordeta y elitista.
8 a 10: Ataúd número 3: Al abrirlo, el espíritu del prestamista Adolf Ardlingtown poseerá tu cuerpo. En tus bolsillos, por arte de magia, encontrarás 15 aeros que sumar en tu botín.
11 a 13: Ataúd número 4: Al abrirlo, el espíritu del mismísimo Frederick Ardlingwotn te poseerá. Te guiará hasta un escondite secreto oculto en la pared y al activar un mecanismo, lograrás tener acceso a la estatua funeraria de Ardlingtown. En caso de que obtengas este resultado en el mismo turno que otra persona, ambos conseguiréis la estatua. En el caso de que alguien se haya llevado la estatua en un turno anterior, encontraréis a cambio 25 aeros que sumar en tu botín.
CASILLA 10: SALA SUBACUÁTICA
En esta casilla, os debéis enfrentar a una sala con un gran foso. En su interior, numerosas pirañas protegen valiosos tesoros, pero cuidado... pues sus mordiscos son realmente profundos.
Debéis tirar un dado de rol. Estos son los resultados:
01 a 04 - Consigues bucear apenas un par de metros bajo el agua. Las pirañas te atacan, con profundos mordiscos, causándote 2 heridas moderadas. Una de ellas ha mordisqueado la bolsa de tu botín, haciendo que algunas monedas caigan a lo más profundo del pozo. Pierdes 20 aeros y además, te llevas algunos mordisquitos extra tremendamente dolorosos.
05 a 09 - Consigues bucear hasta la zona intermedia del foso. Allí, en los laterales del mismo, puedes encontrar una bolsa de 10 aeros que sumar a tu botín. Sin embargo, obtienes una herida moderada por el mordisco de una piraña.
10 a 13 - Consigues bucear hasta la zona más profunda del foso. Allí, encuentras una estatua funeraria de piraña y una bolsa con 25 aeros para tu botín. Logras salir del foso sin ningún mordisco. El éxito.
En el caso de que llegues a esta casilla con las chinchillas del infierno siguiéndote porque te creen su madre, se introducirán contigo en el foso y serán asesinadas por las pirañas. Una gran distracción que permitirá que no seas mordido por ninguna de ellas. Además, en el caso de que saques un resultado de 01 a 04, tu bolsa de aeros no recibirá mordisco alguno. No conseguirás nada, pero tampoco lo perderás.
CASILLA 11: YOSOLOMEBASTO/COOPERAR/COMPETIR
Al llegar a la casilla 11, encuentras la entrada a una sala. En esta sala, encontrarás un foso de fuego ardiente. En el centro del mismo, una estatua funeraria y una bolsa con 30 aeros en un altar de piedra que resiste al fuego. Ambos objetos parecen tener una anilla de acero incrustada. En la sala, hay unos palos largos y resistentes con un gancho, que permitirá introducir el gancho en la anilla del objeto, atrayéndolo hacia ti.
Si entras solo en la sala, debes tirar un dado de ROL, obteniendo uno de los siguientes resultados:
01 a 04 - No obtienes ninguno de los dos objetos, pues se cae al fuego antes de que lo consigas atrapar.
05 a 09 - Consigues la bolsa de los 30 aeros.
10 a 13 - Consigues la estatua funeraria.
Si esta casilla es ocupada por más de una persona, debéis elegir entre COOPERAR o COMPETIR:
COOPERAR: Si decidís cooperar, todos os ayudaréis para conseguir el premio. Tiraréis un dado de ROL. La persona que consiga un número más alto, se llevará la estatua funeraria del Fuego y la parte proporcional de la bolsa de aeros. Los demás se llevan la parte proporcional de la bolsa de aeros. En caso de empate, ganan la misma cantidad de aeros, pero ambos pierden la estatua.
COMPETIR: Si uno de todos decide no cooperar, os obliga a todos a competir. Tiraréis DOS DADOS DE ROL. La primera runa será la de la Estatua, llevándosela quién consiga un número superior. En caso de empate, la estatua se pierde, cayendo al fuego. La segunda runa será para la bolsa de aeros, que se la lleva quién consiga un número superior. En caso de empate, los aeros sí se reparten entre quiénes empaten.
CASILLA 12: OBSTÁCULO: LA PUERTA DE LAS DOS MANOS
Parada Obligatoria para Todos. Nadie superará esta casilla sin superar este obstáculo.
En la casilla 12, encontraréis una extraña puerta. En ella, dos huecos, perfectos para introducir en ella dos manos. Para superar este obstáculo, al menos 2 de vuestros personajes deben estar pisando esta casilla y colocar su mano en los huecos para que la puerta se abra.
Pero hay dos formas alternativas de superar esta casilla de forma individual.
TALISMÁN DEL RUBÍ: En la pared de la izquierda, encontrarás unas ranuras que encajan perfectamente con el talismán del Rubí. Al introducir el talismán en ese hueco, la persona (y sus acompañantes, obvio) se teletransportará al otro lado de la puerta, pudiendo continuar con su camino con normalidad en el turno siguiente.
POCIÓN DEL TELETRANSPORTE: En la pared de la derecha, hay unas extrañas cajas metálicas con unos números rojos que brillan. El número indica 10, que son los aeros que debéis de pagar si queréis pasar por este obstáculo. Al hacerlo, os transportará al otro lado de la puerta, pudiendo continuar con su camino con normalidad en el turno siguiente.
A tener en cuenta que cada persona que utilice el Talismán del Rubí en este obstáculo, duplicará el precio para obtenerlo, por lo que al llegar a esta casilla, puedes encontrar que el precio es superior.
No se admiten objetos mágicos de vuestro inventario para superar este obstáculo, pues todos aquellos que tienen el Talismán del Rubí quedarían perjudicados y su talismán no valdría para nada...
Última edición por Cohen el Lun Feb 26 2024, 13:46, editado 1 vez (Razón : confundo ROL, RUNAS y DADOS continuamente... sorry)
Cohen
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Valeria pagó los veinticinco aeros con tal de que la anciana dejara de repetirse. No funcionó, ya que había más gente interesada y la vieja no parecía ser capaz de decir otra cosa, pero el talismán tenía poder, eso podía percibirlo. Algo relacionado con el movimiento, o la velocidad, recordaba ligeramente al éter que transmitía su runa de teletransporte, pero de un modo diferente.
Estaba aún concentrada en la magia del talismán cuando una extraña pareja se le acercó. El caballero parecía encantado de habérsela encontrado y ella rebuscó en su memoria tratando de poner un nombre, lugar o situación a un rostro vagamente familiar mientras se colgaba el talismán del cuello para disimular el momentáneo desconcierto.
—Oh, nada de lo que no hubiera podido ocuparse usted mismo, estoy segura —dijo con una sonrisa, correspondiendo a la amabilidad del buen señor.
Sin embargo, no fue hasta que se volvió para presentarla a su acompañante que le llegó la pista que necesitaba para acabar de ubicarlo: raíz expansiva y catalizador hiposoluble, mazmorra reconvertida en laboratorio, cristales y alquimista cascarrabias. Que, al parecer, la recordaba con cierto cariño. Su corazoncito se ablandó un poco por la sorpresa.
La mujer se dirigió entonces a ella con más elegancia de la que habría supuesto por su constitución. Cuando le preguntó por su nombre, Valeria repasó brevemente los alrededores con el rabillo del ojo. Demasiados rostros conocidos, ¿qué era aquello, una reunión familiar? En fin, no había forma de ocultar quién era.
—Valeria —dijo—. Es un placer, Selena, ¿cierto? Imagino que habrán venido también por el supuesto legado.
Habló en tono amistoso, pero, para sus adentros, ya había apuntado a la imponente mujer en la lista de contrincantes de los que cuidarse. En cualquier caso, el señor Catalizador no tardó en seguir su ronda de saludos, dejando a Valeria de nuevo con sus pensamientos. Ella, por su parte, se limitó a un breve asentimiento cuando su mirada se cruzaba con la de algún rostro conocido mientras se dirigía hacia el punto del que, suponía, les permitirían por fin la entrada en las catacumbas.
Había demasiada gente en la boca de aquel túnel, cosa que no le gustaba un pelo. La gota la colmó el sonido de una voz impertinente y acelerada abriéndose paso entre la multitud. ¿Qué hacía esa criatura en un lugar como ese? «No, Valeria, tienes trabajo que hacer. No es momento de andar recogiendo mascotas».
Por fortuna, en seguida les dieron la señal de salida y Valeria no dudó en avanzar a la cabeza del grupo, casi sin fijarse siquiera dónde pisaba hasta que la luz de las antorchas reveló una curiosa puerta en la pared. Las runas que la adornaban mencionaban algo acerca de una clave fundamental para dar con el legado y la voz de Koru sonaba incansable a su espalda, así que empujó la puerta y entró.
Apenas tuvo tiempo de percatarse de que había sido la única en cruzar el vano cuando los gólems de piedra se giraron hacia ella con un ominoso crujido. Valeria reunió el éter a su alrededor.
----------
OFF: Lo dejo en la entrada. En función de la runa, me inventaré algo para los gólems.
BOTÍN: 225
CASILLA: 5
TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
ESTATUAS FUNERARIAS: 0
OTROS: n/a
Estaba aún concentrada en la magia del talismán cuando una extraña pareja se le acercó. El caballero parecía encantado de habérsela encontrado y ella rebuscó en su memoria tratando de poner un nombre, lugar o situación a un rostro vagamente familiar mientras se colgaba el talismán del cuello para disimular el momentáneo desconcierto.
—Oh, nada de lo que no hubiera podido ocuparse usted mismo, estoy segura —dijo con una sonrisa, correspondiendo a la amabilidad del buen señor.
Sin embargo, no fue hasta que se volvió para presentarla a su acompañante que le llegó la pista que necesitaba para acabar de ubicarlo: raíz expansiva y catalizador hiposoluble, mazmorra reconvertida en laboratorio, cristales y alquimista cascarrabias. Que, al parecer, la recordaba con cierto cariño. Su corazoncito se ablandó un poco por la sorpresa.
La mujer se dirigió entonces a ella con más elegancia de la que habría supuesto por su constitución. Cuando le preguntó por su nombre, Valeria repasó brevemente los alrededores con el rabillo del ojo. Demasiados rostros conocidos, ¿qué era aquello, una reunión familiar? En fin, no había forma de ocultar quién era.
—Valeria —dijo—. Es un placer, Selena, ¿cierto? Imagino que habrán venido también por el supuesto legado.
Habló en tono amistoso, pero, para sus adentros, ya había apuntado a la imponente mujer en la lista de contrincantes de los que cuidarse. En cualquier caso, el señor Catalizador no tardó en seguir su ronda de saludos, dejando a Valeria de nuevo con sus pensamientos. Ella, por su parte, se limitó a un breve asentimiento cuando su mirada se cruzaba con la de algún rostro conocido mientras se dirigía hacia el punto del que, suponía, les permitirían por fin la entrada en las catacumbas.
Había demasiada gente en la boca de aquel túnel, cosa que no le gustaba un pelo. La gota la colmó el sonido de una voz impertinente y acelerada abriéndose paso entre la multitud. ¿Qué hacía esa criatura en un lugar como ese? «No, Valeria, tienes trabajo que hacer. No es momento de andar recogiendo mascotas».
Por fortuna, en seguida les dieron la señal de salida y Valeria no dudó en avanzar a la cabeza del grupo, casi sin fijarse siquiera dónde pisaba hasta que la luz de las antorchas reveló una curiosa puerta en la pared. Las runas que la adornaban mencionaban algo acerca de una clave fundamental para dar con el legado y la voz de Koru sonaba incansable a su espalda, así que empujó la puerta y entró.
Apenas tuvo tiempo de percatarse de que había sido la única en cruzar el vano cuando los gólems de piedra se giraron hacia ella con un ominoso crujido. Valeria reunió el éter a su alrededor.
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OFF: Lo dejo en la entrada. En función de la runa, me inventaré algo para los gólems.
BOTÍN: 225
CASILLA: 5
TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Mi intención original no era desperdiciar aeros en talismanes feos, pero por lo menos no eran tan feos como Kali, mi feo caballo volador, y además desprendían un aura de magia que delataban que, como se podría imaginar, tenían magia. Esperé que sirviera de algo.
—Bueno —suspiré—, ¿y ahora qué? —pregunté, observando sin demasiado interés nuestra compra.
Antes de que Xana pudiera tener su primer diálogo en esta aventura para no parecer un simple accesorio, Bio vio la oportunidad del día, o de la noche, o de sea cual fuese nuestro tiempo entonces, si es que aún estábamos dentro del tiempo —últimamente estar fuera del espacio tiempo era común—, para…
Vaya, perdí el hilo. Malditos incisos excesivos.
Bio acompañaba a un señor que, pese a su mal carácter, era el más perrón. Mis experiencias, bastas y teñidas de absurdez, me advirtieron que aquel señor canino podría ser el adversario más peligroso en el grupo. «Por lo menos no es una vaca asesina, un pato con vestido ni una gallina hechicera suprema», fue mi consuelo.
A pesar del potencial del perro, Bio pensó necesitarme. Se acercó a mí y me arrastró hacia otro lugar, sin explicaciones ni biusas. Xana abrió la boca para protestar. Pero ni pudimos movernos un par de pasos ni Xana pudo decir algo cuando la anciana nos interrumpió repitiendo la única frase que parecía necesitar en su vida.
Dado que no sería interesante narrar esta parte desde mi perspectiva, aprovecharé el poder de la elipsis para ir a lo importante.
Y así fue como gané el premio de los 2500 aeros luego de superar, con heroica valentía y destreza, toda una serie de desafíos imposibles. Lo más difícil fue vencer al terrible ganso de siete cabezas, pero las risas no faltaron. Ahora lo importante era pensar en qué gastar mi nueva fortuna.
Oh, vaya, quizás me adelanté demasiado. Pues bien, iré atrás para revelar cómo soñé aquello.
—Oh, el monito está aquí —noté, sorprendido, incapaz de conocer en el momento si la curiosa presencia del niño peludo conllevaría problemas o directamente nuestras muertes otra vez, menos aún con la nueva lluvia de preguntas que disparó con aquella lengua suya que desconocía el cansancio.
Xana y yo cruzamos nuestras miradas y compartimos una breve sonrisa incómoda. Entonces ella abrió la boca para responder.
—Siempre —empecé a decir con celeridad para seguir el ritmo del mono, adelantándome a las palabras no dichas de Xana e ignorante de sus intenciones lentas—. Ay, ahí hay decoración de mal gusto de alguien que quiso hacerse el interesante. Nosotros estamos porque nos distraemos fácilmente. Los amigos son los que hacemos por el camino. Sí imaginé que venías de lejos y que vas al oeste. Huele mal porque aquí aún no inventan el buen olor. Me gustan todos los suelos; siempre están ahí para darme apoyo. La gente grande suele ser mala gente, pero aun así el suelo los soporta. Qué bueno es el suelo. Sí hay tododientes de suelo, pero son más feos que los normales y hasta roban bicochos. La gente grande tiene nidos de todos los tamaños y formas, pero con muy mal gusto. Creo que aquí no hay frutas que se muevan solas, pero sé que esas olvidan sus raíces para ser fructíferas, y te dolió la tripa porque la fruta te golpeó desde dentro como venganza. Y sí, los pájaros dicen cosas raras, y siempre se les ve el plumero.
Me detuve para tomar aire. Entonces reparé en que la atención del monito fue atraída por las otras personas. Jamás me había aliviado tanto estar rodeado de gente.
El plan de Bio pareció funcionar. No funcionó, pero sí pareció hacerlo. El bisnieto Ardillatoon dio inicio a la competición mortal y nos adentramos en las entrañas malolientes del túnel donde la luz apenas se atrevía a existir con vacilación.
—Muy bien, equipo Bio, avancemos sin miedo al éxito —dije, entornando los ojos buscando distinguir los detalles en la penumbra.
Xana y yo volvimos a cruzar nuestras miradas, intercambiando un mensaje sin palabras. Para asegurarse de que pensábamos lo mismo, abrió la boca para preguntar.
—Hazlo —pedí en un susurro, inconsciente de que la interrumpí; la oscuridad me había impedido ver el intento de sus labios.
Ella asintió y canalizó el éter. La energía se revolvió condensándose entre nosotros. Una chispa diminuta y fugaz precedió al nacimiento de partículas de luz, las cuales orbitaron en un vals estelar que culminó en una fusión que formó un refulgente orbe capaz de levitar.
—Cuánta teatralidad para hacer una simple lámpara —comenté con una media sonrisa—. Aprendiste bien de mí.
Xana correspondió la sonrisa, acompañándola con un encogimiento de hombros, y, con agudo ingenio, dijo…
—Bueno —suspiré—, ¿y ahora qué? —pregunté, observando sin demasiado interés nuestra compra.
Antes de que Xana pudiera tener su primer diálogo en esta aventura para no parecer un simple accesorio, Bio vio la oportunidad del día, o de la noche, o de sea cual fuese nuestro tiempo entonces, si es que aún estábamos dentro del tiempo —últimamente estar fuera del espacio tiempo era común—, para…
Vaya, perdí el hilo. Malditos incisos excesivos.
Bio acompañaba a un señor que, pese a su mal carácter, era el más perrón. Mis experiencias, bastas y teñidas de absurdez, me advirtieron que aquel señor canino podría ser el adversario más peligroso en el grupo. «Por lo menos no es una vaca asesina, un pato con vestido ni una gallina hechicera suprema», fue mi consuelo.
A pesar del potencial del perro, Bio pensó necesitarme. Se acercó a mí y me arrastró hacia otro lugar, sin explicaciones ni biusas. Xana abrió la boca para protestar. Pero ni pudimos movernos un par de pasos ni Xana pudo decir algo cuando la anciana nos interrumpió repitiendo la única frase que parecía necesitar en su vida.
Dado que no sería interesante narrar esta parte desde mi perspectiva, aprovecharé el poder de la elipsis para ir a lo importante.
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Y así fue como gané el premio de los 2500 aeros luego de superar, con heroica valentía y destreza, toda una serie de desafíos imposibles. Lo más difícil fue vencer al terrible ganso de siete cabezas, pero las risas no faltaron. Ahora lo importante era pensar en qué gastar mi nueva fortuna.
Oh, vaya, quizás me adelanté demasiado. Pues bien, iré atrás para revelar cómo soñé aquello.
❖ ❖ ❖
—Oh, el monito está aquí —noté, sorprendido, incapaz de conocer en el momento si la curiosa presencia del niño peludo conllevaría problemas o directamente nuestras muertes otra vez, menos aún con la nueva lluvia de preguntas que disparó con aquella lengua suya que desconocía el cansancio.
Xana y yo cruzamos nuestras miradas y compartimos una breve sonrisa incómoda. Entonces ella abrió la boca para responder.
—Siempre —empecé a decir con celeridad para seguir el ritmo del mono, adelantándome a las palabras no dichas de Xana e ignorante de sus intenciones lentas—. Ay, ahí hay decoración de mal gusto de alguien que quiso hacerse el interesante. Nosotros estamos porque nos distraemos fácilmente. Los amigos son los que hacemos por el camino. Sí imaginé que venías de lejos y que vas al oeste. Huele mal porque aquí aún no inventan el buen olor. Me gustan todos los suelos; siempre están ahí para darme apoyo. La gente grande suele ser mala gente, pero aun así el suelo los soporta. Qué bueno es el suelo. Sí hay tododientes de suelo, pero son más feos que los normales y hasta roban bicochos. La gente grande tiene nidos de todos los tamaños y formas, pero con muy mal gusto. Creo que aquí no hay frutas que se muevan solas, pero sé que esas olvidan sus raíces para ser fructíferas, y te dolió la tripa porque la fruta te golpeó desde dentro como venganza. Y sí, los pájaros dicen cosas raras, y siempre se les ve el plumero.
Me detuve para tomar aire. Entonces reparé en que la atención del monito fue atraída por las otras personas. Jamás me había aliviado tanto estar rodeado de gente.
El plan de Bio pareció funcionar. No funcionó, pero sí pareció hacerlo. El bisnieto Ardillatoon dio inicio a la competición mortal y nos adentramos en las entrañas malolientes del túnel donde la luz apenas se atrevía a existir con vacilación.
—Muy bien, equipo Bio, avancemos sin miedo al éxito —dije, entornando los ojos buscando distinguir los detalles en la penumbra.
Xana y yo volvimos a cruzar nuestras miradas, intercambiando un mensaje sin palabras. Para asegurarse de que pensábamos lo mismo, abrió la boca para preguntar.
—Hazlo —pedí en un susurro, inconsciente de que la interrumpí; la oscuridad me había impedido ver el intento de sus labios.
Ella asintió y canalizó el éter. La energía se revolvió condensándose entre nosotros. Una chispa diminuta y fugaz precedió al nacimiento de partículas de luz, las cuales orbitaron en un vals estelar que culminó en una fusión que formó un refulgente orbe capaz de levitar.
—Cuánta teatralidad para hacer una simple lámpara —comenté con una media sonrisa—. Aprendiste bien de mí.
Xana correspondió la sonrisa, acompañándola con un encogimiento de hombros, y, con agudo ingenio, dijo…
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Xana usa su talento de Esferas de energía para hacer una linterna flotante =D
BOTÍN: 225 aeros.
CASILLA: 4.
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 0.
OTROS: n/a.
BOTÍN: 225 aeros.
CASILLA: 4.
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 0.
OTROS: n/a.
Última edición por Rauko el Mar Feb 27 2024, 05:03, editado 1 vez (Razón : nunca la hay; la vida es absurda)
Rauko
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