El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Cohen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Cada parte del laberinto se enrarecía más por momentos, de una manera nauseabunda e irritante que iba ascendiendo más y más por una maldita escalera de repugnancia.
Había sido una mala idea, no cabía otro argumento. Entrar en ese lugar desde la furia y la poca meditación había traído consigo el desfile de las ilógicas estancias por las que aún continuaba su absurdo peregrinaje.
No fue el único en llegar, ni mucho menos, a un lugar que parecía debatirse entre un nido de celebración y una puerta abierta a un repulsivo mundo cuyas reglas resultaban imposibles de comprender. Su mirada se encontró con criaturas conocidas y desconocidas. Brujos, vampiros, elfos, humanos… hasta el pequeño híbrido que, en el polo opuesto a casi todo presente, parecía disfrutar de todo lo que estaba ocurriendo. Bendita inocencia.
Aún clavaba la mirada en los sujetos que hedían a causa del maldito éter corrupto, cuando algo se le acercó con un sigilo extraordinario, hasta colocar su rostro completamente deforme y en parte cadavérico a un palmo del suyo. Ojiplático, dio un paso atrás, llevando la mano a la empuñadura antes de relajarse. Su semblante, sin embargo, fue presa de una seriedad que se encontraba a un paso de la ira.
-Sígueme- ordenó con un claro matiz impaciente la criatura, moviendo la parte pútrida de una boca medio muerta- Tienes trabajo que hacer. La ceremonia tiene que resultar perfecta, y si no haces tu parte, todo quedará deslucido, ¡Y NO ME PASARÁ ESO A MÍ!- destacó con un timbre mucho más elevado y agudo, que azotó los oídos del espadachín.
Resignado y deseando con toda su alma terminar con aquello, Nou siguió al impaciente personaje, hasta otra habitación que le hizo apartar los ojos al suelo, y llevarse una malo a los labios, cortando una arcada que amenazó con trepar desde el estómago a la garganta.
Lo primero, fue el olor. Un golpe invisible que barrió al elfo hasta hacerle apoyarse en el dintel de la puerta. Y en cuanto sus ojos grises contemplaron el lugar, la pregunta no fue de dónde venía la fetidez… sino de dónde demonios podía no llegar.
-Dale una última pasada al suelo, y espero que tengas algo de gusto estético para mejorar lo poco que es posible ya aquí. Ésta habitación destila sensualidad, como es su deber, ¡NO LA ECHES A PERDER! - volvió a chillar histriónico, antes de dejarle solo.
Nou se acarició la frente unos segundos, buscando borrar ese sonido tan sumamente irritante. Aún no podía creer que aquello le hubiera tocado a él, pero ¿qué resultaba creíble desde que había cruzado el umbral de la tumba?
La cama, terminada en garras esqueléticas, rezumaba de forma lenta una extraña sustancia verde hacia un suelo que ya se encontraba pegajoso en amplias partes. Como si tuviera vida propia, se movía del mismo modo que una oruga con problemas de equilibrio, trayendo consigo una hediondez fuera de lo común.
El armario, como pudo comprobar esquivando las losas dominadas por la mucosidad, era toda una oda a cuanto podía resultar ofensivo, doloroso y delirante en la primera noche de una pareja. Lo cerró con fuerza, cerrando los ojos buscando eliminar toda imagen relacionada con tales artilugios y prendas. Encima de una pequeña mesa, tapizada con algo demasiado parecido a piel humana, cuatro pequeños frascos vidriados con formas carentes de sentido contenían brebajes de colores muy llamativos, sin etiqueta alguna que indicase su posible uso. Una gran tina llena de algo que creía agua hasta comprobar un color excesivamente plateado para ello, adornada con calaveras, le hizo retroceder cuando dos peces carentes de boca saltaron rompiendo la superficie y lo miraron un momento de una manera inquietantemente inteligente, antes de volver a nadar en ese mejunje.
-Vaya vaya- una de las cuatro calaveras despegó las mandíbulas- De modo que eres uno de los lacayos del organizador… - rio chascando los pocos dientes que le quedaban- Deberías comenzar ¿sabes? Beetlesoup estará impaciente cuando termine el casamiento. No querrás que encuentre este lugar de un modo inadecuado…
Nou calló. Nada de cuanto pudiera hacer mejoraría esos aposentos, más que reduciéndolo todo a cenizas. Y dudaba que el mismo fuego quisiera tocar nada de lo que veía.
-Quizá no sepa por donde empezar- cloqueó la segunda calavera y comenzó a cantar- Sacude la sábana, quita a los intrusos, elige la esencia, la ropa que dispuso…
-¡La ropa que dispuso!- repitió alegre la tercera calavera.
El elfo suspiró, acercándose sin pisar la secreción del tálamo y abrió la ropa de cama. Docenas de insectos demasiado grandes corrieron y volaron hacia la puerta y el hijo de Sandorai contuvo una segunda arcada.
No sería la última.
Nousis Indirel
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
¿La conoces? - pregunté al humano que le entregaba el traje al organizador que se veía muy alterado, al parecer faltaban muchas cosas por finiquitar y la boda debía salir perfecta. Miraba con disimulo a la vampiresa, su presencia en aquella pesadilla solo confirmaba una jugada del inconsciente para fastidiar. Ya con el mono tenía de sobra.
No tengo idea de quién es. - señaló el humano con extrañeza mirando a la mujer famélica y su gato gigante. - ¿Tú sabes quién es? - devolvió ignorando a la mujer que aún estaba presente interesada en la chinchilla. Dante pensaba que se trataría de un cadáver a medio camino que buscaba socializar torpemente.
Debe ser alguna de las fanáticas que atraigo, aunque no estoy de humor. - me levanté del banco sacudiendo el polvo de mis prendas, una consecuencia de aquellas catacumbas que me obligaba a repetir la compulsión de limpiarme de forma frecuente. - ¿Tenías que vestir con un traje a la rata? - Señale recalcando lo absurdo del comportamiento de Dante. Incluso para el humano, aquello resultaba descabellado.
Los disparates de todo aquel escenario debían ser por la pesadilla que compartimos. Aún reflexionaba buscando los atisbos de racionalidad que podría usar para comprender qué estaba ocurriendo. Sin embargo, mientras me centraba en mis pensamientos ignorando al resto de la multitud que se aglomeraba en aquella estancia, unas manos huesudas de tacto frío me tomaron por la mano con un tirón que hizo que perdiera parcialmente el equilibrio y me obligara a seguir aquella figura.
Ven, con ese vozarrón seguro será perfecto. - dijo el esqueleto.
Al recobrar la posición tiré con fuerza. Frunciendo el ceño vi como ahora me sujetaba una mano de huesos, pero el esqueleto dueño de aquella extremidad se había quedado sin su brazo derecho.
La luxación no le produjo dolor alguno al cadáver huesudo, pero su irritación se hizo notable por resistirme a “cooperar” con la boda. - Que vengas, qué mala educación. ¿Acaso no te han dicho que no debes desmembrar a las personas?, pensé que eras un tipo refinado de buenos modales.
Confuso le devolví el brazo al sujeto. Habíamos llegado a una pequeña plataforma con otro par de cadáveres que veían la escena molestos.
¿Este va a ser el tenor que va a liderar el coro? - preguntó uno de los cantantes.
Sí, tiene una voz angelical. Sin duda podrá cantar… y si no...
Yo no canto. - dije molesto interrumpiendo a los esqueletos.
Sin embargo, si bien los presentes dirigieron sus cuencas vacías hacia mí, una sonrisa se dibujó en aquellas muecas cadavéricas.
En el pequeño escenario habían tres pedestales que tenían cada uno un cuerno de bronce para aumentar el sonido. El micrófono principal en el centro tenía una cabeza reducida, parecía un ornamento más, pero aquella cabeza con los ojos cocidos y el pelo en unas trenzas gruesas que servía para amarrar al paral, se movió abriendo la boca y gritando con fuerza.
No comprendía de donde salía la voz al no tener cuerdas vocales o pulmones, pero aquel rostro seco exclamó - Señoras y señores, monos y esqueletos, sean bienvenidos a la boda del siglo, nuestro querido Beetlesoup por fin pudo conocer el amor de su vida, el jovenzuelo Eberus. Con ustedes, les presento el coro que pondrá música a este maravilloso evento, los Chumbala-Cachumba. - para terminar con una risa eufórica de la tzantza.
Luego de la estrepitosa presentación que daba inicio al ritual de casamiento, una fuerza ajena a mi voluntad me movió hasta la posición central. Aquello era mucho más poderoso que la magia de voz de los vampiros o el control mental de muchos magos. Un grito salió de mi boca, una voz que no era la mía, un acento distante. Yo empezaba a cantar.
Dante miró al cuervo en su hombro y con una sonrisa malévola le ordenó a Kvasir - Ni se te ocurra quitar el control mental, dejemos que nuestra estrella brille. - El ave tenía el poder de quitar ese tipo de influencias, pero el humano quería ver la humillación del vampiro.
Una banda apareció detrás del coro, todos cadáveres con instrumentos mohosos y polvorientos que empezaron a acompañar mi canto. Yo junto al par de coristas comenzamos una humilde coreografía de calipso para complementar el canto. Estaba plenamente consciente, pero cantaba y bailaba por orden de otro.
Eso ni siquiera es una canción de bodas. - dijo el cuervo en su lenguaje de picoteos al humano. - Daría lo que fuera para grabar este momento…
No tengo idea de quién es. - señaló el humano con extrañeza mirando a la mujer famélica y su gato gigante. - ¿Tú sabes quién es? - devolvió ignorando a la mujer que aún estaba presente interesada en la chinchilla. Dante pensaba que se trataría de un cadáver a medio camino que buscaba socializar torpemente.
Debe ser alguna de las fanáticas que atraigo, aunque no estoy de humor. - me levanté del banco sacudiendo el polvo de mis prendas, una consecuencia de aquellas catacumbas que me obligaba a repetir la compulsión de limpiarme de forma frecuente. - ¿Tenías que vestir con un traje a la rata? - Señale recalcando lo absurdo del comportamiento de Dante. Incluso para el humano, aquello resultaba descabellado.
Los disparates de todo aquel escenario debían ser por la pesadilla que compartimos. Aún reflexionaba buscando los atisbos de racionalidad que podría usar para comprender qué estaba ocurriendo. Sin embargo, mientras me centraba en mis pensamientos ignorando al resto de la multitud que se aglomeraba en aquella estancia, unas manos huesudas de tacto frío me tomaron por la mano con un tirón que hizo que perdiera parcialmente el equilibrio y me obligara a seguir aquella figura.
Ven, con ese vozarrón seguro será perfecto. - dijo el esqueleto.
Al recobrar la posición tiré con fuerza. Frunciendo el ceño vi como ahora me sujetaba una mano de huesos, pero el esqueleto dueño de aquella extremidad se había quedado sin su brazo derecho.
La luxación no le produjo dolor alguno al cadáver huesudo, pero su irritación se hizo notable por resistirme a “cooperar” con la boda. - Que vengas, qué mala educación. ¿Acaso no te han dicho que no debes desmembrar a las personas?, pensé que eras un tipo refinado de buenos modales.
Confuso le devolví el brazo al sujeto. Habíamos llegado a una pequeña plataforma con otro par de cadáveres que veían la escena molestos.
¿Este va a ser el tenor que va a liderar el coro? - preguntó uno de los cantantes.
Sí, tiene una voz angelical. Sin duda podrá cantar… y si no...
Yo no canto. - dije molesto interrumpiendo a los esqueletos.
Sin embargo, si bien los presentes dirigieron sus cuencas vacías hacia mí, una sonrisa se dibujó en aquellas muecas cadavéricas.
En el pequeño escenario habían tres pedestales que tenían cada uno un cuerno de bronce para aumentar el sonido. El micrófono principal en el centro tenía una cabeza reducida, parecía un ornamento más, pero aquella cabeza con los ojos cocidos y el pelo en unas trenzas gruesas que servía para amarrar al paral, se movió abriendo la boca y gritando con fuerza.
No comprendía de donde salía la voz al no tener cuerdas vocales o pulmones, pero aquel rostro seco exclamó - Señoras y señores, monos y esqueletos, sean bienvenidos a la boda del siglo, nuestro querido Beetlesoup por fin pudo conocer el amor de su vida, el jovenzuelo Eberus. Con ustedes, les presento el coro que pondrá música a este maravilloso evento, los Chumbala-Cachumba. - para terminar con una risa eufórica de la tzantza.
Luego de la estrepitosa presentación que daba inicio al ritual de casamiento, una fuerza ajena a mi voluntad me movió hasta la posición central. Aquello era mucho más poderoso que la magia de voz de los vampiros o el control mental de muchos magos. Un grito salió de mi boca, una voz que no era la mía, un acento distante. Yo empezaba a cantar.
Dante miró al cuervo en su hombro y con una sonrisa malévola le ordenó a Kvasir - Ni se te ocurra quitar el control mental, dejemos que nuestra estrella brille. - El ave tenía el poder de quitar ese tipo de influencias, pero el humano quería ver la humillación del vampiro.
Una banda apareció detrás del coro, todos cadáveres con instrumentos mohosos y polvorientos que empezaron a acompañar mi canto. Yo junto al par de coristas comenzamos una humilde coreografía de calipso para complementar el canto. Estaba plenamente consciente, pero cantaba y bailaba por orden de otro.
- Canción de bodas:
Eso ni siquiera es una canción de bodas. - dijo el cuervo en su lenguaje de picoteos al humano. - Daría lo que fuera para grabar este momento…
Zagreus
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Zagreus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Lo de tirar regalos por el agujero se me dio bastante mejor de lo que esperaba, casi me sentía orgulloso, y debía parecérselo a alguien más porque me dieron otra estatua rara de esas. Dudaba que me fueran a servir de nada, pero pensaba reventárselas a esa vieja en la cabeza como volviera a encontrarme con ella.
Y aunque llegados a este punto estaba complicado que la situación se volviera más rara, lo consiguió. Al llegar a la siguiente sala había un altar para una boda y podía ver a demasiada gente que conocía allí. Después de lo que había visto en la sala anterior podía imaginarme quien era el novio, pero por si quedaban dudas, apareció un esqueleto a amargarme aún más la estancia en ese antro.
- Tú. Te hemos visto hablar con el novio y no encontramos a sus familiares, así que debes ser su padrino y llevarle al altar.
- ¿Y si declino la oferta?
- No puedes. Esta boda va a ser perfecta, y no puede ser perfecta sin un padrino, ni sin la colaboración de todos nuestros invitados. Nadie saldrá de aquí hasta que hayamos podido disfrutar de la boda.- No tenía ganas de participar en lo que fuese esa aberración en la que me habían metido, pero tenía aún menos ganas de quedarme allí ni un momento más. Suspiré pesadamente antes de darle una respuesta, pero mi tardanza puso tenso al esqueleto que me cogió el brazo de forma poco educada.- Muévete, el novio ya está en la sala. Y no te olvides de firmar el documento.
Agarré su brazo y me solté de su agarre, para mirarlo tensamente unos instantes y seguidamente proceder a darle una patada en el fémur derecho y mandarlo volando al otro lado de la sala. Viendo que todavía se mantenía en pie, repetí la operación con su otra pierna y una vez que se desplomó contra el suelo, le contesté enervado.
- Ahora voy con el novio. Pero como vuelvas a tocarme o decirme lo que debo hacer me aseguraré de disgregar tu cuerpo tan eficientemente que no vas a volver a juntarte en toda tu seguramente eterna existencia.
Tras eso me di la vuelta hacia Eberus y le palmeé la espalda al acercarme. Se le veía aún menos entusiasmado que yo, y tristemente podía comprenderle. Mis dudosamente sabias pero eficientes palabras volvieron a mi mente "Si alguna vez te aparece alguien y te dice que quiere "sexo de otro mundo", dale un puñetazo en la mandíbula con todas tus fuerzas." y quizás este tipo no fuera ese degenerado concretamente, pero el concepto resultaba bastante similar, así que debería esperar el momento oportuno para aplicar la violencia oportuna.
- Bueno, brujo, parece que no hacemos más que encontrarnos. Aunque creo que esta vez preferirías que no fuese así, tengo que llevarte al altar.- El brujo puso la misma cara que al disfrutar de los gases de Zelas en esa taberna, y pareció ir a quejarse enfadado, pero antes de que dijera nada, continué hablando.- No vamos a poder salir de aquí hasta que te cases, así que mejor sigámosle el juego, y en cuanto se abra la puerta, nos encargamos de arreglar la situación.- Hice un gesto de pasarle una cuerda por el cuello a alguien y apretar.- Piénsalo, todos ganamos, y con un poco de suerte puedes heredar algo del escombro humano ese que tienes como prometido.
- Joder... al final ese puto lunático se va a salir con la suya... Venga, si estás conmigo lo haré, pero este matrimonio va a durar menos que una cerveza en mi mano, te lo digo, y tú me vas a ayudar a que sea así.- Respondió reticente Eberus.
- Parece un trato justo. Así que acabemos con esto y salgamos de aquí.
Y tras esas palabras acompañé al brujo hasta el altar, esperando que todo se pasara cuanto antes y poder salir de una vez de aquel agujero inmundo.
Y aunque llegados a este punto estaba complicado que la situación se volviera más rara, lo consiguió. Al llegar a la siguiente sala había un altar para una boda y podía ver a demasiada gente que conocía allí. Después de lo que había visto en la sala anterior podía imaginarme quien era el novio, pero por si quedaban dudas, apareció un esqueleto a amargarme aún más la estancia en ese antro.
- Tú. Te hemos visto hablar con el novio y no encontramos a sus familiares, así que debes ser su padrino y llevarle al altar.
- ¿Y si declino la oferta?
- No puedes. Esta boda va a ser perfecta, y no puede ser perfecta sin un padrino, ni sin la colaboración de todos nuestros invitados. Nadie saldrá de aquí hasta que hayamos podido disfrutar de la boda.- No tenía ganas de participar en lo que fuese esa aberración en la que me habían metido, pero tenía aún menos ganas de quedarme allí ni un momento más. Suspiré pesadamente antes de darle una respuesta, pero mi tardanza puso tenso al esqueleto que me cogió el brazo de forma poco educada.- Muévete, el novio ya está en la sala. Y no te olvides de firmar el documento.
Agarré su brazo y me solté de su agarre, para mirarlo tensamente unos instantes y seguidamente proceder a darle una patada en el fémur derecho y mandarlo volando al otro lado de la sala. Viendo que todavía se mantenía en pie, repetí la operación con su otra pierna y una vez que se desplomó contra el suelo, le contesté enervado.
- Ahora voy con el novio. Pero como vuelvas a tocarme o decirme lo que debo hacer me aseguraré de disgregar tu cuerpo tan eficientemente que no vas a volver a juntarte en toda tu seguramente eterna existencia.
Tras eso me di la vuelta hacia Eberus y le palmeé la espalda al acercarme. Se le veía aún menos entusiasmado que yo, y tristemente podía comprenderle. Mis dudosamente sabias pero eficientes palabras volvieron a mi mente "Si alguna vez te aparece alguien y te dice que quiere "sexo de otro mundo", dale un puñetazo en la mandíbula con todas tus fuerzas." y quizás este tipo no fuera ese degenerado concretamente, pero el concepto resultaba bastante similar, así que debería esperar el momento oportuno para aplicar la violencia oportuna.
- Bueno, brujo, parece que no hacemos más que encontrarnos. Aunque creo que esta vez preferirías que no fuese así, tengo que llevarte al altar.- El brujo puso la misma cara que al disfrutar de los gases de Zelas en esa taberna, y pareció ir a quejarse enfadado, pero antes de que dijera nada, continué hablando.- No vamos a poder salir de aquí hasta que te cases, así que mejor sigámosle el juego, y en cuanto se abra la puerta, nos encargamos de arreglar la situación.- Hice un gesto de pasarle una cuerda por el cuello a alguien y apretar.- Piénsalo, todos ganamos, y con un poco de suerte puedes heredar algo del escombro humano ese que tienes como prometido.
- Joder... al final ese puto lunático se va a salir con la suya... Venga, si estás conmigo lo haré, pero este matrimonio va a durar menos que una cerveza en mi mano, te lo digo, y tú me vas a ayudar a que sea así.- Respondió reticente Eberus.
- Parece un trato justo. Así que acabemos con esto y salgamos de aquí.
Y tras esas palabras acompañé al brujo hasta el altar, esperando que todo se pasara cuanto antes y poder salir de una vez de aquel agujero inmundo.
- Recuento de cosas::
Casilla 20
168 aeros
Talismán citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada. Bueno, ya no.
Estatua de la Subasta, Estatua del Regalo
La intervención de Eberus fue acordada con él.
Corlys Glokta
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Hugo sonrió de manera enigmática cuando escuchó de soslayo como los desconocidos fingían no conocer a Caoimhe. Conocía tan bien a la vampiresa que entendió que su ausencia de reacción era más bien una tapadera a la molestia misma y por alguna razón al hombre tigre le gustaba que aquel señor desconocido agrandase el camino entre la confianza de su ama y él mismo. Tampoco tuvo mucho tiempo para disfrutar el manjar de entender que Caoimhe estaba molesta con alguien que no era él, pero imaginó que aquello sería longevo en el tiempo y se ocupó en seguir saludando aquí y allá.
De cuando en cuando, como para comprobar el humor de la vampiresa se le acercaba a darle indicaciones de quien era quién en aquella boda. La chica, primero ignorando sus descripciones precisas de tal o cual esqueleto a la par que llegaban a la sala, fue aumentando su curiosidad al entender que las historias cada vez más rocambolescas de su acompañantes no podían ser todas inventadas y comenzó a regañadientes a prestarle algo más de atención.
-Y ese... ese que se nos acerca... ese hombre es un santo- dijo el tigre- Ni te imaginas las levantás que he compartido con este hombre. Una pena que no sobreviviese para ver las nuevas Arras de la virgen. - Señaló al otro lado de la sala y luego se le acercó murmurando algo entre dientes- No lo han confirmado aún, pero te digo yo a ti que esos dos las han robado. ¿Si no a que viene que ahora aparezcan frente al altar después de haber metido en el asunto hasta la guardia de Roilkat?- Caoimhe puso los ojos en blanco, algo molesta. Hugo le agarró la mano para que volviese a mirarlo- ¡LA GUARDIA DE ROILKAT!- Dijo con los ojos muy abiertos.
-Hugo, por favor... - añadió Caoimhe soltandose de su agarre y enfocándose en seguir con la mirada a según que individuo que esparció polvo tras su partida.-
Sus palabras quedaron ahogadas, sin embargo por el gentío de un grupo de esqueletos todos vestidos de galas que se acercaron a Hugo.
-Çeñóh- dijo uno de ellos- Menoh máh que loemo encontrao. 'Cushame, que aquí hay musho trabajoh y poca mano. Y aquí ar personah no lo arrancah ni dioh. Estan apotronao. A ve çi tu, y tu parientah podei organiçanno o argo.... elééééhhh- dijo el primero de los esqueletos.
Hugo se levantó de un salto como si hubiese estado esperando aquel momento durante toda su vida y agarró el codo de Caoimhe obligándola a hacer lo mismo.
-No se hable más- dijo Hugo-
Ambos fueron conducidos a un balcón en lo alto de la sala. La visión general de aquel lugar era amplia y Caoimhe agradeció alejarse un poco de todo el gentío de la sala inferior.
-Pressssidenta- dijo una de las mujeres esqueleto interrumpiendo la visión de la sala inferior- Tenemos buganvilias, cardos borriqueros, pétalos de orquídeas y mmmm... una caja de narcisos algo pachuchos. Pero es lo que nos quedaba en la antesala... no teníamos más tiempo para...
Caoimhe miró hacia ambos lados intentando buscar a la persona a la que se dirigía la mujer hasta percatarse de que era ella misma. Observó a Hugo algo confusa. El resto del grupo también esperaba sus directrices mientras cargaban los sacos de flores hasta la balaustra principal.
-Emmm..- dijo Caoimhe mirando alguna de las flores y eligiendo la textura de las más favorables- Imagino que tendremos que lanzarlas en cuanto veáis aparecer al mago alto acompañado del vampiro.- Aseguraos que los cardos estan mezclados entre el reso de narcisos. Así se los confunde un poco... y si se pinchan tampoco van a quejarse. Dejad las buganvilias para el final.., imagino que debe ser bonito caminar dejando un halo colorido tras..
El grupo de esqueletos se prepararon en sus puestos como esperando una señal inmediata en el momento en el que Eberus alcanzase el camino principal. Todos con la expresión concentrada en Caoimhe.
-Pesidentah, ¿Yah?- dijo uno.
-No... no aún no sale ¿No ves?-dijo Caoimhe.
-Floreh, Floreh... Ay mushah floreh floreh- comenzó a cantar otra.
-No... no espera aún no..-
-Bettlejuice, GUAPO, GUAPO Y GUAPO- dijo otro al ver pasar al novio.
-Preparaos- dijo Caoimhe
De pronto la estancia se quedó en silencio hasta que la acustica perfecta del lugar atrajo la voz horrible de un Zagreus a unos metros bajo ellos mismos. Caoimhe compuso un gesto de disgusto y se tapó los oídos.
-¡Por Dios... Va a hacer que llueva y estamos a cubierto!- dijo-
-¿Que llueva?- repitió Hugo su voz algo oculta por el sonido infernal de su canción.
-QUE EMPAPE, QUE EMPAPE- continuaron los esqueletos dejando caer todos los pétalos sobre los invitados de tal manera que la única zona que quedó libre era aquella por la que minutos después caminaría Eberus.
Caoimhe abrió sus labios en un intento de detener el caos. Sin embargo dejó que sucediese. Al fin y al cabo, aquello ya era un desproposito. Ella como presidenta de la petalá no iba a oponerse a aquello.
De cuando en cuando, como para comprobar el humor de la vampiresa se le acercaba a darle indicaciones de quien era quién en aquella boda. La chica, primero ignorando sus descripciones precisas de tal o cual esqueleto a la par que llegaban a la sala, fue aumentando su curiosidad al entender que las historias cada vez más rocambolescas de su acompañantes no podían ser todas inventadas y comenzó a regañadientes a prestarle algo más de atención.
-Y ese... ese que se nos acerca... ese hombre es un santo- dijo el tigre- Ni te imaginas las levantás que he compartido con este hombre. Una pena que no sobreviviese para ver las nuevas Arras de la virgen. - Señaló al otro lado de la sala y luego se le acercó murmurando algo entre dientes- No lo han confirmado aún, pero te digo yo a ti que esos dos las han robado. ¿Si no a que viene que ahora aparezcan frente al altar después de haber metido en el asunto hasta la guardia de Roilkat?- Caoimhe puso los ojos en blanco, algo molesta. Hugo le agarró la mano para que volviese a mirarlo- ¡LA GUARDIA DE ROILKAT!- Dijo con los ojos muy abiertos.
-Hugo, por favor... - añadió Caoimhe soltandose de su agarre y enfocándose en seguir con la mirada a según que individuo que esparció polvo tras su partida.-
Sus palabras quedaron ahogadas, sin embargo por el gentío de un grupo de esqueletos todos vestidos de galas que se acercaron a Hugo.
-Çeñóh- dijo uno de ellos- Menoh máh que loemo encontrao. 'Cushame, que aquí hay musho trabajoh y poca mano. Y aquí ar personah no lo arrancah ni dioh. Estan apotronao. A ve çi tu, y tu parientah podei organiçanno o argo.... elééééhhh- dijo el primero de los esqueletos.
Hugo se levantó de un salto como si hubiese estado esperando aquel momento durante toda su vida y agarró el codo de Caoimhe obligándola a hacer lo mismo.
-No se hable más- dijo Hugo-
Ambos fueron conducidos a un balcón en lo alto de la sala. La visión general de aquel lugar era amplia y Caoimhe agradeció alejarse un poco de todo el gentío de la sala inferior.
-Pressssidenta- dijo una de las mujeres esqueleto interrumpiendo la visión de la sala inferior- Tenemos buganvilias, cardos borriqueros, pétalos de orquídeas y mmmm... una caja de narcisos algo pachuchos. Pero es lo que nos quedaba en la antesala... no teníamos más tiempo para...
Caoimhe miró hacia ambos lados intentando buscar a la persona a la que se dirigía la mujer hasta percatarse de que era ella misma. Observó a Hugo algo confusa. El resto del grupo también esperaba sus directrices mientras cargaban los sacos de flores hasta la balaustra principal.
-Emmm..- dijo Caoimhe mirando alguna de las flores y eligiendo la textura de las más favorables- Imagino que tendremos que lanzarlas en cuanto veáis aparecer al mago alto acompañado del vampiro.- Aseguraos que los cardos estan mezclados entre el reso de narcisos. Así se los confunde un poco... y si se pinchan tampoco van a quejarse. Dejad las buganvilias para el final.., imagino que debe ser bonito caminar dejando un halo colorido tras..
El grupo de esqueletos se prepararon en sus puestos como esperando una señal inmediata en el momento en el que Eberus alcanzase el camino principal. Todos con la expresión concentrada en Caoimhe.
-Pesidentah, ¿Yah?- dijo uno.
-No... no aún no sale ¿No ves?-dijo Caoimhe.
-Floreh, Floreh... Ay mushah floreh floreh- comenzó a cantar otra.
-No... no espera aún no..-
-Bettlejuice, GUAPO, GUAPO Y GUAPO- dijo otro al ver pasar al novio.
-Preparaos- dijo Caoimhe
De pronto la estancia se quedó en silencio hasta que la acustica perfecta del lugar atrajo la voz horrible de un Zagreus a unos metros bajo ellos mismos. Caoimhe compuso un gesto de disgusto y se tapó los oídos.
-¡Por Dios... Va a hacer que llueva y estamos a cubierto!- dijo-
-¿Que llueva?- repitió Hugo su voz algo oculta por el sonido infernal de su canción.
-QUE EMPAPE, QUE EMPAPE- continuaron los esqueletos dejando caer todos los pétalos sobre los invitados de tal manera que la única zona que quedó libre era aquella por la que minutos después caminaría Eberus.
Caoimhe abrió sus labios en un intento de detener el caos. Sin embargo dejó que sucediese. Al fin y al cabo, aquello ya era un desproposito. Ella como presidenta de la petalá no iba a oponerse a aquello.
Caoimhe
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Los regalos pasaron la portilla.
Por fin.
Y después de tener a todo un grupo de gente retenido a causa de una pésima logística en cuanto a instalaciones de transporte, ahora, sí, ahora, a la criatura andrajosa le entró prisa por dejarlos avanzar.
A todos ellos.
Toda la ventaja que había ganado Valeria avanzando discretamente por aquellos túneles malolientes y polvorientos se había ido a la mierda por culpa de una trampilla estrecha y ahora tenía que encontrar la manera de adelantarse otra vez al grupo. Y no solo por el pestazo que emanaba el prometido de Don Catalizador.
Llegaron a una enorme sala adornada para una grotesca ceremonia, en la que un montón de esqueletos y otros seres imposibles se afanaban por dar los últimos y nerviosos retoques antes de la gran función. Los novios fueron separados, pues alguien mencionó que daba mala suerte que se vieran antes de la ceremonia, y el resto fueron pastoreados hacia los bancos de los invitados.
Al menos hasta que algunos a ser llamados misteriosamente para supuestas tareas imprescindibles. Aquello no le gustó nada a Valeria. Sobre todo, porque le estaba costando mucho trabajo localizar la salida entre tanta gente y decoración… ¡Ahí! Valeria se levantó y trató de acercarse discretamente a una puerta semioculta tras los tapices del altar nupcial, pero no tardó dos pasos en ser interceptada por lo que había confundido con un montón de capas y abrigos.
—Entonces, ¿tienes experiencia? —dijo el ser, a quien no describiremos para no herir corazones sensibles.
—¿Experiencia? —repitió Valeria, a quien le costaba articular pensamientos coherentes ante la imposible visión.
—Te has levantado cuando hemos pedido funcionarios para el casamiento. Tendrás experiencia, ¿no?
—Por supuesto.
Por supuesto que no, pero no podía ser tan difícil, ¿cierto? Además, el altar estaba cerca de la puerta. En cuanto empezaran los vítores y las felicitaciones, podría escaquearse sin problema.
El ansioso Beetlesoup fue el primero en llegar junto al altar. El acicalamiento al que lo habían sometido lo hacía aún más repulsivo, pero al menos la música que acompañaba al segundo novio era lo bastante pegadiza para que Valeria tuviera otra cosa en la que concentrarse hasta que novio y padrino llegaron frente a ella y los últimos acordes se perdieron en la silenciosa sala. Con todo el mundo pendiente del altar, Valeria se sacudió algunos de los pétalos de los hombros y comenzó:
—Nos hemos reunido hoy aquí, para celebrar unir a estos dos hombres en matrimonio. Algo a lo que no veo por qué nadie tendría que oponerse, así que por el poder que me otorga la licencia de bodas, vamos a saltarnos esa parte. Tú —dijo entonces mirando al hediondo primer novio—, ¿aceptas…?
—Un momento, un momento —interrumpió el aludido—. ¡Faltan los anillos! ¿Dónde están los anillos?
—Los anillos van al final —mintió Valeria sin un pestañeo.
—No, no, los anillos…
—Aquí el novio ha solicitado una boda Illidense, ¿verdad que sí? Perfecto —arremetió Valeria sin dejar hablar a ninguno de los dos novios—. En una boda Illidense, los anillos van al final. Así que vamos directamente al consentimiento, que es lo que importa. ¿Quieres o no quieres?
—Sí, quiero, claro que quiero.
—Y tú —añadió mirando a Catalizador—, ¿quieres o no quieres?
----------
OFF:
BOTÍN: 225
CASILLA: 20
TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
ESTATUAS FUNERARIAS: 2 (gólem y esqueleto)
OTROS:
Por fin.
Y después de tener a todo un grupo de gente retenido a causa de una pésima logística en cuanto a instalaciones de transporte, ahora, sí, ahora, a la criatura andrajosa le entró prisa por dejarlos avanzar.
A todos ellos.
Toda la ventaja que había ganado Valeria avanzando discretamente por aquellos túneles malolientes y polvorientos se había ido a la mierda por culpa de una trampilla estrecha y ahora tenía que encontrar la manera de adelantarse otra vez al grupo. Y no solo por el pestazo que emanaba el prometido de Don Catalizador.
Llegaron a una enorme sala adornada para una grotesca ceremonia, en la que un montón de esqueletos y otros seres imposibles se afanaban por dar los últimos y nerviosos retoques antes de la gran función. Los novios fueron separados, pues alguien mencionó que daba mala suerte que se vieran antes de la ceremonia, y el resto fueron pastoreados hacia los bancos de los invitados.
Al menos hasta que algunos a ser llamados misteriosamente para supuestas tareas imprescindibles. Aquello no le gustó nada a Valeria. Sobre todo, porque le estaba costando mucho trabajo localizar la salida entre tanta gente y decoración… ¡Ahí! Valeria se levantó y trató de acercarse discretamente a una puerta semioculta tras los tapices del altar nupcial, pero no tardó dos pasos en ser interceptada por lo que había confundido con un montón de capas y abrigos.
—Entonces, ¿tienes experiencia? —dijo el ser, a quien no describiremos para no herir corazones sensibles.
—¿Experiencia? —repitió Valeria, a quien le costaba articular pensamientos coherentes ante la imposible visión.
—Te has levantado cuando hemos pedido funcionarios para el casamiento. Tendrás experiencia, ¿no?
—Por supuesto.
Por supuesto que no, pero no podía ser tan difícil, ¿cierto? Además, el altar estaba cerca de la puerta. En cuanto empezaran los vítores y las felicitaciones, podría escaquearse sin problema.
El ansioso Beetlesoup fue el primero en llegar junto al altar. El acicalamiento al que lo habían sometido lo hacía aún más repulsivo, pero al menos la música que acompañaba al segundo novio era lo bastante pegadiza para que Valeria tuviera otra cosa en la que concentrarse hasta que novio y padrino llegaron frente a ella y los últimos acordes se perdieron en la silenciosa sala. Con todo el mundo pendiente del altar, Valeria se sacudió algunos de los pétalos de los hombros y comenzó:
—Nos hemos reunido hoy aquí, para celebrar unir a estos dos hombres en matrimonio. Algo a lo que no veo por qué nadie tendría que oponerse, así que por el poder que me otorga la licencia de bodas, vamos a saltarnos esa parte. Tú —dijo entonces mirando al hediondo primer novio—, ¿aceptas…?
—Un momento, un momento —interrumpió el aludido—. ¡Faltan los anillos! ¿Dónde están los anillos?
—Los anillos van al final —mintió Valeria sin un pestañeo.
—No, no, los anillos…
—Aquí el novio ha solicitado una boda Illidense, ¿verdad que sí? Perfecto —arremetió Valeria sin dejar hablar a ninguno de los dos novios—. En una boda Illidense, los anillos van al final. Así que vamos directamente al consentimiento, que es lo que importa. ¿Quieres o no quieres?
—Sí, quiero, claro que quiero.
—Y tú —añadió mirando a Catalizador—, ¿quieres o no quieres?
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TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Avancé junto a mi fiel compañero el perro a lo largo de aquel largo pasillo de peligros entrelaxados, habiendo escapado de aquel que podía ser el mayor peligro al que una persona podría enfrentar en su vida: una oficina de trámites. Largas colas, explicaciones que no explican, respuestas que no responden, requisitos y más requisitos, algo a lo que nadie en su sano juicio querría enfrentarse, considerando eso, estaba seguro que ya lo peor había pasado.
Para mi desgracia, no estaba seguro, ni había pasado lo peor, pues se acercaba otro de los mayores peligros a los que un hombre puede enfrentarse: una novia despechada. Encontré a una mujer sentada en el suelo, sosteniendo en sus manos un regalo al que le hablaba mientras lo acariciaba y le decía -Amigo, tengo el corazón herido, el hombre que yo quiero, se me va- Aquellas palabras retumbaron en mi mente haciéndome considerar la idea del suicidio como una opción válida y aceptable para escapar de lo que venía.
Detuve mis pasos y el perro hizo lo mismo, intenté caminar de puntitas pero aquello no bastó, la mujer me señaló con rabia y dijo -Lo estoy perdiendo, estoy sufriendo, llorando de impotencia, no puedo retenerlo- Sus palabras iban cargadas de rabia y desesperación, me encogí de hombros sin saber qué decir y entonces, de la nada, como si la divina providencia invadiera la boca del perro, le cantó -Amiga... mientras haya una esperanza, tú tienes que luchar por ese amor, si él es el hombre de tu vida, no te des nunca por vencida, que vale todo si se lucha por amor- Miré al perro extrañado como si no fuera yo mismo poniendo palabras en su boca.
A partir de ahí, no sabría explicar cómo se dieron las cosas, pero comencé a tararear una melodía melodramática haciendo con mi voz el sonido de un piano y de alguna forma terminé metido en medio de algo inesperado e impredecible, la mujer tomó los lados de su vestido de novia y avanzó un par de pasos hacia nosotros para cantarle al perro mientras el perro le respondía en perfecta sincronía mientras meneaba una pata de manera dramática.
¿Qué puedo hacer?- Dijo la novia.
Tú dale un coco- Le dijo el perro.
Todo se lo di- Dijo ella con las manos apretando su pecho.
Puja otro poco- Dijo el perro señalándola con una pata.
No es posible que se pueda querer más- Ella bajó los hombros con aquella frase.
Pensando así lo perderás- Dijo el perro casi dándole la espalda.
¿Y si él se va?- Dijo ella con miedo.
Pues se habrá ido - Dijo el perro sin remordimientos.
¿Qué me quedará?- Dijo ella apretando el puño con fuerza.
Lo que has comido- Dijo el perro señalándole la panza.
Fue un conejo y no me deja este dolor- Cantó la mujer con el dorso de su mano apoyada en su frente de manera dramática.
Eso es in... di... gestión...- Finalizó el perro de forma suave.
¿Y si hacemos un muñeco?- Dijo el perro cortando el ritmo de la canción.
¿Cómo?- Respondió ella intrigada.
Ay perdón, canción equivocada- Respondió el perro de prisa
No, no, que cómo hacemos un muñeco- Dijo ella intrigada -¿Un muñeco asesino para cobrar venganza contra todos los que arruinaron mi felicidad?- Caminó de un lado a otro con las manos en sus caderas como quien planea una hecatombe para el fin del mundo -Claro, esa es la respuesta, una marioneta arcana asesina, alimentada por el dolor de mi corazón y mis deseos de sangre y venganza- Dijo sonriendo y babeando de excitación -Estoy seguro que no es eso lo que quiso decir el perro- Intenté calmarla para no sentir que había creado una psicópata potencial -Claro que fue eso lo que quiso decir el perro, mátalos a todos- Aclaró el perro que solo quería ver el mundo arder -Es más, vamos a la boda a que grites YO ME OPONGO- Añadió el perro para meter cizaña.
Claro que con ese "vamos" me refería a que fuera ella sola, o con su muñeco, y aunque no era así como imaginaba que terminaría todo, si así podía seguir avanzando y a la vez deshacerme de un obstáculo ¿Por qué no hacerlo? ¿Qué era lo peor que podría pasar? Quizás lo averiguaremos...
[1] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. Para mi desgracia, no estaba seguro, ni había pasado lo peor, pues se acercaba otro de los mayores peligros a los que un hombre puede enfrentarse: una novia despechada. Encontré a una mujer sentada en el suelo, sosteniendo en sus manos un regalo al que le hablaba mientras lo acariciaba y le decía -Amigo, tengo el corazón herido, el hombre que yo quiero, se me va- Aquellas palabras retumbaron en mi mente haciéndome considerar la idea del suicidio como una opción válida y aceptable para escapar de lo que venía.
Detuve mis pasos y el perro hizo lo mismo, intenté caminar de puntitas pero aquello no bastó, la mujer me señaló con rabia y dijo -Lo estoy perdiendo, estoy sufriendo, llorando de impotencia, no puedo retenerlo- Sus palabras iban cargadas de rabia y desesperación, me encogí de hombros sin saber qué decir y entonces, de la nada, como si la divina providencia invadiera la boca del perro, le cantó -Amiga... mientras haya una esperanza, tú tienes que luchar por ese amor, si él es el hombre de tu vida, no te des nunca por vencida, que vale todo si se lucha por amor- Miré al perro extrañado como si no fuera yo mismo poniendo palabras en su boca.
A partir de ahí, no sabría explicar cómo se dieron las cosas, pero comencé a tararear una melodía melodramática haciendo con mi voz el sonido de un piano y de alguna forma terminé metido en medio de algo inesperado e impredecible, la mujer tomó los lados de su vestido de novia y avanzó un par de pasos hacia nosotros para cantarle al perro mientras el perro le respondía en perfecta sincronía mientras meneaba una pata de manera dramática.
¿Qué puedo hacer?- Dijo la novia.
Tú dale un coco- Le dijo el perro.
Todo se lo di- Dijo ella con las manos apretando su pecho.
Puja otro poco- Dijo el perro señalándola con una pata.
No es posible que se pueda querer más- Ella bajó los hombros con aquella frase.
Pensando así lo perderás- Dijo el perro casi dándole la espalda.
¿Y si él se va?- Dijo ella con miedo.
Pues se habrá ido - Dijo el perro sin remordimientos.
¿Qué me quedará?- Dijo ella apretando el puño con fuerza.
Lo que has comido- Dijo el perro señalándole la panza.
Fue un conejo y no me deja este dolor- Cantó la mujer con el dorso de su mano apoyada en su frente de manera dramática.
Eso es in... di... gestión...- Finalizó el perro de forma suave.
¿Y si hacemos un muñeco?- Dijo el perro cortando el ritmo de la canción.
¿Cómo?- Respondió ella intrigada.
Ay perdón, canción equivocada- Respondió el perro de prisa
No, no, que cómo hacemos un muñeco- Dijo ella intrigada -¿Un muñeco asesino para cobrar venganza contra todos los que arruinaron mi felicidad?- Caminó de un lado a otro con las manos en sus caderas como quien planea una hecatombe para el fin del mundo -Claro, esa es la respuesta, una marioneta arcana asesina, alimentada por el dolor de mi corazón y mis deseos de sangre y venganza- Dijo sonriendo y babeando de excitación -Estoy seguro que no es eso lo que quiso decir el perro- Intenté calmarla para no sentir que había creado una psicópata potencial -Claro que fue eso lo que quiso decir el perro, mátalos a todos- Aclaró el perro que solo quería ver el mundo arder -Es más, vamos a la boda a que grites YO ME OPONGO- Añadió el perro para meter cizaña.
Claro que con ese "vamos" me refería a que fuera ella sola, o con su muñeco, y aunque no era así como imaginaba que terminaría todo, si así podía seguir avanzando y a la vez deshacerme de un obstáculo ¿Por qué no hacerlo? ¿Qué era lo peor que podría pasar? Quizás lo averiguaremos...
[-] BOTÍN: 195 aeros
TALISMÁN: Zafiro: Una vez durante el juego, puedes sustituir la cantidad de aeros que te quede por la del jugador con más dinero con la que compartas casilla o con el que hayas compartido trayecto. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse.
ESTATUAS: 2 (Estatua del Mercenario Apaleado) (Estatua de Funcionario Ejemplar)
RESUMEN: Otra casilla muy rara
Última edición por Bio el Sáb Mayo 04 2024, 19:41, editado 4 veces (Razón : Las runas no me quieren, pero los dados sí, de ahora en adelante solo lanzaré dados.)
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Pelonieve, el amigo de Carapintada, decía palabras raras pero Koru sabía muchas de las que le había contado y así aprendió cosas que antes no sabía. Miró a Pelonieve con sus grandes ojos haciéndose algo pequeños. ¿Qué hacían las piedras en el agua grande? ¿Cómo podían estar debajo? ¿Eran piedras superpoderosas? Tenían que serlo, se dijo golpeando un puñito contra la palma de la otra mano, si hasta tenían boca. ¿Por qué él nunca había conocido a una piedra boquera? Tenía que preguntar a más gente para hablar con una. Se la pondría sobre la cabeza y le enseñaría todas las muchas cosas que él sabía y ella podría contarle la vida piedrosa. Seguro que tampoco le gustaban las tortugas o los tododientes.
Pelosol también era buena gente y sabía cosas. ¡UN ARQUISTA POCHÓ A POCHE! ¡LO SABÍA! Los arquistas eran los más mejores, recordó como su palo había andado solo moviéndose por ahí, cuando siempre había estado quieto y soso. Ahora siempre lo miraba muy rápido cuando lo dejaba en un sitio. Aún no lo había descubierto, pero seguro que un día se movería sin querer y lo atraparía. Koru se fue contento cuando Pelosol aseguró que hablaría con la pelosol pequeña. Sí que era buena gente.
Pelonievedos habló cosas, pero Koru miró sus ojos raros.
-Sí, soy superKoru- le gustaba Pelonievedos, escuchaba- Yo también tuve ojos brillosos un día. ¿Conoces a una gallina con sombrero? ¿Sabes hacer sombreros? Yo me hice uno de hojas, para el agua de arriba, pero lo perdí. Un patagrande me comió otro, se lo habría regalado por ni preguntó, así que le pegué en una oreja y me fui. Era más grande que un tú, hasta que dos tús. ¿Puedes hacer cosas con los ojos? ¿Eres mala gente?
Pero Pelonievedos no respondió, y Koru entendió enseguida que quería que le siguiera. Y eso hizo.
Claro que nunca habría esperado algo así, y eso demostraba que Pelonievedos también era su amigo, como Pelonieve. ¡UN SITIO CON MUCHA MUCHA GENTE GRANDE Y POCHA, Y HUESOSA! Tenía que saber qué pasaba y quien era toda esa gente rarosa. Así que corrió por todos lados, y sus ojos reconocieron a algunos de los no pochos que estaban por allí. Se subió un momento a Pelonievedos antes de saltar de su espalda.
-¡ERES SUPERBUENAGENTE!- chilló en su oído- ¿Eres amigo de los poches y los sinojos? ¿Estás dando una fiesta? ¿Por qué no te ríes? ¿Quieres que pregunte si tienen bicocho? ¿Te gustan las manzanas? ¿Esperas que te traigan comida? Tengo redondillas pero no veo gente que las pueda cambiar por cosas ricas. ¿Conoces piedras con boca de debajo del agua grande? ¿Has dado de comer a alguna? ¿Y tortugas que hablan? No son buenas de verdad- aconsejó.
Llamó entonces su atención la mirada de una pelonoche de ojos raros. ¿Por qué podía tener uno de cada color? Eso era divertido. Igual podía cambiarle uno a él, así que la siguió, antes de perderla de vista entre todos los poches. Uno de ellos le dio unas redondillas con agujero que Koru agradeció sonriendo. Los poches le gustaban.
Dio vueltas sobre sí mismo hasta que sus pies quisieron tirarle al suelo, pero eso le hizo risa. ¡SÍ, ALLÍ ARRIBA ESTABA ESA PELONOCHE!
Trepó hasta llegar al sitio donde había más poches junto a Ojosraros y un Comeyós. Koru le enseñó sus dientecillos, poniéndose a cuatro patas sobre el trozo alto de madera que hacía que la gente no cayese abajo. Pero el Comeyós no hizo nada, y Koru ladeó la cabeza. ¿Es que había Comeyós que no querían comerle? Eso era raro, y se acercó.
-¿Por qué no quieres comerme? ¿Te duele la tripa? ¿Eres de mi bosque? Soy Koru. ¿Cómo te llamas? ¿Comes hojas? ¿Son hojas malas? ¿Te gustan los poches? Me dieron redondillas con agujero. Te las cambio por bicocho. ¿Viste piedras que hablan? ¿Y gallinas? ¿Conoces a Cero? Es un niño. ¿Sabes qué hay debajo del agua grande…?
Entonces se acordó de Ojosraros, y se acercó a ella.
-¿Por qué tienes los ojos así? ¿Me puedes cambiar uno? ¿El comeyós es tu amigo? ¿No es mala gente? ¿Y tu? ¿Te gustan los pelosoles? Tiene orejas más grandes, uno me quiso pegar pero otro me hizo ojos brillosos. Y a una pequeña se le cayó una cosa en mi bosque. Era bonita, como un dibujo. ¿Te gustan los dibujos? ¿Sabes pintar cosas con palos? Vi piedras que se movían como gente, y Pelonieve me dijo que podían comer otras piedras. ¿Hablaste con una piedra? Mi palo se movió solo pero nunca quiere hablar. ¿Eres arquista, por eso tienes los ojos raros? ¿Tus papás tenían también los ojos raros? ¿Por qué tiras hojas? -cogió una y la comió- puaj. Toma una redondilla para que te den cosas más ricas. ¿Eres amiga de Pelonievedos? – señaló- sus ojos también son raros. ¿Viste poches en otro sitio? Yo no, y fui por el agua grande, y por bosque y por sitios cerca del agua grande. ¿Cuántos bichos conoces de ahí? ¿Vives en un nido de gente grande? Huelen mal- aseguró- mi bosque no.
Balanceó las piernas sentado en ese trozo de madera, con las redondillas con agujero en la mano. Abajo, mucha gente hacía cosas de gente grande, y Pelonievedos hasta se había puesto a cantar.
Y cuando la vio, asombrado, gritó a pleno pulmón, antes de saltar y correr de cabeza en cabeza. Algunas rotas. Los poches eran divertidos.
-¡¡REIKEEEEEE!!
Saltó y saltó hasta llegar hasta su amiga la rois de puro contento. Los demás gente grande lo miraron pero el niño sólo tuvo ojos, un momento, para ella.
-¡SOY YO, KORUUU! ¿Dónde está Cero? ¿Está cerca? – miró a todos lados- Es una rois- la señaló- manda mucho y vosotros no. Tú eres feo- dijo a un poche que además olía mal. Koru se tapó la cara con una manita y le señaló- ¿por qué huele tan mal? ¿Qué haces? Conocí gente de piedra, y ¿sabías que hay piedras debajo del agua grande que comen otras piedras? Quería un sombrero como en de la gallina pero no tengo. ¿Puedes hacerme uno? Mi palo no habló aún, igual Cero puede ayudarle. ¿Te queda alguna frutapelosa? ¿Eres amiga de los poches? Me han dado cosas, aunque este sitio es raro. A algunos les faltan cachos. ¿Viste gente con ojos raros? También hay un Comeyós que no quiso comerme. Las hojas saben mal. ¿Puedes hacer una cosa de arquista?
Miró en sus bolsillos, buscando algo que Reike pudiera arquistar, y unas cuantas redondillas con y sin agujero hicieron mucho ruido contra el suelo rebotando. Koru se encogió de hombros.
-¿Puedes hacer que vengan otra vez? A lo mejor son amigas y se van para estar con otras redondillas. Pero alguien puede morderlas y eso hace daño, no quiero.
Miró alrededor, a los ojos que se fijaban en él.
-¿Hay manzanas?
Koru´Len
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Qué pésimo servicio para enviar los regalos. Tuve que correr y saltar por toda una eternidad, y quizás un poco más, mientras esperaba que terminaran el trabajo. Afortunadamente logré sobrevivir sin ser atrapado por la criatura, pero ya era demasiado tarde para huir del trauma.
A los pocos minutos ya había olvidado todo ese asunto y me encontraba admirando junto con Xana el espantoso lugar donde se celebraba una boda, si es que se le podía llamar así. El absurdo y lo grotesco eran los colores primarios con los que se pintó todo aquel escenario donde incluso los villanos eran sometidos al ridículo para encajar con lo demás.
—Esto es peor que el libro raro con la imagen de gomejo sensual —le comenté a Xana en un susurro, mientras fruncía mi nariz ante la inescrutablemente asquerosa mezcla de hedores y otras cosas.
Xana, compartiendo el sentimiento, asintió y dijo:
Nada, porque alguien la interrumpió. O algo, un ser que no describiré porque me da pereza, no porque fuese lo mejor para la salud de todos.
—¿Leíste ese libro?
Xana y yo dimos un respingo y nos giramos para ver a ser tras nosotros.
—¿Leíste ese libro? —repitió con otra boca, babeando y lamiéndose los labios de sus distintas bocas repartidas a lo largo de todo su cuerpo costroso.
—¿Qué? —logré articular mientras contenía las muecas de asco que me despertaba su deformidad.
Todos sus ojos, aun los que tenía en la punta de sus lenguas, se abrieron como platos, unos platos rotos con fragmentos de otros platos encima de otros colores y materiales.
—¡Ese libro! —chilló, haciéndome preguntarme de dónde demonios salió su voz esta vez si no movió ninguna boca al hablar—. Gomejos, noches solitarias, para sacar a pasear el ganso, acogotar a la gallina, darle a la chaira, darle brillo al pelón, descremarse con pasión, despertar al dragón, hacerse una macaca, hacerse una gallarda, ir con Manuela, halar la tripa, machacársela como un mono, marear la garompa, ordeñarse el semental, revolear la morcilla, sacarle el veneno a la anaconda, tocar la zambomba, menear la sardina, hacer el trípode, escurrir la salchicha, deshidratarse un poco, hacer llorar al tuerto, tener un mano a mano con el cíclope, practicar el tiro al blanco, cascarle al venenoso, batir la leche, sacarse el alma puños, ajusticiar la marmota, masajear la rata, superar a Nousis, parir sin mamá, encerar la zanahoria, lustrar la varilla, desempolvar el sable, acariciar la nutria, hacer vomitar al gusanón, sacarse la avena…
Y cuando me di cuenta, estaba sobre una mesa, la atención de todos fijos en mí, sin saber cómo terminé ahí, pero comprendiendo a la perfección que debía dar un discurso inspirador relacionado con aquel libro atroz.
Me aclaré la garganta, miré a las personas presentes y noté que en ninguna había rastro de mi dignididad, y hablé.
—Damas, caballeros, monos, bestias, criaturas innombrables y dioses olvidados, seres vivos reales y objetos animados con magia, hoy estamos reunidos aquí por una razón para nada especial. Estamos aquí para buscar un tesoro, movidos por la avaricia o la insana curiosidad, esa maldita curiosidad que mató al gato con justa razón. Pero en el transcurso de este viaje grotesco, he recordado la frase de un viejo sabio꞉ «El tesoro son los amigos que hacemos por el camino».
Hice una pausa para que el párrafo no fuese tan largo.
—Y ciertamente, los novios ya entendieron eso. Encontraron el valioso tesoro que es el amor, el amor no heterosexual. Porque, como dijeron otros sabios꞉ «Con pito es más rico y si es trapito ahí me invito», «mejor es un duelo de espadazos que nueve meses de embarazo», «en tiempos de guerra, cualquier hueco es trinchera», y «agujero es agujero, aunque sea de caballero».
Intenté recordar otra más, pero ninguna volvió a mi mente.
—Entonces ellos dos, en un momento, consolidarán su amor mutuo y para nada unilateral en el más antiguo acto de amor. Pero ¿y el resto que aún no encuentra el amor? Por suerte, yo ya salí de ese problema, aunque realmente nunca lo vi como un problema, pero, bueno, a algunos les molesta la soledad. No obstante, a los que sí lo ven como un problema, ¡tienen suerte!, pues alguien escribió un libro cuyo adjetivo apropiado desconozco y ni quiero conocer, que trata sobre cómo encontrar consuelo en las noches solitarias. ¿Y qué mejor manera, qué mejor compañero, qué mejor… ahm… sí, que un gomejo, el animal que sirve para todo y que se reproduce como conejo?
La criatura que me había empujado a esa situación silbó por todos sus orificios y aplaudió con sus múltiples manos, incluso las de las orejas.
—Si lo pensamos bien, tiene sentido. Oigan, ¿sabían que en términos de reproducción bestia con humano, el gomejo es el más compatible con las personas? No solo está en el grupo de los mamíferos, los gomejos, aunque pequeños, pueden estirarse más del doble sin sufrir dolor ni daño en su cuerpo. Eso significa que son lo suficientemente capaces para soportar los gansos humanos, y dado que son resistentes y casi inmortales, puedes ser rudo con uno.
»Dado a que están cubiertos con un pelaje esponjoso y suaje, puedes disfrutar del tacto al acariciarlos, incluso por horas y sin cansarte de eso.
»Además, un dato curioso꞉ si te vienes lo suficiente, puedes hacer que tu gomejo se llene y se convierta en un arma, pues lo agarras, apuntas y aprietas su panza y disparará la leche con gran potencia. Literalmente está construido para el ganso humano. Increíbles capacidades de resistencia, elasticidad y tolerancia significan que puede aguantar el ganso todo el día, de todas las formas y tamaños, y aun así venir por más.
»Ahora, bien, vayamos a lo importante. ¿Cómo usarlos? Pues no tengo ni el tiempo ni el ánimo para mencionar las 50 técnicas, pero ahí diré 7 fabulosas técnicas, y la octava les sorprenderá꞉
De pronto sentí la mano de Xana sobre mi hombro. Me volví hacia ella y noté su mirada compasiva. Comprendí, sin palabras, que no quería que yo cargara con todo el peso de esta tarea indignante y deshonrosa. Conmovido, y también con cierto pesar por tener que involucrarla, le permití tomar mi lugar.
—Suerte —musité, y bajé de la mesa, dejándola a ella encargarse del final.
Entonces, sin más preámbulos innecesarios, describió la séptima técnica. Empezó bien, incluso fue gracioso lo que decía; prefirió por ir por el camino del humor y de lo exagerado para hacer reír. Pero a medida que avanzaba su explicación, me percaté de que no era un chiste. Y entonces sus palabras recorrieron un sendero oscuro hacia lo grotesco, lo horroroso, lo bizarro…
Sentí náuseas. Los seres vendados se ahorcaron con sus propios vendajes, incluso si ellos mismos eran solo los vendajes; los esqueletos vomitaban el aire y se arrancaron una costilla y se apuñalaron con ella; los obsequios envueltos, que parecían tener vida propia, dejaron de moverse, pues aguantaron la respiración hasta morir; la comida que aún vivía e intentaba en vano escapar de las bocas, ahora intentaban ser devoradas para dejar de escuchar. Incluso la criatura que nos había obligado a dar el discurso empezó a llorar y a comerse a sí misma con todas sus bocas.
—¡Detente, ya, detente, por favor! —le supliqué, entre lágrimas, a Xana.
Pero no me escuchó. Estaba tan absorta en su tarea que ya estaba más allá de nuestras palabras.
Entonces tuve que tomar una difícil decisión. Una vida a cambio de la salvación de todas las demás. Un único sacrificio por el bien del mundo entero.
Usé mi magia para generar de una biusa con forma de banana[1] y se la arrojé con todas mis fuerzas, derribándola de la mesa y salvándonos a todos de seguir escuchando aquella blasfemia a la vida.
A los pocos minutos ya había olvidado todo ese asunto y me encontraba admirando junto con Xana el espantoso lugar donde se celebraba una boda, si es que se le podía llamar así. El absurdo y lo grotesco eran los colores primarios con los que se pintó todo aquel escenario donde incluso los villanos eran sometidos al ridículo para encajar con lo demás.
—Esto es peor que el libro raro con la imagen de gomejo sensual —le comenté a Xana en un susurro, mientras fruncía mi nariz ante la inescrutablemente asquerosa mezcla de hedores y otras cosas.
Xana, compartiendo el sentimiento, asintió y dijo:
Nada, porque alguien la interrumpió. O algo, un ser que no describiré porque me da pereza, no porque fuese lo mejor para la salud de todos.
—¿Leíste ese libro?
Xana y yo dimos un respingo y nos giramos para ver a ser tras nosotros.
—¿Leíste ese libro? —repitió con otra boca, babeando y lamiéndose los labios de sus distintas bocas repartidas a lo largo de todo su cuerpo costroso.
—¿Qué? —logré articular mientras contenía las muecas de asco que me despertaba su deformidad.
Todos sus ojos, aun los que tenía en la punta de sus lenguas, se abrieron como platos, unos platos rotos con fragmentos de otros platos encima de otros colores y materiales.
—¡Ese libro! —chilló, haciéndome preguntarme de dónde demonios salió su voz esta vez si no movió ninguna boca al hablar—. Gomejos, noches solitarias, para sacar a pasear el ganso, acogotar a la gallina, darle a la chaira, darle brillo al pelón, descremarse con pasión, despertar al dragón, hacerse una macaca, hacerse una gallarda, ir con Manuela, halar la tripa, machacársela como un mono, marear la garompa, ordeñarse el semental, revolear la morcilla, sacarle el veneno a la anaconda, tocar la zambomba, menear la sardina, hacer el trípode, escurrir la salchicha, deshidratarse un poco, hacer llorar al tuerto, tener un mano a mano con el cíclope, practicar el tiro al blanco, cascarle al venenoso, batir la leche, sacarse el alma puños, ajusticiar la marmota, masajear la rata, superar a Nousis, parir sin mamá, encerar la zanahoria, lustrar la varilla, desempolvar el sable, acariciar la nutria, hacer vomitar al gusanón, sacarse la avena…
Y cuando me di cuenta, estaba sobre una mesa, la atención de todos fijos en mí, sin saber cómo terminé ahí, pero comprendiendo a la perfección que debía dar un discurso inspirador relacionado con aquel libro atroz.
Me aclaré la garganta, miré a las personas presentes y noté que en ninguna había rastro de mi dignididad, y hablé.
—Damas, caballeros, monos, bestias, criaturas innombrables y dioses olvidados, seres vivos reales y objetos animados con magia, hoy estamos reunidos aquí por una razón para nada especial. Estamos aquí para buscar un tesoro, movidos por la avaricia o la insana curiosidad, esa maldita curiosidad que mató al gato con justa razón. Pero en el transcurso de este viaje grotesco, he recordado la frase de un viejo sabio꞉ «El tesoro son los amigos que hacemos por el camino».
Hice una pausa para que el párrafo no fuese tan largo.
—Y ciertamente, los novios ya entendieron eso. Encontraron el valioso tesoro que es el amor, el amor no heterosexual. Porque, como dijeron otros sabios꞉ «Con pito es más rico y si es trapito ahí me invito», «mejor es un duelo de espadazos que nueve meses de embarazo», «en tiempos de guerra, cualquier hueco es trinchera», y «agujero es agujero, aunque sea de caballero».
Intenté recordar otra más, pero ninguna volvió a mi mente.
—Entonces ellos dos, en un momento, consolidarán su amor mutuo y para nada unilateral en el más antiguo acto de amor. Pero ¿y el resto que aún no encuentra el amor? Por suerte, yo ya salí de ese problema, aunque realmente nunca lo vi como un problema, pero, bueno, a algunos les molesta la soledad. No obstante, a los que sí lo ven como un problema, ¡tienen suerte!, pues alguien escribió un libro cuyo adjetivo apropiado desconozco y ni quiero conocer, que trata sobre cómo encontrar consuelo en las noches solitarias. ¿Y qué mejor manera, qué mejor compañero, qué mejor… ahm… sí, que un gomejo, el animal que sirve para todo y que se reproduce como conejo?
La criatura que me había empujado a esa situación silbó por todos sus orificios y aplaudió con sus múltiples manos, incluso las de las orejas.
—Si lo pensamos bien, tiene sentido. Oigan, ¿sabían que en términos de reproducción bestia con humano, el gomejo es el más compatible con las personas? No solo está en el grupo de los mamíferos, los gomejos, aunque pequeños, pueden estirarse más del doble sin sufrir dolor ni daño en su cuerpo. Eso significa que son lo suficientemente capaces para soportar los gansos humanos, y dado que son resistentes y casi inmortales, puedes ser rudo con uno.
»Dado a que están cubiertos con un pelaje esponjoso y suaje, puedes disfrutar del tacto al acariciarlos, incluso por horas y sin cansarte de eso.
»Además, un dato curioso꞉ si te vienes lo suficiente, puedes hacer que tu gomejo se llene y se convierta en un arma, pues lo agarras, apuntas y aprietas su panza y disparará la leche con gran potencia. Literalmente está construido para el ganso humano. Increíbles capacidades de resistencia, elasticidad y tolerancia significan que puede aguantar el ganso todo el día, de todas las formas y tamaños, y aun así venir por más.
»Ahora, bien, vayamos a lo importante. ¿Cómo usarlos? Pues no tengo ni el tiempo ni el ánimo para mencionar las 50 técnicas, pero ahí diré 7 fabulosas técnicas, y la octava les sorprenderá꞉
- +18 - No apto para sensibles:
- +18 - En serio, hay contenido sexual fuerte:
- +18 - Última oportunidad. No leas esto.:
- Mentí, la verdad es que aquí no hay nada:
- De verdad, solo son spoilers infinitos:
- ¿Crees que miento? Pues no te detendré:
- Sé que te cansarás pronto:
- Bueno, ¿no tienes nada mejor que hacer?:
- De verdad eres terco, ¿no?:
- Vale, tú insististe. Asume las consecuencias:
- »La básica. Solo lo agarras, lo colocas en ya sabes dónde, y lo mueves de arriba a abajo. Puedes agarrarlo por dónde te parezca más seductor.
»Vendar el ganso usando las orejas del gomejo. Puedes ponerte creativo con el vendaje, pero lo importante es, hecho eso, hacerle cosquillas al gomejo, y empezará a mover sus orejas tanto como pueda y, en consecuencia, a acariciarte con ellas.
»Tirar de las orejas. Tal como dice su nombre, solo tiras de las orejas y todos sus agujeros se estrecharán con fuerza.
»Atar las orejas y batear. En este, debes atar sus orejas a la base del ganso y, con este mismo, darle un gansazo para lanzarlo lejos. Dado a su elasticidad, se alejará hasta un metro y regresará con rapidez. Entonces tu ganso lo recibirá, se hundirá en su cuerpo esponjoso y suave, dándote una estimulación estimulante, y su cuerpo rebotará y saldrá disparado lejos otra vez para repetir el movimiento.
»Torcer las orejas hasta el máximo, formando una trenza con ambas. Luego sostienes solo la punta de las orejas y el gomejo empezará a girar velozmente para enderezar las orejas. Debes hacer esto cuando lo tengas montado en tu ganso.
»Torcer la cola. Pues eso, lo pones en tu ganso y le giras la cola hasta que no dé más, y sueltas. El gomejo entero no girará, pero sí vibrará con intensidad hasta que la cola vuelva a su posición natural.
De pronto sentí la mano de Xana sobre mi hombro. Me volví hacia ella y noté su mirada compasiva. Comprendí, sin palabras, que no quería que yo cargara con todo el peso de esta tarea indignante y deshonrosa. Conmovido, y también con cierto pesar por tener que involucrarla, le permití tomar mi lugar.
—Suerte —musité, y bajé de la mesa, dejándola a ella encargarse del final.
Entonces, sin más preámbulos innecesarios, describió la séptima técnica. Empezó bien, incluso fue gracioso lo que decía; prefirió por ir por el camino del humor y de lo exagerado para hacer reír. Pero a medida que avanzaba su explicación, me percaté de que no era un chiste. Y entonces sus palabras recorrieron un sendero oscuro hacia lo grotesco, lo horroroso, lo bizarro…
Sentí náuseas. Los seres vendados se ahorcaron con sus propios vendajes, incluso si ellos mismos eran solo los vendajes; los esqueletos vomitaban el aire y se arrancaron una costilla y se apuñalaron con ella; los obsequios envueltos, que parecían tener vida propia, dejaron de moverse, pues aguantaron la respiración hasta morir; la comida que aún vivía e intentaba en vano escapar de las bocas, ahora intentaban ser devoradas para dejar de escuchar. Incluso la criatura que nos había obligado a dar el discurso empezó a llorar y a comerse a sí misma con todas sus bocas.
—¡Detente, ya, detente, por favor! —le supliqué, entre lágrimas, a Xana.
Pero no me escuchó. Estaba tan absorta en su tarea que ya estaba más allá de nuestras palabras.
Entonces tuve que tomar una difícil decisión. Una vida a cambio de la salvación de todas las demás. Un único sacrificio por el bien del mundo entero.
Usé mi magia para generar de una biusa con forma de banana[1] y se la arrojé con todas mis fuerzas, derribándola de la mesa y salvándonos a todos de seguir escuchando aquella blasfemia a la vida.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Los gomejos sirven para todo =(
[1] Habi extra꞉ Protobiusa, para crear una biusa con forma de banana.
BOTÍN: 273 aeros… ¿+10?
CASILLA: 20.
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 1 (estatua de ArdillaToon).
OTROS: Usurero꞉ chuparé 10 aeros de Cohen en cada turno hasta que me alcancen. Voy a dejar vacías sus bolsitas.
[1] Habi extra꞉ Protobiusa, para crear una biusa con forma de banana.
BOTÍN: 273 aeros… ¿+10?
CASILLA: 20.
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
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Rauko
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
No podía creer lo que aquellas catacumbas le estaban deparando. Venía para competir por el legado de un hombre desconocido, y de repente se vio envuelto en una ceremonia nupcial de la que formaba parte, y no precisamente una parte secundaria. - De verdad... Quién cojones me habrá mandado meterme aquí. En qué momento me he creído yo que en unas catacumbas iba a haber un buen saco de riquezas ahí abandonadas para que cualquiera que venga las encuentre. Yo me cago en la puta madre del... del hombre este que... ¿novios de qué? - murmuraba Eberus acompañado de una gran cucaracha que hasta ahora había sido su colega elfa.
Avanzaban de nuevo hasta que llegaron a una nueva sala. Lo poco que pudo ver el brujo antes de que alguien tirara de él para impedirle pasar le revolvió las entrañas. - ¡No! ¿Estás loco? Tú no puedes entrar todavía ahí, joder - Eberus se alarmó al ver cómo un cadáver le hablaba, pero en cierto modo sintió una rápida simpatía por él. De alguna manera, el hecho de que un esqueleto le hablara le servía de inspiración para sus oscuras ideas mentalistas.
- ¿Tú eres una creación del hijo de puta ese que se quiere casar conmigo?
- Eh, yo...
- Mira, me la suda, supongo que estás aquí organizando un poco toda esta pantomima, ¿verdad?
- Eh, con esos modales no vas a agradar a tu novio, imbécil. Yo me puedo permitir soltar todo lo que me de la gana por la boca, pero...
- Sí, sí. ¿Qué puedo hacer para que esto acabe cuanto antes?
- No, no. Esto es un tema serio y me vas a escuchar. Beetlesoup lleva esperando esto mucho más de lo que te imaginas. Si arruinas esta ceremonia... bueno, solo te aconsejo que no la arruines. Mira, ahí llega tu padrino. Venga, y anímate un poco que te vas a casar con Beetlesoup. ¡Es todo un honor, eh!
- Un honor... ¿Y por qué no te casas tú con él?
El esqueleto, con sus limitadas capacidades de expresión no verbal, se alejó de allí traqueteando sus huesos con aparente molestia.
- Hola, Corlys. ¿Dónde cojones me he metido? Ese mugroso se piensa que porque lo tenga todo preparado me voy a casar con él... Lo lleva claro.
Corlys le respondió con ideas cómplices. Parecía que no iban a salir de ahí sin celebrar la boda, pero le prometió que después le ayudaría a acabar con su prometido en cuanto pudieran.
- Joder... al final ese puto lunático se va a salir con la suya... Venga, si estás conmigo lo haré, pero este matrimonio va a durar menos que una cerveza en mi mano, te lo digo, y tú me vas a ayudar a que sea así.
Poco después, les indicaron que debían entrar. Caminaron ambos hacia el interior de la sala, seguidos de una gran cucaracha que se colocó a un lado de la sala como una invitada más. El brujo, al ver todo aquello, creía que estaba viviendo una pesadilla. Caminaba de forma automática mirando a los esqueletos, unos con más carne podrida y otros con menos, y de pronto una arcada le hizo estar cerca de vomitar. Se detuvo un momento, cerró los ojos para recomponerse y continuó andando junto a Corlys. Lo más bello que podía ver en aquella especie de capilla era un cardo que estuvo a punto de patear. Luego, levantó la mirada y vio el altar, y en él le esperaba la criatura que había convertido a su camarada en cucaracha. Esa criatura que se quería casar con él.
También estaba la chica del catalizador, y detectó de reojo a otra persona conocida algo lejos del altar. Primero le miró frunciendo el ceño, pero después no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar su voz. Esa no era la voz que recordaba en él, y además lo que cantaba era extrañamente cómico teniendo en cuenta la situación.
- Qué adorable... Se ríe por los nervios - explicó totalmente confundida una de las mujeres esqueleto, lo que provocó que muchos más suspiraran enternecidos.
El brujo llegó al fin al altar. Con suerte todo aquello terminaría pronto. Además, Zagreus había parado de cantar y aquello ya había tomado un cariz más serio, cosa que no le gustaba.
De repente todos tuvieron el inesperado placer de escuchar una exposición pre-matrimonial de un elfo que sugería diversas formas con las que utilizar a un gomejo para darse... - Placer con gomejos... Seguro que te gusta - susurró Beetlesoup a Eberus con una expresión horrendamente pícara.
Reike comenzó con las palabras que unirían para siempre al brujo y al hombre que le miraba mostrando sus coloridos dientes, y este pareció detectar que algo no iba bien. La chica le quitó importancia. - Sí, sí. Una boda Illidense, así lo hacemos allí - añadió el brujo para intentar acelerar el asunto y, con suerte, librarse de aquel lazo eterno si realmente faltaban los anillos. De hecho, la chica no había dejado de hablar y la boda continuaba.
- ¿Quieres o no quieres?
- Sí, quiero, claro que quiero.
- Y tú, ¿quieres o no quieres?
- Yo... - Eberus miraba hacia ella y hacia su prometido alternativamente, con el rostro arrugado. No iba a decir que sí. No se le pasaba por la cabeza. Miró hacia el público y vio a Selena, convertida en cucaracha por el ser que tenía en frente. Se le volvió a revolver el estómago al verla, pues al hacerlo transitaron por su cabeza muchas ideas y ninguna de ellas era agradable. Esas ideas le empujaban a hacer algo. Tenía que decir algo, pero temía que las consecuencias de hacerlo fueran demasiado desagradables.
Se armó de valor, cerró los ojos con fuerza y sin borrar su expresión de asco pronunció las palabras, no sin antes ser interrumpido por aquel pequeño chico mono que conoció una vez y que desgraciadamente había traído los anillos. Esperaba que al caerse de sus bolsillos se quedaran encajados en alguna de las mohosas grietas del suelo, pero no fue así.
- Qué cojones, claro que sí quiero. Venga, vámonos de aquí.
Bajo celebraciones y júbilo, Beetlesoup acercó sus labios a los del brujo y este selló los suyos con tanta fuerza que no le faltó mucho para quedarse eternamente mudo.
Momentos más tarde sobre el lecho nupcial...
- Sabía que al final encontraría a mi amor... Y sabía que mi amor iba a aceptar casarse conmigo nada más verme. Estoy tan contento... Vamos a ser muy felices, lo que acaba de ocurrir aquí... lo confirma, ¿eh? - decía casi susurrando, en un tono excesivamente sugerente y pervertido. Eberus, sumamente relajado, solo pudo responder con un suspiro.
Aquello no había ido tan mal como había esperado. Tantas noches en los burdeles le habían enseñado cómo hacer menos creíble o más un clímax actuado, y al parecer el hombre que yacía junto a él atribuía la suma brevedad del acto a la emoción de ambos. En ese momento, Eberus solo podía pensar que en cualquier momento Corlys y Selena entrarían a la habitación para deshacerse del ser que le estaba provocando ese mareo con sus múltiples y nauseabundas esencias. Al menos, eso era lo que más deseaba.
Ojalá tuviera los materiales, pero de todas maneras dudo que el mismo fuego quiera tocar nada de lo que veo en esta habitación... pensó, viendo por un instante el rostro de un elfo de cabello oscuro, serio y asqueado sin saber por qué.
___________
OFF: ¡Y con esto me despido! Al final he decidido consumar el matrimonio como debe ser y hacerme con la recompensa de 50 aeros que bien me merezco por haber tenido que pasar por este trago final jajajajaja. Que disfruten todos del juego. ¡Un placer! O no tanto...
Avanzaban de nuevo hasta que llegaron a una nueva sala. Lo poco que pudo ver el brujo antes de que alguien tirara de él para impedirle pasar le revolvió las entrañas. - ¡No! ¿Estás loco? Tú no puedes entrar todavía ahí, joder - Eberus se alarmó al ver cómo un cadáver le hablaba, pero en cierto modo sintió una rápida simpatía por él. De alguna manera, el hecho de que un esqueleto le hablara le servía de inspiración para sus oscuras ideas mentalistas.
- ¿Tú eres una creación del hijo de puta ese que se quiere casar conmigo?
- Eh, yo...
- Mira, me la suda, supongo que estás aquí organizando un poco toda esta pantomima, ¿verdad?
- Eh, con esos modales no vas a agradar a tu novio, imbécil. Yo me puedo permitir soltar todo lo que me de la gana por la boca, pero...
- Sí, sí. ¿Qué puedo hacer para que esto acabe cuanto antes?
- No, no. Esto es un tema serio y me vas a escuchar. Beetlesoup lleva esperando esto mucho más de lo que te imaginas. Si arruinas esta ceremonia... bueno, solo te aconsejo que no la arruines. Mira, ahí llega tu padrino. Venga, y anímate un poco que te vas a casar con Beetlesoup. ¡Es todo un honor, eh!
- Un honor... ¿Y por qué no te casas tú con él?
El esqueleto, con sus limitadas capacidades de expresión no verbal, se alejó de allí traqueteando sus huesos con aparente molestia.
- Hola, Corlys. ¿Dónde cojones me he metido? Ese mugroso se piensa que porque lo tenga todo preparado me voy a casar con él... Lo lleva claro.
Corlys le respondió con ideas cómplices. Parecía que no iban a salir de ahí sin celebrar la boda, pero le prometió que después le ayudaría a acabar con su prometido en cuanto pudieran.
- Joder... al final ese puto lunático se va a salir con la suya... Venga, si estás conmigo lo haré, pero este matrimonio va a durar menos que una cerveza en mi mano, te lo digo, y tú me vas a ayudar a que sea así.
Poco después, les indicaron que debían entrar. Caminaron ambos hacia el interior de la sala, seguidos de una gran cucaracha que se colocó a un lado de la sala como una invitada más. El brujo, al ver todo aquello, creía que estaba viviendo una pesadilla. Caminaba de forma automática mirando a los esqueletos, unos con más carne podrida y otros con menos, y de pronto una arcada le hizo estar cerca de vomitar. Se detuvo un momento, cerró los ojos para recomponerse y continuó andando junto a Corlys. Lo más bello que podía ver en aquella especie de capilla era un cardo que estuvo a punto de patear. Luego, levantó la mirada y vio el altar, y en él le esperaba la criatura que había convertido a su camarada en cucaracha. Esa criatura que se quería casar con él.
También estaba la chica del catalizador, y detectó de reojo a otra persona conocida algo lejos del altar. Primero le miró frunciendo el ceño, pero después no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar su voz. Esa no era la voz que recordaba en él, y además lo que cantaba era extrañamente cómico teniendo en cuenta la situación.
- Qué adorable... Se ríe por los nervios - explicó totalmente confundida una de las mujeres esqueleto, lo que provocó que muchos más suspiraran enternecidos.
El brujo llegó al fin al altar. Con suerte todo aquello terminaría pronto. Además, Zagreus había parado de cantar y aquello ya había tomado un cariz más serio, cosa que no le gustaba.
De repente todos tuvieron el inesperado placer de escuchar una exposición pre-matrimonial de un elfo que sugería diversas formas con las que utilizar a un gomejo para darse... - Placer con gomejos... Seguro que te gusta - susurró Beetlesoup a Eberus con una expresión horrendamente pícara.
Reike comenzó con las palabras que unirían para siempre al brujo y al hombre que le miraba mostrando sus coloridos dientes, y este pareció detectar que algo no iba bien. La chica le quitó importancia. - Sí, sí. Una boda Illidense, así lo hacemos allí - añadió el brujo para intentar acelerar el asunto y, con suerte, librarse de aquel lazo eterno si realmente faltaban los anillos. De hecho, la chica no había dejado de hablar y la boda continuaba.
- ¿Quieres o no quieres?
- Sí, quiero, claro que quiero.
- Y tú, ¿quieres o no quieres?
- Yo... - Eberus miraba hacia ella y hacia su prometido alternativamente, con el rostro arrugado. No iba a decir que sí. No se le pasaba por la cabeza. Miró hacia el público y vio a Selena, convertida en cucaracha por el ser que tenía en frente. Se le volvió a revolver el estómago al verla, pues al hacerlo transitaron por su cabeza muchas ideas y ninguna de ellas era agradable. Esas ideas le empujaban a hacer algo. Tenía que decir algo, pero temía que las consecuencias de hacerlo fueran demasiado desagradables.
Se armó de valor, cerró los ojos con fuerza y sin borrar su expresión de asco pronunció las palabras, no sin antes ser interrumpido por aquel pequeño chico mono que conoció una vez y que desgraciadamente había traído los anillos. Esperaba que al caerse de sus bolsillos se quedaran encajados en alguna de las mohosas grietas del suelo, pero no fue así.
- Qué cojones, claro que sí quiero. Venga, vámonos de aquí.
Bajo celebraciones y júbilo, Beetlesoup acercó sus labios a los del brujo y este selló los suyos con tanta fuerza que no le faltó mucho para quedarse eternamente mudo.
[...]
Momentos más tarde sobre el lecho nupcial...
- Sabía que al final encontraría a mi amor... Y sabía que mi amor iba a aceptar casarse conmigo nada más verme. Estoy tan contento... Vamos a ser muy felices, lo que acaba de ocurrir aquí... lo confirma, ¿eh? - decía casi susurrando, en un tono excesivamente sugerente y pervertido. Eberus, sumamente relajado, solo pudo responder con un suspiro.
Aquello no había ido tan mal como había esperado. Tantas noches en los burdeles le habían enseñado cómo hacer menos creíble o más un clímax actuado, y al parecer el hombre que yacía junto a él atribuía la suma brevedad del acto a la emoción de ambos. En ese momento, Eberus solo podía pensar que en cualquier momento Corlys y Selena entrarían a la habitación para deshacerse del ser que le estaba provocando ese mareo con sus múltiples y nauseabundas esencias. Al menos, eso era lo que más deseaba.
Ojalá tuviera los materiales, pero de todas maneras dudo que el mismo fuego quiera tocar nada de lo que veo en esta habitación... pensó, viendo por un instante el rostro de un elfo de cabello oscuro, serio y asqueado sin saber por qué.
___________
OFF: ¡Y con esto me despido! Al final he decidido consumar el matrimonio como debe ser y hacerme con la recompensa de 50 aeros que bien me merezco por haber tenido que pasar por este trago final jajajajaja. Que disfruten todos del juego. ¡Un placer! O no tanto...
Eberus
Honorable
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
- RESUMEN AL FINAL DEL TURNO 8:
BIO
BOTÍN: 245 aeros
TALISMÁN: Zafiro: Una vez durante el juego, puedes sustituir la cantidad de aeros que te quede por la del jugador con más dinero con la que compartas casilla o con el que hayas compartido trayecto. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse.
ESTATUAS: 2 (Estatua del Mercenario Apaleado) (Estatua de Funcionario Ejemplar)
OTROS:
CAOIMHE
BOTÍN: 235 aeros
TALISMÁN: Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
ESTATUAS: 1 (Estatua del Gólem)
OTROS:
CORLYS
BOTÍN: 168 aeros
ESTATUAS: 3 (Estatua de Subasta) (Estatua del Regalo) (Estatua Nupcial)
OTROS: Turnos 1/3; 50 aeros extra si gana.
KORU
BOTÍN: 200 aeros
ESTATUAS: 1 (Estatua del Gólem)
OTROS: Turnos 1/3; 50 aeros extra si gana.
NOUSIS
BOTÍN: 205 aeros
TALISMÁN: Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
ESTATUAS: 1 (Estatua del Gólem)
OTROS:
RAUKO
BOTÍN: 283 aeros
TALISMÁN: Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
ESTATUAS: 1 (Estatua de Ardlingtown)
OTROS: Usura (+10 aeros por turno hasta el final)
REIKE
BOTÍN: 225 aeros
TALISMÁN: Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
ESTATUAS: 2 (Estatua del Gólem) (Estatua del Esqueleto)
OTROS:
ZAGREUS
BOTÍN: 190 aeros
ESTATUAS: 2 (Estatua del Golem) (Estatua del Fuego)
OTROS: Chinchilla del Infierno Viva. Turnos 1/3; 50 aeros extra si gana.
- POSICIONES PARA ESTE TURNO:
CASILLA 21: ACANTILADO
CAOIMHE
KORU
RAUKO
NOUSIS
CASILLA 22: LUCIÉRNAGAS
REIKE
CORLYS
CASILLA 23: TESORO ENTERRADO
BIO
CASILLA 25: ISLA DE HAEDES
ZAGREUS (IZQUIERDA)
___________________________________________________
El salón de bodas se quedó vacío y después de que sus invitados atravesaran la puerta que se abrió ante sus ojos, ésta volvió a cerrarse poco después. Un torbellino comenzó a formarse en la sala, que se fue extendiendo camino atrás.
Cohen y Peter volvieron al pasillo principal cuándo un torrente de aire les envolvió. Pronto, el vampiro sintió cómo sus fosas nasales comenzaban a taponarse con una sucia tierra. Comenzó a toser, aunque parecía que al hacerlo, aquel desagradable aire se colaba por su boca, comenzando a asfixiarse.
A su lado, Peter perdía igualmente el aliento y el vampiro vio su gesto de agonía, sintiendo cómo el aire parecía escasear en los pulmones y viendo cómo el humano caía al suelo, sin aire.
El vampiro sentía desfallecer en el mismo momento que abrió los ojos, angustiado. Se encontró en una sala repleta de personas que dormían. De sus pechos, colgaban talismanes de diversos colores, que iluminaban una radiante luz. Extrañado por aquella situación, vio que Peter le observaba de pie, a unos metros. Su presencia le calmó por completo y volvió a tenderse en el suelo, tomando un aire que aún parecía faltarle.
Cuándo se había repuesto de la fuerte impresión, el vampiro se puso en pie, acercándose hasta la vieja desdentada de los talismanes y al tataranieto del albacea de Ardlingtown.
―Devúelveme el talismán― expresó la anciana, con voz áspera.
―Muchas gracias por participar... ¿le importaría quedarse un rato más? Necesitamos testigos por si hay algún ganador... Podemos darle algunos aeros por ello...
Cohen asintió de buena gana, caminando hacia Peter que le recibió con un fuerte abrazo entre sus brazos.
―Así que... he estado dormido todo este tiempo...
―Te quedaste dormido profundamente desde el momento en que te pusiste ese collar... ¿Qué has soñado?
―No estoy seguro de que quieras saberlo...
_______________________________
Bienvenidos al Turno 9.
Ante todo, quiero daros las gracias por esta boda. Ni en la serie de los Bridgerton se ha visto una boda tan exquisita y glamurosa, con tanto amor y buen gusto...
1 - Eberus, tras consumar su matrimonio, ha salido del juego. Recibirá 50 aeros cuándo el tema llegue a su fin.
2 - Cohen ha quedado eliminado, pues tras la celebración de la boda, todo aquel que haya quedado tras la puerta de la casilla 20 tras haberse cerrado despertará.
3 - Rauko, tu usura sobre Cohen permanece hasta que termine el juego, por lo que seguirás sumando 10 aeros turno a turno hasta el final.
4 - Bio, en el turno anterior, no lanzaste dado de runas. Por lo que desconozco tu posición en el juego ahora mismo, algo que es crucial en estos momentos. Por lo que debes hacer 2 turnos en este turno:
- En el primero, deberás tirar tan solo un dado de runas. Cómo estabas en el turno anterior en la casilla 19, si el resultado es una runa de muy mala suerte, avanzando una casilla, quedarás atrapado en el torbellino de la casilla 20 y terminarás despertando, no pudiendo continuar en el juego, pues la puerta vuelve a cerrarse antes de que la cruces.
- Si te mueves más de un movimiento, continuarás con tu juego cómo lo vienes haciendo.
5 - Debido a que nadie ha usado su talismán, Bio debe tirar su runa en este turno antes de que nadie llegue a rolear. Pues su posición durante este turno puede influir en los talismanes que puedan ponerse en juego a lo largo de él y en el siguiente turno. Por lo que es más que recomendable esperar a que Bio tire su runa, que deberá hacerlo lo antes posible.
6 - Koru, Zagreus y Corlys, os queda dos turnos para alcanzar la casilla 30 antes de que despertéis.
7 - Corlys, tras ganar la estatua nupcial en el turno anterior, eres el primer jugador en reunir las tres estatuas que te permiten acceder a la victoria.
8 - Os recuerdo lo que puse en el turno 1 sobre el uso de los talismanes en los siguientes apartados:
- TALISMANES:
1 o 2 – Talismán del Rubí: Una vez durante el juego, podrás saltar un obstáculo que normalmente lleva un coste dinerario y además, duplicarás el precio del obstáculo para los demás jugadores que se enfrenten a él en los turnos siguientes.
3 o 4 – Talismán del Topacio: Una vez durante el juego, todos los jugadores que vayan por delante de ti y los que estén en tu misma casilla se verán ralentizados, restando su avance en dos casillas en la próxima tirada.
5 o 6 – Talismán del Citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada.
7 o 8 – Talismán de la Esmeralda: Una vez durante el juego, puedes intercambiar tu posición con el jugador que vaya inmediatamente delante. En caso de que la casilla esté ocupada por más de un jugador, todos los que allí se encuentren irán a la casilla en la que te encontrabas. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse, no en el siguiente.
9 o 10 – Talismán del Zafiro: Una vez durante el juego, puedes sustituir la cantidad de aeros que te quede por la del jugador con más dinero con la que compartas casilla o con el que hayas compartido trayecto. Este talismán se usará al final del turno en el que decida usarse.
Ejemplo: Si en un turno te mueves de la casilla 15 a la 18, podrás intercambiar tu botín con el jugador con más dinero que en ese turno hayan pasado o permanezcan en una de las casillas 15, 16, 17 o 18.
11 o 12 – Talismán de la Amatista: Una vez durante el juego, podrás evitar que nadie de los que comparten casilla contigo o inician el turno tras de ti, te adelanten en ese turno, avanzando cómo mucho hasta la casilla en la que tú termines.
13 – Talismán del Ónix: Tu talismán intercambia su color por el de cualquier otro. Cuando compartas una casilla con otro jugador (sólo uno), el color de vuestros colgantes se intercambiará, dejándole el talismán del ónix a él. Si compartes casilla con más de un jugador, el talismán del Ónix bloqueará el uso de cualquier talismán en esa casilla. Pero… si en algún momento del juego sólo quedan talismanes del Ónix, la persona que tenga un collar de Ónix restará 50 aeros de su botín.
- ORDEN DE TALISMANES:
- Los talismanes de la Esmeralda y del Zafiro tendrán efecto al final del mismo turno en que se usen.
- Los talismanes del Rubí, Topacio, Citrino y Amatista tendrán sus efectos al turno siguiente de ser usados.
9 - Este turno terminará el próximo martes 14 de mayo, siendo éste el último día del turno para postear.
- CASILLAS 21 A 30:
CASILLA 21: ACANTILADO
Al abrirse la puerta tras la boda, encuentras un alto acantilado que da a una playa sombría. La luz de una extraña luna púrpura hace que puedas ver con normalidad, a pesar de ser noche cerrada. Encuentras tres formas de bajar, ¿pero cuál será la que elija tu personaje? Tira un dado de Rol para descubrirlo:
01 a 04 - Tomas el camino más seguro, pero el más largo. Terminarás restando un movimiento a tu próxima tirada.
05 a 09 - Tomas el camino intermedio. No restas ni sumas un movimiento adicional.
10 a 13 - Desciendes por el mismo acantilado. Sumarás un movimiento a tu próxima tirada.
CASILLA 22: LUCIÉRNAGAS
Has llegado a una playa de arenas oscuras y extraños sonidos. Unas luciérnagas te rodean y distinguen que tienen tres colores distintos y que ambas te rodean para intentar llevarte en una dirección distinta. Tira un dado de Rol para descubrir a qué grupo de luciérnagas decides seguir:
01 a 04 - Las luciérnagas rojas van en círculo y te mantienen mareado. Vuelves al mismo punto sin encontrar nada.
05 a 09 - Las luciérnagas amarillas te llevan hasta un árbol. Las luciérnagas rodean una bolsa que cuelga del mismo. En su interior, encontrarás 30 aeros que sumar a tu botón.
10 a 13 - Las luciérnagas verdes te llevan hasta una estatua semienterrada en la arena. Tras cavar un poco, sumas a tu colección la Estatua de la luciérnaga.
CASILLA 23: TESORO ENTERRADO
Encuentras una zona de excavación en la playa, con un gran letrero que te informa que hay un tesoro escondido en esa zona. Tira un dado de Rol para descubrir si puedes encontrar algo allí.
01 a 04 - Te pones a cavar en la arena, pero lo único que descubres es el tomo de un libro de "100 maneras de usar gomejos en tus noches solitarias"
05 a 09 - Encuentras una estatua funeraria de buscador de tesoros.
10 a 13 - Además de la estatua funeraria, encuentras un cofre con 25 aeros que sumar a tu botín.
CASILLA 24: CARONTE EL BARQUERO
Justo en la orilla del mar, encuentras a un viejo desgarbado con una barca. Frente a vosotros, una isla. Deberás convencer a Caronte para que te lleve hasta la isla, pero tendrás que pactar un precio con él. Tira el dado para ver que cantidad de aeros gastas para realizar ese viaje.
01 a 03 - gastas 20 aeros en el viaje en barca. Caronte sufre una lesión durante el viaje y te verás atrapado en la barca durante un turno extra.
04 a 06 - gastas 10 aeros en el viaje en barca.
07 a 10 - gastas 10 aeros en el viaje en barca. La corriente del mar va a tu favor y sumas una casilla a tu próxima tirada.
11 a 13 - gastas 5 aeros en el viaje en barca. Además, encuentras en la embarcación la Estatua de Caronte.
CASILLA 25: LA ISLA DE HAEDES
Tras cruzar el mar en una barca, llegas a la pequeña Isla de Haedes. En ella, encuentras varias hogueras que forman un camino hasta llegar a una cueva con unas escaleras que ascienden. Al subir por estas escaleras, encuentras dos puertas, cada una de ellas en un pasillo distinto, a izquierda y a derecha.
La primera persona que llegue a esta casilla tomará por el pasillo de la izquierda, la segunda a la derecha y así sucesivamente.
IZQUIERDA: Encuentras la puerta que te impide avanzar. En las paredes de la izquierda hay varias llaves y algunas de ellas abren la puerta. Debes tirar un dado de runas. Si el resultado es 7 o superior, encontrarás la llave que abre la puerta y podrás continuar. Si el resultado es inferior a 7, quedas atrapado en esa casilla hasta que alguien o tú mismo en el próximo turno consiga la llave correcta. Para aquel que consiga abrir la puerta, se llevará la Estatua de la Llave Izquierda.
Una vez que las personas pasen, la puerta volverá a cerrarse para los siguientes.
DERECHA: Encuentras la puerta que te impide avanzar. En las paredes de la izquierda hay varias llaves y algunas de ellas abren la puerta. Debes tirar un dado de runas. Si el resultado es 7 o superior, encontrarás la llave que abre la puerta y podrás continuar. Si el resultado es inferior a 7, quedas atrapado en esa casilla hasta que alguien o tú mismo en el próximo turno consiga la llave correcta. Para aquel que consiga abrir la puerta, se llevará la Estatua de la Llave Derecha.
Una vez que las personas pasen, la puerta volverá a cerrarse para los siguientes.
CASILLA 26: CERBERO, EL PERRO MÁS MONO DEL MUNDO ENTERO
En esta casilla, te enfrentarás a Cerbero, el perro de tres cabezas. Está en una plaza fortificada y custodia la siguiente salida con mucha fiereza. Deberás tirar un dado de runas para saber el resultado.
Si el resultado es 7 o superior, conseguirás pasar. Si has alcanzado el 11 o número superior, encontrarás una estatua de Cerbero a tu paso hacia la salida.
Si el resultado es inferior a 7, quedas atrapado en esta casilla hasta que alguien o tú en el siguiente logres sacar 7 o más.
CASILLA 27: TROLOKES VOLADORES
A medidas que avanzas hasta la torre del Oscuro, eres atacado por numerosos trolokes voladores. Estos animales, oscuras bestias con forma de murciélagos pero con pinchos y aguijones, comenzarán a rodearte. Pinchazos, rasguños, mordiscos... te atacan sin piedad. La mejor forma de quitártelos de encima es matarlos.
Afortunadamente, a los pies de la torre, junto a la entrada, la anciana de los talismanes (cómo demonios ha llegado hasta allí) te ofrece 5 aeros por cada troloke que hayas conseguido cazar.
Tira un dado de rol y el resultado se multiplicará por 5 aeros que sumas a tu botín. Si consigues 10 o más, ganarás la Estatua del Cazador de Trolokes.
CASILLA 28: LA TORRE DEL OSCURO
El Dios del Haedes, el Oscuro, te espera en esta sala. Armado hasta las trancas, con una maza repleta de afilados pinchos que desea incrustar en tus carnes y con un arco a la espalda para dispararte flechas desde la distancia, El Oscuro no perdona a nadie y no tiene piedad. Debes tirar un dado de rol para determinar el alcance de esta lucha:
01 a 04 - Terminas derrotado, herido y pierdes la consciencia. Al recuperar el conocimiento, te encontrarás en la casilla 25, en la misma playa. Además, descubrirás que una de las estatuas que llevas contigo, se ha roto, perdiéndola por completo.
05 a 09 - Terminas abandonando el enfrentamiento antes de ser herido de gravedad. Te repones un poco y vuelves a intentarlo en el turno siguiente.
10 a 13 - Vences en la batalla al Oscuro. Tras ver su muerte, ves que el casco que lleva en la cabeza es una estatua funeraria.
Si varias personas caen en el mismo turno en esta casilla, se considerará derrotado por quién lo consiguió en un primer lugar, siendo importante el orden del rol. Pues sólo se llevará el casco el primero que consiga derrotarlo.
Si caes en esta casilla y el Oscuro ya ha sido vencido, tirarás un dado de Rol:
01 a 04 - El suelo cede ante tí, cayendo por una rampa que se retuerce ladera abajo. Terminas en la casilla 25, en la misma playa.
05 a 09 - Miras en el interior de la sala, pero no encuentras nada.
10 a 13 - Buscas en la sala y encuentras una bolsa con 30 aeros.
CASILLA 29: PUERTA DE LAS TRES ESTATUAS - OBSTÁCULO ESPECIAL
La tercera puerta, la puerta que te separa del legado de Ardlingtown. Para sobrepasar esta puerta, necesitas poseer tres estatuas que hayas logrado conseguir en el camino.
Si tienes las tres estatuas, la puerta se abrirá para ti.
En el caso de que llegues a esta casilla con las tres estatuas, sobrándote movimientos, puedes continuar hasta la 30, sin esperar al turno siguiente.
En el caso de que llegues a esta casilla con las tres estatuas, pero no tengas más movimientos para continuar, deberás esperar al siguiente turno.
En el caso de que llegues a esta casilla con 2 estatuas y un Talismán del Rubí, podrás continuar teniendo en cuenta las reglas anteriores, como si el Talismán del Rubí fuera tu tercera estatua.
En el caso de que llegues a esta casilla con menos de 3 estatuas, no podrás continuar. Deberás tirar un dado de ROL, que te costará 50 aeros de tu botín. Si consigues un 10 o número superior, obtienes la estatua.
En el caso de que no desees gastar 50 aeros, volverás a la casilla 25 y retomarás el camino desde allí, buscando las estatuas que te falten.
CASILLA 30: EL LEGADO
Recuerdo del premio explicado en el turno 1:
El juego terminará en el turno en el que alguien llegue a la casilla 30. Si en el mismo turno, llegaran más de una persona, el premio se otorgará a la persona a la que le hayan sobrado más movimientos tras entrar en la casilla final.
Ejemplo:
el jugador A está en la casilla 29 y avanza una casilla con una runa de muy mala suerte.
el jugador B está en la casilla 26 y avanza 5 casillas con una runa de muy buena suerte. Sólo puede hacer 4 movimientos, por lo que le ha sobrado 1.
En este caso, el jugador B se llevaría el premio.
En el caso de que el empate persista, ambos jugadores recibirán la parte proporcional de su botín.
Última edición por Cohen el Lun Mayo 06 2024, 11:01, editado 2 veces (Razón : Añadir la posición de Bio en este turno)
Cohen
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Si les he fallado les pido perdón de la única forma que sé, abriendo las puertas de mi corazón hasta cuando decidan volver T.T
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
La boda había sido algo asqueroso, de muchas formas distintas en las que prefería no pensar, aunque se podría resumir en que me alegraba de no ser Eberus, y que los comentarios de Xana sobre los gomejos me perseguirían en mi pesadillas. Y no diría más, porque prefería no recordar.
Tenía un trato que cumplir con el brujo, pero antes había que salir de allí, y cuando se abrieron por fin las puertas no perdí el tiempo en desaparecer. Ya me empezaba a dar igual conseguir el tesoro, solo quería escapar, y curiosamente, cuando ya solo confiaba en darme a la fuga era cuando por alguna razón me dieron otra estatua. Me la quedé, tampoco iba a tirarlo por ahí sabiendo que siempre existía la oportunidad de tirárselo a alguien en la cabeza.
En cualquier caso avancé por los pasillos de aquel laberinto inmundo. No tenía demasiada idea de donde me estaba metiendo, pero estaba difícil que fuese a empeorar lo que me había encontrado anteriormente. Y afortunadamente, no empeoró, al menos a primera vista. Teníamos una sala llena de luciérnagas de distintos colores que se movían en diferentes direcciones. Además, no era el único que había llegado allí, también estaban Reike y otro tipo al que no reconocía.
- Bueno, al menos parece que estamos yendo a mejor. Ahora a ver a que trampa mortal, o tremendamente escatológica, nos llevan los bichos estos.
Me quedé mirando un momento a los bichos antes de decidirme por cuales seguir. En principio los rojos parecían una mala idea, el rojo nunca traía nada bueno, pero sabiendo que este lugar no tenía ningún sentido, tampoco sabía de que fiarme. Aunque probablemente lo mejor fuese seguir las amarillas, parecía un color más natural, y con un poco de suerte con menos opciones de convertirse en una segunda fiesta de bichos explosivos que el resto.
Tenía un trato que cumplir con el brujo, pero antes había que salir de allí, y cuando se abrieron por fin las puertas no perdí el tiempo en desaparecer. Ya me empezaba a dar igual conseguir el tesoro, solo quería escapar, y curiosamente, cuando ya solo confiaba en darme a la fuga era cuando por alguna razón me dieron otra estatua. Me la quedé, tampoco iba a tirarlo por ahí sabiendo que siempre existía la oportunidad de tirárselo a alguien en la cabeza.
En cualquier caso avancé por los pasillos de aquel laberinto inmundo. No tenía demasiada idea de donde me estaba metiendo, pero estaba difícil que fuese a empeorar lo que me había encontrado anteriormente. Y afortunadamente, no empeoró, al menos a primera vista. Teníamos una sala llena de luciérnagas de distintos colores que se movían en diferentes direcciones. Además, no era el único que había llegado allí, también estaban Reike y otro tipo al que no reconocía.
- Bueno, al menos parece que estamos yendo a mejor. Ahora a ver a que trampa mortal, o tremendamente escatológica, nos llevan los bichos estos.
Me quedé mirando un momento a los bichos antes de decidirme por cuales seguir. En principio los rojos parecían una mala idea, el rojo nunca traía nada bueno, pero sabiendo que este lugar no tenía ningún sentido, tampoco sabía de que fiarme. Aunque probablemente lo mejor fuese seguir las amarillas, parecía un color más natural, y con un poco de suerte con menos opciones de convertirse en una segunda fiesta de bichos explosivos que el resto.
- Recuento de cosas::
Casilla 22
168 aeros
Talismán citrino: Una vez durante el juego, sumarás 3 casillas al resultado de tu dado de tu próxima tirada. Bueno, ya no.
Estatua de la Subasta, Estatua del Regalo, Estatua Nupcial
Corlys Glokta
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Corlys Glokta' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
Pocas palabras eran suficientes para atender a la realidad de lo que había ocurrido. El mero hecho de pensar en ello revolvía sus entrañas. ¿Cómo no hacerlo…?
Demasiado vomitivo. Demasiado extremo. Cómo si un dios menor hubiese tomado la belleza de la arquitectura de su pueblo y la hubiese tirado en demencia y repulsión. No sólo la arquitectura, pensó sombrío. Un brujo a tenor de éter, y un ente que encarnaba la fealdad más descarnada. Una pareja cuya presencia empañaba cuanto de hermoso podía tener el mundo exterior al maldito laberinto.
Salió de la hórrida estancia nada más estos pusieron los pies en la misma. Cada minuto en esa habitación perjudicaba su estómago y su mente. Insania.
De modo que cruzó la puerta, encontrando algo que en modo alguno habría esperado. Si lugares previos apenas contenían sentido, lo que su mirada gris acertó a discernir entonces, lo rebajó aún más. ¿Cómo demonios- se preguntó – podía encontrarse un acantilado en…? El elfo se acarició la frente, irritado. Imposible. Algo así atentaba contra la más simple lógica. Y sin embargo, el mismo lo estaba observando.
Sólo cabía pensar en hechicería. Incluso con el origen humano de la ciudad, algo se había inmiscuido en la tumba de Ardlington.
Fuera o no cierto, el espadachín se veía obligado a aceptar lo evidente. Si quería continuar, debía descender por ese accidente orográfico. No había otra opción.
Si algo podía apresurarle a tomar una decisión como esa, fue la llegada de varios seres, a la mitad de cuales ya conocía. Pues al margen de la pareja de elfos que alcanzó a distinguir, sintió como el peso de dos portones de madera se materializaban sobre su paciencia. Y como, en otro lugar diametralmente opuesto, la zona más oscura de su interior hizo aflorar el aborrecimiento que sentía, y sabía que era recíproco, y el rencor, por esa figura femenina. No deseaba en absoluto un tercer encuentro con ese ser, por lo que dio los primeros dos pasos a fin de tomar la ruta elegida sorteando el acantilado.
Pero no había esperado la velocidad con la que algo llegó presto a su lado, de una forma que le resultó por entero sorprendente. Por supuesto, Koru estaba allí, a su vera. El chiquillo guardaba por lo que había visto algunas habilidades bajo la manga, fue su último pensamiento, antes de que la voz del niño-mono orillase toda idea que intentó predominar sobre la perorata infantil.
Antes, como siempre, de correr por uno de los caminos, deteniéndose a observar todo lo que podía ver, o esa fue la impresión que Nou obtuvo de ello. Y de desaparecer una vez más de su vista.
Confiando que la vampiresa no siguiera el curso de acción de Koru y se acercase, pues de nada podía ya estar seguro con todo lo que había ocurrido en el maldito subterráneo, prosiguió.
Demasiado vomitivo. Demasiado extremo. Cómo si un dios menor hubiese tomado la belleza de la arquitectura de su pueblo y la hubiese tirado en demencia y repulsión. No sólo la arquitectura, pensó sombrío. Un brujo a tenor de éter, y un ente que encarnaba la fealdad más descarnada. Una pareja cuya presencia empañaba cuanto de hermoso podía tener el mundo exterior al maldito laberinto.
Salió de la hórrida estancia nada más estos pusieron los pies en la misma. Cada minuto en esa habitación perjudicaba su estómago y su mente. Insania.
De modo que cruzó la puerta, encontrando algo que en modo alguno habría esperado. Si lugares previos apenas contenían sentido, lo que su mirada gris acertó a discernir entonces, lo rebajó aún más. ¿Cómo demonios- se preguntó – podía encontrarse un acantilado en…? El elfo se acarició la frente, irritado. Imposible. Algo así atentaba contra la más simple lógica. Y sin embargo, el mismo lo estaba observando.
Sólo cabía pensar en hechicería. Incluso con el origen humano de la ciudad, algo se había inmiscuido en la tumba de Ardlington.
Fuera o no cierto, el espadachín se veía obligado a aceptar lo evidente. Si quería continuar, debía descender por ese accidente orográfico. No había otra opción.
Si algo podía apresurarle a tomar una decisión como esa, fue la llegada de varios seres, a la mitad de cuales ya conocía. Pues al margen de la pareja de elfos que alcanzó a distinguir, sintió como el peso de dos portones de madera se materializaban sobre su paciencia. Y como, en otro lugar diametralmente opuesto, la zona más oscura de su interior hizo aflorar el aborrecimiento que sentía, y sabía que era recíproco, y el rencor, por esa figura femenina. No deseaba en absoluto un tercer encuentro con ese ser, por lo que dio los primeros dos pasos a fin de tomar la ruta elegida sorteando el acantilado.
Pero no había esperado la velocidad con la que algo llegó presto a su lado, de una forma que le resultó por entero sorprendente. Por supuesto, Koru estaba allí, a su vera. El chiquillo guardaba por lo que había visto algunas habilidades bajo la manga, fue su último pensamiento, antes de que la voz del niño-mono orillase toda idea que intentó predominar sobre la perorata infantil.
Antes, como siempre, de correr por uno de los caminos, deteniéndose a observar todo lo que podía ver, o esa fue la impresión que Nou obtuvo de ello. Y de desaparecer una vez más de su vista.
Confiando que la vampiresa no siguiera el curso de acción de Koru y se acercase, pues de nada podía ya estar seguro con todo lo que había ocurrido en el maldito subterráneo, prosiguió.
Nousis Indirel
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Re: El Legado de Ardlingtown [Libre]
El miembro 'Nousis Indirel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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